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Te encontraré aún a mil fronteras

Te encontraré aún a mil fronteras

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Holy era una chica apasionada, luchaba por sus sueños a toda costa sin importar los obstáculos y cuan difícil pudiera volverse. Un día, decide viajar a Tailandia para poder despegar su carrera profesional sin esperar que lo que menos haría sería ejercer su profesión. Luego de aquel disgusto se toparia con Dirty un jóven cantante, que además de poner su mundo patas para arriba, lograría llevarla a lo más profundo de su corazón en un viaje que no tendría retorno. Juntos llevarían a cabo un romance secreto que pondría a prueba la distancia y su amor más allá de las fronteras.

Capítulo 1 Un día sin fin.

Sonaba la alarma, en mis sueños era una grandiosa melodía mientras caminaba por la playa sintiendo la suave caricia del aire de la primavera. Nunca había conocido la playa por eso soñaba estar allí, libre de todo y de todos aquellos que me fastidiaban día a día, pero para mí desagrado, mí cuerpo reaccionó y se percató que la melodía era la alarma para ir al trabajo.

"Son las 5:30 a.m bien, pero no quiero levantarme, eso pasa porque decidí dormir tarde ya que mí último día de trabajo antes de mudarme debía ser genial. Pésima idea."

Por fin pude levantarme, me miré en el espejo y mis ojeras reflejaban mí terrible decisión, al igual que el pelo enmarañado y mis constantes bostezos.

Me acerque a la ventana dando pasos pesados y observé una intensa lluvia que nublaba la vista de mí ventana, lo cual hacía enfatizar el desgano por ir a trabajar.

Luego de ducharme y arreglarme para estar masó menos presentable, guarde mí lonchera y mí taza de café y fui camino a tomar bus hacia el trabajo.

Por fin vino el bus.

Para variar estaba abarrotado de gente pero era el único bus en el que conocía al chófer y por ende no me cobrará el boleto.

"Hola Holy, que tal te va? Otra vez soñaste con tu alarma?" "Hola Randy, si pero esta vez en la playa, que tal tú?."

"Mí esposa se fue de casa ayer en la noche y bueno tuve que aprender a empezar a vivir por mí cuenta" resopló resignado.

Randy

El era un hombre muy trabajador pero a la vez tenía una familia tormentosa. Una esposa que cada vez que se le daba la oportunidad lo engañaba y un hijo al que solo veia una vez al mes para darle el dinero de manutención.

Randy me motivaba a pensar que otra persona quizás sufre más que yo, por ende siempre debo estar agradecida. Lo saludé y decidí continuar mí camino.

Decidí ponerme cerca de la ventana ya que allí habría un poco de aire y podría resistir los malos olores del bus, entre otras cosas. Al instante, un hombre visiblemente alcoholizado entro al bus. Randy no quiso que él subiera pero era demasiado amable como para negarle el viaje. A todo esto el borracho con sus ojos enrojecidos y una sonrisa burlona subió buscando a su presa, por ende, yo.

Por cierto su nombre es Jack, no tengo mucha relación con el, pero es conocido en el barrio como el zombie de Atenas. Mientras él se acercaba con aires de Don Juan, mí corazón aún más se aceleraba de rabia, ya que siempre que podía me acosaba más allá de mis rechazos constantes. Podía sentir el calor en mí rostro, pero me contenía porque no me gustaba llamar la atención.

"Hola preciosa, hoy veo que te has puesto un moño rojo ¿Acaso quieres llamar mí atención?" Sus palabras sonaban como cuchillos a mí ira contenida. "Ya vete, sabes que nunca haría nada por ti." Espeté mientras mis nudillos se ponían blancos contra el asiento"¿Sabes? Ayer descubrí que me gustaba el rojo ya que soy muy apasionado." Dijo acercándose levemente. Su aliento a alcohol estaba azotando sin piedad mis sentidos, hasta el punto de casi no controlar las náuseas.

"Aléjate de mí Jack, sabes que no me gusta esto." Dije en tono serio y tajante mirando nuevamente hacía la ventana con la esperanza que se alejara. No fue así.

