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Gavin

149 Libros Publicados

Libros de Gavin

En El Jaula de Oro

En El Jaula de Oro

5.0

Mi pueblo se moría, y solo un hombre podía salvarnos: Máximo Castillo, mi amor de la infancia. Pero Máximo, consumido por el odio que creía justificado, me encerró en una jaula de oro. Cada día, me obligaba a usar mi energía vital para curar a su prometida, Sabrina, ignorando que mi propia conexión con la tierra se desvanecía. Soporté el tormento, sabiendo que mi silencio protegía a sus padres y, sin él saberlo, a él mismo. El colmo llegó cuando Sabrina, con una crueldad que helaba la sangre, atacó brutalmente a mi joven hermano. En ese instante, el amor que sentía por Máximo murió, dando paso a un odio frío y cortante. Cuando mis padres, a quienes creía desaparecidos, revelaron la verdad sobre Sabrina y mi sacrificio, ya era demasiado tarde. Me disolví en polvo de ámbar, un sacrificio inútil por un hombre que me destruyó. Máximo se arrepintió, dedicando su vida a reparar el daño que había hecho. Y un año después, en el acantilado que tanto amaba, saltó al vacío, buscando en la muerte el perdón y el reencuentro que la vida le negó.

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Mi familia Bestia

Mi familia Bestia

5.0

El rugido del oso pardo volvió a aterrorizar las montañas de Asturias, marcando el día de mi renacimiento. En mi vida anterior, ese sonido me llevó a una falsa esperanza y a la traición de quienes decían protegerme. Esta vez, con la memoria intacta, me negué a repetir los errores. Mi abuelo estaba en peligro, y solo yo podía salvarlo de la fiera que asediaba su casa. Diseñé un plan audaz y, a solas, me enfrenté al animal, que en realidad escondía un secreto atroz de mi hermanastra, Lucía. Logré rescatar a mi abuelo, pero la gratitud familiar fue reemplazada por una rabia incomprensible. Mi padre, Javier, apareció no para felicitarme, sino para condenarme. Ante los ojos atónitos de todo el pueblo, me abofeteó, me arrastró por el suelo y me desheredó públicamente, acusándome de causar todo el caos. Su madrastra, Isabel, y mi hermanastra, la verdadera culpable, Lucía, festejaban mi humillación con sonrisas ladeadas. ¿Cómo podía un padre, cegado por la devoción a su hijastra, rechazar a su propia sangre después de tanta valentía? La sensación de injusticia me perforaba el alma, dejándome sola y rota frente a la indiferencia de mi "familia". El silencio del pueblo era un eco de mi desesperación. Pero justo cuando la desesperación me paralizaba, las luces azules y rojas de la SEPRONA irrumpieron en la plaza. Lo que siguió no solo desenmascaró el robo del osezno por parte de Lucía, sino también la impactante verdad sobre una beca universitaria completa, mi billete a la libertad, que habían escondido. Con mis opresores bajo custodia y la verdad al descubierto, Sofía se enfrenta a un nuevo comienzo. ¿Podrá una joven renacida sanar sus heridas y construir un futuro lejos de las sombras de su pasado familiar?

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Venganza DE Una Abuela

Venganza DE Una Abuela

5.0

Mi nieto Mateo era la luz de mi vida, un chico de diez que soñaba con ser ingeniero. Vendía tamales conmigo, sin quejarse. Pero un día, todo se vino abajo. Lo asesinaron por intentar grabar al hijo del alcalde, un matón. ¿La policía? Declaró que fue una riña de pandillas, limpió las manos del asesino y culpó a mi Mateo. ¡Caso cerrado! Me convertí en una paria. El pueblo me evitaba, los medios, controlados por el alcalde Morales, me difamaron como una loca extorsionadora. La esposa del alcalde me ofreció dinero sucio para callarme, pero al rechazarlo, las amenazas se hicieron reales. Mi casa amaneció pintada con insultos: «MATEO RATA». La policía, cómplice del poder, me agredió y pisoteó la única foto de mi Mateo. Estaba sola, sin voz, sin dinero. ¿Cómo iba a pelear contra un sistema tan corrupto? ¿Cómo obtener justicia cuando todos los hilos se movían en su contra? La rabia y la desesperación me consumían. Pero entonces, vi la Medalla al Valor Heroico de mi hijo, un infante de marina muerto en servicio. Recordé las palabras del Almirante en el funeral: «Su familia es nuestra familia. Nunca estarán solos». Con esa medalla como mi única esperanza, sin nada que perder, vendí mis pocos ahorros y viajé doce horas hasta la base naval. Allí, bajo el sol poniente, con la medalla en la palma, me arrodillé frente a la reja, esperando. ¿Respondería el Almirante a la promesa hecha a un héroe? Mi lucha por la justicia apenas comenzaba.

