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Gavin

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Libros y Cuentos de Gavin

Renacer a escapar

Renacer a escapar

5.0

Un dolor agudo me partió la cabeza, y al despertar en un hospital de Sevilla, lo primero que me dijeron fue que tenía veinticinco años y estaba casada con un hombre al que no recordaba, Mateo Vargas. Mi "esposo" era un completo desconocido, un hombre frío y calculador que había accedido a un matrimonio de conveniencia orquestado por nuestras familias para fusionar bodegas, y que además, me engañaba descaradamente con su asistente legal, Isabel Montoya. Descubrí con horror que, en esta vida que no era mía, había renunciado a mi pasión por la fotografía, al flamenco, a mi tatuaje del ave fénix e incluso a mi moto, todo por complacer a este hombre que me despreciaba y se burlaba de mí a mis espaldas, llamándome "una mona vestida de seda", y el colmo, mientras yo perdía a nuestro hijo en el hospital, él estaba de vacaciones con su amante. El dolor y la humillación eran insoportables: ¿cómo había llegado a ser la sombra de la Sofía libre y apasionada que recordaba, una mujer que lo había perdido todo por un hombre que ni siquiera la quería viva? Al borde de la desesperación, después de un accidente que casi me cuesta la vida, me encontré de vuelta en el pasado, justo antes de cometer el mayor error: casarme con él, y ahora, con la memoria intacta de mi infierno anterior y una segunda oportunidad, estoy decidida a reclamar mi libertad, mis pasiones, y encontrar el verdadero amor, custodiando mi corazón de todo lo que una vez me arrebató la vida.

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La esposa olvidada renace

La esposa olvidada renace

5.0

Vendí la casa de mi abuela, mi único refugio, para encontrar a mi esposo desaparecido. Después de cinco años angustiosos, lo hallé en el bar de un hotel de lujo, celebrando. Pero no estaba solo; a su lado, mi hermanastra, Mariana, se regodeaba con él. Escuché sus risas, susurros venenosos que revelaron la verdad: mi "desaparición" fue una farsa, una cruel venganza orquestada por ambos. "Todo lo que ha sufrido es poco comparado con lo que te hizo a ti y a tu madre", le dijo Ricardo a Mariana, acariciándole una cicatriz que ella afirmaba que yo le había causado. Mi amor, el que había mantenido mi esperanza a flote por años, se hizo añicos, transformándose en un glaciar de dolor. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo pude amar a un monstruo? Él me humilló, me golpeó, me obligó a vivir en la ignominia de su mansión. Un día, mi preciado pulpo, Octavio, el último vestigio de mi vida anterior, fue brutalmente asesinado ante mis ojos por Mariana. El dolor fue insoportable, pero en la oscuridad de ese barco-cobertizo, algo frío y afilado nació en mí. Me arrojaron al mar, con el tobillo roto, para morir. Pero la corriente no me llevó a la muerte, sino a un barco de investigación donde fui rescatada. Ellos tenían videos. Tenían pruebas. La vieja Sofía murió en esas aguas, ahogada por el dolor y la traición. Pero una nueva, una mujer fría y decidida, emergió. "Capitán, necesito un abogado", dije, con una fuerza que nunca antes había conocido. "Y papeles de divorcio. Inmediatamente".

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Adiós, Ricardo: Mi Verano

Adiós, Ricardo: Mi Verano

5.0

Mi escritorio de caoba pulida en "Casa de Modas de la Rosa" se sentía como un escudo, un refugio donde mis diseños cobraban vida y ganaban premios. Pero, el rostro grave del gerente de RH, con su voz baja y casi un susurro, rompió toda la fantasía: "Sofía, la empresa ha decidido terminar tu contrato" . ¿Despedirme? ¿A mí? La diseñadora principal, la que trajo millones con su talento, ¿echada a la calle como si nada? Mi cerebro se puso en blanco, intentando aferrarse a la lógica, a la injusticia. ¿Por qué? Una verdad amarga se dibujó en mi mente, un nombre que dolía más que cualquier despido: Ricardo de la Rosa. El dueño, mi Ricardo. Fui su protegida, su amante secreta por tres años, la mujer que siempre estuvo a su lado. Pero hoy no solo él regresaba, también lo hacía Isabella Vargas, su prometida, su "luna blanca". Mi despido no era más que un regalo para ella, una forma de demostrarle a su prometida que yo, la mujer invisible, no era nada. Vi a Ricardo sostener la mano de Isabella, y esa mirada de devoción me lo confirmó: yo era un fantasma en su mundo. En el hospital, después de la humillante bofetada de Isabella y su amiga, Ricardo defendió a mi agresora. "Ella no quiso hacerte daño, Sofía. Solo es muy protectora con Isabella" . Ese día, bajo las luces frías, mi corazón se rompió por completo. Me prometí que ya no sería más su canario, encerrado en esa jaula de oro. La humillación sería mi motor. Mientras esperaba y él dormía, tomé su teléfono donde había un mensaje: Mañana pediría matrimonio a Isabella. Fui a buscar a Jack en Los Ángeles. ¡Que empiece el juego, Ricardo!

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Adiós, Mi ex Esposo

Adiós, Mi ex Esposo

5.0

En tres años de matrimonio, mi esposo Ricardo me engañó 187 veces. Llevaba la cuenta, no por masoquismo, sino como un recordatorio constante de la farsa de mi vida. Con nueve meses de embarazo, el peso de mi vientre era casi tan abrumador como mi desilusión. Ricardo me arrastró a una reunión de negocios, exigiéndome ser la "esposa perfecta" . Allí, bajo presión y con su aliento a alcohol en mi oído, me obligó a beber un tequila, a pesar de mi avanzado estado. "No pasa nada por un trago, mujer. No exageres", siseó. Inmediatamente, un calambre agudo y violento me recorrió el vientre. El parto se adelantó. Nueve horas de labor, sola. Ricardo me abandonó en la entrada de urgencias para "cerrar el trato" . Cuando nació mi hijo, pequeño y frágil, fue directo a la incubadora. Y Ricardo no estaba. A la mañana siguiente, mi suegra, Doña Carmen, entró a mi habitación. "Prendí la televisión. Arrestaron a Ricardo con otra mujer en una redada" . Esa fue la confirmación número 188. "Doña Carmen", dije con una calma que no sabía que poseía. "Quiero el divorcio". Ella me miró, y no encontró ninguna duda en mi rostro. "Te ayudaré", dijo finalmente, con la voz firme. En los días siguientes, apenas miré a mi hijo en la incubadora. No podía permitirme amarlo. Él era la llave para salir de esa jaula de oro. Yo me iría sin nada, como llegué a este mundo. Cuando Ricardo apareció, en lugar de preguntar por el bebé, exigió una prueba de paternidad. Fue entonces que abrí los ojos. No iba a llorar, ni a gritar. Solo iba a ser libre.

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La traición de Ricardo: Mi pesadilla

La traición de Ricardo: Mi pesadilla

5.0

Para pagar la hipoteca de un millón de dólares y que mi hija, Ana, pudiera estudiar en la mejor escuela de la Ciudad de México, me partía el lomo en viajes de negocios sin fin. Justo cuando pensaba volver a casa, una llamada de un número desconocido me heló la sangre: "Le llamo de la escuela primaria Benito Juárez, en el pueblo de San Agustín, Oaxaca. Solo para recordarle que la cuota de los libros de su hija aún no ha sido pagada." Oaxaca. Escuela pública. Mi Ana en una escuela rural. Mi esposo, Ricardo, restó importancia al "error", pero la inquietud se clavó en mi mente. Al día siguiente, en lugar de ir a casa, fui directamente al Colegio Westminster. Allí, una mujer, supuestamente la "verdadera" madre de Ana, me acusó de secuestro. La histeria estalló. Fui humillada, llamada "loca" y expulsada del colegio. Cuando Ricardo apareció, hizo lo impensable: me negó, me humilló frente a todos, dijo que era una acosadora desequilibrada, todo para proteger su mentira. Mi Ana no estaba en la escuela de élite. Mi Ricardo tenía otra "Ana" y otra mujer. La casa que pagué con mi sudor, mi símbolo de éxito, era ahora una tumba de lujo, y pronto descubrí que Ricardo falsificó mi firma y me la robó. La prensa me tachó de "Lady Abandona Hijos", "Sofía La Loca". Mi propio abogado me traicionó. "¿Por qué?", me gritaba a mí misma. "¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Qué demonios le dijiste a todos para que creyeran que estoy loca?" Sola, contra el mundo, solo quedaba una opción: ir a buscar a mi hija Ana a Oaxaca y destapar la retorcida verdad de la doble vida de Ricardo.

