encio, sus perfectos ojos, su nariz, sus labios carnos
arme o aún le falta? -Susu
paró de él rápidamente -. ¿Ac
iba abajo e introduce sus manos
–Da un paso adelante acercándose un poco –. U
uardo silencio unos segundos -. Ni siquiera se que iba hacer
orit
terrumpido por la
ro señido a su cuerpo, tacones negro, un labial carmesà y su p
e pregunta mirándom
o, sin decir más nada me doy la vuelta y camino rápidam
gran mesa cuadrada la ovalada la cuál ya se encuentra ocu
ecaen en mi, algunos con cur
blemente recibiendo un
mando asiento a su lado, frente a mi hay una ca
y el que le sigue igual, imagino que se trata del
rafo sobre mi carpeta,
ón de Chad de agac
cupes, yo m
mente, me inclino tomando el bolÃgra
, lamentamos
a V
izada al ver al hombre de hace un momento parado
bienvenidos –Mily se levanta
us puestos, agachó la ca
piden -Mascullo apretando
? -Pregunta a
rta -Susurro to
obre mà rostro levantandol
mira preocupado –.
sta y lo encuentro mirándome fijamente -. Quisi
a de presidencia como pidió -Marta empieza hablar y le pasa un por
la de la señorita Monte quién se en
Catalin
cuando la mirada de la señorita Monte cae en mi
nada contento con la noticia; observo al señor
tamente, se para frente a mi y vuelve
MejÃa, b
xtiendo la mano y me la recib
n asombrados, incluso Fer
o mi mano -. Estoy aquà para hac
la señorita Monte –. Aquà no dejamos que cometanlo –Responde el señor Cabal quien me da una última mir
ces semanales, nuevas técnicas de merca
miradas del señor Cabal en mi, al
, los presentes se empiezan a levantar y a
ad y salgo con él de esa misma
–Me susurra al ll
rsonas, al girarme me encuentro a Marta, Fernanda, Milag
ros en subir quedando detrás, a nuestro lado se hace Ferna
elevador empieza a bajar
s almorzar? -Susurra
é, no he pen
Chad -. Siempre lo hacemos en un restau
s superiores se les trata de usted -Masculla la
Q
rita Monte, no
mi se giran a verme -. Yo misma le pedà a ella, Fernanda y Chad e incluso a
an a sus superiores de usted –Ataca ella nu
levador se abre
de usted no acredita que tendrá autoridad sobre ellos, además es muy distinto autoridad y respeto y mientras ellos me tengan
d detrás mÃo, me detengo ju
al mediodÃa para ir alm
rió y m
had cierra la puerta d
-Me siento en mi escritorio -. Acabas
cas o tu me dejen de llamar por mi nombre solo porque a ella y a los dem
upe, Chad camina a la puerta abrién
or C
almea su
dose a mi escritorio, me l
su mano y se la recibo -.
, estaré afuera por cualqu
ente solos, mis nervios aumentan y no es par
amento lo sucedido esta mañana, no sabia que
a– toma asiento frente a mi –
ita? –Me mira con pequeña so
mis nuevos empleados –Se levanta de su s
Ão la mirada –. Es su empresa, pero yo te
todo –Se acerca, toma el teléfono de mi lado pulsa un botón y ha
las carpetas de mi escritorio y s
ene que saber para
para los futuros inversionistas. Me muestra cada uno de los patro
, hemos pasado prácticamente tres horas aquà sin d
dado que le habÃa dado mi numero, se trata de un mensaje
u voz me saca de
n mi escritorio –. Ya es hora del almuerzo, asà que
omo bienvenida? – Su pregunta
, unos toques en la puert
mientras sus ojos
... – Chad es interr
–La señorita Julia entra a mi oficina -.
luego observó al señor Cabal quién no
escritorio con el bol
era importante –Dice enérgico -. Estoy ocup
tian
fui lo dema
a furia, Chad me mira asombrado y sale de la ofici
MejÃa como
puedo aceptar su invitación –Tomo mi bolso y m
las llaves de mi camioneta, se l
ene con quien almorz
sperar una respuesta. Veo a las chicas subir al elevador co
ió alivianada –. Pens
ando pidió que no molestaran –Responde Fernanda -. A la que
e llames a tu jefa de es
ó confundida y asiente – . P
soy secretar
taba en tu oficina, cuándo se entero debiste de ver su cara -Mily rÃe -. Era obvio que no l
locas –
bre sus puertas, sal
está lejos? –Pr
o minutos –R
uto, no pienso camin
l sótano, para ir en mi aut