omo en los cuentos de hadas, en donde la princesa se despierta por los hermosos rayos del sol, sintiéndose mejor qu
Maldije mientras
suena co
e. –Dije
Teresa, quién traía una charola de planta
orita Belle. –Dic
mientras movía m
la casa. –Me comenta mien
mis manos, p
fuera un detective, incluso cerrando un ojo
ara el dolor. –Yo solo asentí con la cabeza, p
larmas se prendieron ayer. –La jov
soy la comidilla
o río con su
ueda salir de la casa blanca, que de esta casa. Todo tiene alarma, ya que
e? ¬–Tenía que admitir que, aunque poseía un
trabaja nuestro amo? –M
abaja tú amo? –Le recalque
e la empresa Blatewi, que es dueña de una de las empresas de petróleo de México, sino que también es propieta
so? –Pregunté
ligo. –Dijo con
lonarios y de mafia. Era por eso que la casa estaba bien asegurada.
e despierta de mis pensamiento
Teresa me ayudo a bajar las escaleras, mientras que ca
arme con el joven Ferrería, quién desayunaba plácidamente mientras los rayos del sol, que entraban por las ventanas, lo iluminaban como un dios. N
? –De inmediato empiezo a sentir vergüenza, mientra
mida. –Comenté al ver mucha comida como fruta, diferentes huevos mexicanos, frijoles e incluso tortillas. El hombre estab
rle un poco de frijoles y comerla como si nunca hu
diato dejo de masticar de prisa, para tragar
ancia, no he comido ni un bocado. –Dije eno
espués limpiar su boca con una s
Belle, es mejor que
fortunada. –Parecía que no quería
debe metérselo en la cabeza. –Estaba tan enojado que incluso frunció su nariz
l hombre tenía. Sabía que ahora tenía que tener cuidado con mis palabras, ya que
caminar por la casa. Era tan grande pero no tanto como para perderme. Tenía una enorme sala con sillones grand
do oler el césped recién cortado, mientras que me encontré con varios arbustos en forma de casa, pájaros e incluso la cabeza de un perro. Era un hermoso lugar, hasta
para asegurarme de que fuera monedas, pero cuan
Ferreira, vistiendo ya un traje color café oscuro bastante a
ientras estaba sentada en
mi abuela, a solo pedir deseos. –Me comenta. –Me quería deshacer de esta, ya que mucha gen
e. De pronto siento como Alejando, posa su mano sobre mi hombro, llamando mi atenc
untó mientras su perfume
en mis manos, cerrand
elicidad en esta vida
moneda que cae directamente en el ag
staño. –Ahora ve a vestirte, te estará es
lo que visto? –Pregunté ponie
e momento no puedo jugármela, así que vístase y
uedo ver que el joven castaño estaba pidiendo un deseo, para después dejar caer su moneda al agua. Y mientras cam
rosa en sus manos, mientras que en el suelo hay unos hermosos tacones de color ro
o Teresa con una enorme sonrisa
nerme el vestido que me quedaba como un guante. Después me puse los z
s veces que llegue a salir, me encontré con mujeres vistiendo ropa tan elegante. Pero el vestid
izaba mi cabellera
–Tenía mucha curiosidad, ya
erminar de arregl
Ferreira. Recuerdo que mi madre maquillaba y peinaba a la ama Clar
la? –Pregunté
a es la madre
Seguía estando inte
y realmente elegante, p
mediato sentí presión po
l terminar, la joven le da media vuelta a la silla, para que pueda verme en el espejo. No podía creer que era yo, vistiendo un
nté a la joven sin esperar que
deé varias veces muy insegura, para después tragar saliva. Estaba nerviosa, pero al fin