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¿Qué harías si después de una noche de alcohol y excesos despiertas en una cama con un hombre al lado?, y no cualquier hombre el tipo es nada más y nada menos que tu odioso y amargado jefe, pues a Isabella Holmes le ocurrió, y ¿Qué hizo ella? Pues lo único lógico que se le ocurrió, huyó como la cobarde que es después de colocarse el vestido que uso en la noche, olvidando sus bragas y un par de cosas más... El doctor Andrew Cole; Es un arrogante, grosero, déspota y despiadado como jefe. Es socio de la clínica privada donde labora una feliz Isabella, y en lo que va del mes ha despedido a tres enfermeras asistentes alegando que son negligentes y unas buenas para nada. Para mala suerte de Isabela su querido jefe directo el doctor Valente, se retira y la envía directo a manos del tirano, ¡no existe nadie capaz de complacerlo!, o eso pensaba ella, después de una semana de trabajo con él se encuentra agotada física y mentalmente, ¡quiere mandarlo al diablo!, pero no puede su padres adoptivos dependen de ella económicamente El viernes luego de la semana de trabajo más intensa de su vida unos amigos la invitan a tomar a un bar, ella de forma imprudente termina tomándose hasta el agua de los jarrones literalmente, necesita ahogar todas sus frustraciones en alcohol. Por su parte. Los padres de Andrew, están locos lo presionan de forma constante para que se case, sin importar que él no puede enamorarse de nadie, el no tiene corazón, pero una noche de pasión con una desconocida, lo deja con sus bragas rosa y ganas de mas, el problema es que no la recuerda, solo recuerda un sexy lunar en uno de sus senos que se muere por probar de nuevo.
Isabella Holmes
Me encanta mi trabajo, tengo el mejor jefe del mundo, desde hace tres años trabajo como enfermera en la Clínica Cole, y como todas las enfermeras y doctoras de la clínica, estoy enamorada en secreto del socio de mi jefe, el doctor Andrew Cole, la perfección hecha hombre pero él nunca se fijaría en una mujer tan simple como yo, tengo veintitrés años y nunca he tenido novio.
Voy por el pasillo, con unos resultados de laboratorio en las manos que debo entregarle a mi jefe, cuando de pronto estoy en el suelo con todos los papeles tirados.
-Lo siento. - Chilla una enfermera con la que acabo de tropezar ambas estamos en el piso, todos los presentes se quedan viéndonos en vergonzosas posturas, me apresuro a recoger los documentos.
- ¿Qué sucede?- Le pregunto al verla llorar de forma escandalosa y levantarse hipeando para irse corriendo como si la persiguiera el mismísimo diablo, no entiendo nada.
Apenas me estoy levantando cuando se asoma el doctor Cole gritando – ¡Y no regreses más inútil!- Como si tuviese rabia, no importa lo atractivo que es ese sujeto todo su encanto se va apenas abre el hocico, ¡es un patán!, ninguna de sus enfermeras dura más de una semana.
-Y usted señorita Asadora, no se le paga por dormir ¡levántese!- Me grita y entra de nuevo a su consultorio dando un portazo tan fuerte que hace que me ponga muy nerviosa, ¡qué tipo de lo más odioso!, ya tengo tres años acá y no sabe que mi nombre es ¡Isabella!
-Querida, debes tener más cuidado. - Me dice Valente, mi jefe ofreciéndome el brazo para ayudar a levantarme, de donde me quedé paralizada por el grito del loco, y atractivo socio de mi jefe.
-Ese socio tuyo está bien loco, es la tercera enfermera asistente que despide ¡solo en esta semana!- Susurro asombrada, no hablo fuerte porque es el dueño de la mitad de la clínica y puedo meterme en problemas, por hablar de algo que no me concierne, el no es mi jefe directo.
-No todos tienen la suerte de tener a la mejor asistente enfermera de la ciudad. - Me dice como si estuviera orgulloso de mí.
-Más bien, eres el mejor jefe que una asistente puede tener. - Respondo, con sinceridad, caminando a su lado, la gente murmura todo tipo de locuras en los pasillos, tengo tan buena relación con mi jefe que las demás enfermeras piensan que hay algo mas...
Dicen que soy su amante, ¡Pero nadie se fija en mí! Estoy tan enfocada en el trabajo, la universidad y en aprender lo más que puedo del mejor no tengo tiempo para el romance...
Soy enfermera, pero actualmente continúo estudiando, ser doctora es el sueño que tenía desde niña, no lo estudie desde el principio, porque no contaba con los recursos para costear una carrera tan costosa.
-Isabella me he sentido cansado últimamente, ya tengo sesenta años, y necesito decirte algo muy importante cariño.- Me dice Valente, viéndome a los ojos, me pongo nerviosa, está actuando extraño últimamente ojalá no esté malinterpretando las cosas entre nosotros, lo aprecio mucho pero hasta allí.
