os en el ambiente eran de los gavilanes, el ganado en los pastizales y el alcaraván*. Esos lugares donde en las noches despejadas se podían ver constelaciones en el cielo, estrellas que brillan i
ofesor, daba clases en un colegio en la capital, sin embargo, tenía esta pequeña hacienda donde pasaba buenos días de vacaciones junto a su familia. Era un buen hombre, ayu
s, de unos setenta años de edad, conocedora de esas sabanas, de esos inmensos
aría Teresa era una mujer aguerrida, no necesitaba la ayuda de ningún hombre para hacer trabajos d
ciudad, o eso creía ella. Se creía dueña de la hacienda, aunque era una de las que les hacía mantenimiento. Tenía cuerpo de model
e se lo llevaba a trabajar en su empresa donde realizaba trabajos de mantenimiento, con un mejor sueldo y más comodidades. Esto permitía a qué Sebastián ayudara a su familia de mejores maneras, tanto que gracias a él, el año pa
el campo, a sus quince años, a penas sabía leer y escribir, también se sabía la tabla de multiplicar, pero del resto de las cosas académi
eían esas cosas pero para ellos no estaba permitido, no porque el jefe fuera un déspota, sino porque el
que daban fresca sombra. La casa tenía sus cuartos, su corredor, su sala y cocina, su patio grande, su baño, sus corrales donde guardaban animales como vacas,
los días de semana estaban en su casita y cuidaban de sus sembradíos
he la usaban para hacer queso que luego vendían en el pueblo. Luego, Santiago se llevaba a las vacas a comer en los pastizales no tan lejos de la casa. De
dónde vas t
e en tu sueño de belleza pasaste de largo. Y voy a lavar, tu d
recoger unos aguacates maduros, al
as lavar la ropa
no sea así- dice
me va a ir el sol. Qu
el río. Josefa se dirige a la cocina, prepararía los aguacates
a pata*, usted sabe que
Ayúdame a cortar los aguacat
montado en un caballo a todo
iren! Viene
res salen a ver de quién se trataba. Era muy r
orque hoy es miérco
rá?- pregu
esperando a l
..
..
Wads
de moda. La familia era numerosa y vivían todos juntos en una gran mansión en la ciudad, esta ciudad no era Caracas, estaba ahí mismo en los llanos pero más centrada, era una hacienda grande co
elleza frente al espejo. Ella era hermosa, también era
o... No mentira, yo no sería capaz de qui
nto entra u
do que usted no va a ir para la capital- A esta sirvienta, ll
dejar salir de aquí. Busca a mi hijo, y di
tá con el j
ién está mi hijo! Te dije q
ompromiso
ar cómo lo ha venido haciendo, ya no
scalera, estaba Luis Angel furiosa y A
río, los muchachos me estarán esperando en el camino- es
ujeres de esta casa que quiere
joven dándole un beso y salien
nía bajando Rosalin
o me vas a dejar i
jo el techo de mi casa
escena, dos mujeres más; T
. Aún crees que nuestras hijas son unas adolescente y no lo son.
puede hacer lo que le dé la gana, entonces
viene
los apellidos revueltos. Relá
pido libertinaje, la empresa se está viniendo a pique, estoy prácticamente solo tratando de saca
le furioso d
.
.