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Compañera de Piso es Enemigo

Compañera de Piso es Enemigo

5.0

Mi vida era idílica: una familia unida, un futuro vibrante y una compañera de piso, Valeria, de dulce apariencia. Mis padres, tan hospitalarios, la invitaron a pasar la Semana Santa en casa sin saber el peligro que traía. Ese fue el preludio de mi infierno. Valeria, la "chica de pueblo" sin rumbo, no era una inocente víctima, sino una depredadora astuta. Con una sonrisa angélica, tramó un plan retorcido para destruir a mi hermano y apoderarse de todo lo nuestro. Fui testigo de su veneno: cómo embriagó a Javier, la farsa de un embarazo que destrozó su matrimonio y costó el bebé a Lucía. Vi cómo el estrés consumía a mis padres y cómo mi hermano, por la culpa, terminó en una silla de ruedas. Valeria se aseguró de que nadie creyera mi verdad, aislándome y convirtiéndome en una paria. Acorralada, sin apoyo ni esperanza, con mi reputación y mi familia en ruinas, la agonía fue insoportable. Solo encontré una salida: saltar al vacío desde un puente de Madrid. Morí con el sabor a sangre y un odio frío, preguntándome: ¿Por qué tanta crueldad? ¿Cómo nadie vio su verdadera cara? Pero entonces, abrí los ojos. Estaba en mi cama de estudiante, dos días antes de la fatal Semana Santa. Había vuelto. Todo estaba intacto, mi familia segura. Valeria entró con la misma sonrisa lastimera de siempre, repitiendo la frase que me condenó. Esta vez, el juego es mío. Valeria, vas a desear no haberme conocido.

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La Venganza del Hijo Débil

La Venganza del Hijo Débil

5.0

Mi hermano Leo murió tras una herida de novillo en nuestra hacienda. Mis padres, líderes del imperio del tequila, solo vieron su muerte como una "debilidad", no una tragedia. Solo yo, Mateo, quise darle un funeral digno. Les pedí dinero, pero mi padre me negó hasta un centavo, riéndose de mi "drama" y obligándome a ganarlo como jornalero. Su influencia me cerró todas las puertas de trabajo en Jalisco. Mi "hermano" Ricardo, el hijo que mis padres siempre desearon, me empujó a las garras del brutal prestamista El Caimán. Fui golpeado salvajemente, pero logré enterrar a Leo con dinero manchado por la desesperación. Pero el horror llegó después: Ricardo me confesó con una sonrisa macabra que él había provocado el accidente de Leo. ¡Había asesinado a mi hermano! Y mis padres, que lo sabían, me castigaron a mí por mi duelo, por no ser el "hombre fuerte" que ellos querían. ¿Cómo podría un "hijo débil" como yo luchar contra la frialdad y traición de mi propia sangre? Una noticia viral expuso su crueldad, desatando el escándalo. Desesperados por el honor, en el sagrado Día de Muertos, mi padre, incitado por Ricardo, intentó profanar la tumba de Leo, golpeándome frente a todos. Ese día, la dinastía Agave de Reyes firmó su propia condena. Mi padre y mi madre habían cavado su propia tumba, y la de Ricardo. ¡Ahora, la verdadera justicia para Leo y para mí está a punto de comenzar!

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Devolución Sin Condiciones

Devolución Sin Condiciones

5.0

Trabajé años para construir mi carrera como arquitecta, y finalmente, la oportunidad de mi vida llegó: presentar un proyecto millonario para "Aldunate & Co.". Pero el destino, o la envidia, tenía otros planes. Javier Aldunate, un viejo conocido universitario, revivió el cruel rumor que destruyó mi juventud: me llamó "dama de compañía" frente a todos, insinuando que mis logros eran favores. La humillación fue pública, despojada de mi proyecto y humillada hasta la médula. Lo peor fue ver a Mateo Castillo, el inversor principal y mi antigua conexión, aprobar mi caída con una mirada fría, reafirmando que la "reputación lo es todo" y permitiendo que mi carrera se desmoronara. Justo cuando creía tocar fondo, la vida me dio otra bofetada: mi hermano Ricardo, un músico talentoso, fue amenazado por mafiosos. Cincuenta millones de pesos en 24 horas, o sus dedos, y su sueño, desaparecerían. ¿Cómo podía la vida ensañarse tanto conmigo? Sin un centavo y con el tiempo agotándose, solo quedaba una opción, una que me destrozaba el alma: suplicar ayuda al hombre que me había pisoteado. Mateo Castillo. ¿Me arrastraría él por el barro, o me salvaría, pero a qué precio?

