img Viajes por Filipinas: De Manila á Tayabas  /  Chapter 10 CAPíTULO X. | 43.48%
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Chapter 10 CAPíTULO X.

Word Count: 2182    |    Released on: 04/12/2017

bezang Pedro.-Al hoyo y ... talagá nang Dios.-La casa por concluir.-Dolor de embarazo.-Las plegarias y la Orden tercera.-Las listas del presente.-El panala?gin.-El sentimiento y el estómago.-In

erdo del viv

, síganme los lectores que quieran á la cabecera de un enfermo grave, y si m

seda grana, y dentro de aquel se ve al ministro del Altísimo con la sacrosanta forma. Detrás del orimon, que no es ni más ni menos que una silla de manos conducida en hom

, en la que se notan algunos adornos, lo que prueba, que en aquella se ha recibido al

ad de preparar agua de socorro. Con nosotros viene el estudioso y aventajado joven D. Evaristo Batlle, médico titular de la provincia; lleva poco tiempo en ella, y todavía no ha podido desterrar con su ciencia las ridículas y hasta estrafalarias prácticas de los mediquillos. El doctor nos acompa?a como simple curioso, si bien, va animado de los mejores deseos humanitarios. Cerca de la caída está la cocina, y en ella nos ense?an á un grave y respetable se?or

perfectamente picado un poco de tabaco y otro poco de buyo, que mezcla y revuelve con la melaza, haciendo por último con todos aquellos compuestos, una especie de tabaco de las dimensiones de un prim

clamamos en nuestro interior,-?cuántas respiraciones conocerá ese constructor de cigarrillos! Sudando, solo en pensar la horrible faena para conducir el frío abajo, nos dirigimos á la habitación del paciente. Con más par

, comprendimos todo lo grave q

ba tanto, que murió

ue el frío y el calor, no era ni m

mucho menos, pues allí no hay la fea costumbre de echar el muerto á las espald

defectiblemente ha de morir, haciendo esto, que jamás se concluyan las casas de Tayabas, dejando por poner, ó una puerta, ó una concha, ó una ventana. Durante los embarazos se suspende

por su mujer el marido. Pero..., pero que vamos, que hay que ponerse serio para decir ciertas cosas, mas es lo cierto, que en Tay

?-decíamos en una oc

dolor de embara

uchas gangas que posee un marido, jamás pudimos

ho-murió, no de una ilusoria creencia si

ampanas tocaron plegarias, y todos los individuos de la Orden Tercera, invadieron el cuarto, poniéndose á rezar, mientras

acuden á la casa si es que ya no están en ella, llevando cada uno un obsequio, consistente en dinero ó bien en tabaco, en bebidas ó en comestibles, obsequi

ntes, la lista del presente está llena de números, que a

canto de la pasión, que dura toda la noche con gran contentamient

iene el día, y con él el carro ó angarillas que ha de conducir

lina engomada color garbanzo, de faldones muy largos, llamados sayos, que visten los hombres, y

caprichos del ni?o: como este odia y ama, como este quiere y olvida, sucediéndose en los impenetrables misterios de su espíritu, las más fuertes impresiones, sin dejar el dolor la más ligera

?ado de tierra sobre los últimos restos de la que le dió el sér, ó sigue con estóico indiferentismo el féretro del fruto d

ras tantas lágrimas, prueba, que en su mente hay una gran fuerza de conformidad, que la mayor parte de las veces lo conduce al indiferentismo. ?Será esto producto de una inquebrantable y poderosa fe, ó derivación de su temperamento? ?Arcano insondable que solo Dios lo s

xiones, llegamos al

o de sus muros; los esbeltos penachos de las flexibles ca?as que los coronan, y los hermosos plumajes de las oropéndolas y solitarios que s

principiado á formar esa fúnebre anaquelería invento de la pobre humanidad, que sin duda cree que un cajón de ladrill

ento, ni una lápida, ni una fecha, ni una inicial, ni nada que rec

*

a soledad del campo santo inspiraron al

también se cena. Esta suele servirse en algunas casas los nueve días, mas lo general es verificar

rece al que duerme en la misma cama del finado. Al sacar el cadáver de la casa, ponen á todos los chicos sentados en la escalera, de forma que el ataúd pas

e a?o, en el que no solamente se cena, sino que

Solo la iglesia conserva en sus archivos una partida de defunción; la campana un triste eco en la noche de todas las ánimas; la tierra un poco má

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