a les devuelve la esperanza a los chicos.
portancia que requieren algunos cuidados. Si sigue las indicaciones
uentra despierta y adolorida. Sin saber el destino de su amado esposo, solo recuerda e
és de los medios de comunicación del país y ya los más al
con la noticia. Nunca le perdonaron que se superara
e en mente una oferta engañosa que presentar a la viuda. Aspira quedarse con lo q
as a Dios, ¿
denme un
les embarga. Deduce que Ivo no ha logrado salir con vida del accidente. Sus lágrimas corren por su
madre -le recomienda
mientras Laura le dice: «Papá
a de darles fuerzas porque considera que para ellos es una
uedarse a solas, llora de
cólera destrozando el ejemplar. Lo extraña y niega lo ocurrido entre gemidos: «No puedo creer que
penas una ama de casa. Angustiada, piensa en sus hijos, sabe que de
adelante y tú desde el cielo serás mi apoyo y mi guía. Voy a tomar las rienda
comienda para que el esfuerzo sea menor. En plena ceremonia intenta mantener la
vo colocada a un lado. Su hija Laura llora sobre los restos de su
comentan que fue un hombre maravilloso. Lamentan su partida y lo r
su apoyo, menos su cuñado. Quien sin tomar en conside
nte, por lo que se acerca y se agacha a su
s sola, quiero que te conviertas en mi esposa. Siempre he est
reaccionar. Le cuesta creer que Juan sea capaz
eta a tu hermano que yace
situación deberías estar agradecida. Te derrumbarás, ya
madre molesta y se acerca
si te atreves a rechazarme -
o de peleas, si tienes algo que r
está un poco nervioso, eso es normal dada l
má, no voy a permitir que le des
urna que pronto descenderá al crema
do cuerpo que le han entregado en la morgue pertenec
ón. Ve su cuerpo con algunos vendajes y comienza a recordar lo sucedido. Se extraña d
entran los tres chóferes de las ambulancias que
o. Y tienes responsabilidad por las consecuenci
des que ibas enfrente con las primeras víctimas de la explosión. Se
ue intercambiaste sus identidades. ¿Entiendes que en algún lugar una
os cirujanos plásticos que le atendieron trataron de reconstruir su ro
secreto debe quedar entre no
e sentarse a recuperar el aliento. Su rostro es el de su enemigo. Los e