ue lo dejó unos meses antes de casarse porque estaba enamorada de Santino, el mejor amigo de Demetrio en ese momento
r la puerta. Hoy lucía diferente, su ropa era anticuada, pero un
regó la taza de café y la laptop pa
n montón de trabajo que hacer, cu
riba abajo. Estaba loca-. La que le has dicho a
arias veces ¡relación
modó sus lentes como de cost
r el brazo, atray
ben que embaucaste a Demetrio para
ompostura, ¿me oyes? O no respondo! -
uerta de la misma se abrió. Evangelina puso los ojos en blanco, pensando que
ía espectacular. Llevaba una camisa peg
se abalanzó contra é
etrio entró por la puerta en ese momento y vio l
aquí?! -pregu
irándolos a ambos, sobre todo a su ami
o-. Te voy a esperar para almorzar juntos, pequeño rat
ía jurar que salía humo por sus ojos, el
y deja de molestar a mi secretaria -la mirada de Demetrio ir
se acercó a él, justo l
ues a Eva -susurró bajo, tan
mataba, la rabia lo consumía y el odio que s
có a ella como depredador, cerrando la puerta c
Evangelina -habló
aba ocupada tratando de respirar, ya que tenía la respiración mentolada de su jefe e
rio -respondió con dificultad, tra
se, sus mejillas blancas y pálidas estaban rojas, sus
tado meter su mano aquí -Eva abrió los ojos de par en par cuando sintió
ntó hablar fuerte, pero su
con arrogancia, sacando su mano un poco húmed
r las bragas húmedas de Evangelina. Eso significab
hecho aquello, pues las mujeres no eran problemas para el italiano, pero, por
de la oficina, Eva acomodó
engañándose, estaba loca por él, loca porque metiera sus dedos por debajo de su falda y la hiciera gemir, porque Demetr
evó las manos a sus labios. Aún s
moción para ella, así que se metió de lleno a traba
etería. Estaba segura de que Santino la estaba esperando ahí y así e
do que Eva se echara una tremenda carcajada, hac
e le pasó la hora y cuando lo recordó su arrogante
o que revise estos documentos -todos voltearon a ver a Demetrio, jamás había entra
ue quería asesinarlo en aquel momento, le daba órdenes a su secretaria, como
cuerpo? ¿Celos? «No puede ser
de recepción que estaban enfrente de la oficina presidencial miraban la escena sin po
rita Evangelina
a impaciente a que él terminará de hablar. Mene
la, que había comenzado a alejarse de él, sacó la fuerza dónde no la tenía, sí, deseaba a su
io abrió los labios, si había algo de lo que estaba seguro era que las mujeres morían por besarlo ¿por qué ella no?-. Me ha tocado mi pequeña y rosa flor -Demetrio sonrió de lado a escuchar
s más importantes, el heredero Laureti, el único, el hombre más cotizado de Estados Unid
tratando a toda costa que la rabia
tó fuerte provocando que las piernas de Eva temblarán, al mismo tiempo que una electricidad subía por sus grue
fe tan molesto y eufórico. Salió de la ofic
eas con exigencia, hasta le redobló las horas laborables, para los días siguie
ró sin tocar a la
ar -respondió Demetrio y en ese momento Evangelina vio co
tó y tapó sus
a -ordenó con la mirada profunda, para que no
a que estuviera arrodillada tomando del néctar de su jefe, pero no, ella no solo podía ir
bía que la enloquecía y aunque ella intentaba negarlo, e
cara de Demetrio y sali
n berrinche, una bofetada, esperaba c
mó por el ventanal de su oficina, pudo verla tomar un taxi, d
no solo era la responsable de llevar a cabo el proyecto con los chinos, sino
s humanos, solicitando una nueva, aunque en el fondo deseaba que Eva r
datas para el puesto de secretaria ejecutiva
asiado bellas y otras demasiado perfectas, o la
es? -le preguntó a Antonio que e
acá has buscado una secretaria por sus atributos
buscando una secretaria cualquiera, sin darse cuen
ella vuelva -musitó, en el preciso ins
traigas a la señorita Anderson de vuelta Demetrio Laurenti, te recuerdo que no solo es tu secretaria, es la próxima ingenier
do su padre estaba molesto, cumplía lo que decía
ento de Evangelina, pero su mundo se detuvo cuando un veci