María Lua tenía la vida con la que cualquier mujer podía soñar: guapa, rica y con una familia perfecta. Pero detrás de esa chica afortunada y con cara de ángel se escondía una rebelde que huía de su pasado y aspiraba a ser feliz y hacer lo que quisiera, sobre todo con los hombres. Inmersa en el mundo de los CEO desde que nació, su vida siempre estuvo ligada a hombres que vestían de traje. Y a ella le tocaba quitarles todas las prendas que los rodeaban, empezando por sus corbatas, aprovechando los hermosos cuerpos que se cruzaban en su camino, los dueños y herederos de las mayores empresas de Noriah Norte. Lo que no esperaba era verse envuelta en un gran escándalo el día de su compromiso, montado por alguien dentro de su propia casa. Dispuesta a darle la vuelta a la situación, ya que nada podía doblegarla y lo único que quería era mostrarse como una mujer fuerte, Malu no esperaba que la segunda caída, ahora sí, la destrozara por completo. Teniendo que abandonar su propia casa, y obligada a madurar y asumir responsabilidades, dejando atrás su vida de borracheras y aventuras de una noche, ahora tenía que elegir qué camino tomar: recuperar a su prometido, seguir adelante con su amante o luchar por su verdadero amor. Lo que María Lúa no esperaba es que en medio de todas sus dudas, inmersa en un mundo de negocios, chantajes, robos y comportamientos poco éticos, un nuevo hombre se cruzara en su camino. ¿Sería él su redención? ¿O estaría dispuesto a destruir su corazón por completo, como había hecho toda su vida con los hombres? Todo podía ser incierto y catastrófico en la vida de Maria Lua Casanova, excepto los hombres trajeados... Éstos siempre fueron su tentación.
Mientras miraba mi ropa sobre la cama, pensé en lo que había tardado en tomar la decisión de aceptar la propuesta de Robin, que no era Hood sino Giordano.
Sabía que era el momento de dar un giro a mi vida y hacer algo diferente a lo que todos esperaban de mí, que no era aceptar el compromiso. Por esta razón acepté. Llevaba casi un año saliendo con Robin y era capaz de entablar una relación seria con alguien, puesto que ya tenía 24 años.
Oí un ligero golpe en la puerta, que se abrió poco después. Bárbara Novaes Casanova era el tipo de mujer que se apoderaba de cualquier ambiente en cuanto llegaba. Y eso era inherente a ella. El vestido rojo brillante, ajustado y largo, con una enorme abertura que dejaba ver su hermosa pierna izquierda, era absolutamente seductor.
- ¿Es su intención esta noche matar a Heitor Casanova? - La miré de pies a cabeza, sin poder contener la risa.
- Lo mato todos los días, créeme. - Ella sonrió, tirándose sobre mi cama.
Me quité la bata blanca, ya con la lencería debajo, y me levanté la ropa.
- 'No creí que fueras a ponerte este conjunto', dijo Barbara, sentándose en la cama.
Miré el vestido negro de encaje, casi transparente, la parte de las bragas con los hilos de encaje más entrelazados, dando la idea de otro tejido. La cazadora de cuero negro, con un cinturón de hebilla plateada, totalmente moderna y despojada, formaba parte del look, que se completaría con las botas que compré en el último viaje de vacaciones y aún no me había puesto.
- ¿Le pareció mal? - Me preocupaba su opinión.
- No, sólo pensé que era diferente. En otras palabras, se parece a ti.
Sonreí, satisfecha con lo que había dicho.
Me puse el vestido, difícil de ajustar a mi cuerpo porque no tenía cremallera ni botones. Babi me ayudó a ponérmelo con cuidado. Las mangas eran largas y transparentes, con puños de cuero. En cuanto me puse la chaqueta, subí las mangas, dejando a la vista las mangas del vestido.
- ¡Es precioso! - exclamó Babi, que ya me estaba quitando los bucles del pelo, que empezaba a caer en grandes rizos.
Cuando me quitó el último, pasé los dedos por los mechones rubios, abriendo los rizos, dejando el pelo menos liso y más voluminoso.
- Es inútil, Malu, sigues pareciendo mi niña. - Me abrazó.
