aquel hombre iba a retenerla contra su voluntad hasta que se cansara de su presencia? No lo iba a permitir. Tenía que encontrar la manera de escapar
eamente. Cuando deseó saber cómo manejarse en esa casa ajena que no conocía, alguien tocó a la puerta y Sandra se aterró de pensar que pudiera ser Nassim pero
nte del señor Nassim y ahora también lo seré de usted. ¿Me
enía toda la educación de la que Nassim carecía, fuera el confidente del que había osado raptar
ino. La rubia lo aceptó porque moría de hambre y tenía que saber el tipo de personas que ahora la rodeaban. – En verdad lamento que tenga que estar aquí en condici
ó los pedazos rotos sin ninguna queja. - ¡Lo único que quiero es largarme de aquí! Si sabes
uier cosa que usted me pida, milady. Pero lo único que jamás haré es facilitarle la salida de las World
abia pero al mismo tiempo no pudo contener las lágrimas al ver que no tenía salidas por ningún lado. James la miró,
s, se abrazó al inglés y dejó que las lágrimas fluyeran. James acarició los rubios cabellos y la consoló como si fuera una niña pequeña. – Milady... sé que usted piensa que esto es lo peor que pudo haberle pasado pero tal vez esta es una nuev
s. Limpió sus lágrimas y sintió que la indomable que había en ella empe
háblame de él
io árabe. Es de la nobleza de los Emiratos Árabes por lo que si usted piensa que si sale
aldi
l muy bajo. Se dedica a la crianza de caballos pura
Sí
rio y la
espléndida... -
ted terImánría eligiéndola
ú también m
en, no cabe duda que usted es la mujer más hermosa que me ha t
ijo Sandra con resignación. – Tengo cosas peores de las
aquí antes de lo previsto, debe acost
ta! ¡Jamás he obedecido a
Mientras no lo obedezca, mayor será la fijación de Nassim con usted... Lo mejor que puede hacer pa
a casa. Así que se puso pantalones de mezclilla, botas y camisa de corte de hombre. Sintió que vestida así podía enfrentar mejor al hombre que ahora la tenía prisionera. Se recogió el pelo en un chongo, no se maquilló y se puso un sombrero Fedora. Parecía un muchacho
s se marchó, Sandra estuvo tentada a decirle que no se fuera pero se mantuvo callada. Nassim se acercó a ella, la tomó por la barbilla y la besó en la mejilla. Sandra cer
Sandra cambiando el tema rápidam
sar de la reticencia de la rubia y le mostró otro caballo blanco con las patas negras – se llama Star. Star es mi
dió los labios cuando el tono maleduca
la vuelta para observarla. – Luces como un muchacho. Un muchacho muy b
ía que ya las órdenes empezarían y no le quedaría de otra más que
Jam
s apareció de la n
caras entre sus maletas algo que la deje tan desl
tió. Había visto las fotos y sa
Sandra un hermoso collar de perlas auténticas. Sandra se asombró p
e ese collar. – di
rante y pienso que no debes us
desafió abiertamente a
manera tan mandatoria que Sandra sintió miedo. La rubia bajó la mirada y Nassim dulcificó el tono de su voz. – Así me gusta, cariño. Ap
en su frente que hizo que Sandra gimiera cuando Nassim la soltó.
pronto... porque no quieres desper