evantando sus copas, fingiendo que no buscaban la manera de
n aún más prominentes a la vista. Sin embargo, pese a la belleza de su futura prometida, no sentía nada por ella, ni siquiera deseo, lo que contrastaba con la mirada lujuriosa de la mayo
quiere habl
amos, no lo ha
e la invitación a fumar puros junto al imprescindible Whisky o coñac, tenían a Dumas por primera vez hastiado, sentía que
do te si
sto con la mano para que no se acercará, leva
e disc
za del barandal de hierro forjado que impedía que alguien se cayera al acercarse, curiosamente a un lado se encontraba una pequeña escalera de servicio. Enrico soltó una carcajada al percatarse de ese error arquitectó
a joven siendo perseguida por un par de hombres, estos no parecían ser hampones o secuestradores cualquiera, tampoco la joven parecía ser alguien común, con los años Enrico podía distinguir a las p
había algo en esa mujer que le hacía imposible dejar de observarla, era tan diferente a su prometida, en su vida Enrico había conocido infinidad de mujeres, pero ninguna le había causado tanta curiosidad
de pronto Enrico, sorprendiéndose a sí mi
elleza suave y sutil, no tan escandalosa como la de Melanie, pero no por eso dejaba de ser deslumbrante, justo como la de una mariposa saliendo de su crisá
tener más cuidado, ¿Acaso crees que
tado aceptar de vivir en los Estados Unidos era tener que adquirir una botella de vino de contrabando, como el que consume alguna droga ilegal, y tampoco se iba a conformar con un
, una de las variedades que los Marchetti comercializaban, en este caso de vino blanco, había sido creada en su honor, un frizzante joven al qu
antástica pianista y excelente en el conocimiento del protocolo que cualquier señorita de alta cuna debería tener, agraciada físicamente y con una agradable y ocurrente conversación, era la hija perfe
riales decidiera mandar una solicitud de ingreso a la universidad de Bellas artes de Nueva York, ni siquiera hab
mple frustración con los colores sobre un lienzo en blanco, nadie hubiera imaginado que el único deseo de Danielle fuera experimentar la normalidad
o cuando su hija le mostró la carta de aceptación de la universidad a la que desea
brillantes, el semblante algo decaído, esa carita a la que su padre no podía negarle nada, pero en ese momento sabía que solamente había una forma de que accediera -Acepto, cuand
na y aseguraba su posición en los negocios no tan legales
n momento requerimos que regreses lo harás sin rechistar- Él no estaba dispuesto a
- pidió apretando un
ia, lo quieras o n
so, su ropa tampoco indicaba la clase social de la que la joven procedía, y se hacía llamar por su segundo nombre, Danielle