Me eché a reír. Babi decía eso todo el tiempo, que aunque tenía 24 años, parecía una chica de 17. No estaba segura de si eso era bueno o malo para mí. Sobre todo porque cuando miraba mi imagen en el espejo, veía a una mujer adulta, llena de cosas que hacer, aunque el tiempo pasara tan deprisa.
- ¿Vendrá Theo? ¿O llegará cuando acabe la fiesta? - pregunté.
- Tu hermano ya está aquí.
- ¿Ya está aquí? - sonreí. - Le he echado mucho de menos. Pensé que vendría a verme.
- Le he machacado todo lo que he podido. Pero no te preocupes, te he dejado un trocito. Y por supuesto tu padre aún no lo ha soltado.
- Pobre Theo... Pensó que mudarse a otro país lo haría independiente.
- Y lo es. Lo que no cambia el hecho de que Thor lo llama todos los días.
- Él... ¿Vino solo?
- Sí.
- ¿Y la novia?
- Honestamente, no lo sé. Y no quiero saberlo.
- ¿Celos de mamá? - Me he echado a reír.
- ¿No es cierto? Es nuestro pequeño Theo. ¿Cómo que una chica se acuesta con él?
- Ew... ¡Qué asco! - Hice una mueca.
- Ahora intenta bajar las escaleras. Hay mucha gente abajo esperando a la novia.
Respiré hondo y me acerqué al tocador, cogí un pintalabios rojo y me lo apliqué rápidamente en los labios. Esa tarde me había maquillado, peinado y arreglado las uñas, pero no me gustaba el pintalabios nude que habían utilizado. El rojo en los labios era mi seña de identidad y no podía no llevarlo el día de mi compromiso.
- Estás preciosa... Perfecta.
- Deben ser tus genes -ironicé.
- Tu mamá era hermosa.
- Ya lo sé. Pero tú lo eres más. - Corté el tema, dirigiéndome hacia la puerta.
Antes de que mi mano alcanzara el pomo dorado, Babi lo agarró y tiró de mí, obligándome a mirarla.
- ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?
- Sí, estoy segura. Además, es sólo un compromiso. Eso no significa que vaya a estar con él para siempre.
- ¿Quién se compromete pensando que no va a ser para siempre?
- La idea es que sea para siempre, mamá. Pero si un día pienso que no es bueno, lo mando a la mierda y se acabó.
Sonrió y me dio un beso en la mejilla:
- Te quiero, hija.
- Te quiero, mamá. Y no te preocupes, no me comprometería con Robin si no estuviera segura de que esto es lo que quiero.
Abrí la puerta y encontré a Ester de pie. Estaba preciosa con un vestido verde esmeralda ajustado que dejaba ver sus huesos. El escote corazón hacía que sus pechos de silicona prácticamente sobresalieran.
- No me puedo creer que aún no te hayas arreglado, Malu. - Me miró confusa.
- De hecho, ¡ya estoy lista! - Sonreí libertinamente.
Mi amiga levantó una ceja, analizándome:
- Pareces una rockera de los 80.
- ¿Qué esperabas? ¿Un vestido de colores pastel y unas sandalias con cristales de Sarowsky, rematadas con un moño en lo alto de la cabeza? Sólo tengo 24 años.
- Creo que Robin espera un vestido de colores pastel y un moño. Lleva traje y parece unos 10 años mayor de lo que es en realidad.
- ¿Y yo qué sé? Si lo sabe, está cerrando tratos mientras me espera. - Me eché a reír.
- Voy a bajar a darle más cariño a mi hijo -advirtió Babi-. - No tardes, Malú. Llegar tarde es chic, pero llegar demasiado tarde es de mal gusto.
- Creo que bajaré contigo, Babi... Para darle un achuchón a tu hijo también... - Ester hizo ademán de irse con Bárbara y yo la tiré del brazo.
- ¿Estás enfadada?
- ¿Por qué? Theo es un bombón.
- ¡Es Theo, maldita sea!
- Así que háblale a tu prima de mí, explicándole que soy una mujer interesante, rica, buena en la cama y nada pegajosa.
- ¿Quién se follaría a Dimitry? - Fingí que me dolía el estómago.
- 'Joder, ¿qué pasa en tu familia para que estos hombres sean tan guapos? Me los follaría a todos, menos a Ben.
