ítu
el mundo. Incluso cuando nací fui un bebé normal, mi altura y mi peso fueron normales como muchos niños.
dre. Incluso hay gente que cuenta que ella sólo se casó por conveniencia. Yo no era nadie para negarlo ni confirmarlo, puesto que yo
a de textiles creciera, mientras mi madre cada vez se sentía
siempre viéndose cansado, mientras mi madre gastaba lo que mi padre se ganaba por su esfuerzo. Supongo que jamás sentí él vació o algún resentimiento por el abandono de mi madre, aun cuando ella me ofreció m
tía el vacío y una pizc
trante que lograba derretir el corazón de cualquier hombre que se le parara enfrente, mientras que su cabellera siempre brillaba por lo negro que
cabellera negra, siendo el completo reflejo de sus maravillosos genes, así que mi madre se deshizo de
, diciendo que todo lo que nos ocurre en esta vida, tiene una razón y una respuesta. Él era la persona más p
recibió su primer cheque y al saber la cantidad, compró una casa y nuestra vida fue mejorando cada vez más. Jamás había ido a Londres, pero mi padre decía que era un lugar hermoso y siempre me traía cosas de cuando iba a reuniones de negocios; muñecas y juguetes que el dueño de la empresa le daba para mí, sin co
mporto el dinero, los autos, las joyas, ni incluso a los juguetes caros, pero supongo que mis padres si lo hicieron. Nunca pensé que ese problema
ra completamente perfecto. Él era un completo extraño para mí y aunque sabía que mi padre
belleza aquél joven hombre de apenas veinticinco años. No podía negarlo, era él joven más apuesto que había visto en mi vida, con enormes ojos cafés llenos
en fijos en mí. Pero solo tenía dieciocho años cuando mis ojos azules se fijaron en sus ojos castaños. Su
nía más a casa, más m
y nada menos, que uno de los mejores empresarios de Inglaterra y que tenía mucho dinero, pero necesitaba una esposa pronto, ya
o dinero, ¿por qué no
nder el televisor, para darte cuenta que las empresas Volkova estaban invadiendo el mundo con sus centros comerciales, sus automotrices
me dejé caer lentamente al suelo de madera, mientras me recargaba en la puerta de mi habitación. Al levantarme del suelo, puedo ver que mi habitación era diferente posguerra. Aho
bién dejar nuestras vidas tan cómodas, no echo de menos los lu
ya que estaba agotada de las continuas peleas de mis padres sobre el dinero. Y ahora tendría que soport
eo, era bastante buena así que no dude en mandar una carta a la Universidad de l
l hombre de trajes finos. Diez mil respuestas sobre el hombre, que era dueño de medio banco de Inglaterra y con una empresa cada vez más grande e importante, lo hacía
pequeña y algo desgastada. Lo único que necesitaba era desconectarme del mundo y caer en mi almoh
a en mi ventana. Yo misma escuchó un ruido que no me deja continuar con mi siesta,
café fino que mi madre suele tomar por las mañanas, así que bajó las
o. Era tal su belleza, que me quede en la esquina de las escaleras, viendo su lamentable perfección y su increíble arrogancia al recibir
la cultura de los ricos, es de buena educación que cuando una mujer llega, los hombres se levantan de sus asientos
tras me voy acercando cada vez más a la me
este joven. ––Me comenta mi padre emocionado, m
cuidada mientras intento sent
ielo. ––Demian es un valioso amigo de la fami
––Les contesté sin intereses mientras
ndo por sus cuerpos, ya que no estoy sincroni
conocernos. ––Murmuró el hombre pompos
mientras siento una clase de mala vibra de parte del señor Volko
padres alzando una de sus cejas, mientras se veía que e
dres, mientras ellos solo agacharon la mirada. Yo
sa una mano en su boca para corregir. ––A nuestra casa. ––Sus palabras hacen que mi piel se erice como nunca antes. Nunca
ada en medio de la mesa, haciendo que el café salpicara por todas partes. –– ¡Nunca viviría contigo! ––Le contesté agresiva, mientras inte
amenazada, pero, aun así, no baje mi mirada. ––Tus padres decidieron que ser
cientemente valientes, como para decirme tales cosas. Mi padre incluso posa una mano sobr
omándome del hombro, lo cu
unté viéndola con enojo y con pequeñas
que esto sería lo mejor. En su mundo, ¿qué sería lo
e mientras mis lágrimas salían de mis ojos como un diluvio. No podía contr
era de mi puerta, mientras me pid
ue estaba sollozando. ––Tienes que sali
Para cambiarme por dinero? ––Ni siquiera podía mantene
Mi madre se tiró al lado de mí cuando entro, tomando mi mano y empezando a llorar, pero sabía que sus lágrimas eran falsas y vacías, como el compromiso q
o es lo mejor para ti. ––Me
stúpida economía, mejor dirán.––Yo era obstina
ento británico. ––Él te hará una mujer de bien, no te va a faltar nada. ––Después movió su b
z? Buen consejo de vida madre. ¿En qué siglo estábam
ro quedarme con mis padres. Prometo ser buena, prometo hacer todo lo que ustedes me pidan, es más tomaré ballet como tu querías, pero no me dejes ir. Haré
cuando era más joven, pensé que sería una buena táctica p
nvencer a mi propia madre? Se supone que su amor debe s
. –– ¿Yo le hacía daño? Pero ella era la persona que me quería dejar ir con ese hombre desconocido. ––Es lo mejor, prepara tus cosas, el señor Vo
aquí. Tendría que ir con ese hombre. Sabía que ese hombre no
a que estoy destruida por su culpa. Baje lentamente las escaleras, viendo todo lo que no volvería a ver más, supongo que ese tipo
hombre que sonreía como si fuera el comienzo d
decidí salir rápido de la casa. Si ellos ya n
as, y al lado de la camioneta un BMW negro. El día era tan frío cómo las acciones
l dueño de medio país y dueño de todos los autos en Inglaterra, pero a
te, sentí una mano detrás de mí, despe
isor al joven Volkova hablando con mis padres. Mi padre lloraba, suplicándole al joven algo de lo que yo no sabía. Mi corazón palpitaba, mientras yo intentaba no llorar. ¿Él llora por mí? ¿Acas
joven Volkova como si él fuera un dios. Quizá la frialdad que ella mostraba, no me sorprendía para
e desvié mi mirada hacia la ventana, para
auto, intentó
lanca de velocidades para empezar nuestro viaje, pero an
Suspire profundo. ––Eres un desgraciado y jamás lograrás nada conmigo. ––Mis lágrimas quieren salir, pero las retengo. –– Si hago esto, es porque no tengo
ni siquiera creo que los valgas, pero lo hice. ––Sus dientes se aferran a su mandíbula, estaba más que enojado. ––Quiero resultados a lo que pague. Serás mi esposa, aunque no te guste. Intente tratarte como una princesa,
gente otra vez? Realmente no sé si al