La gente miraba la escena no para ayudarme, si no para tener algo que contar en sus casas y eso me enojaba aún más.

Un día me prometí que si Jack se sobrepasaba no dudaría en utilizar mí paralizador eléctrico, ya que mí padre era policía y me lo dió para que lo utilizara algún día. Hoy es ese día.

Con total descaro Jack decidió que hoy se propasaría y puso un beso en mí cuello. El beso se sintió tan lleno de saliva y el roce de sus labios ásperos hicieron que mí ira estallara.

Sin mediar palabra saque el paralizador y lo electrocute sin dudar. Jack cayó en ese instante mientras intentaba clavarme una mirada asesina. La gente estaba atónita por la situación susurraban y observaban al hombre antes paralizado, luego observé a Randy quien me observaba y me levanto el dedo con aprobación. Le guiñe el ojo y antes de que alguien me dijera algo, presione el botón y decidí bajar antes. Prefería empaparme antes que seguir allí.

Baje de allí y sin importar empaparme lo único que quería era llegar al trabajo y finalizar el día.

Por fin, llegué al hospital.

Trabajaba en el Centro de FIV Newlife ubicado en Atenas. Era un prestigioso hospital donde se realizaba fecundación in vitro, mí trabajo era evaluar a los pacientes para luego con el doctor, decidir si estaban aptos para el procedimiento o no.

Casi siempre era ver entrar parejas y marcharse, algunas con alegría y otras desilusionadas. Pero bueno. Suspiré ya que hoy tendría que evaluar muchos pacientes según la lista.

"Hola!" Escucho a lo lejos. Era mí mejor amigo Henry, el siempre era alegre y optimista por ende, mejoraba mis días malos. "¿Cómo estás hoy? Veo que no tuviste un buen viaje" Habló con tono lastimero. "Hoy hablé con Jack y lo paralice." "Ohhh" elevó la voz con tono triunfador. "Te dije que el paralizador que te dió el señor Johnson funcionaría con ese pusilánime." Se mofó. "Lo sé H pero quería tener un poco más de piedad, hasta que me besó el cuello." "¿¡Que!?" Dijo indignado "Si hubiera sido yo, ni el mejor médico lo hubiera salvado." mientras se corría un rizo rubio que se le había ido a la cara. "Ya H, no quiero hablar del tema." Resople "Bien ¿Ingresó alguien hoy?" "Si, una pareja que aparentemente tuvo un aborto espontáneo hace un año masó menos." "¿Aparentemente?" Pregunté "El esposo cree que ella se obsesionó tanto con la idea de ser madre. Hay veces que ella piensa que está embarazada y al pasar los 9 meses sin dar a luz a tiempo dice que lo pierde." Increíble. "Bien, vamos a ver a nuestra soñadora."

Entramos a la sala, era un lugar con colores amarillos y blancos recién renovados, ya que el hospital hace unos años estaba prácticamente abandonado pero el nuevo director decidió que era el momento de renovarlo.

Al costado había un sillón para el acompañante y del otro una camilla para que la mujer sea evaluada.

"Bien, Señora Bright me presento soy Holy Johnson su enfermera y el es mí compañero Henry Lawson su enfermero también, le pediremos algunos datos antes de comenzar la evaluación ¿De acuerdo?"

Algo no andaba bien.

"Señora Bright?"

"No puede ser, perdí a mí hijo nuevamente y aquí me quieren preguntar cómo estoy." Soltó indignada. "¿Sabes cómo estoy? Mal, ya no sé cómo puedo tener hijos, siempre espero los 9 meses y no doy a luz, estoy cansada." Resopló.

"Señora Bright" dijo Henry.

"Entiendo lo que siente. Pero son procedimientos que debemos hacer para evaluar si puede realizarse el tratamiento o no." Dijo.

"¡Nadie va a volver a revisarme!" "Quizá el problema siempre haya sido él" dijo furiosa "¿Porque no lo revisan?" Soltó indignada.

