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Gavin

1197 Libros Publicados

Libros y Cuentos de Gavin

Amor Robado, Alma Liberada

Amor Robado, Alma Liberada

5.0

Hace cinco años, mi propia familia me destruyó. Mi hermana adoptiva, Calista, atropelló a una persona estando borracha, y mis padres me suplicaron que yo asumiera la culpa por ella. Al negarme, ellos mismos me entregaron a la policía. Hoy, después de cinco años en prisión, por fin soy libre. Afuera me espera mi prometido, Leonardo, el hombre que juró casarse conmigo en cuanto saliera. Pero su actitud es fría. Me abandona en la puerta de la cárcel para correr al lado de Calista, quien supuestamente sufre otra crisis depresiva. Mis padres, que tampoco vinieron a recogerme, le organizan una fiesta de "bienvenida", mientras a mí me alojan en un diminuto cuarto de servicio sin ventanas. El golpe final llega cuando anuncian que Leonardo se casará con Calista para "darle la estabilidad que necesita para sanar". Él lo justifica diciendo que le debe la vida a Calista porque ella le donó un riñón. Pero la donante fui yo. No solo me robaron mi libertad, mi futuro y a mi prometido, sino también el sacrificio más grande que hice por amor. En la oscuridad de mi habitación, encuentro un correo electrónico: la oferta para unirme a un proyecto de investigación en el extranjero ha sido reactivada. Tengo diez días. No solo me iré, desapareceré. Pero antes, les dejaré un regalo: un diario y los expedientes médicos que revelarán cada una de sus mentiras.

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Esposa Olvidada En La Frigorífica

Esposa Olvidada En La Frigorífica

5.0

Tres años, toda una vida entregada a él. Sofía, yo fui la tonta que usó hasta el último centavo para rescatar a mi Mateo de la ruina, creyendo en su amor, en sus promesas. Día y noche, mi cuerpo y mi alma cuidaron a sus padres enfermos, soportando humillaciones que nadie más vio. Sacrifiqué mi primer embarazo, mi salud, todo por su "carrera", para que él, el gran Mateo, pudiera levantarse de las cenizas. Pero hoy, mi mundo se hizo pedazos. Justo frente a mí, mi esposo Mateo sostenía a otra mujer, Camila, su "amor de la juventud", la misma que lo humilló cuando no tenía nada. "Camila está embarazada", dijo, sin rastro de culpa, "y tú la vas a cuidar". ¡A mí! ¿Que la cuidara? La burla en la cara de Camila, la sonrisa de las empleadas, la furia de Mateo... sentí que me ahogaba en una pesadilla. "Solo es cuidarla un poquito. No eres una princesa, pero actúas como tal. No seas mezquina". Mezquina. Él, el hombre al que rescaté del abismo, el que ahora volvía a tenerlo todo, ¿me llamaba mezquina? "Tú eres buena cuidando gente", sentenció con la mirada fría. Mi corazón se hizo añicos al recordar las palabras de su madre a Camila: "Cuídate por el bien de mi nieto. Eres la única esperanza de esta familia". ¡La única esperanza! Era obvio. Me habían engañado a mí. ¡A mí! ¡Ellos sabían que era su hijo! ¡Todos me estaban engañando! Sentí el frío del mármol bajo mis rodillas, el dolor agudo de la caída. Quise huir, pero no sin él. No sin mi bebé. Pero, ¿realmente quería que mi hijo naciera en esta podredumbre? "¡Mateo, no quiero ir a la cámara frigorífica! ¡No! ¿Por qué me haces esto?", grité, sintiendo el pánico helado que se apoderaba de mí cuando sus empleados me arrastraban. "¡Estoy embarazada! ¡Mateo, estoy embarazada!" Me miró con desprecio, y la puerta se cerró. Estuve allí tres días y tres noches. Cuando abrieron la puerta, mis ojos ya estaban vacíos. "¿Qué otra cosa te vas a inventar ahora?". Esas palabras… Pero al salir de allí, mis ojos por fin se abrieron. Así que esto es todo lo que soy para ti, Mateo. Un mueble más en tu casa. "Estoy completamente podrido por dentro", susurré al aire. Una semana después, salí del hospital. Mateo me llamó, furioso, como siempre, pero esta vez, yo era diferente. "¿Qué soy para ti, Mateo?", pregunté, mi voz firme, "¿La tonta que te rescató de la miseria? ¿O la enfermera gratuita que cuidó día y noche a tus padres?" "¿De verdad crees que todo lo que hice, fue por un estúpido título?" "Un hombre como tú... me da asco". Colgué. Bloqueé su número. Y nunca miré atrás.

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Es Demasiado Tarde, Estoy Casada

Es Demasiado Tarde, Estoy Casada

5.0

En la vibrante Ciudad de México, Sofía de la Vega, hija de una de las familias más influyentes, vivía una vida de ensueño, prometida al brillante Ricardo, el hombre de quien estaba perdidamente enamorada. Un día, su padre anunció la noticia que cambiaría sus vidas para siempre: para salvar el imperio familiar de una crisis inminente, Sofía debía contraer un matrimonio de conveniencia con un desconocido del norte. Justo cuando Sofía, con una valentía inesperada, aceptó su destino y decidió sacrificarse por su familia, Ricardo irrumpió, revelando que él también debía casarse con otra mujer, Clara, a quien le debía un matrimonio temporal por "responsabilidad", prometiendo que después, Sofía y él estarían juntos. La incredulidad se apoderó de Sofía cuando Ricardo, una y otra vez, eligió a Clara, defendiéndola ciegamente incluso cuando Clara intencionalmente arruinó su vestido de novia y la empujó a una piscina, mientras él la dejaba ahogarse para salvar a la otra. El amor de su vida la traicionó, dejándola sola y a la deriva, pero en sus momentos más oscuros, Sofía tomó una decisión inquebrantable: se casaría con el hombre del norte, y Ricardo nunca más volvería a verla.

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Su Altaleza Renacida

Su Altaleza Renacida

5.0

El aire olía a sangre, a un dolor fantasma que se aferraba a mi cuerpo como una segunda piel. Abrí los ojos para encontrarme en mi habitación, la luz del sol cubriendo mi vientre, que, contra toda lógica, sentía tibio y lleno de vida. Un recuerdo me golpeó con la fuerza de una ola: el frío del mármol, el dolor desgarrador mientras mi hermana, Valentina, y mi esposo, el Príncipe Alejandro, me observaban con cruel satisfacción e indiferencia. Habían matado a mi hijo nonato, dejándome morir desangrándome, todo porque Valentina susurró que Alejandro la amaba a ella. No podía entender la magnitud de su traición, la frialdad con la que me abandonaron, la injusticia de perderlo todo a manos de quienes más confiaba. Pero al mirar mi vientre recién recuperado, supe la verdad: había renacido, de vuelta al principio de todo, y esta vez, mi juego sería diferente.

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La Viuda y Mi Marido

La Viuda y Mi Marido

5.0

Mi cuñado murió en un accidente, y su viuda embarazada, Silvia, se mudó a mi casa. Al principio, creí que era mi deber como familia ayudarla en su duelo. Pero pronto, mi esposo Enrique comenzó a tratarla como si fuera una reina, ignorándome por completo. Se convirtió en su sirviente personal, no en mi marido. Le masajeaba los pies por la noche, la defendía cuando se quejaba de mi café en mi propia cocina y me ordenaba apagar la cafetera porque a ella le molestaba el olor. La situación explotó cuando descubrí que Silvia había robado la pulsera de esmeraldas de mi difunta madre. Cuando la confronté, la dejó caer a propósito, haciéndola pedazos. Ciega de rabia, le di una bofetada. Pero en lugar de defenderme a mí, su esposa, Enrique me empujó con una fuerza brutal. Caí y me corté el brazo con una mesa de cristal. Mientras la sangre corría, él corrió a consolar a Silvia. Me gritó: "¡Estás loca! ¡Te voy a comprar otra! ¡Pero no vuelvas a tocarla!" . En ese momento, mirando los pedazos de la herencia de mi madre en el suelo y la sangre en mi brazo, el amor que sentía por él murió. Tomé mi teléfono e hice una llamada. "Chuy, trae a tu equipo a mi casa. Con mazos. Vamos a hacer una remodelación" .