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Prometido Infiel: Cicatrices Del Alma

Prometido Infiel: Cicatrices Del Alma

5.0

El aroma a desinfectante del hospital se mezclaba con el perfume floral y caro de mi prima Isabella. Desde el pasillo, vi a Ricardo, mi prometido, inclinado sobre Isabella, susurrándole algo que la hizo sonreír. Luego, la besó, un beso de amantes que me heló la sangre. No hubo lágrimas, solo un silencio sepulcral en mi cabeza. Porque ya había visto esta escena antes, en otra vida. Una que terminó en tragedia por culpa de ellos dos. En esa vida, les rogué una explicación, y mi dolor solo alimentó su crueldad. Ahora, renacida en este cuerpo más joven, con los recuerdos intactos de aquel infierno, no cometería el mismo error. Me di la vuelta en silencio y me alejé por el pasillo del hospital. Esta vez, no intervendría. Dejaría que el destino, ese que ellos mismos estaban tejiendo con sus mentiras, siguiera su curso. Yo solo sería una espectadora. Y cuando fuera el momento, me aseguraría de que la caída fuera espectacular. La venganza, dicen, es un plato que se sirve frío. Y el mío llevaba una vida entera congelándose. El recuerdo de mi vida pasada era una herida que nunca cerraba. Ricardo me había dejado plantada en el altar, vaciado las cuentas, hipotecado la casa y huido con Isabella. Mi padre sufrió un infarto, murió en mis brazos. Mi madre se marchitó de depresión hasta que un día, simplemente, no despertó. Yo me quedé sola, en la ruina, con el corazón destrozado. Ellos me enviaban fotos de su vida de lujo. Un día, acorralada y desesperada, en el frío río terminé mi sufrimiento. Luego, abrí los ojos. Desperté en mi cama, diez años antes, el día que Ricardo me propuso matrimonio. El anillo en mi dedo se sentía como un grillete. El renacimiento no fue un regalo, fue una segunda oportunidad para la justicia.

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El Precio de Mi Corazón

El Precio de Mi Corazón

5.0

Diez años. Diez años de mi vida dedicados a Alejandro Vargas, el músico al que amaba con locura y para quien yo, Sofía Romero, una compositora llena de sueños, era solo su "perrita faldera". Fui su sombra, su asistente, la mujer a la que humillaba públicamente mientras usaba mi talento sin pudor. Pero la última humillación fue la gota que derramó el vaso: tras revelarle un falso diagnóstico fatal de cáncer cerebral, aquel hombre que me despreció por una década se arrodilló, pidiéndome matrimonio. No era amor ni arrepentimiento; era un macabro plan para arrebatarme el corazón y dárselo a Camila Flores, su "alma gemela" y mi rival, quien supuestamente agonizaba y necesitaba un trasplante. La traición me aplastó, pero en medio de mi dolor, ¿cómo pudieron mis supuestos seres amados idear un complot tan monstruoso para mi muerte? No había cáncer, no había muerte inminente, solo una farsa cruel. Decidí que la Sofía humillada moriría, y en su lugar, renacería una mujer sin miedo, lista para darles una lección inolvidable: en lugar de mi corazón, les daría un infierno que jamás olvidarían.

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Subasta de Dignidad y Amor

Subasta de Dignidad y Amor

5.0

Mi esposo, Mateo, y yo éramos la pareja perfecta, el epítome del éxito en la alta sociedad de la Ciudad de México. Él, el empresario de la construcción, y yo, Ximena, la reconocida diseñadora de moda, que vestía un diseño propio y a mi lado Mateo sonreía a las cámaras. Incluso construimos un imperio juntos, o eso creía yo. Pero en la Gala Benéfica Anual de Arte, una subasta de "Corazón Roto" lo cambió todo. Una voz chillona interrumpió la noche: "¡Cinco millones de pesos!", gritó Sofía, la influencer de las redes, con una sonrisa triunfante. Esa era la cantidad exacta que había desaparecido de nuestra cuenta conjunta la semana pasada. Mi primer impulso fue gritarle, pero la frialdad tomó el control. Mientras Mateo miraba a Sofía con orgullo y fastidio, demostrando que ella era su amante, saqué mi teléfono y marqué un número bancario. "Ernesto, soy Ximena. Necesito que congeles una transacción saliente de la cuenta corporativa 77B. ¡Urgente! Considera la tarjeta asociada como robada". El mundo se detuvo. La traición no fue un descubrimiento lento, fue un golpe seco y brutal. Mateo me agarró del brazo: "¿Qué hiciste?", siseó, con una voz baja y peligrosa. "A un lugar donde aprenderás a no humillarme", dijo, sin mirarme. El auto se detuvo en un rancho aislado. Allí, con Sofía a su lado, Mateo me empujó al escenario, declarando: "Mi esposa... será vendida al mejor postor. Empezaremos con su dignidad". "No tienes nada", susurró, destruyendo mi teléfono. Pero yo tenía un secreto, un plan de contingencia escondido en mi vestido. "Ricardo… Necesito ayuda" .

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Mi Venganza, Mi Destino

Mi Venganza, Mi Destino

5.0

El aire del aeropuerto de la Ciudad de México vibraba con una electricidad que solo yo sentía. Después de tres años esperando a Leonardo, mi prometido y renombrado chef, el hombre que me robó el corazón, la pantalla parpadeó: "Aterrizado". Pero mi alivio se hizo pedazos cuando lo escuché susurrar al teléfono: "Todo va según el plan. Le pediré que nos casemos. Una vez que sea mi esposa, el dinero de los Romero será nuestro. Esto es por nuestro futuro, por el de Leíto. Necesito asegurar este matrimonio, ¿entiendes? Esta vieja fortuna es la clave." Leíto. Un hijo. ¿Su hijo? Mi cuerpo se paralizó al ver a una mujer llamarlo: "¡Leo!", con un niño de unos dos años, una copia de él. Él tartamudeó una excusa patética: "Ella es... Fernanda Díaz. Una colega. Su situación es complicada." Ella sonrió con burla: "¿Colega? Leo, cariño, no creo que esa sea la palabra adecuada." Entonces lo entendí, él había construido una familia a mis espaldas, usándome mientras tanto para asegurar un futuro lleno de lujos. Mi ira me dio la fuerza para susurrar: "Sube al coche, Leo. Hablaremos en casa." Pero la humillación no terminó ahí. Esa noche, Fernanda se presentó en mi habitación con el niño, quien usaba mi relicario, mi símbolo de amor, que Leo juró llevar por siempre. Ella sonrió: "Leo me lo dio hace más de dos años, cuando le dije que estaba embarazada de Leíto. Dijo que era un símbolo de su compromiso con nosotros, con su nueva familia." Leo, mi prometido, el hombre que me engañó, estaba criando un hijo con su amante, ¡y yo había sido la ciega que pagaba por su doble vida! Con una furia fría, decidí que esto no quedaría así. No huiría, contraatacaría. Marqué un número, el de Ricardo Alcántara, el magnate misterioso que una vez me propuso matrimonio. "Acepto", dije. "Diles que Sofía Romero está lista para su propuesta."

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Cegado por un Ángel Falso

Cegado por un Ángel Falso

5.0

Sofía, una bailarina de espíritu indomable, se ve forzada a casarse con un rico heredero en coma para salvar la bodega familiar. Su corazón latía por Mateo, el guardaespaldas de su padre, pero él solo tenía ojos para su hermanastra Isabela, la favorita de su padre. Mateo, ciegamente obsesionado con la apariencia inocente de Isabela, creía que ella era la bailarina del vestido rojo de la que se enamoró años atrás. Sofía soportó años de rechazo y humillaciones, observando a Mateo proteger a Isabela con devoción, incluso cuando Sofía, herida, era ignorada. Isabela, mientras tanto, se jactaba de su cruel manipulación y de usar a Mateo como un "perro poderoso". ¿Cómo podía Mateo, a quien amaba, ser tan cruel y ciego frente a esa impostora "angelical"? Con el corazón roto por la injusticia y la traición, Sofía decide romper con todo y escapar de esa vida tóxica. Lo que ella no sabe es que Mateo, el multimillonario heredero de un imperio bancario, está a punto de descubrir la verdad: ¡la bailarina del vestido rojo que le robó el corazón siempre fue Sofía! Y que Isabela, con su maldad inimaginable, ha manipulado sus vidas desde el principio.