Su esposo se levantó bruscamente "Amor, tu sabes que me revisaron y no han encontrado nada, entiendo que estés molesta pero tienen que ver si tienes un cuerpo apto para que viva nuestro hijo." Dijo preocupado.

De repente tocan a la puerta y entra el Dr. Rodríguez. El era de origen latinoamericano, era alto de tez morena y ojos verdes. Su cabello era rizado y negro, el cual caía delicadamente en sus cejas. No era sorpresa que más de una esté enamorada de él.

"¿Qué está pasando aquí?" Dijo el Doctor.

Rápidamente me acerque para explicar la situación pero la señora Bright se adelantó.

"Mire Doctor, estoy cansada de tantas revisaciones ¿No será que mí esposo es el problema?"

El Doctor la miro fijamente y con frivolidad espetó "No lo creo. Aquí tengo los resultados de los análisis de sangre e indican que usted tiene altos niveles de heroína." Todos quedamos boquiabiertos.

"¡No puede ser!" Estalló la señora Bright.

"Ustedes se complotaron para que yo no pueda tener hijos." Gritó.

"¿Hace cuánto te drogas? Dijo su esposo conteniendo la ira.

"¿Crees que soy adicta?" Escupió.

"Te hice una pregunta ¡Responde ya!"

"Bien ¿Sabes que? Me cansaste. Siempre quisiste usarme como caja de reproducción y ¿Sabes qué? Si, me drogo. Cada vez que te vas al trabajo. Y lo demás, fue mentira. Nunca estuve embarazada, simplemente lo decía para que no me molestes. Y si. Dos veces me embarace y los aborté porque no quiero hijos!."

Atónitos todos decidimos intervenir.

"Señor Bright ¿Está bien?" Dijo Hen con la voz ahogada para cortar el silencio sepulcral del ambiente.

"Estoy bien" dijo sollozando y mirando hacia un costado.

"Simplemente yo nunca la obligué, siempre le pregunté si quería y ella accedió al instante. Si me hubiera hablado antes." Dijo con tristeza.

"Gracias por todo Doctor y enfermeros. Hasta aquí llegue." Y se marchó rápidamente dando un portazo.

"Bien ¿Están felices? Acabaron de destruir mí matrimonio." Indicó dirigiéndose hacía la puerta.

"Usted lo destruyó, nosotros hicimos nuestro trabajo." Dije.

"¿Qué?" Volteo indignada.

"Si usted hubiera sido sincera desde el primer momento, esto no hubiera pasado. Pero se escondió en su cobardía y decidió ilusionar a otra persona para poder cumplir sus deseos personales. Eres despreciable."

"Oye niña ¿Qué sabes tu de esta situación? No te metas si no quieres que te haga tragar tus palabras" Dijo escupiendome a la cara.

"Ya vete, y tú deja de tragar la plata de tu marido para tus estupideces." Solté.

"Suficiente" Dijo el Doctor.

"Por favor Henry llévate a Holy. Señorita Bright retirese antes de que llame a seguridad."

"Pero..." insistió. "Retirese de mí vista! Lanzó el Doctor. Y sin mediar palabra se fue.

En el vestuario

"Vaya día, menos mal que el resto de nuestros pacientes fueron tranquilos" bufó Henry mientras se apoyaba en el locker con cansancio.

"Lo sé, al fin terminó este día infernal." Agregué.

"¿Y que planeas hacer? Mañana tienes tu viaje a Tailandia ¿Tienes todo preparado?" Me miró perspicaz.

"Hoy tengo que revisar si me faltan cosas pero ya estaría listo. Ojalá Tailandia sea amigable. Vaya forma de irme de Atenas."

"Piensa que por lo menos yo seré la última persona que verás hoy." Y me estrechó en un abrazo.

"Gracias por aguantar este día conmigo." Cerré el casillero y me dirigí a la puerta "Espero verte en un mes Hen." Dije con melancolía.

"No te preocupes, te llevaré comida de aquí para que no extrañes tanto. Te amo." Me miró cariñosamente.

"Yo te amo también". Cerré la puerta tras de mí y fui camino a casa.

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