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Amor Enterno Después de Todo

Amor Enterno Después de Todo

5.0

El video explotó en internet. Marc Solís, mi exnovio e influencer, publicó un video editado cruelmente, diseñando mi humillación pública. Fui retratada como una "trepadora" desesperada, rogando por fama. Los comentarios se desataron: "¡Qué arrastrada!", "Pobre Marc, se quitó un peso de encima". Miles de sus "leones" inundaron mis redes con insultos, memes y amenazas. Mi imagen, símbolo de mujer patética, estaba por todas partes. Mi teléfono no paraba de sonar, mis amigos, colegas, todos preocupados, pidiéndome que lo demandara, que lo desenmascarara, pero no contesté. Miraba la pantalla, una calma inquietante me invadía. Esto no era sorpresa, era una prueba. Después, Marc me llamó por videollamada, arrogante: "¿Disfrutando tus cinco minutos de fama? Tráeme un café de tu cafetería favorita, tienes una hora, transmítelo en vivo, para que mis leones vean tu 'arrepentimiento' ". Asentí, salí, y la transmisión comenzó, la gente se mofaba. Luego, Marc volvió a llamar: "Cambio de planes, quiero que camines descalza desde aquí a la fuente de la Cibeles, para que todos vean tu arrepentimiento". Sin dudar, me quité los zapatos. El dolor era intenso, pero lo soportaba no por Marc, sino por mi propia purificación. Llegué sangrando, exhausta, justo cuando Marc apareció con Ximena, su nueva conquista. Ximena me humilló; Marc la besó, declarándole su "reina". Me quedé sola, descalza, humillada. Pero en mis ojos brilló un triunfo. La prueba se intensificaba, y yo estaba lista. De repente, Ximena fingió un desmayo, y Marc, con una crueldad medieval, me ordenó: "Vas a caminar de rodillas hasta la Basílica de Guadalupe, rezando por la salud de Ximena, para expiar el daño que le has hecho". Mis amigos horrorizados me rogaron que no lo hiciera. "Lo haré" , le respondí con firmeza, "pero no lo haré por ti, ni por ella, lo haré porque es parte de mi propio camino, y cuando llegue, no rezaré por su salud, rezaré por mi propia liberación" . Marc, ignorando mi verdadero propósito, solo vio sumisión. Me arrodillé, el dolor insoportable, pero cada herida era una ofrenda a mi misión secreta. Horas después, al llegar a la Basílica, me desplomé inconsciente. En el hospital, Ximena me atacó, Marc me abofeteó, gritando: "¡Eres violenta y peligrosa! ¡Esto es justicia!". Mi mejilla ardía, pero una extraña alegría me invadió. Sonreí. "Gracias", susurré. Marc, aturdido, se fue. Meses después, Ximena enfermó, necesitando un riñón compatible. Marc apareció: "Quiero que le des tu riñón. Si lo haces, te casarás conmigo". Recordé que fui yo quien lo salvó en un accidente, no Ximena. "No", le dije. Él, creyendo que eran celos, me amenazó: "¡Entonces te haré la vida un infierno!". El acoso se intensificó, pero yo continuaba, esperando el siguiente paso. Entonces, mi destino se reveló en un sueño: la donación del riñón era la culminación de mi ascenso espiritual. Le di mi riñón a Ximena. Durante la cirugía, mi cuerpo se disolvió en luz, mi alma ascendió, y mi conciencia se convirtió en una entidad divina. Marc, sin saberlo, había sido un instrumento en mi liberación. ¿Cómo cambió la vida del arrogante influencer Marc Solís cuando finalmente descubrió la verdad de lo que había hecho? ¿Y qué significado tendría su "amor" cuando ya era demasiado tarde?

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Mi Vientre, Su Infidelidad

Mi Vientre, Su Infidelidad

5.0

Creí que mi vida finalmente se completaba cuando el milagro de un embarazo, tan anhelado y costoso, anidó en mi vientre. Pero la alegría se hizo añicos con una notificación de Instagram que reveló a mi esposo, Mateo, el mariachi que yo había impulsado con mi herencia, en los brazos de Sofía, su joven corista. La imagen de ella sentada en su regazo, con un mensaje de "Te amo, mi mariachi", y su descarado comentario burlándose de mí, me heló la sangre. Él llegó a casa, y en lugar de remordimiento, solo hubo excusas patéticas y un desprecio cruel: "Sofía me da vida. ¿Tú qué me das últimamente? Puras quejas." Me culpaba a mí, a mi soledad, a mi deseo de ser madre, por su infidelidad. "Querías inspiración. Aquí la tienes," le dije, marcando el número de mi padre, luego el de la clínica de fertilidad para un nuevo procedimiento. "Sí, una interrupción. Nunca he estado más segura de nada en mi vida."

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El Precio de la Falsa Heredera

El Precio de la Falsa Heredera

5.0

Tuve un sueño, tan real que el sudor frío me despertó en mitad de la noche. En él, yo, Ximena, la promesa de la charrería, veía cómo mi vida perfecta se desmoronaba. Una impostora, Sofía, la "verdadera heredera" que había ocupado mi lugar, aparecía para reclamar lo que creía suyo. Llegó menudita y frágil, llorando una historia desgarradora de privaciones, presentándose ante mis padres adoptivos, Don Ricardo y Doña Elena, a quienes creí míos por veinte años. Ellos la acogían con los brazos abiertos, culpables y conmocionados. Y entonces, mi realidad se convirtió en una pesadilla controlada. Sofía saboteaba mi despertador, me ofrecía un "licuado" que me provocaba un dolor terrible, y manipulaba mi montura para mi humillación pública. Caía estrepitosamente de mi caballo frente a toda la comunidad, mientras ella, la víctima, se convertía en heroína. Lo perdía todo. Mi honor, mi futuro. Me desperté con el corazón latiéndome a mil, la imagen de mi caída grabada en la mente. El sueño se sentía como una advertencia, una premonición escalofriante. Justo en ese instante, el teléfono sonó. Era Don Ricardo. "Ximena, hija, baja por favor. Tenemos que hablar de algo importante." Mi corazón dio un vuelco. Sabía lo que venía. El sueño no era solo un sueño. Ella estaba aquí. Pero esta vez, el resultado no sería el mismo. Yo tenía una ventaja que ella no conocía. Y no iba a desperdiciarla.

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Amor tardío es veneno

Amor tardío es veneno

5.0

Me llamo Isabella Montoya y mi vida estaba destinada a un matrimonio arreglado. Para salvar a mi familia, me casé con Alejandro Torres, el heredero del imperio vinícola rival. Lo que nadie sabía, ni siquiera él, era que, desde niña, yo lo amaba en secreto. Pero Alejandro me detestaba. Desde el primer día, me humilló frente a los demás. En nuestra boda, me entregó una jaula vacía, diciendo que era para que recordara lo que era la libertad. Los años que siguieron fueron un infierno silencioso. Él no se molestaba en ocultar sus infidelidades, riéndose de mi dolor. Incluso, encontré a su amante usando un valioso collar de diamantes de mi abuela, que él me había quitado "para protegerlo". Luego, cuando la enfermedad me consumía, y mi rostro apenas podía ocultar el dolor, su maldad se tornó indescriptible. Acepté el divorcio, pidiendo solo mi "libertad", pero antes le pedí que me acompañara a cumplir cinco últimas "promesas". Cada una fue una nueva humillación, un nuevo tormento. La última, una cena preparada por él, terminó en una tortura pública. Su amante, Lucía, me arrancó la peluca, revelando mi cabeza calva por la quimioterapia. Y mi propio esposo, sin dudarlo, destrozó los restos de mi peluca, jurando con desprecio: "¡Te odio, Isabella!". ¿Cómo podía alguien caer tan bajo, destruyendo el último vestigio de dignidad de una mujer moribunda? Esa noche, morí en vida. Poco después, mi cuerpo me abandonó. Él pensó que se había librado de mí y de todos mis secretos. Pero lo que ignoraba era que "La Cuentera del Valle"-mi seudónimo secreto como escritora-había dejado un diario. Un diario lleno de verdades que transformarían su vida en una pesadilla de arrepentimiento y locura. Mi venganza silenciosa apenas comenzaba.

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Su Traición, Mi Renacer

Su Traición, Mi Renacer

5.0

El olor a gasolina y aceite de motor era mi perfume, el aire que me daba vida. Pero esa tarde, mi exnovio Mateo apareció y lanzó la bomba: había vendido mi Impala del 67, "El Fantasma" , la obra de arte que me tomó dos años restaurar, a su ex. Y no a cualquiera, a Valentina, la corredora de autos ciega de la que nunca dejaba de hablar con lástima y admiración. Sentí un pistón fallar en mi corazón. "No tenías derecho" , susurré, mientras mis ojos ardían. Él intentó justificarlo: "Valentina lo necesita para volver a las carreras, tú dijiste que era una bestia salvaje" . Pero el universo digital que solo yo podía ver, el foro de automovilistas que parpadeaba en mi monitor, me reveló la verdad. Un usuario llamado 'LaTuercaFloja' lo escribió crudamente: "El plan es sabotear el coche. Un fallo en los frenos en la recta final. Quieren que parezca un accidente trágico" . Mi creación, mi Fantasma, iba a ser el arma en un asesinato. La traición me golpeó como un choque frontal. Mateo esperaba mi colapso, pero lo que encontró fue un hielo puro. "¡Largo de aquí, Mateo! ¡Ahora!" , grité. Él se fue, dejando un portazo que hizo vibrar mi taller, pero su amenaza resonó más fuerte: "No te atrevas a acercarte a esa carrera" . Cada palabra amable de él, cada gesto de apoyo, se retorció en veneno. Comprendí que para Mateo, mi coche nunca fue una pasión compartida, sino una herramienta en su juego de ambición. No había tiempo para el dolor, solo para la acción. El foro parpadeó de nuevo: "Sofía es la única que puede detenerlo. Ella construyó ese coche. Ella conoce su alma" . Subí a mi motocicleta, el motor rugiendo como un grito de guerra, y salí hacia la noche. Iba a salvar a mi coche, a una mujer inocente, y a exponer al monstruo que se había escondido detrás de la máscara de mi amor. Mi determinación era ahora un motor V8 a toda potencia.