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Regreso a Mi Hogar Verdadero

Regreso a Mi Hogar Verdadero

5.0

Salí de ese laboratorio subterráneo, si es que a tres años de encierro se le puede llamar salir, arrastrando mis piernas inútiles, recordatorio constante de la crueldad de mi esposo, Rodrigo. El aire fresco, un lujo olvidado, golpeó mi rostro pálido y demacrado, contrastando con el resplandor de Elena, la supuesta "alma gemela" de Rodrigo, radiante a su lado mientras a mí la suciedad y la desnutrición me desfiguraban. Él, director millonario de "Innovaciones Globales", me miró con desdén gélido: "Sofía, le robaste a Elena el premio, casi la matas. Arrodíllate y pídele disculpas si quieres seguir siendo la señora de la Torre." Mi corazón, antes entregado, se encogió ante la burla velada de Elena, que actuaba la víctima perfecta. En mi mente, la voz del sistema, que me trajo aquí para conquistar a Rodrigo, sentenció: "Misión fallida, favorabilidad -100. ¿Desea renunciar y volver a casa?" Tres años encerrada, acusada de plagiar mi propio trabajo, incriminada en un accidente que yo previne, mis piernas rotas por su orden, mi hijo Carlitos envenenado con mentiras en mi contra, todo mientras Rodrigo creyó cada palabra de Elena, la verdadera manipuladora. La humillación, el dolor y la traición me abrumaban; no quedaba nada que salvar. "Sí", le susurré al sistema, "quiero volver a casa". Pero el destino, o la ironía, tenía otros planes. Justo cuando Rodrigo, impaciente por mi silencio, se acercaba para arrastrarme, mi cuerpo comenzó a desvanecerse en partículas de luz, dejándolo sumido en un pánico ciego. Me marché, desaparecí del mundo. Sin embargo, mi verdadero martirio estaba por revelarse. No regresé a casa, sino que mi conciencia fue lanzada a un vacío perturbador, donde descubrí la amarga verdad: Rodrigo no quería castigarme con el encierro, sino convertirme en el último sacrificio para Elena, su "alma gemela". Necesitaban un donante de corazón, y yo era la candidata perfecta, mi existencia, borrada, mi corazón, arrancado para su felicidad postiza. La cruelmente orquestada "enfermedad cardíaca" de Elena, la médica sobornada, todo un plan diabólico. La furia me invadió como nunca antes. ¿Sacrificar a la madre de su hijo por una mentira, por una mujer que no merecía vivir, y peor aún, manipular a mi propio hijo para odiarme? ¡Era insoportable! Pero justo cuando la jeringa sedante se acercaba, la voz desesperada de Carlitos irrumpió en la sala de operaciones: "¡PAPÁ, NO! ¡Leí su diario! ¡Elena es la mentirosa! ¡Ella lo planeó todo!" Rodrigo quedó paralizado al ver en la mano de nuestro hijo mi diario, la verdad expuesta. No importaba lo tarde que fuera, algo en mí renacería. Mi corazón se detuvo, pero una nueva misión me esperaba. El sistema me dio una opción: regresar y rectificar, salvar a Rodrigo de su oscuridad, y en el proceso, salvar también la vida de mi sobrina, quien en mi mundo original, se estaba muriendo. Tuve que aceptar, regresando no al vacío, sino al momento exacto en que mi vida se desmoronó, esta vez para cambiar mi destino y el de aquellos a quienes amo.

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La Bailarina Despreciada Vuelve

La Bailarina Despreciada Vuelve

5.0

Siempre creí que mi vida era un cuento de hadas. Como bailarina principal, el escenario del majestuoso Teatro de la Ciudad era mi segundo hogar, y Ricardo, mi prometido y dueño de este imperio, era mi príncipe. Me había prometido el papel protagónico en "El Lago de los Cisnes", mi sueño de toda la vida. Pero ese cuento se convirtió en una pesadilla cuando Ricardo, con una frialdad gélida, anunció que el papel no sería mío. A su lado, su exnovia y "reina" de las redes sociales, Valentina, sonreía con una malicia que me helaba la sangre. "Su popularidad nos traerá una publicidad que tú, querida, simplemente no puedes ofrecer," dijo Ricardo, y esas palabras me humillaron frente a todos. La mujer que apenas podía mantenerse en puntas, me había reemplazado. A mí, Sofía, que había dedicado mi alma entera al ballet. "Las promesas cambian, Sofía, como cambian los negocios," añadió con una sonrisa cruel que desquebrajó mi mundo. Luego, la degradación final. "Necesitamos a alguien que se encargue del vestuario de las bailarinas secundarias. Una especie de asistente de guardarropa. Te quedará bien el papel." La promesa de matrimonio rota, mi carrera destrozada, mi dignidad pisoteada. El dolor en mi rodilla tras sus golpes, el sabor metálico de la sangre en mi boca, la oscuridad de ese sótano… La humillación pública por parte del hombre que amaba me dejó sin aliento, pero en medio de las lágrimas y el dolor, una chispa se encendió. Un plan. Un llamado telefónico a mi hermano, Alejandro, el rey del arte clandestino. Porque cuando te quitan todo, solo te queda la furia. Y yo, Sofía, estaba a punto de desatar una tormenta que Ricardo y Valentina nunca podrían haber imaginado.

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El Diablo y Mi Corazón Roto

El Diablo y Mi Corazón Roto

5.0

El aroma a café rancio y papel viejo se había vuelto el perfume de mi vida, un recordatorio constante de la urgencia que me consumía. Faltaban menos de veinticuatro horas para que mi reportaje expusiera a Diego "El Diablo" Garmendia como el asesino que le arrebató la vida a mi hermana Sofía. Su muerte, catalogada por la policía como un simple "ajuste de cuentas", era en realidad un crimen encubierto por aquellos que juraron proteger. La traición se hizo palpable cuando "El Zorro", mi informante, reveló que el Comandante Ramírez, el mismo que me prometió justicia en el funeral de Sofía, se reunía en secreto con los hombres de "El Diablo" para "cerrar el caso" e inventar "pistas falsas". No podía creer que la corrupción llegara tan lejos, que la vida de mi hermana fuera solo un número en sus juegos de poder. La rabia me consumió, y con una determinación inquebrantable, decidí enfrentar a Ramírez y exponer la verdad que intentaban ocultar, aunque eso significara poner mi propia vida en riesgo.

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Corazón Arrancado: El Regreso de Ella

Corazón Arrancado: El Regreso de Ella

5.0

El dolor en mi pecho era un vacío familiar, un eco helado que me recordaba la parte vital que me habían arrancado. Mi tía Marta me miraba con desprecio desde la celda húmeda, usándome solo como una herramienta. Cada luna llena, me arrancaba el corazón para alimentar el poder de mi prima Valentina, la "Joya del Clan". Hoy, en la ceremonia de nombramiento de la próxima líder, me arrojaron al centro del salón, escuchando los susurros de asco y las acusaciones de ser una "vergüenza". Pero Marta fue más allá, declarando frente a todos: "Esta basura que ven ahí… ¡es mi hija! Una decepción sin valor, porque Valentina... ¡ella es la verdadera heredera del antiguo líder!" Luego, añadió la estocada final: "¡Su padre era un miembro del Clan del Sol Poniente! ¡Es una mestiza, una abominación!" La multitud, convertida en una turba, pedía mi muerte. "¡Mátenla!" Mientras los guerreros desenvainaban sus armas y Marta sonreía triunfante, yo hice algo que nadie esperaba. Me reí. Una risa fría, llena de desprecio, que detuvo a todos. Subí a la plataforma, cojeando, cubierta de sangre y lodo, y les solté: "Qué actuación tan conmovedora. Has hecho un trabajo maravilloso... preparando el escenario para mí." "Ha llegado el momento de que me devuelvan todo lo que me han quitado." "Con intereses." Ante la atónita mirada de todos, hundí mi mano en el pecho de Valentina, no para matarla, sino para reclamar lo que era mío. Arranqué no solo el núcleo de Garra Espectral que le daba poder, sino también mi propio corazón, la esfera de luz pálida que mi tía me había robado. Cuando la esfera pálida volvió a mi pecho, un torrente de poder dorado recorrió mis venas. Mis heridas se curaron, mis huesos rotos crepitaron, y la debilidad desapareció. Mi cabello se volvió blanquecino, mis ojos dorados, y de mi espalda surgieron magníficas alas de energía solar. Ya no era la paria Sofía. Era la heredera del Clan del Sol Poniente. "¿Alguien más?"

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Renuncié a Todo por Ti

Renuncié a Todo por Ti

5.0

Solía ser Sofía Romero, una arquitecta exitosa en la Ciudad de México, mi nombre sinónimo de un futuro brillante. Pero renuncié a todo, a mi carrera y mis sueños, por criar a Mateo, el hijo de mi hermana Elena, quien murió en un accidente. Mi cuñado, Ricardo, me convenció de que no sabía criar niños y se hizo cargo de Mateo, y de la empresa familiar de mi padre. La traición no tardó: nos abandonó a Mateo y a mí en un barrio humilde, mientras él vivía con su nueva pareja, Laura. Años después, la tragedia me golpeó de nuevo: mi hija Isabella murió en un tiroteo de pandillas. En mi desesperación, descubrí que Ricardo había desfalcado la empresa, robándonoslo todo, y que Laura se burló por haber financiado su lujosa vida con la herencia de mi hermana. Pero lo más atroz llegó: Laura, con una sonrisa cruel, me confesó que el "accidente" de Elena había sido planeado, una "solución permanente" . Mi dolor se transformó en una rabia fría y cortante, un deseo de justicia que ardía en mi pecho. Recordé el legado de mi padre, un abogado que luchó por la justicia, y encontré sus viejos expedientes. Armada con ellos y un deseo de venganza, decidí que Ricardo no se saldría con la suya. En la junta de accionistas de la empresa familiar, con grabaciones y documentos, expuse sus crímenes. Ricardo, desenmascarado, abofeteó a Laura y la destrozó públicamente, revelando su propia monstruosidad. Sentí una claridad helada: él y su amante habían planeado la muerte de mi hermana. Ricardo intentó volver a mi vida, pero lo expulsé y, con los fondos recuperados, fundé una organización para víctimas de la corrupción. Ya no soy la arquitecta, soy la guardiana del legado de mi padre, la voz de mi hija y la protectora de mi sobrino. Mi guerra apenas comienza.

