necesitaba el dinero, pero no deseaba encon
iona con la renta -mencionó con angustia-, te presté todo
l recordar que todo su esfuerzo se esfumó g
guien requiere mi ayuda -comunicó con tristeza, su se
la, sabía que la vida de su
-, yo me haré cargo del almuerzo,
ucho ánimo Paula, y
envejecidos tenis y su andar ligero, caminó por las calles hasta lle
minutos salió con varias bolsas en las manos ayudando a los comprador
ndo la propina que la gente volu
puestos de frutas, sin embargo, lo que ganaba
*
de Juan Andrés, el joven se asustó, hasta si
averiguó arru
ugió el padre del joven, iracundo-. Son las ocho d
rodó los o
andar metido con los campesinos, a mí me g
lada mirada en su hijo, lo o
que elabores la nueva campaña para
su propósito, no meterse en los ca
en eso, pad
na -ordenó-, si no estás allá, me vas a conocer Juan Andrés -
apretó los parpad
-masculló-, como si no tuviér
*
la casa, iba retrasado al encuentro con su padre, ju
nó el pequeño de vivaces ojo
seía el mismo color de ojos que su hermano,
los labios al mi
, pequeños diablillo
buelito. -La niña cubri
da! -exclamó su hermano, abr
palabra hoy, el abuelo a
llos, y luego enfocaron sus
ya descubrimos quien
oveja negra de la famili
pudo evitar r
onra! -exclam
iña-, eres muy blanco, más bien serías como el a
volvió
o me gusta que me impongan condiciones, ni
ín con voz fuerte aproximán
agitaron s
o! -exclam
s así! -advi
a los niños en aprietos, intentando disculparse-, ya arreglaré cuentas
ndrés
misma altura de los pequeños, y besó la frente de cad
o abrazaron
rew, eres el más div
ernura, la garganta se le secó, no comprendía como su hijo en ocasiones era t
, hijo mío?» cuest
*
ías d
estionó María Paz al hombre que
aclaró la voz
na pieza que comparte con una amiga, es madre soltera -emp
n la cabeza, pensó en la cruelda
milia? ¿El pa
uenaventura, fui en busca de su familia, pero no encontré a nadie que me diera razón de la familia Oso
tó Paz. -¿Y el pa
, no tiene pareja, solo se dedica a su hijo -explicó-, pero hay algo más señora. -El hombre s
ó por completo, se puso de pie. -¿H
una enfermera, usted sabe que los mé
s, señor agente. -Hizo un ch
fue a buscar a su esposo, y con lágrimas en los oj
Joaquín abrazando a su esposa-, y Juan Andr
d de Paula, anhelo que ayude de cor
-suspir
*
e, no se sentía bien, y prefirió quedars
esaba a la pieza, soltó de golpe la cubeta, al mira
para atrás par
dagó Paula,