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Mi Ancla, Su Tormenta

Mi Ancla, Su Tormenta

5.0

Ricardo era cinco años menor, una diferencia que él difuminaba con promesas de eternidad. Yo, tonta enamorada, creí cada palabra. Era su ancla, su faro en la tormenta, hasta que el mar que prometía ser mi salvavidas se convirtió en la marea embravecida que me ahogaría. Esa noche, su teléfono vibró; un número desconocido, el temblor en mis manos al desbloquearlo. Una fecha que fue nuestra ahora se sentía a burla. "Cami Bebé", un chat anclado, un emoji de corazón, el rostro de una modelo de Instagram. Mensajes de "te extraño", "anoche fue increíble", fotos provocadoras. El aire se me escapó de los pulmones. Luego llegó el desprecio, la palabra "sucia" resonando en la grabación de su propio coche. "No como la otra, que a veces hasta me da asco. Se siente... sucia". Sentí cómo mi alma se desgarraba. Mi cuerpo, el que él había amado, ahora era repugnante para él. La confirmación llegó con la llamada de Marco, su amigo, repitiendo la obscenidad. ¿Cómo pudo? ¿Qué hice mal? ¿Era mi edad, mi cansancio, mi entrega? La humillación me ahogaba, pero el shock se transformó en una claridad helada. La chica del MP, esa a la que él despreció en público, era la misma a la que ahora le transfería fortunas y le declaraba su amor. Él no buscaba otra; buscaba borrarme con una réplica joven, una versión "limpia" de mí. En ese instante, me miré al espejo, rota, pero no vencida. La Sofía que construyó su imperio desde cero, la que superó crisis y traiciones, esa guerrera que llevaba dentro, despertó. Ya no había lágrimas, solo una determinación inquebrantable. La guerra acababa de empezar, y él no sabía con quién se estaba metiendo.

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Mi Vida Perfecta Destrozada

Mi Vida Perfecta Destrozada

5.0

Era el chef Miguel Ángel, con un restaurante exitoso en el corazón de la Ciudad de México y lo que creía era una vida perfecta junto a la mujer de mis sueños. Pero, el día de nuestro aniversario, mi mundo se hizo pedazos cuando descubrí a mi esposa Sofía en la cama con mi asistente, Diego, en un hotel de Cancún que yo mismo había reservado. Escuché sus risas y susurros, sus planes para usarme, sus burlas sobre mi ingenuidad, mientras me paralizaba en el umbral, sintiendo cómo el frío congelaba mi alma. ¿Cómo pude ser tan ciego? ¿Cómo ella, la mujer que juró amarme, pudo ser tan cruel y calculadora? ¿Y él, mi asistente de confianza, tan traicionero? Fue entonces cuando el Sistema, una presencia que había ignorado por años, me ofreció un "Nuevo Comienzo", una salida radical de esta pesadilla, y no dudé en aceptar. Ahora, con 24 horas para desvanecerme, debo enfrentar a Sofía una última vez, y estoy dispuesto a ver arder todo para salir de aquí.

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Un Amor que Trascendió Dos Vidas

Un Amor que Trascendió Dos Vidas

5.0

El metal retorciéndose fue la última sinfonía de mi perdición. Cuando abrí los ojos, el dolor y la confusión me asaltaron: un accidente, un zumbido distante y la lluvia lavando el gris del cielo. Mi hermano, el que juró protegerme, me abofeteó sin preguntar si estaba viva. "¡Sofía! ¡Mira lo que hiciste!" su grito fue un trueno. Mis padres corrían hacia Clara, la "hija verdadera" , mimándola por un rasguño, mientras yo, la "falsa Sofía" , agonizaba atrapada entre los restos del auto, con una pierna destrozada. Fernando, el hombre que amaba, me ignoró, y Ricardo, su guardaespaldas, me arrastró a una caseta abandonada, riéndose de mi pierna rota. "¿Un doctor? Deberías dar gracias de que te dejo respirar." Morí sola, desangrándome, con mi último aliento ignorado por Ricardo para atender una llamada de Fernando, preocupado por Clara. ¡Qué increíblemente ingenua fui al pensar que podría reescribir mi destino! Ayudé a Fernando a construir un imperio, creí que éramos nosotros contra el mundo. No entendí que solo fui una herramienta, un boleto para la felicidad de Clara. Ahora, flotando como un fantasma sobre mi propio cadáver, veo cómo Ricardo, con calculada frialdad, disfraza mi muerte como una fuga, inculpándome de todo. Escucho a Fernando, furioso, jura destruirme. Pero yo ya estoy rota, y mi castigo llega demasiado tarde. El "Collar Estrella del Desierto" , nuestro símbolo, ahora adorna el cuello de Clara como una burla. Me oculto en la oscuridad de mi propia conciencia, esperando a que la verdad, tan fría como mi cuerpo, salga a la luz. Fernando, tú has jurado volver por mí. Y cuando lo hagas, te enfrentarás a una verdad gélida y despiadada que te perseguirá por el resto de tu vida.

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Su Traición Me Lástima

Su Traición Me Lástima

5.0

Estaba allí, por centésima vez, un anillo en mi bolsillo y la esperanza en mi mirada, listo para sellar siete años de amor y paciencia con Sofía, la reina de los bienes raíces. Pero mi mundo perfecto se derrumbó con una vibración en mi teléfono: la vi, en la pantalla, en un festival masivo, besando apasionadamente a otro en un video que ya era viral. La humillación no fue privada; se volvió un espectáculo público, el entretenimiento de la tarde para millones, mientras las notificaciones zumbaban y las miradas de lástima me taladraban el alma. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo la mujer por la que lo di todo, me expuso a la burla más cruel imaginada? ¿Acaso mi lealtad era solo un chiste para ella? Apagué el teléfono, y con la dignidad hecha jirones, me levanté y supe que era el momento de dejar de esperar por ella y empezar a vivir para mí.

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Mi Infierno Llamado Matrimonio

Mi Infierno Llamado Matrimonio

5.0

Han pasado dos años desde que me casé con Mateo, dos años de un infierno disfrazado de matrimonio. Hoy, nuestro aniversario, Mateo se arrastra en casa, ebrio y con el perfume de otra mujer, mientras su amante, Isabela, me mira con una sonrisa triunfante y anuncia que se quedará a dormir. En medio de todo, mi médico me envía un mensaje demoledor: mi enfermedad pulmonar avanza rápidamente y necesito un trasplante urgente. Mateo, ajeno a mi sufrimiento, me llama con el nombre de mi hermana gemela muerta, Lucía, me empuja al sofá y se ríe mientras sube las escaleras con ella. Sola en la oscuridad, me pregunto cómo el hombre que una vez dijo amarme, a mí, Sofía, ya no puede reconocerme. La frialdad de su desprecio, la indiferencia ante mi vida que se apaga, y la farsa que debo mantener, asfixian más que la enfermedad. Después de ser echada de casa en mitad de la noche, casi moribunda, y ser rescatada por Javier, descubro que Mateo siempre supo la verdad de mi identidad. La furia y la desesperación se encienden en mí: Mateo me ha arrebatado todo, incluso mi propia identidad, pero ahora, yo le quitaré todo a él. El juego ha cambiado, y las nuevas reglas las he escrito yo.

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Sofía: ¿Hija o Cenicienta?

Sofía: ¿Hija o Cenicienta?

5.0

Sofía Rojas miraba la lluvia golpear el taller de costura clandestino, las cicatrices en sus manos contaban la historia de una vida de explotación, un olor a tela barata y humedad pegado a su piel desde siempre. Un sobre elegante de la prestigiosa familia Vargas lo cambió todo: no era Sofía Rojas, la costurera, sino Sofía Vargas, la niña secuestrada hacía quince años, la hija perdida de la alta sociedad. Pero el regreso a la opulenta mansión fue un golpe helado; sus "padres" y "hermanos" la vieron con desprecio y burla, imponiéndole reglas humillantes para recordarle de dónde venía. El día del examen de ingreso a la escuela de diseño, bajo un aguacero torrencial, su padre le negó cien pesos para un taxi y la echó a la calle mientras la abofeteaba, gritándole: "¡Camina! ¡Así recordarás de dónde vienes!". Empapada y humillada, al llegar al examen, vio la pantalla gigante: su "familia" celebraba a Valentina, quien exhibía sus diseños robados. La voz del presentador alababa a la "joven promesa Valentina Vargas". En ese instante, la promesa de una fiesta de cumpleaños, las pruebas de humildad y el amor que tanto anhelaba se desmoronaron, eran solo una cruel farsa. Con una calma aterradora, Sofía rompió su solicitud de ingreso, tomó su teléfono y, con voz firme, le dijo a su mentora: "Profesora Elena, soy Sofía, acepto la beca. Me voy a Milán". Cuando regresó fugazmente a la mansión para despedirse, Valentina la humilló con un pastel embarrándoselo en la cara, mientras sus padres y hermano la culpaban a gritos: "¡Eres una malagradecida!". "¿Y la migraña de mamá? ¿Ya se le pasó?", preguntó Sofía, revelando la farsa de su "enfermedad". Justo cuando Valentina insinuaba que Sofía había hecho algo inapropiado para conseguir un vestido, su hermano Carlos intentó arrancárselo, humillándola aún más. Pero en un arrebato de furia controlada, Sofía le propinó a Carlos una bofetada resonante, rompiendo para siempre la imagen del hermano protector. "Solo... solo no entiendo por qué, no importa lo que haga, ustedes siempre eligen pensar lo peor de mí", les dijo, y el silencio fue su única respuesta, confirmando que nunca la habían querido. ¿Qué secretos ocultaban los Vargas para tratar así a su propia hija? ¿Por qué preferían el engaño y la crueldad a la verdad y el amor?