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El Precio de Su Farsa

El Precio de Su Farsa

5.0

Mi cocina era mi santuario, mi escape del mundo, mi conexión con ella. José Luis, el chef aclamado, lo sacrificó todo por el amor de Sofía, construyendo un imperio para ella mientras aceptaba la dolorosa "verdad" de su infertilidad. Una visita de emergencia al hospital reveló una mentira devastadora: Sofía no solo estaba embarazada de ocho semanas, sino que no parecía sorprendida en absoluto. Sentí un nudo de confusión y un miedo terrible, un presentimiento oscuro. La laptop de Sofía, abierta, me mostró la verdad: una vida secreta con otro hombre, Rodrigo, y dos hijos que me había hecho creer que eran "sobrinos" postizos. Cientos de fotos: Sofía en la playa, en cenas románticas, besándose con Rodrigo, celebrando cumpleaños y Navidades con "Nuestra Familia" . El golpe fue brutal: su tercer hijo estaba en camino, y mi amor, mi sacrificio, mi vida de diez años, todo había sido una elaborada y cruel mentira. Me derrumbé, dándome cuenta de que había sido el tonto que financió su doble vida. La mujer que amaba era una extraña, una manipuladora desalmada que creía que su traición era una "necesidad estratégica". "Rodrigo no es mi amante, José Luis. Es una necesidad estratégica." Y, en el colmo de la crueldad, me echó, proclamando que todo estaba a su nombre, dejándome sin nada. "¿Tu casa? Revisa las escrituras. La casa está a mi nombre. El negocio está a mi nombre. Todo está a mi nombre. Tú no tienes nada." Con la dignidad como única posesión, me fui, dejándola con su victoria vacía. Pero entonces, en el umbral de lo que fue mi hogar, vi la escena que lo cambió todo: Rodrigo en mi bata, mis tazas, mis hijos corriendo, la familia secreta instalada. "¡Esta es mi casa ahora! ¡Mi papi dice que tú eres un perdedor!" La humillación total, la confirmación de que me habían despojado de todo, me dejó sin aliento, pero algo dentro de mí se encendió. Decidí que era hora de recuperar mi vida y mi restaurante "Fénix" se levantaría de las cenizas.

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Mi Bebé, Mi Venganza

Mi Bebé, Mi Venganza

5.0

El chirrido de los neumáticos fue el último sonido coherente antes de que el mundo se desgarrara, y el impacto lanzó mi cuerpo de ocho meses de embarazo contra el cinturón, con el instinto de proteger a mi bebé como mi primera y única verdad. El olor a metal quemado y a gasolina llenaba el aire mientras las sirenas se acercaban, y yo me aferraba a la vida, sintiendo cómo se me escapaba la presión y la calidez entre mis piernas, un terror puro que ahogaba el dolor físico. "Mi bebé", susurré con los labios secos, "salven a mi bebé", mientras me arrastraban del coche hacia el torbellino de batas blancas que me llevaría a la sala de urgencias, a los pies de mi esposo, el Dr. Alejandro Vargas, el cirujano más respetado, mi única esperanza. Pero justo cuando creí que su presencia traería alivio, su teléfono sonó, y la mención de Isabella, mi prima también embarazada, borró de su rostro toda preocupación por mí y por nuestro hijo. Cuando el ginecólogo advirtió sobre un desprendimiento de placenta y sufrimiento fetal, la vida de nuestro bebé pendiendo de un hilo, Alejandro, con una arrogancia que nunca le había visto, lo ignoró, ordenando que el anestesiólogo fuera a ver a Isabella porque "Sofía es una mujer fuerte, puede soportar un parto natural." "Deja de ser dramática, Sofía", susurró cruelmente mientras me abandonaba a mi suerte, "Isabella me necesita más." La oscuridad me envolvió al escuchar el monitor cardíaco sonar plano, la voz del Dr. Morales, un joven médico, rompiendo el silencio: "La perdimos." Pero mi hijo vivió, su débil llanto resonó en la habitación mientras escuchaba a las enfermeras hablar de Alejandro alardeando de su "hijo, sano y fuerte, el bebé más hermoso", que resultó ser el de Isabella. Una ira volcánica me quemó por dentro, eclipsando el dolor físico, no por miedo, sino por una furia fría y calculadora, arrancándome las vías con un grito ahogado. "Venganza", susurré, una promesa silenciosa para mí misma, forjada en la traición que nunca perdonaría: destruir a Alejandro Vargas, el hombre que me había dejado morir.

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Mi Primavera Después del Incendio

Mi Primavera Después del Incendio

5.0

En Madrid, todos nos admiraban. Sofía Navarro y Javier Mendoza: la pareja perfecta. Vivíamos en un ático de ensueño, con un hijo encantador y una vida pública impecable. Pero yo sabía la verdad. Javier me engañaba desde hacía tres años con Valentina, una influencer de realities. La humillación culminó en nuestro doceavo aniversario: él canceló nuestra cena romántica. Horas después, Valentina subió una historia a Instagram: allí estaba Javier, en un restaurante de lujo, celebrando con ella... y mi hijo Mateo, sonriendo, brindando con ellos. Mi hijo adoraba a "Valen", quien le compraba regalos carísimos. Luego, en el hospital, tras un síncope de estrés, Valentina se atrevió a confesarme que estaba embarazada de Javier. Mis suegros, sin saber que los escuchaba, me descartaban como una "vientre de alquiler" cuya función ya estaba cumplida. Mi corazón no dolió, solo sentí un frío escalofriante. La inocencia de Mateo, aprovechada por la amante de su padre, era la daga final. Ya no quedaba nada, solo un vacío absoluto y una determinación gélida. Esa noche tomé una decisión: la Sofía Navarro que todos conocían debía morir. Llamé a mi abogado, Arturo. "Quiero desaparecer, pero antes, quiero que pague por todo. Prepara los papeles. Esto es un plan de fuego y cenizas."

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Adiós, Pasado Roto y Falso

Adiós, Pasado Roto y Falso

5.0

Ricardo "Rico" Mendoza, heredero del imperio culinario, creía que su novia Sofía era el ingrediente secreto de su vida. Le había perdonado incontables veces sus ausencias por "juntas de negocios" o "oportunidades de modelaje" en Cancún. Pero esa noche, el perdón se agotó cuando los descubrió. A ella, con mi primo Miguel, en mi propia casa, en la biblioteca de mi abuelo. No solo estaban juntos, sino que planeaban cómo despojarme de mis restaurantes como si ya fueran suyos. "Rico es demasiado sentimental" , dijo Miguel, sirviéndose de mi tequila, "Necesitamos vender la sucursal de Polanco para tu línea de moda, Sofí" . "Él nunca lo aceptará" , respondió ella, con fastidio, "Sigue apegado a esas recetas viejas de su abuela" . Cuando entré, el silencio fue total, pero Sofía rápidamente se recompuso, intentando abrazarme. "Mi amor, qué bueno que llegas, Miguel y yo estábamos…" , dijo. "Sé exactamente lo que estaban haciendo" , la interrumpí, mi voz helada. "Estaban repartiéndose mi vida" . Luego, en un intento desesperado, Sofía lanzó su última y más cruel jugada: "¿Y qué pasará con nuestro bebé?" . Miré su vientre plano, y un mareo me invadió. La manipulación era descarada. En ese instante de distracción, Miguel se movió y sentí una presión fría y aguda. Uno de mis cuchillos de chef sobresalía de mi costado. Sofía gritó, pero no había horror, solo molestia. Caí de rodillas. Mientras la sangre formaba un charco, los miré. No había amor ni preocupación, solo la inconveniencia de mi cuerpo sangrando en su camino. La traición me ahogaba, pero una decisión floreció, clara y afilada como el cuchillo en mi costado. Se acabó. Esta vez, para siempre.

