ndra y la arrojó violentamente a los braz
o de cabello marrón rojizo y el otro rubio rizado a media espalda, ambos bronceados por el sol de World Islands. - ¡Jamil! Empaca todo porque nos vamos a Marrue
Nassim se alejó. Sandra de pronto sintió ganas de llorar. James usó la mas
ila
la cabeza
.. Tengo que curarla... Tal vez
golpe que Sandra se había llevado cuando había sido despedida por delante había sido brutal. Y la manera en que Nassim la había levantado como si hubiera
.. ¿por q
ula... yo no pagué una expedición en World Islands para terminar de prisionera de un multimillonario... Toda mi vida han querido mangonearme y no se lo he permitido a nadie... ¡A nadie, James! Y heme aquí... forzada a est
andra para cerrar bien la herida mientras le ofrecía una copa de oporto. – No t
yo me las hub
en que se hubiera puesto... dele gracias a Dios
ar que James le empezara a coser la
la suya... Ve a ayudar a Jamil... Esta niña que goza con presumir sus curvas como si en verdad fue
ra se volteó al lado contrario para no verlo y los dejó
a que no estaba en posición de hace
e hubiera
ntras con cuidado, procedía a coser la herida. Sandra se h
nta para ti, Nass
seguía cosiendo con cuidado la frente
no los
n... cuando n
lcanzado el embarcadero? – preguntó Sandra desafiante de
ir de una de mis islas en un bote mío, tu destino hubiera sido una muerte aterradora y segura. Hubieras firmado una sentencia de muerte. Y él habría deducido que yo no estaba en mi parte de las World Islands y habría venido por James, Imán,
y la miraba fijamente a la cara. Sandra lo miraba atent
tendiste
más valiosa de lo que pretendes hacerme creer... - Sandra sonr
plíc
a como crees y sé que hay muchas mujeres, incluso más bellas y esculturales que yo que también pueden
o de ti y sí... eres más valiosa y no me importan otras mujeres.
nsa porque se sintió completa cuando Nassim buscó su mano y entrelazó sus dedos con los suyos. Y Sandra comprendió. La indiferencia de Nassim era horrible, era el peor castigo que había recibido su orgullo. No quería que volviera a besarla indife
i hubieras llegado al embarcadero, hubieras conseguido burlar a Nader Hassan-Awad y hubieras conseguido irte, juro por Dios que te hubiera vue
dita indomable? – San
– Nassim le aseguró. – Pero mía. Mi