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No Más Pobreza, No Más Sumisión

No Más Pobreza, No Más Sumisión

5.0

Morí ahogada en el Atlántico, un mar que ya me había arrebatado a mi hijo y a mi suegra. Mi esposo, Javier, me había abandonado en la pobreza de Andalucía durante cuatro largos años, viviendo una vida de lujo con su amante y la hija de esta en Canarias. Mientras malvendía mi sangre en el mercado negro para las medicinas de mi hijo enfermo de talasemia, él celebraba cenas de marisco y vivía en una villa. La noche que regresé con el dinero para el medicamento, encontré la tragedia: una ola gigante se había llevado a Carmen y mi pequeño Mateo había muerto por falta de su dosis. Javier apareció para el funeral, reprochándome mi inutilidad y elogiando la "gratitud" de su nueva familia. Me divorció en una semana para casarse con "la viuda de un compañero caído", una sonriente Isabela. Esa noche, con el corazón destrozado, me tiré al mar cargada de piedras. Pero entonces, abrí los ojos. El olor a sal y pobreza me asaltó, Carmen tosía débilmente y Mateo, aún con labios azulados, respiraba a mi lado. Estaba viva. Había vuelto. Tres días antes de que murieran. No más mercado negro, no más sumisión. Iré a Canarias, lo enfrentaré y recuperaré lo que es nuestro.

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La Furia de una Mujer Engañada

La Furia de una Mujer Engañada

5.0

Cuando desperté, el olor a desinfectante me golpeó, y las paredes blancas del hospital reflejaban el vacío de mi vientre. Una vez más, el doctor pronunció esas palabras devastadoras. "Señora Rojas, lo lamento mucho. Hicimos todo lo que pudimos, pero no logramos salvar al bebé" . Era mi séptimo aborto espontáneo, siete pequeñas vidas que se habían ido, y mi corazón ya no podía sentir más dolor. Ricardo, mi esposo, llegó corriendo, su rostro una máscara de angustia, y yo me apoyé en él, buscando consuelo. "Shhh, no digas nada. No es tu culpa, mi amor. Descansa, yo me encargo de todo" , susurró con voz tranquilizadora. Pero entonces, a través de la puerta entreabierta, escuché su voz, no la de mi amoroso esposo, sino una llena de alegría y emoción contenida. "Valeria, mi amor, todo salió perfecto. Se lo creyó todo" . Mi respiración se detuvo, un escalofrío helado me recorrió, Valeria Solís, su asistente. "Sí, el séptimo. Justo como lo planeamos. El doctor Ramírez es un genio, el 'accidente' fue impecable" . Planearon… ¿un accidente? Luego lo escuché, con una frialdad repugnante, llamar a nuestros hijos no nacidos… "engendros" . "Ya hablé con Ramírez. Le dije que necesitamos una solución permanente. Una histerectomía. Dijo que puede hacer que parezca una complicación necesaria por el último aborto" . Ricardo, el hombre al que amaba, el que había compartido mi vida durante diez años, había asesinado a mis siete hijos. Él y su amante, Valeria Solís, me lo habían quitado todo. Pero las lágrimas que ahora brotaban no eran de tristeza, eran de rabia y de una promesa silenciosa: iban a pagar.

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Libre del Monstruo que Amé

Libre del Monstruo que Amé

5.0

Murió mi noveno hijo. Yo también morí, desangrada en el frío y húmedo sótano de la bodega, mientras mi esposo, Mateo, me arrebataba al bebé. "Isabela, este es el último. Con la sangre de este niño, Catalina se recuperará por completo. Nuestra deuda estará saldada", dijo, con una frialdad que me rompía el alma. Entonces, renací, encontrándome de pie ante los padres de Mateo, que me suplicaban que salvara a su hijo, afligido por una enfermedad degenerativa. Recordé los nueve partos forzados, la imagen de mis hijos sacrificados, la obsesión de Mateo por Catalina. ¿Cómo había sido tan ingenua, creyendo que su corazón era mío? En lugar de sanarlo, predije su funeral, revelando que su amada Catalina, a quien él creía pura, estaba enferma y corrompida. Mateo, que también había renacido, estalló en furia, creyendo que lo humillaba por dinero, y me acusó de ser una bruja charlatana. "No te atrevas a darme la espalda", gritó, "¡Tú me perteneces! ¡Tu poder es para mí!" Me di cuenta de la trampa. Su "amor" era una fachada, y mi supuesto "don" solo una herramienta para sus oscuros fines. Pero esta vez, yo no era la misma Isabela. Esta vez, el destino se reescribiría.

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Mi Muerte, Su Ruina

Mi Muerte, Su Ruina

5.0

La heredera de una fortuna, Sofía Valderrama, creyó haber encontrado el amor y la salvación para su familia al casarse con Mateo Reyes. Pero su apuesto esposo, a quien ella había salvado de la ruina, resultó ser un depredador implacable. Con información confidencial de mi propia familia, él nos destrozó sistemáticamente. Mis padres murieron de dolor, mi hermano fue encarcelado con acusaciones falsas planeadas por él. De heredera, me convertí en su sirvienta personal en mi propia casa, humillada a diario por él y su harén. Mientras tanto, un terrible secreto me consumía por dentro: un fragmento de obsidiana del cuchillo que usé para salvar su vida se alojaba peligrosamente cerca de mi corazón, moviéndose con cada golpe de su crueldad. ¿Podía haber mayor ironía, morir por su mano después de haberle dado la vida? Él quería verme suplicar, pero mi silencio era mi último acto de dignidad. Y mi muerte, mi venganza más calculada. En la subasta de mis propias reliquias familiares, donde Mateo intentaba destruir mi último gramo de honor, compré el mango del cuchillo roto con mis últimas monedas. Un gesto que desató su furia final... y mi plan perfecto. No le di el gusto de verme llorar. Le di el arte de mi adiós: una muerte inexplicable para él, una justicia definitiva para mí. Porque mi padre, el gran Valderrama, desde la tumba, había tejido una trampa de la que Mateo no podría escapar jamás.