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El Vínculo del Alma Renace

El Vínculo del Alma Renace

5.0

Han pasado tres años desde que Sofía murió. Para Ricardo, cada día se sentía igual de vacío. Hoy, en el aniversario de su muerte, se emborrachó y condujo sin rumbo, terminando en el cementerio con una botella de tequila. Se arrodilló ante la tumba de mármol blanco: "Sofía Reyes. Amada prometida" . "Tres años fingiendo que me importas. Tres años viniendo a este maldito lugar a hablarle a una piedra." De repente, una voz clara y fría, llena de burla, cortó el aire: "¡Hombre perro, fingiendo otra vez!" Ricardo se heló. Era la voz de Sofía. Su Sofía. "¡No estás loco!" , respondió la voz, que parecía venir directamente de la lápida. Ricardo sintió el terror. Era ella, o se estaba volviendo completamente loco. "¡Te digo que me he tomado dieciocho tequilas en el inframundo y todavía no se me quita tu cara de idiota!" Con manos temblorosas, tocó la lápida, que estaba helada. Un brillo rojizo en la parte trasera de la piedra llamó su atención. "Cuenta regresiva para renacer: tres días." Y debajo, un posdata que le heló el alma: "PD: Señor Ricardo, esta vez yo lo haré sufrir a usted~" Despertó en el inframundo, sin recuerdo de su muerte. Vio a Ricardo en un espejo de obsidiana, sufriendo, engañado por Alondra. El barquero susurró sobre un hechizo de magia negra, un "amarre" que controlaba el corazón de Ricardo. Y reveló que entre Sofía y Ricardo existía un "Vínculo de Alma" , su muerte lo devastó. Con un cascabel de plata en la mano, un hechizo de renacimiento listo, Sofía regresó. Abrió los ojos en un hospital, tres años antes de su muerte. Ricardo y Alondra la miraban con desdén. "Levántate, Sofía" , ordenó él, "Tienes mucho que explicar." Ya no era la misma. Ahora, ella dictaría las reglas.

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El Precio De Mi Amor

El Precio De Mi Amor

5.0

Cinco años. Creí que era la reina en el palacio de mármol de Ricardo, mi esposo, el \"rey sin corona\" a quien amaba ciegamente, incluso con la cicatriz de una bala que me recordaba la vez que lo protegí. Pero una noche, una puerta entreabierta reveló su verdadera voz, fría y cortante, hablando no de negocios, sino de Camila, la mujer a la que protegía y por quien yo era solo un "escudo perfecto". La palabra "escudo" me golpeó más fuerte que cualquier bala, destrozando cinco años de lo que creí era amor. Mi vida de lujos, cada beso, cada "te amo", se convirtió en una farsa grotesca, un cruel soborno para la tonta que fui. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? El hombre que amaba no existía; en su lugar, un monstruo calculador me había usado de la manera más cruel imaginable. Pero esa noche, la Sofía ingenua murió. Con una determinación de acero, una nueva mujer nació en medio de las cenizas de mi corazón roto. Y esa mujer, ya no sería un escudo; sería libre, y Ricardo iba a pagarlo.

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El Arrepentimiento del Padre Cruel

El Arrepentimiento del Padre Cruel

5.0

El helicóptero de Ricardo descendió sobre un pueblo olvidado en la sierra, levantando una nube de polvo rojizo, un dios metálico para los aldeanos que nunca habían visto algo así. La impaciencia de Ricardo creció cuando sus ojos fríos y calculadores recorrieron el miserable caserío en busca de Sofía, la mujer que había desterrado hacía cinco años. Pero el pueblo guardaba un silencio tenso, un miedo palpable, una verdad que nadie se atrevía a pronunciar. Hasta que la anciana del pueblo, la Abuela, lo enfrentó con dignidad feroz, revelándole que Sofía no estaba, que había "encontrado la paz". Ricardo rio con desprecio, negándose a creer que su amada Sofía, cuya sangre prometía sanar a su enferma Isabella, pudiera estar muerta. Pero la Abuela insistió, con lágrimas en los ojos, que Isabella misma había enviado hombres meses atrás para "desangrar" a Sofía, dejando su cuerpo para los coyotes. La negación de Ricardo se convirtió en una furia ciega, acusándola de mentirosa y destrozando el pueblo en busca de una Sofía que no existía. De pronto, un niño diminuto, un torbellino de furia, se lanzó a proteger a la Abuela, y Ricardo se detuvo en seco al ver sus propios ojos reflejados en el niño. Mateo, el hijo de Sofía y suyo, le reveló la cruel verdad: cómo su madre había sido desechada y luego sacrificada por la mujer a la que él adoraba. En un torbellino de dolor y negación, Ricardo se convenció de que el niño era un bastardo, un recordatorio del engaño de Sofía, pero que su sangre aún serviría para Isabella. Arrebató a Mateo de los brazos de la Abuela, quien, en un intento de protegerlo, cayó e impactó contra una piedra, quedando inmóvil. Mientras el helicóptero se elevaba, la voz de Ricardo resonó con frialdad al ordenar que prepararan al médico: "Tenemos un donante. La sangre es joven, será aún más potente. Isabella se va a poner bien". Y así, Ricardo llevó a su propio hijo hacia un destino macabro, sellando el trágico final de un amor ciego y una letraición inimaginable.

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De Esposa a Empresaria

De Esposa a Empresaria

5.0

Sofía revisó el reloj, su ceño fruncido. Marco, su esposo, el aclamado gerente de "El Sazón de Mamá", llegaba tarde, de nuevo. Hoy era el festival escolar de su pequeña Camila y la promesa de Marco de verla cantar era el único brillo en los ojos de su hija. Pero el brillo se apagó con una llamada: «Surgió una reunión importantísima de último minuto, mi amor. Representa a la familia por mí». La decepción se clavó en Sofía, no por ella, sino por el rostro de su hija. Con el corazón apesadumbrado, llegaron a la escuela, solo para que el mundo de Sofía se hiciera pedazos. Allí estaba Marco, en el escenario, junto al director, pero no solo. A su lado, con una mano posesiva en su cintura, estaba Ximena, su exnovia. Y con ellos, un niño, Leo. Marco los presentó como su "amada Ximena y su campeón, Leo" , y luego lanzó una bofetada final: se autoproclamó "dueño y fundador" de la empresa que Sofía, con las recetas de su abuela, había construido. La sangre de Sofía hirvió. Ella era la dueña, la fundadora. Marco, solo un empleado con un título inflado. Pero antes de que pudiera procesarlo, Camila corrió hacia el escenario, su pequeña voz rompiendo el silencio: «¡Papá! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás con ella? ¡Yo soy tu hija!». La risa de Marco se desvaneció, su rostro se puso pálido. Luego, con una frialdad gélida, dijo: «Lo siento, pequeña, creo que te confundes de persona. Señora, por favor, controle a su hija». Negó a su propia hija. Frente a todos. Frente a su propia madre. El dolor fue insoportable, pero la rabia de Sofía fue aún más fuerte. Y mientras el público aplaudía la "clase" de Marco, Sofía sintió que su mundo se desmoronaba. Un mensaje de Marco llegó: «Deja de hacer un escándalo. Nos vemos en casa y hablaremos. No hagas esto más grande». Una risa amarga escapó de los labios de Sofía. ¿Más grande? Él había cruzado una línea. Esto no era una infidelidad. Esto era una declaración de guerra. "Arturo, soy Sofía. Necesito que vengas ahora mismo al Colegio Westbridge y traigas al equipo de seguridad de la empresa. Llama al notario público, es una emergencia corporativa" . La decisión estaba tomada. Marco Villarreal estaba a punto de descubrir el verdadero significado del infierno.

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Cicatrices Que Hablan: Amor Renacido

Cicatrices Que Hablan: Amor Renacido

5.0

Un año después del accidente que me dejó con una pierna destrozada, creí que finalmente me recuperaba. Había sacrificado mi cuerpo, y mi pasión por la danza, para salvar la vida de mi prometido, Mateo. Él me susurraba en el hospital que era su heroína, que me amaría por siempre, que mis cicatrices no significaban nada. ¡Ingenua de mí! Hoy, en la que se suponía sería nuestra fiesta de compromiso, descubrí la verdad más brutal que cualquier hueso roto: Mateo se acostaba con mi prima Elena. Los encontré en nuestra futura casa, riéndose de mi sacrificio, de mis "estúpidas" cicatrices, de mi "patética" devoción. Escuché a Mateo confesar que me drogaba con "calmantes" para mantenerme dócil y confundida, y que Elena ¡estaba embarazada! Su plan era casarse conmigo por la fortuna de mi padre, Don Fernando Romero, y luego deshacerse de mí. Todo fue una farsa, una cruel manipulación que me dejó vacía. Pero en ese momento, el dolor se transformó en una rabia helada que me dio una claridad aterradora. No iba a ser su escalón, ni su tonta "coja". Con el corazón destrozado y la mente fría, hice lo único que podía hacer. Llamé al hermano de Mateo, Ricardo Vargas, el verdadero poder de la familia, el hombre que siempre me había mirado con una extraña admiración. "Cásate conmigo", le exigí, sabiendo que acababa de firmar mi venganza. Esta noche, Mateo perdería todo.