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La Chica sin Valor

La Chica sin Valor

5.0

Fui vendida a los diez años. Mi destino: cuidar a Mateo de la Vega, el heredero enfermizo de una rica hacienda. Durante una década, soporté sus burlas y su desprecio, viviendo a su sombra, convencida de que era solo "la chica" o "la parásita" sin valor. Pero el verdadero horror no llegó hasta mi vigésimo cumpleaños. Descubrí que Mateo, en un acto cruel de humillación hacia un humilde luthier, me había apostado y perdido en una partida de cartas. Mi precio: dos míseros pesos. De la noche a la mañana, mi existencia se redujo a una simple mercancía, un objeto intercambiable y desechable. La verdad me golpeó: él nunca me vio como un ser humano, sino como una posesión más, ahora vendida por una suma irrisoria. ¿Dos pesos? ¿Eso era todo lo que valía la que dedicó su juventud y su alma a cuidarlo? Un vacío inmenso me invadió, pero no hubo lágrimas, solo una calma inquietante y una certeza amarga. Con mi pequeño saco al hombro y un velo bordado por mi madre, enfrenté la puerta de la hacienda. Atrás dejé la servidumbre, el desprecio y la certeza de mi nulo valor. No sabía lo que me esperaba con mi "nuevo dueño", pero esta vez, iría a buscarlo yo misma, decidida a que mi vida no sería definida por su descarte.

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 No Seré la Víctima Esta Vez

No Seré la Víctima Esta Vez

5.0

Desperté en mi cama, en la idílica finca de los De la Vega en La Rioja. El sol acariciaba mi rostro, pero mi mente estaba lejos de la paz. Era el día, el mismo día en que mi supuesta hermana, Valentina, llegaría para comenzar mi infierno personal. En mi vida anterior, fui manipulada por visiones falsas que me llevaron a cometer errores fatales. Fui incriminada por envenenamiento y acusada de crímenes que no perpetré. Mis propios padres creyeron sus lágrimas antes que a las de su propia hija. Morí sola, desesperada, en una fría celda, abandonada por todos. Hasta mi último aliento, me atormentó la injusticia y el misterio de esas profecías que siempre se volvían en mi contra. ¿Cómo pude ser tan engañada, tan fácilmente manipulable hasta el punto de mi propia destrucción? Pero ahora he renacido, y la memoria de esa vida pasada es una cicatriz ardiente en mi alma, mi mayor arma. Esta vez, no seguiré las 'visiones' que en realidad eran una tecnología diseñada para destruirme. No seré la víctima. La cazadora seré yo, y reescribiré este juego mortal para que mi presa muerda el polvo.

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No les Quedara nada

No les Quedara nada

5.0

Como futbolista de élite, mi vida era perfecta: fama, fortuna y Sofía, mi prometida. Tras un robo en nuestra finca que la dejó traumatizada y embarazada, juré protegerla y acepté al bebé como mi deber. Creía en nuestro amor, un pacto incondicional forjado en la adversidad. Pero un día volví a casa y escuché risas desde mi dormitorio. Eran Sofía y mi hermano Javier. "¿En serio se creyó lo del embarazo?", se burló Javier. "Es tan noble, tan predecible," respondió Sofía. "El robo fue una genialidad. La boda estaba asegurada y, con el bebé, su fortuna es nuestra." Mi mundo se desmoronó. Cinco años de engaños. Mi boda, mi futuro hijo, todo era una farsa orquestada para robarme. Fui un tonto, un peón en su cruel juego. No había rabia, solo un vacío helado. ¿Cómo pudo el amor que creí real ser una traición tan profunda? ¿Cómo me engañaron mi propio hermano y la mujer que amaba? La ilusión se hizo añicos, pero la venganza apenas comenzaba. Con la calma gélida de quien lo ha perdido todo, convertí una grabadora en mi arma secreta. Y el cumpleaños de mi abuela sería el escenario perfecto para que la verdad saliera a la luz. Ellos querían mi vida; yo me aseguraría de que no les quedara nada.