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Cíclo de Muerte

Cíclo de Muerte

5.0

Mi nombre es Sofía Romero, y esta es la historia de cómo morí. No una, ni dos, sino incontables veces, a manos del Padre Mateo. Él, el carismático líder de la Iglesia de la Renovación Divina, era el hombre más hermoso y cruel que jamás había conocido, mi misión obligatoria, la que el Sistema me asignó. Decían que era para mi redención, una oportunidad. Pero cada vez que fallaba, el tiempo se reiniciaba, volviéndome a un infierno donde me ahogó en la pila bautismal, me dejó morir de hambre, me envenenó, me apuñaló, me empujó desde las alturas. Cada muerte era solo una "recalibración", un nuevo ciclo de tortura en el que ofrecí mi dignidad, mi dinero, mis amigos, todo por él. Y lo peor, es que me dejé engañar, creyendo que esta vez, él me había mostrado amor, esa noche, en sus aposentos. Pero al despertar, lo vi arrodillado ante una foto: Elena, su amada muerta. "Su alma será el recipiente perfecto para ti", susurró. No era amor por mí, sino anhelo por un cascarón vacío para su difunta. Mi 99% de progreso era el 99% de mi destrucción, para convertirme en una vasija para otra. El odio me quemó. Encontré un joyero con mis propios restos: cabello, un diente, fragmentos de hueso, etiquetados como "pruebas". Él no era un guía, sino un monstruo que coleccionaba pedazos de mis muertes. El shock me hizo tropezar, alertándolo. "¿Qué has visto?", siseó con mirada asesina. Corrí, gritando al Sistema para que me sacara de allí. Pero Mateo, rápido, gritó: "¡Sistema, reiniciar!". El mundo se disolvió. Desperté en la iglesia, y Mateo, con su falsa sonrisa, anunció: "Tu prueba final está por llegar". El terror me invadió, hasta que vi a mi hermano Miguel, de catorce años, entrar, con la túnica de acólito. "¡Hermana! ¡Voy a pasar por mi propia purificación!", exclamó, con inocencia. Mateo sonrió, revelando su demonio. Había encontrado mi debilidad. No era mi salvación, sino la suya. Mi alma rota encontró un nuevo propósito: salvar a Miguel de este monstruo. La sonrisa de Mateo era veneno, pero ya no me paralizaba. El mundo parpadeó de nuevo, no por mi voluntad ni la suya, sino por un error del Sistema. Aparecí en una gala, desorientada, mientras Mateo presentaba a Miguel como el "nuevo alma pura". Luego, sus ojos se posaron en mí. "Donde hay luz, debe haber oscuridad". Me arrastró, humillándome, abofeteándome frente a todos. "Ella ya no es tu hermana. Es una cáscara vacía, corrompida por el pecado". Me empujó al suelo. Luego de meses de abusos, palizas, vejaciones, la gota que derramó el vaso fue, cuando uno de sus secuaces intentó abusar de mí. Ahí, lo entendí. "Gracias, Padre Mateo", le dije, sonriendo en medio de la lluvia. La confusión en su rostro fue mi pequeña victoria. Cerré los ojos y, con una claridad que nunca antes tuve, le dije al Sistema: "Quiero renunciar a la misión". [Confirmando solicitud de abandono de misión. ¿Está segura? Esta acción es irreversible.] "Sí. Estoy segura". [Solicitud aceptada. El vínculo con el mundo objetivo se disolverá en 72 horas.] Una inmensa esperanza me invadió. Por primera vez, después de incontables vidas, veía una salida real. Mateo me miraba, su furia y desconcierto palpables. Y esa visión, me hizo sonreír. Me arrojaron a un callejón. Sola. Herida. Pero libre. O casi. 71 horas restantes. Vi mi cara en las noticias: "Exacólita expulsada... por comportamiento errático y violento". Me habían convertido en la villana. Y luego, el relicario en la pantalla: mis huesos, mis dientes, a subasta como "reliquias sagradas". "Restos de una santa anónima, bendecidas por el Padre". Iba a construir su imperio sobre mi dolor. La misma sensación me invadió antes de que el Sistema me reiniciara. Me doblegué, vomitando bilis. No tenía nada. Pero el contador en mi cabeza seguía corriendo. 65 horas. Tenía que sobrevivir. En un callejón mugriento, dos matones me esperaban. "El jefe dice que una mancha debe ser borrada por completo. Sin dejar rastro". Me golpearon, una violencia fría y metódica. Con una navaja, uno me cortó la mejilla. "El jefe quiere que recuerdes esto. Quiere que tu cara refleje la basura que eres por dentro". Sentí una costilla romperse. Me golpearon una última vez en el estómago. Dejé de luchar. Una extraña calma me invadió. Comencé a reír. Histéricamente. Dejaron de golpearme. Me miraron como si estuviera loca. Levanté la cabeza y miré a Mateo, que observaba desde la ventana. "Gracias", dije, mi voz extrañamente firme. "Gracias, Padre Mateo". "Le deseo a usted y a su... nueva luz... toda la felicidad del mundo". "Espero que consiga lo que tanto desea". La confusión en su rostro fue mi pequeña victoria. Me trasladaron a una cámara frigorífica. El "castigo del amor" que usaba Mateo para purificarme cuando no le obedecía. Me obligó a copiar un libro sobre Elena, esa mujer que no era más que su obsesión. "¡Mientes!", gritó, furioso cuando le recordé cómo murió Elena, en un "accidente de coche en verano", no "por hipotermia". "Haré que Miguel venga aquí y lo haga por ti. Quizás el frío purifique su conexión impura contigo". La amenaza con mi hermano me quebró. Me arrodillé, mis heridas sangrando. El veneno gélido, un dolor de mis vidas pasadas, se apoderó de mí. Mateo sonrió, victorioso. 42 horas. Desperté en un hospital, con Mateo ordenando que no gastaran "demasiados recursos" en mí. Las enfermeras me trataron con desprecio. Escuché que Mateo iba a "adoptar" a Miguel, a darle una vida "lejos de la mala influencia de su hermana". La rabia me consumió. Esa noche, Mateo regresó, arrojando papeles sobre la manta. "Firma esto. Es una confesión de tus crímenes y una renuncia a tus derechos. Te alejas de mi vida y de la de Miguel para siempre". En esta simulación, me hacían desaparecer. "Elena no era mi amor perdido. Era la científica jefe de este proyecto. Y tú... eras su hermana menor, una simple técnica de bajo nivel". Los recuerdos borrados del Sistema comenzaron a regresar. Yo, en un laboratorio. Elena. Un accidente. "Secuestré a sus científicos. Los obligué a conectar tu mente en coma a esta simulación, un mundo que diseñé para ti". "Miguel... fue una construcción para mantenerte atada". Todo mi mundo era una farsa. Me arrastré, simulando locura, me golpeaba la cabeza, gritaba "¡Gusanos en mi cabeza!". Mateo me miró con horror. "Miguel y yo... vamos a traer una nueva vida a este mundo. Un alma pura, concebida en la fe y el amor". El insulto final. "Como última lección de obediencia", susurró, "bésame los zapatos". Me acerqué, no para besar, sino para morder su tobillo. "¡Sistema. Ejecutar salida ahora!". [Cuenta regresiva finalizada. Desvinculación completa.] El mundo se disolvió. Lo último que vi fue el rostro de Mateo, contorsionado por el shock. "Este es mi último regalo para ti, Mateo", pensé. "Un mundo sin mí". En el mundo real, me recuperé de un coma. Mi vida era normal. Conocí a David. Nos casamos. Tuve un hijo, Leo. Pero las sombras persistían. Una noche, la voz robótica resonó: [ALERTA DE EMERGENCIA. MUNDO OBJETIVO 734 AL BORDE DEL COLAPSO TOTAL.] [AGENTE S-218, SU PRESENCIA ES REQUERIDA INMEDIATAMENTE.] Mi cuerpo comenzó a volverse transparente. [La recuperación forzosa no es opcional.] El mundo se disolvió. Estaba de vuelta en el santuario de la iglesia, en ruinas. Mateo, demacrado, se cortaba mi nombre en el brazo. "Sabía que volverías", dijo riendo. "¡Yo lo recuerdo todo, Sofía! ¡Cada reinicio! Fingí no recordar para ver hasta dónde llegarías". "El Sistema no me creó para ti. Yo secuestré el Sistema para traerte a ti." Miguel era un pilar digital. "¡Me estoy digitalizando, Sofía! ¡Así podré seguirte a donde quiera que vayas!". El mundo se acabó. Desperté en mi cama. La vida continuó. Años después, acostando a Leo, lo vi. Una figura translúcida de pie en la esquina de la habitación. Mateo. O lo que quedaba de él. [Sofía... lo siento... estoy tan solo...]. "Eso es lo que querías, ¿no, Mateo?", dije. "Estar conmigo para siempre". "Aquí te quedarás. Solo. Atrapado en tu propia obsesión, observando una vida que nunca podrás tocar". Me di la vuelta. Finalmente, verdaderamente, era libre. El fantasma en la máquina nunca más volvería a tocarme.

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Encuentro con mi Novio en La Boda de Mi Amiga

Encuentro con mi Novio en La Boda de Mi Amiga

5.0

El aire de Sevilla olía a azahar y a traición. Era el día de la boda de mi mejor amiga, Isabel. Y él era el novio. Javier, el hombre que desapareció hace tres años, llevándose mi vida con él, estaba allí, casándose con mi "mejor amiga". Mi copa de vino casi se cae; el mundo se detuvo. Isabel me lo presentó con una sonrisa radiante, mientras él me miraba como a una total extraña. Luego, soltó la bomba: "Lo rescaté de la quiebra. Tuvo que alejarse de todo, especialmente de una exnovia que lo acosaba sin piedad. Una obsesiva, pobre hombre. Esa era yo." La amiga que secó mis lágrimas, que me consoló durante tres años, era la misma que me había mentido y complotado a mis espaldas. Sentí que el suelo se abría, mientras Javier pasaba a mi lado con indiferencia, como si yo fuera un mueble. Detrás de una columna, lo escuché decir: "Sí, es ella. La loca. Sigue obsesionada. Rota. ¿Quién querría estar con alguien así?" La humillación me quemó por dentro. Mis muñecas, con las cicatrices de una noche de desesperación de hace un año, ardían. Un año, mientras yo luchaba por respirar, ellos planeaban su boda en España en secreto. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo mi mejor amiga pudo traicionarme así, mientras yo llegaba al hospital por intentar apagar el dolor de su ausencia, de SU silencio? No pude más. Esa noche, marqué un número que no usaba en años. "Quiero volver a casa. Dile a papá que acepto el compromiso. Conoceré a ese hombre." Bloqueé a Javier y a cada falso amigo, dejé las llaves y tomé el último tren lejos de la tumba de mi amor. Se acabó la espera, se acabaron las mentiras.

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Traición y Anillo: Cenizas del Pasado

Traición y Anillo: Cenizas del Pasado

5.0

Acababa de regresar a México después de cinco años, esperando empezar de cero. Pero una llamada de mi examiga de la universidad lo cambió todo: "Ricardo también está aquí". Ese nombre me golpeó como un puñetazo, porque Ricardo no era un exnovio cualquiera; era el hombre que se quedó callado, que me vio caer, mientras su 'amiga de la infancia' me acusaba falsamente de fraude y me expulsaban de la universidad, arruinándome la vida. Cinco años de dolor, de luchar sola en un país extranjero, de reconstruirme desde las cenizas, ¿para qué? ¿Para que él se arrodillara en medio de una fiesta con un anillo de diamantes, como si nada hubiera pasado, como si creyera que podía comprarme o lavarse las manos de su traición? "Sofía Morales, ¿quieres casarte conmigo?" me espetó frente a todos. Mientras los aplausos y vítores resonaban, mi sangre se heló. No podía creer la desfachatez de mi pasado persiguiéndome. En ese momento, solo había una verdad que necesitaba proclamar, no por venganza, sino por la paz de mi alma: él ya no tenía ningún poder sobre mí. El falso cuento de hadas que quería montar se iba a desmoronar justo ahí, frente a sus narices.