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El Regreso de la Abogada

El Regreso de la Abogada

5.0

Estaba en el balcón de mi departamento en la Ciudad de México, viendo el atardecer que teñía el cielo de promesas. Subí la foto a mis redes con una sola palabra: "Paz". Mi esposo, Miguel, llamó al instante. Su voz, áspera y urgente, me exigió saber dónde estaba. "¿Qué pasa?", pregunté, confundida. Su respuesta fue un grito lleno de reproche: "¡Pasa que Sofía me necesita! Su coche se descompuso en Periférico y tú subiendo fotos de atardeceres." Sentí una punzada fría. Sofía, mi "mejor amiga", la eterna sombra de mi matrimonio. Miguel, una vez más, priorizaba su "rescate" sobre mi cansancio. "Ella es adulta, Miguel. Yo acabo de llegar de trabajar", le recordé. Su volumen subió, cegado por su "caballeresca" devoción: "¡Ese es tu problema! ¡Nunca entiendes! Ella no es como tú, no tiene a nadie. ¡Yo soy lo único que tiene!" Cortó la llamada, dejándome con el eco de sus palabras injustas. El teléfono, frío y pesado, reflejaba la imagen de una mujer agotada de excusas y falsas comprensiones. Algo dentro de mí se rompió. No había más que comprender, ni más que perdonar. Mi dolor se transformó en una calma helada. Con dedos firmes, abrí mis contactos. Era hora de que Elena Rojas, la abogada, defendiera a su cliente más importante: a sí misma.

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El verano que me cayo en infierno

El verano que me cayo en infierno

5.0

Mi vida pasada fue una pesadilla de traición y ruina. A los dieciocho, creí que el falso cortejo de Mateo y Lucas, orquestado por la manipuladora Carla, era amor. En realidad, fue el inicio de una humillación que me llevó a la pérdida de mi futuro, a ser acusada de plagio, al abandono tras la muerte de mis padres y, finalmente, a una muerte solitaria en la miseria. Pero, ¿qué pasa cuando se te concede una segunda oportunidad? De vuelta al verano trágico, con la piel sin las marcas del sufrimiento, sabía que mi destino podía cambiar. Sin embargo, ellos intentaron repetir la historia: sus falsas promesas, la traición en mi propia fiesta, incluso el intento de ahogarme en Ibiza, o el ataque brutal en Valencia que sus familias silenciaron con dinero y poder. Me di cuenta de que la justicia no vendría por las vías legales cuando la corrupción era tan profunda. La ira y la injusticia por todo lo que me hicieron era un fuego frío en mi interior. ¿Cómo se atrevían a pensar que podían seguir controlando mi vida? ¿Creían que sus imperios eran intocables? La verdad de su vileza me golpeó con fuerza. No. Esta vez no sería la víctima. Con la memoria de una vida entera de dolor y el conocimiento de sus verdaderos rostros, el juego ha cambiado. Regresé, no para jugar según sus reglas, sino para reescribir la partida por completo. Esta vez, yo pongo las reglas para destruir a quienes me destruyeron, de una forma que ni el dinero ni el poder de sus familias podrán detener.

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Tu Amor Me Duele

Tu Amor Me Duele

5.0

Mi esposo, Mateo, y yo habíamos construido un imperio de moda, nuestra marca era el sueño hecho realidad de toda una vida. Pero una tarde, al llegar a casa antes de lo esperado, escuché algo que destrozó mi alma: Mateo le confesaba a mi sobrina, Camila, que yo era su "gallina de los huevos de oro" , y que solo esperaba el momento de asegurar una inversión millonaria para abandonarme. Lo peor no fue solo la infidelidad, sino descubrir que mi ingenua sobrina, a quien crié y amé como a una hija, se reía de mí y formaba parte de este cruel engaño desde hace años. Sentía una profunda humillación y una ceguera inimaginable al darme cuenta de que mi supuesto amor y mi propio hogar eran una farsa, un negocio calculado donde yo era solo una herramienta. No había vuelta atrás, así que el mismo día en que le exigí el divorcio, exigí un millón de dólares a cambio de mi silencio y mi parte de la empresa, y luego desaparecí del mapa.

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Ojos Robados, Corazón Roto

Ojos Robados, Corazón Roto

5.0

Corrí por los pasillos estériles del hospital, con el corazón desbocado. Después de semanas de oscuridad, Ricardo, el amor de mi vida, por fin había despertado. Al llegar a su puerta, grité su nombre, las lágrimas de felicidad nublando mi vista. Pero en la habitación, junto a mi prometido, estaba Isabel, la hija de una de las familias más ricas de la ciudad, con una sonrisa de triunfo. «¿Quién eres tú?», me soltó Ricardo, con una voz helada que no reconocí. Luego de 15 años juntos, me miraba con mis propios ojos, los ojos que le doné para que pudiera volver a ver. «Mi prometida está aquí, aléjate», añadió, y mi mundo se vino abajo. Isabel, con falsa compasión, me dijo: «Sé que siempre te ha gustado Ricardo, pero eres solo una sirvienta de nuestra casa. Por favor, no lo molestes». «¿Sirvienta?», susurré, confundida. Su madre, con una risa cruel, sentenció: «Mi hijo jamás se comprometería con alguien como tú. Isabel es su prometida, ella le donó las córneas». La hermana de Ricardo añadió: «Eres una trepadora. Pensaste que con el accidente podrías aprovecharte. La gente como tú siempre tiene su lugar. Y el tuyo no es aquí». La humillación me quemaba. Me habían robado a mi hombre, mi sacrificio, mi identidad. «¡No! ¡Eso es mentira! ¡Yo le doné mis ojos! ¡Ricardo, tienes que recordarme!», grité. Pero su madre ordenó a seguridad que me sacaran al grito de: «¡Vuelve a la mansión ahora mismo! ¡Tienes que preparar la cena! ¡Es lo único para lo que sirves!». Él solo me miró con indiferencia mientras me arrastraban fuera, rompiéndome el corazón. Atrapada en esa mansión, me obligaron a cocinar para los que me habían destruido. Un día, Isabel derramó té caliente sobre mí y Laura, su hermana, me empujó contra la estufa. Yo, con la piel ardiendo, susurré: «Por favor, necesito algo para la quemadura». Laura se rio: «Deberías estar agradecida de tener un techo. Limpia ese desastre. Ricardo tiene hambre». «Por favor, solo déjame hablar con él. Él me escuchará», supliqué. Entonces, Laura me empujó de nuevo, y mi mano chocó con la olla caliente. «¡Ya basta!», gritó una voz, era Ricardo, con el ceño fruncido. Isabel y Laura mintieron, diciendo que me había quemado sola y que estaba obsesionada. Él se acercó y, sin dudarlo, me soltó: «No sé quién eres, pero ya me cansé de tus mentiras y tu escándalo. Isabel es la mujer que amo. Tú no eres nadie». Me agarró el brazo herido. «No vuelvas a molestar a mi familia». Me soltó con un empujón. El hombre que me prometió amor eterno, me trataba como basura. Ese día, mientras limpiaba, vi cómo desenterraban los cactus, el símbolo de nuestro amor. «¡No! ¡Deténganse! ¡Son míos!», grité, defendiéndolos. Isabel se burló: «Nada en esta casa es tuyo. Eres una empleada. Quítate o te despido». Ricardo apareció y, con rabia, empezó a arrancar los cactus con sus propias manos. Me lanzó uno, las espinas se incrustaron en mi brazo. «¡No quiero volver a ver tu cara en esta casa!», me gritó. «Lárgate. Estás despedida», sentenció Isabel. Me arrojaron mis cosas a la calle. Me quedé allí, en la acera, arrodillada, mi vida reducida a cenizas y espinas. ¿Cómo pude perderlo todo por la amnesia de él y la malicia de ellos? Debería haber muerto en ese terremoto. Un día mi esposo me amó, me adoró, y al día siguiente me golpeó y me echó a la calle. Me encontró Eduardo, el primo de Ricardo. Me miró con compasión, curó mis heridas. «Cásate conmigo», me dijo. «Te protegeré. Nadie volverá a lastimarte». Asentí, sin entender aún por qué. Pero esa noche, Ricardo encontró algo que podría cambiarlo todo: un viejo álbum lleno de fotos nuestras.

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Mi Nueva Oportunidad

Mi Nueva Oportunidad

5.0

El olor a madera quemada y a carne chamuscada llenaba mis pulmones, mientras las llamas lamían mi piel. Ricardo Torres, mi esposo de 40 años, me miraba morir con una frialdad que helaba más que cualquier invierno. "Elena, siempre fuiste un estorbo", dijo, y luego se dio la vuelta y se marchó, cerrando la puerta y sellando mi destino. Mi vida entera pasó ante mis ojos, una sucesión de días grises sirviendo a un hombre que nunca me quiso. Aguanté a su familia, renuncié a mis sueños, todo por un "amor" que solo existió en mi cabeza. Fui una campesina sin cultura para él, una sirvienta, una carga. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan tonta? ¿Por qué aguanté tanto? En mi último aliento, con el fuego consumiéndome, un deseo desesperado se formó en mi mente: "Si tuviera otra oportunidad… si pudiera volver… nunca, nunca volvería a cruzarme en tu camino, Ricardo Torres" . La oscuridad me envolvió y, de repente, una luz cegadora. Abrí los ojos. El aire olía a tierra mojada. Miré mis manos. No eran las de una mujer de sesenta años, sino las de una joven. Un calendario en la pared: 1976. Había funcionado. Había vuelto. Y esta vez, las cosas serían muy diferentes.