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La Santísima Virgen

La Santísima Virgen

5.0

El aire de la finca Castillo olía a olivos y a desesperación silenciosa. Sostenía a mi hijo, Mateo, inerte en mis brazos, mientras un charco de sangre se extendía bajo nosotros, una mancha imborrable que también cubría mi alma. Levanté la vista y ahí estaba ella, Scarlett, mi hijastra, sonriendo, sus ojos azules rebosantes de un veneno que congelaba la sangre mientras Máximo y su madre, La Matriarca, irrumpían en la escena. En lugar de ver a nuestro hijo muerto, sus ojos se posaron en mí, acusándome, mientras consolaban a la verdadera asesina, Scarlett, dejándome arrodillada en la sangre de mi sangre, humillada y sin voz. «¡Lina! ¿Qué le has hecho a Scarlett?», gritó Máximo, revisando a su hija en busca de heridas inexistentes, mientras La Matriarca me lanzaba una mirada de puro desprecio, acusándome de ser una salvaje y de haber provocado todo. El mundo se desvaneció en un túnel de desesperación, asfixiándome con la injusticia, la traición y el dolor insoportable de ser culpada por la muerte de mi propio hijo ante la indiferencia de mi propia familia. Fue entonces, en la más profunda oscuridad, cuando un calor extraño inundó mi vientre y una voz resonó en mi mente: «Divina Gestación activada. Reza a la Santísima Virgen, y tus hijos nacerán como tú los desees. Fuertes. Perfectos. Tuyos.» Ahora, Lina Salazar, la bailarina despreciada, usará este don para darles herederos que los destruirán a todos.

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El Salto de la Mariposa: Un Adios Definitivo

El Salto de la Mariposa: Un Adios Definitivo

5.0

El olor a perfume barato y alcohol, el mismo que usaba Scarlett, reveló la verdad brutal: Máximo, mi esposo, el "Rey del Tequila", había vuelto a casa con otra amante. Lo miré desde el sofá de nuestro lujoso apartamento en Guadalajara, la mancha de lápiz labial en su cuello y la indiferencia en sus ojos mientras buscaba excusas. En lugar de súplicas, pregunté: "¿Clientes que usan el perfume 'Siren's Kiss'? ¿Clientes que dejan marcas de besos en tu cuello?". Su paciencia se agotó, y la bofetada que le di fue el detonante del fin: me llamó "arpía", "celosa", "amargada", la mujer que no debería haber sido. Pero no era yo quien había cambiado. Fui la mujer que lo sacó de la desesperación, que construyó este imperio a su lado, la que se enamoró perdidamente de él bajo el cielo de Tequila, la que rechazó volver a casa por su amor. ¿Cómo pudimos llegar a esto? ¿Cómo el hombre que una vez juró amarme más que a su propia vida pudo humillarme y corromperlo todo? Justo cuando mi mundo se desmoronaba, una voz que no había escuchado en ocho años resonó en mi cabeza: "Anfitriona Luciana Garcia, su misión en este mundo está completa. ¿Desea regresar a su mundo original?". Mi decisión fue instantánea y fría: "Sí. Quiero irme a casa." La cuenta regresiva había comenzado: diez días para desmantelar mi vida con él, para vaciar su paraíso y reclamar mi libertad.

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Comprar el amor con mi Dinero