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La Venganza de la Heredera Renacida

La Venganza de la Heredera Renacida

5.0

El sabor amargo de la sidra barata se mezclaba con el veneno en mi garganta. Caí al suelo de la sidrería, mis pulmones luchaban por aire. Lo último que vi fue el rostro de Valentina, mi compañera de piso, mi amiga. En sus ojos no había pánico, solo una fría satisfacción. Me había asesinado. Todo por envidia. Por mi apellido, por mi vida, por todo lo que yo, Sofía Soler, inconscientemente le había arrebatado. Y antes de que mi mundo se oscureciera, vi a Javier, el chico que me gustaba, de la mano de ella. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¡Yo solo quería vivir mi vida! ¿Por qué fui tan ciega? Pero entonces, abrí los ojos. Estaba en mi cama. El calendario marcaba el día de mi muerte. Y allí estaba ella, ¡Valentina, como si nada! Esta vez, el veneno no sería para mí.

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El Regreso de La Loba

El Regreso de La Loba

5.0

Hace siete años dejé Madrid, convencida de que mi familia me creía una fracasada en México. Pero allí, en silencio y con sangre, construí un imperio de tequila y me gané un nombre: "Isabella, La Loba". Volví a casa esperando resolver un pequeño asunto familiar, sin imaginar el infierno que me esperaba. En un tablao flamenco exclusivo de Madrid, fui testigo de una pesadilla: mi hermana pequeña, Sofía, humillada públicamente por su prometido Mateo y su amante Valeria. Estaban usando sus fotos íntimas y grabaciones para chantajearla, obligándola a vender las últimas reliquias de nuestra familia mientras la élite de la ciudad la observaba y se reía. Vi con rabia cómo entregaba entre lágrimas el medallón de la Virgen, regalo de nuestra madre, y luego un mantón de encaje incalculable, mientras los susurros sobre la "pobreza" de los De la Vega llenaban la sala. El horror creció al ver a mi padre, Ricardo, encorvado junto a nuestro mayor enemigo, la pieza final de la traición. Él había dilapidado nuestra fortuna y confinado a mi madre enferma en una clínica barata. ¿Cómo se atrevían a profanar así nuestro honor, nuestra historia, nuestra sangre? La ira, fría y cortante, se apoderó de mí, jurando una venganza que ni en sus peores pesadillas podrían imaginar. Fue entonces cuando salí de las sombras, con una tarjeta negra ilimitada en la mano y la furia de La Loba en los ojos. El "espectáculo" de Mateo había terminado. Ahora, la cacería de Isabella de la Vega, la loba que creyeron muerta, estaba a punto de comenzar. Y no tendría piedad con ninguno de ellos.

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Amor Prohibido, Venganza Dulce

Amor Prohibido, Venganza Dulce

5.0

Mi esposo, Adrián, me llamó por teléfono. Para salvar la carrera de su amante, la famosa actriz Liliana Requena, me pidió que fingiera mi propio secuestro y me echara la culpa para desviar la atención de los medios. Pero eso no fue todo. Con una frialdad que me heló la sangre, me exigió que abortara a nuestro bebé. "Liliana no puede soportar más estrés" , me dijo. Me negué a perder a mi hijo, pero él, para proteger a su amada, me empujó con una fuerza brutal. Mientras yo sangraba en el suelo, él se fue con ella sin mirar atrás. Su madre fue aún más lejos: me encerró en una hacienda bajo un sol infernal hasta que perdí a mi bebé. Mientras me desangraba sola, recibí un mensaje suyo: "Lo siento, mi amor. Te lo compensaré" . Con el corazón hecho pedazos y el alma vacía, tomé mi teléfono y marqué un número que me había prohibido a mí misma durante años. La voz que respondió era la de mi padre, Augusto Sierra, el dueño del Grupo Sierra.

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Mi Nueva Oportunidad

Mi Nueva Oportunidad

5.0

El olor a madera quemada y a carne chamuscada llenaba mis pulmones, mientras las llamas lamían mi piel. Ricardo Torres, mi esposo de 40 años, me miraba morir con una frialdad que helaba más que cualquier invierno. "Elena, siempre fuiste un estorbo", dijo, y luego se dio la vuelta y se marchó, cerrando la puerta y sellando mi destino. Mi vida entera pasó ante mis ojos, una sucesión de días grises sirviendo a un hombre que nunca me quiso. Aguanté a su familia, renuncié a mis sueños, todo por un "amor" que solo existió en mi cabeza. Fui una campesina sin cultura para él, una sirvienta, una carga. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan tonta? ¿Por qué aguanté tanto? En mi último aliento, con el fuego consumiéndome, un deseo desesperado se formó en mi mente: "Si tuviera otra oportunidad… si pudiera volver… nunca, nunca volvería a cruzarme en tu camino, Ricardo Torres" . La oscuridad me envolvió y, de repente, una luz cegadora. Abrí los ojos. El aire olía a tierra mojada. Miré mis manos. No eran las de una mujer de sesenta años, sino las de una joven. Un calendario en la pared: 1976. Había funcionado. Había vuelto. Y esta vez, las cosas serían muy diferentes.

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Amor que Trasciende

Amor que Trasciende

5.0

Estaba planeando la boda de mis sueños con Ricardo, el hombre que amaba, o eso creía. Pero en un instante, todo se derrumbó: lo encontré en nuestra cama, entrelazado con mi hermanastra Isabella, sus risas cómplices resonando en mi mente. Peor aún, escuché sus voces antes de que me vieran, "Una vez que te cases con ella y tengamos el control de la empresa, la echaremos a la calle. Al fin y al cabo, ella no es más que una huérfana adoptada." Mi mundo se hizo añicos, mi familia adoptiva me había relegado, favoreciendo a Isabella, y yo, cegada por el amor, no vi la conspiración. La joya en mi dedo, mi anillo de compromiso, se sentía ahora como una marca de humillación, un recordatorio constante de su traición y codicia. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Todo fue una mentira? Con el corazón destrozado y la rabia hirviendo en mis venas, tomé una decisión desesperada en la barra de un hotel de lujo, al pedirle a un misterioso extraño: "Quiero contratarte. Necesito un prometido... que me ayude a vengarme."

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Mi Dulce Venganza de Amor

Mi Dulce Venganza de Amor

5.0

En el vibrante mundo virtual de "Sueño de Mariachi", donde millones se sumergían, yo, Sofía Rojas, encontré mi refugio detrás de un avatar esquelético y poco agraciado, "La Calavera Alegre", buscando ser valorada por mis habilidades y no por la apariencia que tanto me agobiaba en la vida real. Mi ansiada paz se hizo añicos cuando el regreso de Isabella, el primer amor de Héctor Morales (El Charro de Oro, el jugador más famoso y mi pareja en el juego), expuso la cruda verdad: mientras yo le entregaba mi talento y mi corazón, él construía un juego entero para ella. La humillación pública fue instantánea e ineludible; fui despojada de mi puesto de liderazgo en el gremio que ayudé a construir, acusada de ladrona por tomar mis propios bienes y expulsada frente a millones de jugadores, con Héctor y el mundo celebrando el "triunfo" de Isabella. Sentí una profunda incomprensión y un dolor desgarrador: ¿cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo pude entregarme a alguien que me llamó "conveniente", una "herramienta" que solo servía para mantener una imagen mientras esperaba a su "verdadero amor"? Pero las lágrimas se secaron y dieron paso a la rabia; la verdadera humillación no fue la suya, sino mi propia ceguera. Ese día, me prometí que el juego apenas comenzaba, y que mi venganza sería un platillo que se serviría frío, en la arena más grande de todas.

