s full de trabajo, era todo lo que habíamos querido y finalmente cuando llegó... yo era miserable. La primera semana, teníamos reuniones cas
bien cordiales... el hombre volvía a hablar de lo mismo, cuando mencionaba algo de salir a tomarnos el mencionado café o cenar, yo simplemente no respondía. ¡Dios mío! ¡Qué hombre tan persis
ompleta mentira. No tengo ganas de responderle, y si le respondo sería no. Lo peor es que su ca
la indirecta de "no gracias no quiero salir contigo por nada del mundo". Supongo que no está acostumbrado a un simple rechazo de una tonta empleada, nada importante que era la niñita con la q
ntimidaba y por un momento temí poner en riesgo el proyecto, y por qué no, mi trabajo. Ya estas alturas honestamente
peor, recibía mensajes tiernos de Annie invitándome a eventos de preparativos de su boda, por alguna extraña razón quería mi consejo en cuanto a la decoración del lugar de la ceremonia. Yo no soy una diseñadora de gráfi
ión con él cayera sobre mi compañera Katie, estrategia por la cual, dicho sea de paso ella estaba muy feliz. Katie se le acercaba, le colocaba el escote c
ue quizás tenga éxito, Brandon se ve el tipo de hombre que le gustar
recía no saber qué hacer conmigo. Dejarme en paz era una excelente idea, digo yo, solamente. Francamente, no sé qué quiere hablar conmigo, y no lo quiero saber. Yo me iba contenta al galpón a ver los
ra un trabajo más manual y en exteriores, cuando escuché la voz que menos quería escuchar. El mundo se me vino abajo. Maldije mentalmente mi suerte. ¿Q
a- genial, no anda con cortesías ni miramientos, va directo
o lea este mensaje, simplemente para fingir una llamada. No me abandones Liz
y el comienzo de su pecho musculoso. Es tan elegante que parece un espejismo, no pertenece a este lugar. ¡Genial! ¡Maravilloso! ¡Espectacular!, y yo parezc
a. Él observa los muebles que tenemos en exposición, las muestras colores, las pinturas y sonríe, como si le gustara el lugar. Observo que él me mira de arriba a abajo con una expresión difícil de entend
buen ojo para las combinaciones, proporciones, los colores... una vena artística se podría decir. Estoy seguro de que eres una di
a con libros en la habitación. Mamá tiene aún un adorno que hiciste con conchas de mar y piedras- dice vol
ice a modo de explicación y me siento avergonzada. ¿De verdad tiene que sacar ese tema? Me parece que es una falta tremenda de tacto. No me gusta hablar de ese tem
ntrar en la oficina... estaba casi seguro que eras la jefa de diseño, quizás teniendo un posgrado o tu propia oficina.
us estudios y más... y yo soy solo una empleada aquí, sin nada en especial, sin forma de ascender mucho más que trabajar más y más. Me gustarí
o pude entrar a ninguna universidad- confieso de forma seca y fría, como si no fuera una gran cosa, p
ido muy difícil para ti. ¿Estás mejor? Yo te veo muy bien- dice de repente y parece avergonzado, así que continúa hablando, solo se podría d
ar. Finjo otra sonrisa y asiento, y rezo mentalmente para que se vaya. Mejorar, superarme... como si ahora fue
bajando parada, cruza sus brazos en su pecho -¿Sabes? Nos conocemos desde hace mucho tiempo... creí que esta
ríamente y él vuelve a suspirar. Siento c
jo ¿no?- ¿Qué demonios insinúa? -La boda de Annie es en pocos meses y ella está muy contenta, me dijo que te había pedido que seas del
gas que hayan estado más unidas a ella últimamente- replico sin verlo, siguiendo con mis cosas ¡Que francamente no
claro, ella te adora, siempre has tenido un lugar especial para ella, es obvio que te quiera tener cerca en su gran día- señala él de
abeza, enfocándome ahora en la computadora. ¡Demonios Liz! ¿Cuánd
arme eso, ¿cuál es su objetivo? ¿Reírse de que no atraigo ni moscas? Dios mío que termine esto pro
fríamente y él tiene
s entonces una invitación de acompañante, iras sola a la boda- dice como si fuera el hecho más claro del mundo: Adelaida, la s
está haciendo realidad. Nos quedamos en un incómodo silencio, es obvio que yo no quiero hablar y él no sabe qué
ustaría que habláramos, sé que estás muy ocupada... pero si solo tú me hablarás y me dijeras qué sucede, me ayudarás un poco yo...- empieza a decir él de f
si... dime, para que soy buena- escucho a Liz al otro lado de l
do perderme esta llamada, claro... estoy de acuerdo con usted- digo con todo apresurado, comienzo a
r, siempre puedes contar conmigo para llamadas de mentira.
, más bien gracias por recordar, he estado con muchas cosas con el nuevo cliente, además tenemos un nuevo jefe y tú sab
y me escapo a una esquina en una mesa y finjo conectarme a una videollamada, colocándome mis auriculares inclusive. ¿Japón? No se
sar en una nu