Comprar el amor con mi Dinero

5.0

Estaba en el Ayuntamiento de Sevilla, lista para casarme con Javier, el torero del momento, cuya carrera había financiado durante años, esperando que al fin me amara. Pero en ese preciso instante, un niño irrumpió gritando "¡Papá!", seguido por una mujer, Isabel, la cantaora que fue su antigua amante. Javier, con una sonrisa cínica, me anunció que se casaría con ella "por honor" al haber descubierto que el niño era su hijo. Me dijo que nuestro amor no cambiaría, que su matrimonio sería una farsa, y que en un par de años volveríamos a nuestros planes. Lo vi entrar al Ayuntamiento con ella, y mi mundo no se rompió, solo sentí un frío absoluto. Esa misma noche, regresé a mi carmen, el hogar que había decorado con tanto cariño para él, y lo encontré saqueado. Isabel usaba mi kimono de seda, su hijo destrozaba mi guitarra, y mi mantón de Manila, una joya, estaba manchado de chocolate. Los encontré a ambos en mi cama, desnudos, y luego Isabel me envió una foto con un mensaje burlón: "Gracias por la casa, pardilla. Y por el marido." Al día siguiente, volví con seguridad para echarlos, pero mi hogar se había transformado en una ruidosa orgía de toreros y periodistas. Estaban bebiendo mi vino, sus cenizas manchaban mis alfombras persas, y mi valiosa escultura de bronce yacía rota en el suelo. Javier me llamó su "ex loca" y celosa, mientras una mujer me derramaba vino tinto en la blusa, y me empujaban hasta caer al suelo. Me sentí rodeada, humillada, como un animal herido, mientras todos se reían de mí. ¿Cómo había sido tan ciega, tan tonta, creyendo que podía comprar el amor con mi dinero? Mi corazón se hundió en la desesperación, preguntándome cómo iba a salir de esta pesadilla, si el matrimonio de verdad ya no era posible. Fue entonces, en mi punto más bajo, cuando mi voz apenas salió: "Estoy esperando a mi novio. Nos vamos a casar." Y justo en ese momento, un Mercedes negro se detuvo, y Mateo bajó, ignorando a todos, con un ramo de azahares entre las manos, listo para casarse conmigo.

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De matrimonio a Venganza

De matrimonio a Venganza

5.0

El día de mi boda, en la imponente nave de la hacienda familiar, mientras el sacerdote hablaba del amor eterno, sentí que, de algún modo mágico, había renacido. Mi mirada se posó en Javier Mendoza, mi futuro esposo, y el mundo se desdibujó para mostrarme con una claridad aterradora la imagen del cuchillo helado hundiéndose en mi espalda. En mi vida anterior, este mismo hombre, junto a Sofía, su amante, me despojó de todo: mi vasta herencia, el imperio de aguacates de mi familia y, finalmente, mi existencia. Morí sola, traicionada, mientras su ambición brillaba inquebrantable. Ahora, llevaba el mismo vestido blanco, en la misma iglesia, a punto de repetir la farsa. La sonrisa de Javier, antes cegadoramente encantadora, solo despertaba náuseas y un doloroso amargo recuerdo. ¿Cómo podía un alma regresar de tal deshonra? ¿Por qué la vida me ofrecía una segunda oportunidad para este mismo calvario? Pero en lugar de la desesperación que me consumió antes, una fría y calculada determinación invadió cada fibra de mi ser. Ya no había lugar para lágrimas ni súplicas. Mi "Acepto" rompió el silencio nupcial con una firmeza que sorprendió hasta al propio Javier. No era el inicio de un matrimonio, sino el comienzo de una venganza que duraría dieciocho años. Cada paso suyo, cada aliento de alegría robada, se convertiría en una pincelada de su propia y lenta destrucción. Esta vez, ellos mismos forjarían las cadenas de su perdición, mientras yo los observaba desde la sombra.

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Ya Estoy Casada

Ya Estoy Casada

5.0

Mi regreso a Sevilla, un lugar lleno de recuerdos, fue solo para buscar nuevos talentos de flamenco. Nunca imaginé que mi noche, en un abarrotado tablao, terminaría con mi ex-prometido, el torero Javier Montero, arrodillándose ante mí y pidiéndome matrimonio. Su familia me presionaba con miradas condescendientes, esperando que llorara de agradecimiento y volviera a "casa", mientras él hablaba de "perdonarme" el abandono. ¿Perdonarme a mí? ¿Por huir después de que él y su amante Isabela robaran mi coreografía, destruyeran mi carrera y me dejaran sola con un tobillo roto, mirando cómo mi futuro se desmoronaba? Con una frialdad que no sabía que poseía, levanté mi mano izquierda para mostrarle el simple anillo de platino que ya llevaba y declaré: "Llegas tres años tarde, Javier. Y ya estoy casada." Justo entonces, mi esposo, la estrella del Real Madrid, Mateo "El Martillo", apareció con nuestro hijo Leo en brazos, marcando el inicio de su ruina y mi verdadera vindicación.

