rto con una manzana en la mano, perdiéndome en su aroma, respirándola una y otra vez. Hay gente que dice que el sonido de
enseñarme que podía reconocer las cosas por su textura o por su aroma. La verdad es que
l cariño de una mujer que me quiso como una madre y me acogió entre sus besos y abrazos como si yo fuera lo más importante de su vida. El huerto era
, mientras se acercaba. Al oír sus pasos y el sonido de su resp
a tomar fuerzas para e
s conocen tus capacidades y, según me contó la señora Marina, que suele venir a la parro
ue me tienen mie
de luz como tú? -preguntó, acariciando mi cabello como si aún fuera
ceta de profesor -bromeé; ella era ca
ueno. Los jóvenes de hoy necesitan un po
e los alumnos. A algunos no les gusta que yo sea, bueno... que sea ciego, ya sabes -comenté,
aceptarse eres tú, Mariano. Pero ¿sabes? este será un buen
r más que tenga fe y crea en muchas de las cosas que he aprendido aquí, esa
da, yo no esperaba recibir tan bello milagro, sin embargo, aquí estás -dijo posando su m
a, quizás a ti te fue más fácil porque eres religi
ramos estarlo, y yo confío en que pronto
o que anhelaba de niño -dije con tr
como puedes ver esa manzana que tienes en las manos por su bello aroma, también puedes ver la vida con tus otros sentidos. Pensé que
s sentidos, pero eso sigue siendo diferente a poder ver -r
ía aprenderás que también puedes ver con
que preparaste hoy. Mi tren sale en unas horas y necesito rec
y fresca, yo lo podía sentir. Quizás a eso se refería ella cuando me hablaba de ver con el corazón o con el alma: sentía que a ella la conocía tanto