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Amor que Trasciende

Amor que Trasciende

5.0

Estaba planeando la boda de mis sueños con Ricardo, el hombre que amaba, o eso creía. Pero en un instante, todo se derrumbó: lo encontré en nuestra cama, entrelazado con mi hermanastra Isabella, sus risas cómplices resonando en mi mente. Peor aún, escuché sus voces antes de que me vieran, "Una vez que te cases con ella y tengamos el control de la empresa, la echaremos a la calle. Al fin y al cabo, ella no es más que una huérfana adoptada." Mi mundo se hizo añicos, mi familia adoptiva me había relegado, favoreciendo a Isabella, y yo, cegada por el amor, no vi la conspiración. La joya en mi dedo, mi anillo de compromiso, se sentía ahora como una marca de humillación, un recordatorio constante de su traición y codicia. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Todo fue una mentira? Con el corazón destrozado y la rabia hirviendo en mis venas, tomé una decisión desesperada en la barra de un hotel de lujo, al pedirle a un misterioso extraño: "Quiero contratarte. Necesito un prometido... que me ayude a vengarme."

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Mi Dulce Venganza de Amor

Mi Dulce Venganza de Amor

5.0

En el vibrante mundo virtual de "Sueño de Mariachi", donde millones se sumergían, yo, Sofía Rojas, encontré mi refugio detrás de un avatar esquelético y poco agraciado, "La Calavera Alegre", buscando ser valorada por mis habilidades y no por la apariencia que tanto me agobiaba en la vida real. Mi ansiada paz se hizo añicos cuando el regreso de Isabella, el primer amor de Héctor Morales (El Charro de Oro, el jugador más famoso y mi pareja en el juego), expuso la cruda verdad: mientras yo le entregaba mi talento y mi corazón, él construía un juego entero para ella. La humillación pública fue instantánea e ineludible; fui despojada de mi puesto de liderazgo en el gremio que ayudé a construir, acusada de ladrona por tomar mis propios bienes y expulsada frente a millones de jugadores, con Héctor y el mundo celebrando el "triunfo" de Isabella. Sentí una profunda incomprensión y un dolor desgarrador: ¿cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo pude entregarme a alguien que me llamó "conveniente", una "herramienta" que solo servía para mantener una imagen mientras esperaba a su "verdadero amor"? Pero las lágrimas se secaron y dieron paso a la rabia; la verdadera humillación no fue la suya, sino mi propia ceguera. Ese día, me prometí que el juego apenas comenzaba, y que mi venganza sería un platillo que se serviría frío, en la arena más grande de todas.

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Corazón Indomable

Corazón Indomable

5.0

El dolor me partió el abdomen en dos. Era mi cumpleaños, y Alejandro, a quien había criado con el amor de una madre por diez años, me sonreía. Acababa de regalarme un licuado de fresa, una bebida que ahora quemaba mis entrañas. Pero el ardor no era solo físico; era la amarga verdad que susurró: "Siempre te he odiado, Sofía. Te odio porque cada vez que te veo, veo la cara de mi madre." Luego, la mancha carmesí en mi vestido blanco: mi bebé, el hijo de Ricardo, mi prometido. Mi prometido, que llegó para consolarme, para decirme que era un "aborto espontáneo" y que Alejandro "solo bromeaba". Luego me miró con asco y dijo: "Estás hecha un desastre. Hueles a enfermedad". En mi lecho de dolor, vi la película silenciosa de mi vida: diez años entregados a la promesa hecha a mi padre. Diez años cuidando de una familia que no era mía, de una empresa que yo manejaba mientras ellos ponían el nombre. Incluso mi propia madre, al enterarse de mi compromiso, solo llamó para asegurar su pensión, susurrándome que no fuera "egoísta". ¿Egoísta yo? La que había sacrificado su juventud por todos. Mi cuerpo dolía, mi corazón estaba roto, pero una rabia fría y dura como el acero me inundó. "¿Qué quieres, Sofía?", me preguntó Ricardo el hipócrita. "¿Dinero? ¿Joyas? ¿O quieres que formalicemos el matrimonio? Puedo llamar al juez mañana mismo." ¡El matrimonio era el premio de consolación por mi sumisión! Con una calma aterradora, tomé un trozo de cristal de un jarrón roto. Debía romper el lazo, destruir el símbolo que me ataba a su odio. "¡Sofía, no!" , gritó Ricardo, pero era demasiado tarde. Con un movimiento rápido, arrastré el cristal por mi mejilla izquierda. El dolor era liberador. Ya no era la Sofía que conocían, la que odiaban, la que usaban. Y en medio del horror en sus rostros, me eché a reír. Esa risa, que estalló como dinamita, me liberó de una cárcel de diez años. Y así, ensangrentada, pero con el alma libre, crucé la puerta, dejando atrás el veneno y el dolor. No había vuelta atrás.

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El Aroma del Adiós

El Aroma del Adiós

5.0

La oficina de mi jefe olía a café viejo, un aroma que solía darme seguridad, pero que ahora solo me recordaba el sacrificio de años. Mi vida, la que había construido con mi esposa Clara, se desmoronaba. "Quiero el divorcio", le dije al Dr. Morales, mi voz firme ocultando un temblor interno. Los rumores del complejo ya lo sabían: Clara y Marcos Durán, antes de que yo estuviera dispuesto a aceptarlo. La encontré en nuestra sala, no sola, Marcos tenía su mano en la cintura de Clara, riendo de una manera que nunca compartió conmigo. Mi voz, un gruñido, apenas pudo preguntar: "¿Qué está pasando aquí, Clara?". Ella, de cálida a una máscara de fría indignación, mientras Marcos sonreía con arrogancia. "¡Estás loco! ¡Paranoico y celoso!", gritó ella, intentando voltear la situación, como siempre. Esta vez no funcionó. "Se acabó, Clara", dije, mi voz mortalmente tranquila. "Quiero el divorcio". Su rostro palideció, pero su pánico se convirtió en rabia: "¡No te atrevas! ¡No vas a arruinar mi vida!". Justo entonces, el timbre de la puerta sonó, y dos policías uniformados entraron. "Mi esposo... se puso violento, me amenazó, tengo miedo", dijo Clara, con lágrimas falsas. Me helé, la traición descarada me robó el aliento. Caí en su trampa, y me llevaron de mi propia casa. Esa noche en la celda apestaba a desinfectante y desesperación, y me di cuenta de que mi dolor no era nuevo, sino la culminación de años de ser ignorado. Pero algo cambió esa noche; la resignación se convirtió en una inquebrantable resolución: no más. A la mañana siguiente, el Dr. Morales pagó mi fianza, mirándome con decepción, no hacia mí, sino hacia la situación misma. "Ve a casa, empaca tus cosas y sal de ahí", me dijo, "Yo me encargaré de los abogados, esto no se quedará así". Cada objeto que empaqué era un recordatorio de un amor fallido, y las palabras de la señora Carmen, mi vecina, lo confirmaron: "Esa mujer no te merece, lo vi entrar a la casa en cuanto tú te ibas a trabajar". La realidad era un golpe brutal, validando cada una de mis sospechas. Recordé el día en que había rechazado una prestigiosa beca de investigación en el extranjero por Clara, sacrificando mi sueño por una farsa. Colgué el teléfono, sin ira, solo una abrumadora certeza: mi decisión era la correcta. Me dirigí al lago solo, y el último rayo de sol desapareció en el horizonte. Ya no me sentía abandonado, me sentía libre. El peso de años finalmente se había levantado de mis hombros, y el camino por delante estaba despejado, solo para mí.

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Despertar en el Juego

Despertar en el Juego

5.0

En el año 2038, mi vida era un refugio digital. Como "Puente del Sur de Bambú" en "El Sueño del Guerrero", ocultaba mi belleza real detrás de un avatar feo, buscando ser valorada por mi lealtad y habilidad, no por mi apariencia. Durante tres años de misiones y "noches" virtuales, creí que mi compañero, el invencible "Guerrero de Fuego" (Héctor en la vida real), sentía lo mismo. Pero, con el regreso de su exnovia, "Princesa Dulce", Héctor me descartó. Primero, con un frío "Te he estado esperando" dirigido a ella, y luego, con la despiadada revelación: "Solo estaba pasando el rato mientras esperaba que Ximena volviera". La humillación pública fue devastadora: expulsada del gremio, nuestra relación disuelta forzosamente, y su nueva propuesta de pareja anunciada en todo el servidor, mientras yo miraba, impotente. En la vida real, como ilustradora "S. R.", fui despedida por el propio Héctor, quien ni me reconoció. ¿Cómo era posible que el hombre que juró amarme, pudiera despreciarme de tal manera en ambos mundos? ¿Qué hice para merecer tanta crueldad? La burla se intensificó cuando Ximena, para robarme una valiosa armadura que creé, me acusó falsamente de robo, con Héctor presenciando y creyéndole. Fue un despertar brutal, una lección dolorosa. En ese instante, rompí todo lazo con ellos. Era hora de que "Puente del Sur de Bambú" se levantara de las cenizas.