- ¿Qué sucede?, me pones nerviosa...- Expresó sentándome a su lado.
-Eres como una hija para mi, así te siento por eso debo comunicarle algo muy importante. - Me dice poniéndome más nerviosa.
- ¿De qué se trata?, sabes que si te sientes mal yo estoy a tus ordenes para cuidarte. -Me ofrezco, lo he notado muy cansado últimamente.
-No, en realidad quería decirte que, esta es mi última semana en la clínica, ya es tiempo de retirarme. - Automáticamente comienzo a llorar como una magdalena, empañando mis lentes, me tengo que sentar, esta noticia no es nada fácil para mí.
-No te pongas así, me haces sentir mal. - Me dice dándome unas palmadas en la espalda.
- ¿Me van a despedir?- Cuestiono, preocupada, mis cuentas no se pagan solas y dependo de mí misma para todo además debo ayudar a mis padres adoptivos.
-No ¿Cómo se te ocurre?, eres la mejor en tu trabajo. - Me responde, quitándome los lentes para limpiar mis mejillas, sin ellos no veo absolutamente nada.
- ¿Interrumpo?- Preguntó el doctor Andrew abriendo la puerta y entrando al consultorio sin permiso como siempre.
-No para nada, solo que mi enfermera no soporta la idea de que me vaya, yo también la extrañare mucho. - Responde Valente e inmediatamente me coloco mis lentes, lista para seguir trabajando, si no me van a botar ¿Qué van a hacer conmigo? Me pregunto preocupada.
-Espero sea eficiente en su trabajo como siempre dices que es. - Suelta el sujeto, si no estuviese sentada, caigo en el suelo como una estúpida, ¡no me puede dejar con él!, ¡ese es un castigo!
- ¿Qué sucedió esta vez con tu nueva asistente? ¿Porque la despediste?- Le pregunta Valente estoy en shock, ¡no quiero trabajar para ese ogro!, creo que estar una semana a su lado es más que suficiente para terminar en el manicomio.
-Traiga un café negro y sin azúcar. - Ordena serio, no sé porque cuando quiere café viene para acá, ¡tiene una maldita cafetera idéntica a la de mi jefe en su oficina!
-Enseguida señor. - Respondo, mientras preparo el café del tirano, no soy la única que le dice así, es un apodo que se ha ganado a pulso y lo tiene bien merecido.
Hago varias caras graciosas imitando al doctor Andrew, mientras le preparo su café estoy de espaldas a él. -Gracias Isamar. - Dice recibiendo el café de mis manos haciéndome boquear de la indignación.
- Isabella. - Pronunció molesta haciendo una línea delgada de mis labios
-Si eso mismo Isa lo que sea. - Restándole importancia a mi identidad, el mensaje que envía a nosotros con su forma de pensar y actuar es que los demás no le importamos nada.
- ¿Por qué despediste a tu nueva enfermera?- Cuestiona Valente con una sonrisa, sabe la respuesta.
-Lo de siempre. - Responde el
- ¿Se te insinuó?- Le pregunta Valente riendo.
-Jamás me fijaría en una mujer como esa. - Responde, tomando un sorbo de café.
-No entiendo qué le ven. - Se me escapa e inmediatamente tapo mi boca con ambas manos me pongo roja con miedo de que hayan escuchado.
-Se me olvida que a usted le gustan los hombres de la tercera edad, no se le paga para estar escuchando conversaciones ajenas. - Me responde él, fijando su mirada penetrante y verde esmeralda sobre esta simple mortal, estoy segura de que va a despedirme más rápido de lo que canta un gallo.
-Jefe, voy a buscar los resultados de los exámenes al laboratorio. - ¡Me acaba de decir que soy la amante de Valente!, necesito salir de acá, para no responderle como se merece.
Salgo de la oficina muy molesta respirando agitada, diez minutos después estoy de vuelta la oficina de Valente me encuentro de frente con ese hombre nuevamente, me hago a un lado para seguir mi camino y no entiendo pero él en un movimiento rápido se interpone en mi camino - ¡Qué demonios!- Exclamó impactada, él siempre me había ignorado, no sé que busca ahora.
-Si quiere conservar su empleo, va a tener que mantener la boca cerrada y no opinar sobre mi vida privada, ¡se lo prohíbo!- Me advierte, sus ojos brillaban de furia, tengo ganas de salir corriendo pero no soy ninguna cobarde, y no le demostraré miedo.
-No entiendo su doble moral, todos saben que usted se acuesta con medio New York en las noches. - Le digo molesta me siento acosada y siempre que me siento así, hablo demasiado.
-Eso no es su problema, yo no me acostaría con usted ni que me pagaran una fortuna, eres una mujer insignificante, no entiendo qué ve Valente en ti. - Expresa mirándome de arriba debajo de forma despectiva.
