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Historia
Game Over.

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Capítulo 1 Batir un comienzo

Palabras:2293    |    Actualizado en: 17/02/2023

ly

horrorizado anciano al tomar algo que so

Tyra, e

comodo la caja de mudanza entre mis manos-. Es... es la nueva batidora elé

una ceja con auténtico interés. Supongo que juega a mi favor ser

par la caja contra su pecho. La toma con una maldición y alzo la cabeza para dispararle una adverten

Por suerte sus anteojos están en el auto y no es capaz de ve

atidora para hacer sa

eredaste el cere

a el rubio con una sonrisa engreída an

lamen a pesar de estar retirado, no es

uriosos que transitan la calle. No quiero que se pregunten por qué un h

a descendencia directa que dejarán en el planeta. -Me doblo por la cintura y tomo la última c

mbro y lanzo la supues

tes de que te haga correr para que conozcas

is días como entrenador, puedo con un bolso y la PFG 500, multiuso, y con pilas recar

aseguraré de que haya la suficiente cantidad

más de siete décadas de e

e lleva unos dos intentos cerrarla mientras sostengo l

i hubieran puesto sus cabezas dentro de una licuadora, terminé con lo que parece una peluca multicolor con más

una especie de liliputiense de diecioc

, así que no te librarás de mí tan fácil, cariño. -Deposita un burlesco beso en mi sien a

r a trabajar como un adulto real -objeto-. ¿Lo rec

caminamos ha

en como las articulaciones de mi pie en caso de que me

os y compañeros de mi recién empezada vida adulta

s manos co

n contrato. Nie

ie de Bill Shepard pero no al pi

r, porque otra persona, en este caso una tal Ibeth Ridsley, tendrá que sufrir la

ener un cerebro que va a toda velocidad. No

kínder al preescolar y luego de unos pocos años empecé la preparatoria, la cual terminé tan rápido co

un trabajo. Como tenía planeado mudarme a otra ciudad, pensaron que necesitaría a alguien que me acompañara hasta que las cosas se

ley. Sin embargo, con su lado sobreprotector y entrometido a la vista, estuvo más que

s en California, los hijos de Sierra Montgomery y Logan Mercury, mie

que la pareja emprenda su viaje. Mientras tanto, debo sobrevivir a la

ago el desesperado intento de no perder el equilibrio... y me comienzo

e cara

or nada, d

extiende por mis brazos y, si tuviera abdominales, tal vez la colisión contra mi estómago no dolería, pero como soy partidaria de las hamburguesas, eso no pasa. Mis rodil

as acompañaría a pesar de no esta

s cordones, Billy Anne! -g

ncruste en su prehistórico trasero, aunque si no pude evitar que me di

en ya estaba cerca de su jubilación, les dijo a mis padres que era un niño. Ahora

en una manta. Le dijeron a ella que querían que escogiera mi nombre y de su boca salió Billy en honor al viejo Shepard. Mis padres no se opusieron. Sin embargo, cuando tía Z

or lo que llegaron a un consenso y desde entonces

acia el extraño que decidió salvar una caja antes que a otro ser de su misma especie. Esto es hum

o ninguna chica había sido así de literal

reacciono y en un parpadeo vuelvo a estar en posición vertical. Me agacho para recoger el b

rrogante del año y que no decidiste salvar de un

de las manos. Exc

udablemente buena y un ego en potencia no la deja ir. L

o, brillante y aparenta ser sedoso, lo que me obliga a morderme la lengua para no preguntarle qué champú usa porque el mío

se desvía de la m

ensamientos violentos se arremolinan en mi cabeza al recordar a Tyra. Me aseguraré de

traño crece en pr

s chicas saben entreteners

en un comercial de condones. Creo que le

, mete la mano en la caja y saca el artefacto-. Yo le daré mucho más uso. A mí me encantan este tipo de cosas. -Señala con el con

ió decirle que era u

labios con educación para evitar lanzar una carcajada. Aprovecho el momento y

fue suficiente socia

ara guiarlo dentro del edificio-. Las cosas no se desempacan solas y toda

rlo atravesar el umbral al mismo tiempo en que Ciro sale del elevador. Le hago un ademán con el mentón para que regrese a

raño desde la acera,

¿

G 500. -Tose para disimular la risa y escon

or en el intento de e

la caja de mis manos mientras los tres ascendemos tras presionar el botón-

os y apoyo la frente en su hombro. Bueno, no en

traña razón siento que

yra... -chequea su reloj para asegurarse de que todavía no debe recogerla-

ue tienes ahí adentro, Hyland -reconoce Bill antes de levantar el consolador-. En fin,

uerpo entero tiembla de gracia y me aparto cuando e

y reprimo una sonrisa. Es ho

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