de una sensualidad que se desborda; la preocupacion de comer y de beber bien ha invadido á todos; la cocina tiene h
s hoy un gran negocio que cuesta mucho dinero; ya no es permitido á nadie el dar de comer á sus amigos, sin ceremonias; el comedor se ha vuelto un campo cerrado como el
za, que hace bien lo que hace, les dé madurez sabrosa; se sirve, más para los ojos que para el paladar, á la rusa, con
sala ó jefe de comedor, sólo con que él nombrase los platos presentes: el caviar viene de San Petersburgo; el sterlet, del Volga ó del Moldau; las lenguas de venado, d
hos dias asistí á una comida que empezó por una sopa de nidos de golondrinas, traidos expresamente de China con este objeto; otro de los platos era un gig
riedad ni como calidad; y como la produccion ha llegado á ser i
ro sentido de las cosas; esos aromas distintos, y algunas veces opuestos, que es preciso saborear en un reducido espacio de tiempo, deben perjudicarse los unos á los otros; y sin embargo, los criados, pasando por detras de los sil
lento desórden; el caso es deslumbrar á los convidados, que envidian