-Pues el sentimiento es mutuo señor. - Respondo de forma estúpida e inconsciente, ese chisme de pasillo que soy amante de mi jefe tomó dimensiones atroces.
- ¡Mejor vaya a hacer su trabajo que Valente la necesita!- Ladra cerca de mí, nunca había estado tan cerca del tirano, su perfume costoso inunda mis fosas nasales dejándome, con las piernas temblorosas y el pulso acelerado.
Decidida a cambiar su vida sin futuro Adele Smith abandona su pueblo, acompañada de su hermanita menor, Alexa Smith de siete años de edad, con rumbo a New York para trabajar en una importante empresa multinacional para la que aplico por un puesto como asistente de presidencia. Adele es una mujer joven y ambiciosa cuyo futuro se vio truncado por la muerte de inesperada de su padre cuando acababa de terminar la secundaria, está decidida a triunfar para ella nunca es tarde, por lo que se atreve a perseguir sus sueños. Contra todo pronóstico y sin un título universitario es seleccionada para el cargo superando a más de cincuenta aspirantes, tiembla de miedo al conocer al gran jefe, no puede contener la emoción al estar de frente al que fue su mejor amigo de la infancia y adolescencia Nicolás White por lo que lo abraza emocionada, él la rechaza de inmediato para él, el pasado quedo muerto y enterrado como su amistad con Adele que de ahora en adelante tendrá que lidiar con su querido y amargado jefe. Nicolás abandono Valle encantado con solo dieciocho años, con el corazón roto, su novia de secundaria lo termino, para casarse con uno de los chicos populares y millonarios de la secundaria Scott Cameron, cuyos padres son dueños de casi todo el pueblo, Nicolás luchara sin descanso por cumplir sus metas y llegar a ser uno de los hombres más poderosos de los Estados Unidos, su objetivo es que un día esa mujer se arrepienta de lo que perdió. Se vuelve un hombre que solo vive para trabajar, por lo que con veinticinco años y toda una inmensa fortuna, no tiene ni siquiera novia, nada de eso importa hasta que la vida lo lleva a coincidir con la mujer que lo rechazo por ser pobre, y en ese momento no quiere parecer un patético solterón, por lo que se le ocurre la locura ofrecerle un buen dinero a su necesitada asistente para que finja ser su prometida, una dulce mentira que lo llevara a encontrar el amor verdadero, en la persona más inesperada.
Después de que Ellie recuperara su verdadera identidad, se encontró en un inesperado matrimonio con el Sr. Thorpe, un hombre lisiado que era despreciado por todos. Su exnovio infiel aguardaba su arrepentimiento, mientras los demás la miraban con sorna. Sin embargo, para Ellie, su aclamado bar no era más que un proyecto secundario. Su vasta colección de joyas parecía trivial. Los mejores diseñadores estaban a su disposición. Poseía autos de lujo, grandes mansiones e incluso islas privadas. Tenía el poder de ganar prestigiosos premios y vengarse de su infiel ex y de la amante descarada de este. No obstante, para los extraños, su vida parecía aburrida, ensombrecida por la discapacidad de su marido. Un día, el Sr. Thorpe se levantó de su silla de ruedas, incapaz de mantener la fachada por más tiempo. "Ya no puedo seguir fingiendo. Mi mujer es demasiado extraordinaria", declaró. Ellie, con las manos en la cintura y los dientes apretados, se enfrentó a él: "¿Y el divorcio que prometiste?". Tocándole suavemente el vientre ligeramente abultado, el Sr. Thorpe respondió en voz baja: "¡En tus sueños!".
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
Traicionada por su pareja y su hermanastra en la víspera de su boda, Makenna fue entregada a los despiadados príncipes licántropos como amante, pero su propio padre ignoró su difícil situación. Decidida, ella intentó escapar y buscar venganza, pero, sin darse cuenta, captó el interés de los tres príncipes licántropos, que la deseaban en exclusiva entre muchas admiradoras. Esto complicó sus planes, atrapándola y convirtiéndola en rival de la futura reina licántropa. Enredada en deseo y celos, ¿podría Makenna lograr su venganza en el intrincado baile con los tres príncipes?
Durante diez años, Daniela colmó a su exesposo de un amor inquebrantable, solo para descubrir que no era más que un chiste para él. Humillada, pero decidida, se divorció de él. Tres meses después, Daniela regresó a lo grande. Ahora era la CEO oculta de una marca líder, una diseñadora codiciada y una rica magnate de la minería, y su éxito se reveló en su triunfal regreso. Toda la familia de su exesposo se abalanzó sobre ella, desesperada por implorar su perdón y suplicar otra oportunidad. Sin embargo, Daniela, ahora querida por el famoso Sr. Phillips, los miraba con gélido desdén y dijo: "Estoy fuera de su alcance".
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