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Cuando el Juego Termina

Cuando el Juego Termina

5.0

En el año 2038, mi vida tenía dos realidades: en "El Sueño del Guerrero", era "Puente del Sur de Bambú", una jugadora deliberadamente fea, profundamente enamorada del todopoderoso "Guerrero de Fuego", el campeón del juego. En mi "otra" vida, Sofía era una ilustradora anónima, viviendo con la ansiedad de ser juzgada por mi belleza natural. Creía que Héctor, mi Guerrero de Fuego, me amaba por lo que era, más allá de la pantalla. Pero un día, mientras preparaba un regalo para él en el juego, mi mundo se vino abajo. Lo escuché decir que solo me utilizaba para "pasar el rato" mientras su exnovia Ximena regresaba. Y lo peor, el CEO de InnovaTech, mi quisquilloso cliente en la vida real era el mismo Héctor, quien me despreciaba en persona y en el juego. La humillación no se detuvo ahí: me despojaron públicamente de mi título de colíder de gremio y Héctor, sin un ápice de humanidad, disolvió nuestra relación frente a todo el servidor. "Nunca te quise", me espetó, "salir con un avatar tan feo como el tuyo era asqueroso". Mi dolor se convirtió en ira, ardiente e imparable. Decidí que ya no sería más la víctima de nadie y que el mundo se enteraría de todo.

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La vida que elegí

La vida que elegí

5.0

Mi vigésimo aniversario de bodas amaneció con un frío glacial en el alma. Recordaba cada detalle de mi vida, una vida que aún no había vivido, pero que me había llevado a la muerte, sola y despreciada en un hospital, víctima de mi marido, Rodrigo, y su "mejor amiga", Camila. Hoy era el día en que, en esa otra realidad, descubriría su traición y sería humillada, tildada de loca por pedir el divorcio, para acabar abandonada por mis propios hijos, Mateo y Sofía, quienes caerían bajo la influencia manipuladora de Camila. En mi mente, la imagen vívida de Sofía empujándome por las escaleras, de Rodrigo acusándome en el hospital mientras yo agonizaba y de mis hijos creyendo las viles mentiras de Camila, diciéndome que yo no era una "verdadera madre", me quemaba. Pero esta vez, no sería la víctima confundida, no cedería a la desesperación; con la memoria intacta y un frío propósito, me levanté, lista para cortar los lazos y reescribir mi destino.

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Mi Dulce Venganza

Mi Dulce Venganza

5.0

Aquí está el adelanto de la novela corta, siguiendo tus indicaciones: Me miré al espejo, envuelta en raso blanco, la boda con Ricardo a solo una semana. Llevábamos cinco años construyendo un futuro que creía inquebrantable, hasta que su teléfono vibró con un mensaje. El nombre "Carla" en la pantalla me heló la sangre, seguido de: "Amor, ¿nuestro plan sigue en pie para después de la boda? No puedo esperar a que seamos libres" . Revisé su teléfono y descubrí meses de conversaciones, fotos y planes con su amante, burlándose de mí y de mi "confianza ciega", llamándome "la gallina de los huevos de oro". Un mensaje suyo lo destrozó todo: "Sofía no es más que el puente hacia nuestra felicidad. Un sacrificio necesario". Mi amor se convirtió en rabia fría; no era solo infidelidad, sino un fraude calculado. Con una calma que me sorprendió, fotografié cada prueba, borré mi rastro y colgué el vestido. La boda no se cancelaría; sería mi escena, y ellos, Ricardo y Carla, serían las estrellas de su propia humillación pública.

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Un Amor Roto, Nueva Esperanza

Un Amor Roto, Nueva Esperanza

5.0

Mi esposo y yo lo teníamos todo: un amor que parecía inquebrantable, un futuro prometedor y el restaurante de sus sueños a punto de abrir. Pero una noche, al encontrar un "Acuerdo de Divorcio" oculto, mi mundo se desmoronó. Él estaba allí, frío, distante, tecleando en su laptop, mientras la luz de esa pantalla revelaba el rostro de un extraño. Él, que era mi refugio, se había convertido en mi verdugo. Me sentí traicionada, humillada, pública y dolorosamente excluida de una vida que creí nuestra. Cuando le supliqué hablar, me despidió con una frialdad que me congeló el alma, y un destello de fastidio en sus ojos. ¿Cómo pudo orquestar mi abandono en secreto, dejarme vivir una mentira mientras él planeaba el final? ¿Qué había hecho yo para merecer este golpe devastador en lo más íntimo de mi hogar? Rota, herida, busqué refugio lejos, pero el destino me lanzó de vuelta al corazón de mi tragedia, mientras la noticia de un fatal accidente automovilístico lo cambió todo.

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Amor Y Traición: Mi Venganza

Amor Y Traición: Mi Venganza

5.0

El frío del azulejo del baño me subió por los pies descalzos, un escalofrío que calaba hasta los huesos. En mi mano, una prueba de embarazo con dos líneas claras, inequívocas. Una sonrisa amarga se dibujó en mis labios, porque esta vez no era de alegría, era el eco de la desesperación de mi vida anterior. Cerré los ojos y la imagen me golpeó con fiereza: el olor a gasolina y metal retorcido, los cristales rotos esparcidos. Mi hermanastra, Camila, de pie junto al coche en llamas, su bello rostro contorsionado en una sonrisa triunfal. Y a su lado, mi esposo, Alejandro, observando con indiferencia gélida cómo yo me consumía. "Sofía, siempre tan ingenua," la voz de Camila resonaba en mi memoria, "Alejandro es mío, su éxito es mío, y ahora, tu vida también lo es." Sentí el dolor agudo en mi vientre, la pérdida de mi hijo nonato, y luego… la nada. Abrí los ojos de golpe, el corazón desbocado. El mismo baño, la misma prueba de embarazo. Era el día en que, en mi vida pasada, anuncié felizmente mi embarazo, el día que selló mi destino. Mi cuerpo temblaba, pero ya no era de miedo. Era una furia helada, pura, que me recorría las venas. Esta vez no. Esta vez, no sería la víctima. Esta vez, la marionetista sería yo. "Mi amor, ¿estás bien? Te tardas mucho." La voz carismática y ensayada de Alejandro irrumpió en el baño. Sus ojos, al ver la prueba, se abrieron con una sorpresa que, ahora lo sabía, era completamente fingida. Se arrodilló, tomó mis manos con una calidez nauseabunda. "¿Sofía? ¿Es... es lo que creo que es?" Asentí lentamente, observando su obra. "¡Vamos a ser padres! ¡Por Dios, Sofía, soy el hombre más feliz del mundo!" En mi vida pasada, sus palabras me hubieran llenado de dicha. Ahora, solo sentía un asco profundo, un veneno que me carcomía. Él se separó, sus ojos brillando con una alegría calculada. "Tenemos que celebrarlo, ¡hay que darle una gran fiesta! ¡Anunciarlo a todo el mundo!" "No" , dije, mi voz sonando más firme de lo que esperaba. Alejandro parpadeó, confundido. "¿No? Pero, mi amor, es la mejor noticia de nuestras vidas." "Es muy pronto, Alejandro" , respondí, forzando una expresión de preocupación. "Los primeros meses son delicados, quiero ser cuidadosa. No quiero anunciarlo todavía." Era la excusa perfecta, una que él no podía rebatir sin parecer insensible. Me besó en la frente. Un beso de Judas. Me quedé sola. Miré mi reflejo en el espejo. La mujer que me devolvía la mirada ya no era la misma. De las cenizas, había nacido un monstruo. "Sí, Alejandro" , susurré. "Ocúpate de todo." Mientras él planeaba usarme, yo ya estaba planeando su destrucción. Y la de Camila. Y la de todos los que les ayudaron. Mi venganza comenzaba ahora. Iba a meter a todos los lobos en el mismo corral y ver cómo se destrozaban.

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Corazón Roto, Vida Nueva

Corazón Roto, Vida Nueva

5.0

En el día de San Valentín, que era también el cumpleaños de mi hija Camila, intentaba, por quinto año consecutivo, reconquistar el corazón de mi esposa, Sofía. Pero bajo las velas titilantes del pastel, Camila se inclinó hacia Sofía y susurró: "Espero que mamá y papá se divorcien, quiero que el tío Marcelo sea mi papá". Mi mundo se desmoronó cuando Sofía sonrió y respondió: "Pronto verás tu deseo hecho realidad", y después, me entregó el acuerdo de divorcio que ya había preparado. "¿Alguna vez me amaste, Sofía?", pregunté, con un nudo en la garganta, solo para escuchar la aterradora verdad: "Solo eres un sustituto. Ahora que Marcelo ha vuelto, debes irte". En cinco años de matrimonio y devoción inquebrantable, en los que sacrifiqué mi carrera y mi vida por ellas, fui visto como un simple reemplazo, un objeto desechable, ¡y mi propia hija me despreciaba! Mi corazón, ya destrozado, se congeló por completo. Así que ¿esto era todo? ¿Mi amor y sacrificio no significaban nada? Decidí que si este mundo no me quería, no quedaría ni rastro de mí. Pero justo cuando la desesperación me consumía, un sistema me ofreció una salida, una nueva vida, lejos de todo este dolor.

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