a llena de vida y de magia y mis amigos me hacían sentir como si nos conociéramo
a hermosura de su cuerpo. Escucharlo hablar era simplemente estupendo. Jamás pensé que adoraría esa clase, el hombre realmente sabía de lo que hablaba, no dudaba ni un segundo y sus expl
el cargo, no porque se cobrara algo -ya que no era así-, sino por el estatus que te brindaba aquello y el peso que tendría en el futuro. Decían que Galván había recomendado
itos para presentarse? -p
romedio de nueve y medio en su materia, y de al menos ocho y medio en las
realizamos y los que pasan las presentaciones en clase a medida que él habla. La verdad es un t
no resistiría tenerlo tan cerca
ieras, porque no te alcanz
el profesor Galván y podía postularme para el siguiente semestre, ya que mis notas siempre habían sido buenas y era excelente alumna. Además,
para presentarme. Entregué los trabajos en fecha y me pasé noches sin dormir leyendo en un semestre más libros de lo que leí en cinco años. Vivía a base de café o energizante para poder
datos y horarios disponibles, los conocimientos de informática que poseíamos y experiencias previas en cargos similares -si hubiere, cosa que no era mi caso-. Por último, había que responder en una hoja en bla
sario y en sentir seguridad sobre lo que había redactado. El tema que elegí para la composición fue
e dejó pensando; era cierto que el romance no parecía ser del estilo del profesor, pero al final, decidí trabajar sobre lo que a mí más m
a que superara los cincuenta años, pero se veía como alguien de cincuenta y cinco, o hasta sesenta quizá. Decían que era la debilidad de Galván, que la quería como a una madr
orita Sonia -salu
ada de algo que estaba completando. Ella sabía los nombres
o asistente del profesor Galván -dije, tendiéndole e
otras similares, que ya se acumulaban en el extremo derecho del escritorio-. Le avisare
rsar con ella un poco más, decirle lo importante que esto se había vuelto para mí
lo lograría
a en el suelo, pensativa. Cuando llegaba a la puerta, sentí un empujón en mi hombro; iba a levantar la cabeza
lván, estaba distraída
atención por dón
con quién hablaba con solo escuchar su voz, sobre t
una agenda que se le había caído por el impacto-.
árselo, pero él también sacudió su brazo y nuestras manos chocaron. Una suave corriente eléctrica a
s, podría jurar que él
pacho, observando mi mano y preguntándome
igos cuestionaron emocionad
ue un poco peor de lo que esperaba. Ese hombre es muy intenso, tiene la capacidad de erizarte todos los bellos del cuerpo con solo
en las películas? -preguntó Roberto, bromeando m
nto!, aquello fue
r -dijo Alejandr
ron al unísono Roberto y Fáti
cabecera, él basaba su vida en a