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Venganza de una Mera Sirvienta

Venganza de una Mera Sirvienta

5.0

Durante ocho años, mi vida giró en torno a Máximo, mi prometido y socio. Yo era la diseñadora que lo hacía brillar, pero en la Feria de Abril, lo descubrí bailando íntimamente con su joven aprendiz, Camila, una imagen que me rompió el alma y confirmó la profunda traición. La situación empeoró cuando, al intentar dejarlo, Máximo no solo minimizó mi dolor, sino que expuso públicamente nuestra relación con mensajes falsos, me humilló en cada oportunidad y dejó claro que yo era una mera sirvienta, demostrando una frialdad y narcisismo insoportables. Me preguntaba cómo pude ser tan ciega, entregando mi vida a alguien que me veía como un objeto desechable, sintiendo una mezcla de humillación, ira y una profunda injusticia por todos los sacrificios hechos en vano. Pero ¿y si esta traición fuera el catalizador para un renacimiento, una oportunidad para tomar las riendas de mi destino y recuperar la voz que había silenciado por tanto tiempo?

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La Maldición del Zapateado

La Maldición del Zapateado

5.0

En Sevilla, ganar el Concurso Nacional de Flamenco es una maldición mortal. Cada ganador, en la cima de su gloria, se suicida misteriosamente. Pero yo, Scarlett Hewitt, no bailo por la fama; bailo para desenmascarar al asesino de mi hermana Sasha, quien sucumbió a esa maldición hace tres años. He entrenado sin descanso, y esta noche, logré la puntuación perfecta, la más alta de la historia. Inmediatamente, encendí mi cámara en vivo, expuse la nota de suicidio falsificada de Sasha y desafié abiertamente al asesino a venir a por mí. Todo se desenvolvía como lo había planeado... hasta que la figura enmascarada detrás de mí se retiró el antifaz, revelando el rostro desconsolado de mi propia madre, Annabel. "Yo lo hice", confesó, pidiéndole a la policía que la arrestara. Mientras ella se sacrificaba, el Detective Sullivan me soltó una bomba: mi ADN había sido encontrado bajo las uñas de la víctima del año anterior, Alejandro Vega. De repente, la trampa no era para el ases asesino, sino para mí. La gente enardecida gritaba "¡asesina!", creyendo que yo había matado a mi propia hermana y a los demás. Mi mundo se desmoronaba; la humillación pública era el plan, mi muerte social. ¿Cómo era posible? ¿Cómo mi ADN había llegado allí? Sabía que mi madre mentía para protegerme, pero de qué. Había caído en una trampa tan elaborada, tan siniestra… Pero no permitiría que ganara. No terminaría como una villana en su retorcido cuento. Había un secreto más profundo, y este juego apenas comenzaba. Necesitaba escapar, encontrar la verdad y liberarme de esta pesadilla.

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Amor de una Bruja

Amor de una Bruja

5.0

Yo, Sofía, una humilde curandera de Oaxaca, salvé a la familia de Ricardo de la ruina, entrelazando mi don y mi propia vida con la suya para hacer florecer su vasta hacienda y su imperio tequilero. Fue entonces, con la llegada de su amante Isabela y sus venenosos susurros sobre un "amuleto milagroso", cuando Ricardo, cegado por el engaño, decidió que nuestro propio hijo, el pequeño Mateo, no era más que un objeto para sus oscuros deseos. Sin la menor compasión, le arrancaron las costillas a mi Mateo, dejando que sus desgarradores gritos se perdieran en la hacienda antes de que muriera desangrado, para luego profanar sus cenizas esparciéndolas sin respeto para que los perros las devoraran, y finalmente, él mismo rompió mis manos, negando mi poder y mi existencia. Paralizada por el dolor y la devastación, solo pude observar la inconcebible crueldad de quien juró amarme, mientras mi alma gritaba en silencio por la injusticia de un sacrificio tan puro en aras de una mentira tan vil. Pero en ese mismo instante, los campos de agave bendecidos por mi don se marchitaron, arrastrando al imperio de Ricardo a la ruina, y yo, con mis manos rotas y mi corazón quebrado, me retiré a mis montañas, dejando que el destino, implacable, cobrara su deuda, convirtiéndome en la silenciosa testigo de su merecido final.