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Corazón Indomable

Corazón Indomable

5.0

El dolor me partió el abdomen en dos. Era mi cumpleaños, y Alejandro, a quien había criado con el amor de una madre por diez años, me sonreía. Acababa de regalarme un licuado de fresa, una bebida que ahora quemaba mis entrañas. Pero el ardor no era solo físico; era la amarga verdad que susurró: "Siempre te he odiado, Sofía. Te odio porque cada vez que te veo, veo la cara de mi madre." Luego, la mancha carmesí en mi vestido blanco: mi bebé, el hijo de Ricardo, mi prometido. Mi prometido, que llegó para consolarme, para decirme que era un "aborto espontáneo" y que Alejandro "solo bromeaba". Luego me miró con asco y dijo: "Estás hecha un desastre. Hueles a enfermedad". En mi lecho de dolor, vi la película silenciosa de mi vida: diez años entregados a la promesa hecha a mi padre. Diez años cuidando de una familia que no era mía, de una empresa que yo manejaba mientras ellos ponían el nombre. Incluso mi propia madre, al enterarse de mi compromiso, solo llamó para asegurar su pensión, susurrándome que no fuera "egoísta". ¿Egoísta yo? La que había sacrificado su juventud por todos. Mi cuerpo dolía, mi corazón estaba roto, pero una rabia fría y dura como el acero me inundó. "¿Qué quieres, Sofía?", me preguntó Ricardo el hipócrita. "¿Dinero? ¿Joyas? ¿O quieres que formalicemos el matrimonio? Puedo llamar al juez mañana mismo." ¡El matrimonio era el premio de consolación por mi sumisión! Con una calma aterradora, tomé un trozo de cristal de un jarrón roto. Debía romper el lazo, destruir el símbolo que me ataba a su odio. "¡Sofía, no!" , gritó Ricardo, pero era demasiado tarde. Con un movimiento rápido, arrastré el cristal por mi mejilla izquierda. El dolor era liberador. Ya no era la Sofía que conocían, la que odiaban, la que usaban. Y en medio del horror en sus rostros, me eché a reír. Esa risa, que estalló como dinamita, me liberó de una cárcel de diez años. Y así, ensangrentada, pero con el alma libre, crucé la puerta, dejando atrás el veneno y el dolor. No había vuelta atrás.

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El Aroma del Adiós

El Aroma del Adiós

5.0

La oficina de mi jefe olía a café viejo, un aroma que solía darme seguridad, pero que ahora solo me recordaba el sacrificio de años. Mi vida, la que había construido con mi esposa Clara, se desmoronaba. "Quiero el divorcio", le dije al Dr. Morales, mi voz firme ocultando un temblor interno. Los rumores del complejo ya lo sabían: Clara y Marcos Durán, antes de que yo estuviera dispuesto a aceptarlo. La encontré en nuestra sala, no sola, Marcos tenía su mano en la cintura de Clara, riendo de una manera que nunca compartió conmigo. Mi voz, un gruñido, apenas pudo preguntar: "¿Qué está pasando aquí, Clara?". Ella, de cálida a una máscara de fría indignación, mientras Marcos sonreía con arrogancia. "¡Estás loco! ¡Paranoico y celoso!", gritó ella, intentando voltear la situación, como siempre. Esta vez no funcionó. "Se acabó, Clara", dije, mi voz mortalmente tranquila. "Quiero el divorcio". Su rostro palideció, pero su pánico se convirtió en rabia: "¡No te atrevas! ¡No vas a arruinar mi vida!". Justo entonces, el timbre de la puerta sonó, y dos policías uniformados entraron. "Mi esposo... se puso violento, me amenazó, tengo miedo", dijo Clara, con lágrimas falsas. Me helé, la traición descarada me robó el aliento. Caí en su trampa, y me llevaron de mi propia casa. Esa noche en la celda apestaba a desinfectante y desesperación, y me di cuenta de que mi dolor no era nuevo, sino la culminación de años de ser ignorado. Pero algo cambió esa noche; la resignación se convirtió en una inquebrantable resolución: no más. A la mañana siguiente, el Dr. Morales pagó mi fianza, mirándome con decepción, no hacia mí, sino hacia la situación misma. "Ve a casa, empaca tus cosas y sal de ahí", me dijo, "Yo me encargaré de los abogados, esto no se quedará así". Cada objeto que empaqué era un recordatorio de un amor fallido, y las palabras de la señora Carmen, mi vecina, lo confirmaron: "Esa mujer no te merece, lo vi entrar a la casa en cuanto tú te ibas a trabajar". La realidad era un golpe brutal, validando cada una de mis sospechas. Recordé el día en que había rechazado una prestigiosa beca de investigación en el extranjero por Clara, sacrificando mi sueño por una farsa. Colgué el teléfono, sin ira, solo una abrumadora certeza: mi decisión era la correcta. Me dirigí al lago solo, y el último rayo de sol desapareció en el horizonte. Ya no me sentía abandonado, me sentía libre. El peso de años finalmente se había levantado de mis hombros, y el camino por delante estaba despejado, solo para mí.

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Despertar en el Juego

Despertar en el Juego

5.0

En el año 2038, mi vida era un refugio digital. Como "Puente del Sur de Bambú" en "El Sueño del Guerrero", ocultaba mi belleza real detrás de un avatar feo, buscando ser valorada por mi lealtad y habilidad, no por mi apariencia. Durante tres años de misiones y "noches" virtuales, creí que mi compañero, el invencible "Guerrero de Fuego" (Héctor en la vida real), sentía lo mismo. Pero, con el regreso de su exnovia, "Princesa Dulce", Héctor me descartó. Primero, con un frío "Te he estado esperando" dirigido a ella, y luego, con la despiadada revelación: "Solo estaba pasando el rato mientras esperaba que Ximena volviera". La humillación pública fue devastadora: expulsada del gremio, nuestra relación disuelta forzosamente, y su nueva propuesta de pareja anunciada en todo el servidor, mientras yo miraba, impotente. En la vida real, como ilustradora "S. R.", fui despedida por el propio Héctor, quien ni me reconoció. ¿Cómo era posible que el hombre que juró amarme, pudiera despreciarme de tal manera en ambos mundos? ¿Qué hice para merecer tanta crueldad? La burla se intensificó cuando Ximena, para robarme una valiosa armadura que creé, me acusó falsamente de robo, con Héctor presenciando y creyéndole. Fue un despertar brutal, una lección dolorosa. En ese instante, rompí todo lazo con ellos. Era hora de que "Puente del Sur de Bambú" se levantara de las cenizas.

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Cuando el Juego Termina

Cuando el Juego Termina

5.0

En el año 2038, mi vida tenía dos realidades: en "El Sueño del Guerrero", era "Puente del Sur de Bambú", una jugadora deliberadamente fea, profundamente enamorada del todopoderoso "Guerrero de Fuego", el campeón del juego. En mi "otra" vida, Sofía era una ilustradora anónima, viviendo con la ansiedad de ser juzgada por mi belleza natural. Creía que Héctor, mi Guerrero de Fuego, me amaba por lo que era, más allá de la pantalla. Pero un día, mientras preparaba un regalo para él en el juego, mi mundo se vino abajo. Lo escuché decir que solo me utilizaba para "pasar el rato" mientras su exnovia Ximena regresaba. Y lo peor, el CEO de InnovaTech, mi quisquilloso cliente en la vida real era el mismo Héctor, quien me despreciaba en persona y en el juego. La humillación no se detuvo ahí: me despojaron públicamente de mi título de colíder de gremio y Héctor, sin un ápice de humanidad, disolvió nuestra relación frente a todo el servidor. "Nunca te quise", me espetó, "salir con un avatar tan feo como el tuyo era asqueroso". Mi dolor se convirtió en ira, ardiente e imparable. Decidí que ya no sería más la víctima de nadie y que el mundo se enteraría de todo.

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La vida que elegí

La vida que elegí

5.0

Mi vigésimo aniversario de bodas amaneció con un frío glacial en el alma. Recordaba cada detalle de mi vida, una vida que aún no había vivido, pero que me había llevado a la muerte, sola y despreciada en un hospital, víctima de mi marido, Rodrigo, y su "mejor amiga", Camila. Hoy era el día en que, en esa otra realidad, descubriría su traición y sería humillada, tildada de loca por pedir el divorcio, para acabar abandonada por mis propios hijos, Mateo y Sofía, quienes caerían bajo la influencia manipuladora de Camila. En mi mente, la imagen vívida de Sofía empujándome por las escaleras, de Rodrigo acusándome en el hospital mientras yo agonizaba y de mis hijos creyendo las viles mentiras de Camila, diciéndome que yo no era una "verdadera madre", me quemaba. Pero esta vez, no sería la víctima confundida, no cedería a la desesperación; con la memoria intacta y un frío propósito, me levanté, lista para cortar los lazos y reescribir mi destino.

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Mi Dulce Venganza

Mi Dulce Venganza

5.0

Aquí está el adelanto de la novela corta, siguiendo tus indicaciones: Me miré al espejo, envuelta en raso blanco, la boda con Ricardo a solo una semana. Llevábamos cinco años construyendo un futuro que creía inquebrantable, hasta que su teléfono vibró con un mensaje. El nombre "Carla" en la pantalla me heló la sangre, seguido de: "Amor, ¿nuestro plan sigue en pie para después de la boda? No puedo esperar a que seamos libres" . Revisé su teléfono y descubrí meses de conversaciones, fotos y planes con su amante, burlándose de mí y de mi "confianza ciega", llamándome "la gallina de los huevos de oro". Un mensaje suyo lo destrozó todo: "Sofía no es más que el puente hacia nuestra felicidad. Un sacrificio necesario". Mi amor se convirtió en rabia fría; no era solo infidelidad, sino un fraude calculado. Con una calma que me sorprendió, fotografié cada prueba, borré mi rastro y colgué el vestido. La boda no se cancelaría; sería mi escena, y ellos, Ricardo y Carla, serían las estrellas de su propia humillación pública.

