img El Cachorro del Dios del Hielo  /  Capítulo 5 V Atrapado | 12.50%
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Historia

Capítulo 5 V Atrapado

Palabras:1507    |    Actualizado en: 10/01/2023

demás pormenores lo estaba cansando. Él quería que Robert le diera respuest

ente a su mesita estilo japonés- eres muy bonito, no me malinterpretes pero eres extraño, huyes de la gente

laró Carmelo- no son cosas que yo quisiera que me pasaran, al m

suelo- ese hombre es peligroso, quiere domarte y lo hará. Una sola p

éjame recordarte que de nosotros dos soy el único que aún es

ya –Robert lo miraba divertido-

esos juegos de palabras que Carmelo casi n

i –las risas de Robert no se hicieron esperar m

sexo? –Estaba enfurecido, inclusive sus orejas le e

u vagina cerrada –se burló Robert- ¿pasa

ba la manera de molestarlo para provocar esas luchas, dieron vueltas hasta que Robert lo

en la manera como Robert le habló- ¿Aprenderás a

Carmelo intentaba inútilm

a los de Carmelo, colocó su nariz contra la de él y susurró veamos quién besa mejor, si ese Alexandre o yo.

es apretados pero sentía curiosidad por los besos, abrió ligeramente su boca y Robert

bía dado la noche anterior. Sin embargo, era un buen beso por lo que se dejó besa

en voz baja- ¿Qué beso

–contestó Carmelo con tacto- be

que me persiguen –respondió el rubio incorporándose- pero e

esnudo frente a él a cada rato, incluso cuando comenzaron a hacer ejercicios en el balcón insistió e

uscaban mil vueltas para atraer a Alexandre hac

- no le va a importar Alexandre en unos

as, él quería a ese hombre para él ¡ya! Necesitaba respuestas pero la idea de

hacían soñar, dejó de hacer abdominales y se recostó del barandal del balcón apoyando la cab

xtrañado, era un número d

arde esperando –la voz de Alexandre s

iéndose tenso- ni usted es mi dueño ni yo le

Carmelo bajó su mirada hacia el estacionamiento a sus pies y vio a Alexandre a medio salir de un Lambourghini Diablo

ese hombre lo fuese a buscar pero muy dentro de él lo esperaba. Por un momento no

ad y furia. Nunca en su vida se había encontrado con una visión así, la descripción de Carmelo no le hacía justicia,

lo sacudía- sino bajas tú iré yo. ¿Qué esperas

a las escaleras. Alexandre le hizo una seña de despedida a Robert que le devolvió una sonris

Alexandre lo agarró por la nuca, acerándolo hacía él y lo besó apasionadamente, recorriendo cada rincón de su boca, mordiendo su lengua hasta hac

a- te enseñaré cuál es el saludo que me dará

onente. El contraste de su miembro blanco con el pantalón negro era cautivador, su pene media veintidós

tro muy cerca del pene, luego con voz suave pero deter

spacio. Abre la boca deslízalo poco apoco dentro, primero mete unos centímetros, sácalo, respira; ahor

elo de nuevo, esta vez intenta con la m

eterse todo su pene, el chico sintió como su garganta se abría por completo, in

hacia él y lo besó, chupando la saliva que se agolpaba en las comisuras de los labios. Por encima de la oreja de Alexandre, Carmelo vio que Robert lo

de niño travieso satisfecho. El corazón de Carmelo se hinchó de felicidad al pens

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