Me reí:
- 'Yo diría que la genética, amigo. Después de todo, mira a Heitor y a Sebastian. En cuanto a Ben, no querría que le pillaras.
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María Eduarda Montez Deocca despierta de un coma de casi un año para descubrir que ha sido abandonada por todos durante este tiempo. Decidida a sorprender a su marido, a quien dedicó su vida, se topa con una impactante revelación: tal vez durante años había sido engañada por él y su mejor amiga, una de las personas en las que más confiaba. Sintiéndose sola y frágil, decide ir a un bar para ahogar sus penas, pensando que beber una dosis de amor propio sería la cura para su corazón roto. Dispuesta a vengarse de su marido, María Eduarda se acuesta con el primer hombre que conoce. Simplemente no esperaba que ese encuentro inesperado cambiara su destino. Después de todo, ¿ese extraño CEO lleno de secretos y dueño de los ojos más hermosos que jamás había visto fue su salvación o su ruina? ¿Aceptaría ser “la otra”, aunque viera cuánto le dolía? En medio de una red de conspiraciones que llevaron a la ruina económica y emocional de su abuelo, María Eduarda se encuentra en un punto muerto entre vengarse de todos o aprovechar la segunda oportunidad que le dio la vida e intentar ser feliz. En un escenario de mentiras, intrigas y ambiciones, descubre que, incluso en medio del caos, el amor verdadero y la amistad genuina pueden surgir de las situaciones más inverosímiles.
Aimê D'Auvergne Bretonne no nació primera en la línea de sucesión al trono. Pero todo el mundo supo siempre que tenía vocación de reina. Entre sus certezas en la vida, ella sabía: - Que no podía casarse con su novio porque no era de la realeza, aunque ella le había puesto en una situación en la que siempre estarían juntos. - Que sus obligaciones para con el pueblo estaban por encima de cualquier otra cosa, incluida ella misma. - Que el pueblo de Alpemburgo amaba a la D'Auvergne Bretonne y que tenía que ser una monarca tan buena o mejor que su padre y su hermana. Lo que nuestra futura Majestad no esperaba era eso: - Todas sus certezas se tornarían inciertas, tras un fatídico accidente, en el que la princesa bloguera pasó a ser tildada de irresponsable, ocupando la portada de los principales informativos del mundo. Al mismo tiempo, un escándalo en un pequeño reino salía a la luz en todo el mundo, con un príncipe desnudo ocupando los titulares. Un futuro rey con lo peor de la fama, que lleva a su país a ser blanco de especulaciones sobre una posible caída del régimen monárquico. Se hace una propuesta para paliar las noticias negativas. Una princesa es rechazada. Un rey es desenmascarado. Una revelación cambia todo lo que el pueblo siempre había creído. Aimê estaba preparada para absolutamente todo. Excepto para aceptar que podía tener cualquier cosa en la vida, pero lo único que quería era ser de él, el hombre más equivocado que jamás había conocido. Con diálogos ingeniosos, personajes carismáticos y una buena dosis de giros inesperados, "El hombre equivocado es mi pareja perfecta" es una divertidísima historia de amor que explora el viaje de Aimê en busca del amor verdadero, mientras lidia con sus propias inseguridades y dudas. Una lectura divertida y encantadora que nos recuerda que a veces el amor puede encontrarse en los lugares más inesperados. Portada: Larissa Matos
Sarah conoció al amor de su vida cuando aún era una niña. Soñó con ese chico durante todos los años que estuvo en el internado. Pero nunca imaginó encontrarse con él exactamente en el mismo lugar, el tren azul, de camino a casa. Y mucho menos que estaría empleado como capataz y la mano derecha de su padre en Mackerson Farm. Estaba completamente enamorada. Y aunque a João Mackerson le gustaba Tristán como su mejor empleado, nunca aceptaría su relación, no solo por la diferencia social y económica que existía entre ellos... Sino también por todos los prejuicios que hablaban por encima de todo en aquella hacienda, principalmente por su familia. Un amor que ha sobrevivido al tiempo ya la misma muerte. Una mujer capaz de cualquier cosa por encontrar la paz vengando el pasado, ojo por ojo, sangre por sangre. ¿Hasta dónde llegarías en busca de una terrible reparación del pasado?
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