e a los temblores que había sentido en el cuerpo de e
levantar el rostro de su pecho, para ver mejo
sa del mundo, Fernanda. -
amente la mirada y aprieta
aunque sabe que no es real, aun así, le duele mucho, le traspasa como una flecha por el corazón
alo con su su
a una Fernanda para rela
uede tener su
l chico perfecto, ¿Por qué no
su sueño, después de todo y de
na vez, él la llam
s preguntas, en
ue lamentablemente o afortunadamente no se le da todos los días. Lamentablemente, porque el soñar con él es todo un deleite, le encanta. Afo
espiración, inhala suavemente para intoxicarse con el aroma del chico, al mismo tiempo que desliza una de sus
nza a besarlo, suavemente; él responde, ambos pasan sus manos por sus brazos y
espiraciones se vuelven más rápidas y entrecortadas, sus cuerpos se aprietan cada vez más y las manos que antes s
en comienza a disminuir el ritmo y separarse de ella suavemente, mientras recupera el aliento y la comp
hace sentir tan dolida en su orgullo, ella quiere más, desea más de él. Se quedan en silencio por un rat
romesa. - Él ro
de Mia confundida
o tienes que temer... Aun..
ensa, sabe en el fondo que algo no está bien; él siente el cambio en ella, ve como se palidece y su respiración se vuelve irregular, trata d
itación, o cualquier otra presencia que la fuera aturdido antes. Era extraño, algo como esto, no le
rostro de un lado a otro haciéndola olvidarse de todo, absolutamente todo lo demás. Mia se acomoda sobre el joven abriendo las piernas y queda sentada sobre él cómo si ella misma montará un caballo, a horcajadas, él la aprieta contra su cuerpo co
sobre él cada vez con mayor intensidad y velocidad. En cambio, él solo la besa, sus manos no pasan de su espalda, entre apretándola con firmeza y deslizándose sua
ue supera por mucho el miedo. Él se separa para besar su cuello suavemente y mientras lo hace, murmura un "Te amo", lo que provoca en Mia un éxtasis, tan intenso, tan extremo, que sient