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Historia
El ángel en la casa

El ángel en la casa

Autor: guangyue
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Capítulo 1 1

Palabras:3652    |    Actualizado en: 06/02/2023

, 7 de may

su corpiño y descendía por la amplia falda. Era la primera vez que llevaba un vestido y por esa razón aún no se había acostum

rtado. Vestidos pesados e incómodos que, como les decían en la escuela, habían representado una jaula para las mujeres. En los tiempos de Amanda llevaban pantalones y prendas prácticas con

anualmente, cada 7 de mayo, para las jóvenes que habían cumplido o cumplirían 18 durante ese año. La celebració

r. Las imágenes le llegaban a trompicones, como si se trataran de estáticos cuadros. Se prometió que ni una sola

mido y bebido durante toda la noche, para dirigirse al A

hombre menor de 18 años. Allí, los cri

a? -preguntó Jan

. El suyo era rubio y anodino como el de otras tantas jóvenes en Inglaterra que solían disimular los escasos atributos de sus melenas con peinados bouffant o pompadour fortalecidos con acondicionares para el cabello como el aceite de masacar, preparado a base de flores yl

ás ne

ios, pero aún estoy preocupada. Mi madre dice que escoja al joven má

emonia de selección. Desde entonces, siempre iba acompañada de Willia

da ayudarte con tu trabajo, pero piensa que lo tendrás a tu lado a todas horas; no querrás esco

ndonado sobre el chifonier con ribetes dorad

que escogiera al más fuerte y al que me pareciera más intelig

ente? ―repitió J

año. Nunca antes oí hablar de

os brazos so

les, no hay unos más inteligentes que otro

uvo del hombro para darle la vuel

eocupes. Cuando l

ncluso más. ¿Y si

emás jóvenes charlaban y bebían animadamente la última cosecha que les había llega

ste del salón. Se trataba de un vino fortificado con brandy que había sido

he explicado todos los trucos posibles. R

rde, la partida abandonó la pos

es, dejando que sus ojos se ajustaran al cambio y

a de las jóvenes deseaba retras

asar al salón principal, donde los muchachos aguardaban por ser elegidos. Las damas que se habían

za, y temió que, unidos a la falta de sueño, le ocasionaran un desmayo que no podía permitirse. Ni siquiera

nicus se la encontró sin hombres. Solo veía a las muchachas que emanaban como horm

spacio central disponible. Un cuadro inmenso cubría gran parte de la pared con una dama del siglo pasado que llevaba un precioso vestido blanco y abombado. No tenía idea de quién lo había pintado, pero su estilo le recordaba al de Jan Vermeer, con colores intensos y un gran contraste entr

redondeadas, que emergió de una puerta al otro extremo de la sala y carraspeó para hacerse

o real son de esperar en un siervo. Como ya saben, estas disciplinas incluyen: lectura, canto, baile, instrumentos de música, labores de aguja, actividades físicas varias y lengua inglesa. Por lo que no deberían tener ningún problema de compresión a la hora de obedecer las instrucciones de su ama. Recuerden, a su vez, que su majestad

los jóvenes. En realidad, todo aquello era innecesario pues en la escuela las formaban en cuanto a las normas de lo que estaba permit

ún no había ter

ar en cualquier momento. A veces, incluso, la tocamos tras solo veinte minutos. Una vez suene la campana deben unir el cordón de su cinturón al del joven que hayan elegido. Por f

anche de su cinturón que colgaba sobre su vientre. El hecho de no saber en

lucían tan asustadas como ella. Otras parecían

para elegir a los candidatos más atractivos y fuertes. Era parte de la diversión y existían ciertas n

uel momento durante años, e incluso había memorizado los consej

, en ocasiones, se forzaban peleas entre ellos para localizar a los más fuertes y ágiles. Aunque esto último no estaba muy bien visto y podría conllevar una sanción por parte

despiste. Comentando, entre sí, cuáles eran los mejores, alabando ciertas cualidades que aseguraba

ndo confundir a las demás chicas y apartar la atención de su verdadero punto

ra todo, y siempre había buscado una segunda opinión antes de decidirse a hacer algo. Su ami

su vida tendría que tomarla

torpe, o tener mala suerte. ¿Qué pasaría si cuando sonara la campana tuviera que conform

el vestido, y la tela de encaje raspó la tierna pi

mó a la puerta doble que contenía a l

, apartándose a un l

rlos salir. Intentó fijar su mirada en sus rostros y concentrarse en su apariencia para ir seleccionando a sus posibles favoritos. Un pinchazo de dolor atravesó su nuca

tardaron más de dos minutos en comenzar a examinar de cerca a los muchachos

calmaron, dándole una tregua a su mente. Para entonces, el bloque de diez hombres

pecímenes de distintos grupos por lo que

Este tenía un cabello rubio brillante, acompañado de unos grandes ojos verdes y labios carnosos. Su rostro era redondo y suav

rupo de chicas impidiendo que se percataran de las demás jo

asculina, a la que ir apreciando poco a poco, que un rostro suave y perfecto del que se aburriría enseguida. Además, los tres muchac

sido de su agrado, y el otro, el más corpulento de la sala, tenía un bonito pelo castaño medio. El tercer muchacho se salía de los parámetros ingleses de belleza. Tenía un

inteligente. En eso último tenía que darle la razón a Jane. Los hombres estaban infestados por una bacteria invisible que vivía en el interior de sus cabezas y

ado señales mínimas de inteligencia, como rapidez a la hora de ejecutar una orden, buena localización espacial e, incluso, alguno

elirrojo, quedándose con

madre, el segundo la de Jane. ¿Por qué l

ando que fueran las razones correctas las que la habían llevado a seleccionarlo.

lo, palpando sus brazos y su espalda. Se preg

abarrotada de gente y aún le quedaba

por el que discutían para llevárselo a otra parte de la sala. Las belicosas muchachas le siguieron los pasos, quejándose por su intervención, pero la mujer no era fá

pujaban de un lado a otro. Cuando volvió a divisar a su objetivo entre varias cabezas, este se había desplazado otra yarda. Sarah Richardson, la joven más notoria de Crawley,

ría la campana y las chicas se abalanzarían sobre su elecció

o alternativo. Al terminar su grácil círculo, en lugar de encontrarse con el simple aire, se topó con algo sólido. Un pecho rígido como una roca y unas manos grandes

puesto en su camino, se encontró con un par de ojos verd

mirada del muchacho, y, de pronto, ya no

inteligencia retratada en sus pupilas que solo había

u brazo se alzó con el enganche de la cadena que colgaba de su v

ante todo el rato, la miraron con odio, pero ense

e cabello castaño que había destacado por ser el que mejor figura tenía de todos. Ella

cumplido con los

llamas,

onó agradable, masculina y perfecta

ncantaba la forma triangular de su barbilla y la discreta hendidura que la adornaba. Su cara era proporcionada y perfecta, como si los ángeles que fabrican narices, labios y ojos para Dios hubieran moldeado cada uno de s

a recobrar l

e dijo y tuvo que reprimir una sonri

ida y tan rica que la hizo estremecerse. Era c

a, era como los ojos vacíos de un animal. Pero los de Cal

portada de un gran libro aún por leer, enarcó los ojos y arrugó la frente

os ojos de ella y los perdió en el horizonte, i

o decepcionada. Habían

ía visto o escuchado el caso de un hombre con cierto grado de conciencia. Callum no iba a se

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