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Esta vez no sea tu Esposa

Esta vez no sea tu Esposa

5.0

En la familia de Mateo, ser una de sus "compañías" era como ser una concubina, y yo, Sofía, era una de las doce destinadas a quedar embarazada para casarme con él. En mi vida anterior, fui la primera en quedar embarazada. Pero en lugar de gloria, recibí un infierno sin fin. Mateo, cegado por el dolor tras el supuesto suicidio de su "amor verdadero", Isabella, me torturó hasta que perdí a nuestro hijo, para luego encerrarme hasta morir. Al despertar esta vez, ese sabor amargo de las píldoras anticonceptivas con las que me había obligado a abortar y la imagen de mi hijo muerto vinieron a mi mente. No entendía cómo el chico que una vez juró protegerme se había convertido en mi verdugo. Pero ya no cometería el mismo error: esta vez, haré que Isabella experimente la "alegría" de la cima, solo para verla caer al abismo más profundo.

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La Locura que Despertó la Venganza

La Locura que Despertó la Venganza

5.0

Mi hermana gemela, Lucía, se casaba con el cruel Ricardo, y yo, Carmen, lo veía todo desde el sanatorio que me encerraba. Me habían calificado de "loca", recluida aquí por la fuerza con la que protegí a Lucía años atrás. Observaba la sonrisa tensa de Lucía, esa que usaba para ocultar su miedo. De repente, la transmisión de la boda se desplomó: una mujer irrumpió gritando acusaciones contra Lucía. Ricardo, sin pestañear, ordenó que arrastraran a mi hermana a su finca para "educarla", mientras su amante, Valeria, sonreía victoriosa. Apenas unos días después, mis padres, con los rostros grises y el alma rota, vinieron con la noticia más devastadora: Lucía estaba muerta. Dijeron "accidente", pero mi madre, entre lágrimas, reveló la brutal verdad: ¡torturada! Costillas rotas, dedos quebrados por todas partes. Mi padre, al buscar explicaciones, fue brutalmente golpeado, sus piernas quedaron destrozadas. Y yo, la protectora, la "loca" encerrada, no pude hacer nada. La "locura" que me había traído aquí no era más que justicia; un instinto por defender a quien amo. Ahora, el nudo de hielo en mi estómago se expandía, convirtiéndose en una rabia pura, fría, implacable. ¿Cómo podían su crueldad y su vileza quedar impunes? ¿Cómo pudieron destruir lo único bueno y puro que tenía? Mi aparente fragilidad mental era solo una máscara, una trampa cuidadosamente tejida. La bestia en mi interior, que había dormido por tanto tiempo, despertó con hambre. Esa noche, el director, pálido, firmó mi alta sobre el escritorio que acababa de partir en dos con mis propias manos. Había regresado al mundo exterior, y la justicia que ellos se negaron a dar a mi hermana, Carmen la tomaría, una por una, con mis propias manos. Esta vez, nadie me detendría.

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La Verdad después de mi Muerte

La Verdad después de mi Muerte

5.0

Flotaba, una sombra invisible, en el segundo aniversario de mi muerte. Abajo, en el brillante escenario, Isabela, mi supuesta mejor amiga, recibía el premio "Corazón de Oro", aclamada por toda una nación. Mateo, mi amor secreto, la miraba con una adoración que, trágicamente, una vez fue mía. De repente, mi viejo smartphone, el diario de mi alma y mi única prueba, se deslizó ante la cámara principal. Mateo, con asco, exigió que lo quitaran, tildándome de "basura que trae mala suerte". Los comentarios en pantalla explotaron, condenándome y elevando a Isabela a santa. La sagaz periodista Ana María, sin inmutarse, encendió mi teléfono y leyó mi blog privado. La primera entrada reveló mi donación anónima, exponiendo la fachada del "primer acto benéfico" de Isabela. Ella, con cartas falsas, intentó desviar la verdad, mientras Mateo, ciego, la defendía, acusándome de "ideas extrañas" y "rata de alcantarilla". Las revelaciones continuaron: desde mi adopción que liberó nuestro amor secreto con Mateo, hasta mi ingenuidad al confiar en Isabela, quien usó cada confesión para arrastrarme al abismo. Mateo, corroído por la culpa y el odio autoimpuesto, se negaba a creer. ¿Cómo podían, después de todo lo que sufrí, seguir juzgándome tan cruelmente? La tensión explotó. Cuando Mateo intentó silenciarme destrozando el teléfono, este, roto, emitió una grabación. Mi voz, desde el más allá, sonó. Eran mis últimos instantes, narrando la brutalidad de Isabela, su red criminal, y el horror de mi asesinato. La verdad enterrada, por fin, veía la luz.

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