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Un Amor Roto, Nueva Esperanza

Un Amor Roto, Nueva Esperanza

5.0

Mi esposo y yo lo teníamos todo: un amor que parecía inquebrantable, un futuro prometedor y el restaurante de sus sueños a punto de abrir. Pero una noche, al encontrar un "Acuerdo de Divorcio" oculto, mi mundo se desmoronó. Él estaba allí, frío, distante, tecleando en su laptop, mientras la luz de esa pantalla revelaba el rostro de un extraño. Él, que era mi refugio, se había convertido en mi verdugo. Me sentí traicionada, humillada, pública y dolorosamente excluida de una vida que creí nuestra. Cuando le supliqué hablar, me despidió con una frialdad que me congeló el alma, y un destello de fastidio en sus ojos. ¿Cómo pudo orquestar mi abandono en secreto, dejarme vivir una mentira mientras él planeaba el final? ¿Qué había hecho yo para merecer este golpe devastador en lo más íntimo de mi hogar? Rota, herida, busqué refugio lejos, pero el destino me lanzó de vuelta al corazón de mi tragedia, mientras la noticia de un fatal accidente automovilístico lo cambió todo.

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Amor Y Traición: Mi Venganza

Amor Y Traición: Mi Venganza

5.0

El frío del azulejo del baño me subió por los pies descalzos, un escalofrío que calaba hasta los huesos. En mi mano, una prueba de embarazo con dos líneas claras, inequívocas. Una sonrisa amarga se dibujó en mis labios, porque esta vez no era de alegría, era el eco de la desesperación de mi vida anterior. Cerré los ojos y la imagen me golpeó con fiereza: el olor a gasolina y metal retorcido, los cristales rotos esparcidos. Mi hermanastra, Camila, de pie junto al coche en llamas, su bello rostro contorsionado en una sonrisa triunfal. Y a su lado, mi esposo, Alejandro, observando con indiferencia gélida cómo yo me consumía. "Sofía, siempre tan ingenua," la voz de Camila resonaba en mi memoria, "Alejandro es mío, su éxito es mío, y ahora, tu vida también lo es." Sentí el dolor agudo en mi vientre, la pérdida de mi hijo nonato, y luego… la nada. Abrí los ojos de golpe, el corazón desbocado. El mismo baño, la misma prueba de embarazo. Era el día en que, en mi vida pasada, anuncié felizmente mi embarazo, el día que selló mi destino. Mi cuerpo temblaba, pero ya no era de miedo. Era una furia helada, pura, que me recorría las venas. Esta vez no. Esta vez, no sería la víctima. Esta vez, la marionetista sería yo. "Mi amor, ¿estás bien? Te tardas mucho." La voz carismática y ensayada de Alejandro irrumpió en el baño. Sus ojos, al ver la prueba, se abrieron con una sorpresa que, ahora lo sabía, era completamente fingida. Se arrodilló, tomó mis manos con una calidez nauseabunda. "¿Sofía? ¿Es... es lo que creo que es?" Asentí lentamente, observando su obra. "¡Vamos a ser padres! ¡Por Dios, Sofía, soy el hombre más feliz del mundo!" En mi vida pasada, sus palabras me hubieran llenado de dicha. Ahora, solo sentía un asco profundo, un veneno que me carcomía. Él se separó, sus ojos brillando con una alegría calculada. "Tenemos que celebrarlo, ¡hay que darle una gran fiesta! ¡Anunciarlo a todo el mundo!" "No" , dije, mi voz sonando más firme de lo que esperaba. Alejandro parpadeó, confundido. "¿No? Pero, mi amor, es la mejor noticia de nuestras vidas." "Es muy pronto, Alejandro" , respondí, forzando una expresión de preocupación. "Los primeros meses son delicados, quiero ser cuidadosa. No quiero anunciarlo todavía." Era la excusa perfecta, una que él no podía rebatir sin parecer insensible. Me besó en la frente. Un beso de Judas. Me quedé sola. Miré mi reflejo en el espejo. La mujer que me devolvía la mirada ya no era la misma. De las cenizas, había nacido un monstruo. "Sí, Alejandro" , susurré. "Ocúpate de todo." Mientras él planeaba usarme, yo ya estaba planeando su destrucción. Y la de Camila. Y la de todos los que les ayudaron. Mi venganza comenzaba ahora. Iba a meter a todos los lobos en el mismo corral y ver cómo se destrozaban.

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Corazón Roto, Vida Nueva

Corazón Roto, Vida Nueva

5.0

En el día de San Valentín, que era también el cumpleaños de mi hija Camila, intentaba, por quinto año consecutivo, reconquistar el corazón de mi esposa, Sofía. Pero bajo las velas titilantes del pastel, Camila se inclinó hacia Sofía y susurró: "Espero que mamá y papá se divorcien, quiero que el tío Marcelo sea mi papá". Mi mundo se desmoronó cuando Sofía sonrió y respondió: "Pronto verás tu deseo hecho realidad", y después, me entregó el acuerdo de divorcio que ya había preparado. "¿Alguna vez me amaste, Sofía?", pregunté, con un nudo en la garganta, solo para escuchar la aterradora verdad: "Solo eres un sustituto. Ahora que Marcelo ha vuelto, debes irte". En cinco años de matrimonio y devoción inquebrantable, en los que sacrifiqué mi carrera y mi vida por ellas, fui visto como un simple reemplazo, un objeto desechable, ¡y mi propia hija me despreciaba! Mi corazón, ya destrozado, se congeló por completo. Así que ¿esto era todo? ¿Mi amor y sacrificio no significaban nada? Decidí que si este mundo no me quería, no quedaría ni rastro de mí. Pero justo cuando la desesperación me consumía, un sistema me ofreció una salida, una nueva vida, lejos de todo este dolor.

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El Reclamo de Mi Vida

El Reclamo de Mi Vida

5.0

Mi futuro brillante estaba a punto de convertirse en realidad. Tenía diecinueve años, lista para el examen de admisión a la universidad de mis sueños, la UNAM. Pero todo se derrumbó cuando, durante el examen, mi mente se nubló, y la acusación de trampa, con "pruebas" en mi mochila, destruyó mi reputación. reporteros me acorralaron, mi hermanastra Lucía y su novio Ricardo, mi ex, se mostraron "preocupados", pero sus ojos brillaban con un triunfo apenas disimulado y una decepción fría. Mi padre me condenó con su silencio, mi universidad se volvió una fantasía, y mi vida se convirtió en un infierno de empleos mal pagados y miradas de desprecio. Mientras veía a Lucía florecer, heredar la fortuna y comprometerse con Ricardo, el dolor sordo en mi pecho crecía. Cinco años después, trabajando como mesera, los vi entrar, irradiando una felicidad obscena. Escuché a Lucía reírse, "La forma en que la droga que le diste en la leche la dejó completamente atontada. Fue el plan perfecto. Sin ella en el camino, todo ha sido mucho más fácil para nosotros" . Ricardo añadió, "Y pensar que esa tonta creyó que yo era su hermana. Nunca supo que todo lo que quería era quitarle todo lo que tenía" . Era la leche que Lucía me dio esa mañana del examen para "darme energía". La traición me golpeó como un huracán; furiosa, me abalancé sobre ellos, solo para ser empujada. Corrí ciega por las calles, llena de dolor y arrepentimiento, deseando una segunda oportunidad. Un chirrido de llantas, un destello, y luego, la oscuridad. Pero la oscuridad no fue el final. Desperté en mi cama, en mi habitación, cinco años en el pasado. La fecha en el calendario: el día del examen. Lucía entró, con su sonrisa angelical y un vaso de leche. Esta vez, no caeré. Esta vez, la historia la escribo yo, y mi venganza será dulce.

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La Resurrección de Ximena

La Resurrección de Ximena

5.0

Era la nonagésima novena vez que moría por Sebastián. El chirrido ensordecedor de los neumáticos, el giro descontrolado y el impacto brutal me arrojaron contra el muro, mientras su amante, Valentina, observaba paralizada. Sentí mis huesos romperse y mi aliento huir, pero al ver el alivio en sus ojos por la seguridad de "su luz de luna", supe que no había preocupación por mí. Una vez más, mi sangre manchó el asfalto bajo el sol inclemente, y él, sin pensarlo dos veces, me empujó frente a ella. Cuando desperté en la camioneta, Sebastián, con su desprecio habitual, me exigió disculpas por asustar a Valentina y a "su bebé" que venía en camino, un vientre apenas visible que era su arma. Me ordenó no manchar la camioneta con mi sangre, y al llegar a la mansión, el mayordomo me bañó a presión para no ensuciar las alfombras, mientras Valentina me ofrecía un mango, sabiendo mi alergia mortal. Me pregunté por qué seguía viviendo este infierno, por qué mi cuerpo se negaba a la muerte definitiva. El ciclo de noventa y nueve muertes y resurrecciones, cada una más dolorosa, me había dejado al borde del abismo. Tomé el mango, buscando la muerte número cien, la liberación, pero él, en un acto de furia posesiva, me hizo vomitar, gritando: "¡Tu vida me pertenece!". Mi frustración llegó al límite, pero en sus palabras sobre diseccionarme en un laboratorio para proteger "el bebé de Valentina", encontré una extraña esperanza. Este era el camino.

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