Rosi es una mujer madura que termina involucrándose en una relación prohibida con un joven menor que ella llamado Galeano, el cual la enamora y la hace sentir más viva que nunca después de haber soportado durante años vivir en un matrimonio en donde solo recibió maltratos por parte de su esposo Antonio. Sin embargo, lo que parecía ser lo más excitante que había vivido en su vida, termina convirtiendose en una verdadera pesadilla cuando descubre que el futuro esposo de su hija es nada más y nada menos que Galeano su amante. Comienza para ella una lucha entre el amor de madre y el de mujer. ¿Qué hará Rosi? No te pierdas esta interesante historia.
Rosi estaba en medio de una discusión acalorada con su esposo Antonio, el cual estaba tratando de impedir que lo abandonara y se llevara a su pequeña hija Alicia .
- Suéltame me lastimas, no me puedes seguir presionando para que viva a tu lado, ya no te amo y para serte muy sincera lo único que quiero de ti es el divorcio. No tolero vivir contigo un día más bajo el mismo techo. ¡Entiéndelo de una buena vez por todas!
- Rosi no me puedes dejar, soy el padre de tu hija, además, no voy a permitir que Alicia crezca sin la presencia de un padre, y si tengo que obligarte a la fuerza para que te quedes, pues lo haré. Sin mi tú no eres nada recuérdalo.
- ¡Suéltame! ¿Acaso no te das cuenta que lo único que haces es hacerme daño? Además, también estás lastimando a nuestra hija con tu actitud.
- Aunque digas lo que digas, no voy a permitir que me abandones, entiéndelo de una buena vez, eres mía Rosi.
Rosi trataba de soltarse pero Antonio la tomaba con mucha fuerza para que no se fuera, él estaba obsesionado con ella y aunque su matrimonio ya estaba destruido, él no quería darse por vencido, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por retenerla a la fuerza.
Su pequeña hija Alicia , se encontraba observando toda la discusión totalmente aterrada y sin entender lo que sucedía entre sus padres. Sus gritos la atormentaban y le hacían sentir mucho miedo, los amaba a ambos y en el fondo no quería que se separaran, pero al mismo tiempo tenía mucho temor de que juntos continuaran haciéndose daño.
Rosi estaba desesperada y al darse cuenta de que Antonio no iba a dejarla ir, comenzó a forcejear con él provocando que este cayera por las enormes escaleras de la casa, quedando muy herido y completamente inconsiente a consecuencia del golpe que recibió en la cabeza.
La pequeña Alicia solo observaba con horror a su padre ensangrentado, mientras Rosi observaba la escalofriante escena desde la parte de arriba.
- ¡Papá se lastimó! ¡Mami papá se lastimó! Rápido tienes que ayudarlo tiene mucha sangre.- gritaba la pequeña mientras se llevaba las manos a la cabeza impresionada.
El llanto de Alicia , hizo que Rosi bajara las escaleras a toda prisa, no podía permitir que su hija continuara viendo una escena tan desgarradora de su padre casi moribundo en medio de un charco de sangre.
- Cálmate cariño, no llores, todo va estar bien.
- Papi está herido, tiene sangre en la cabeza. Mamá por favor tienes que hacer algo, no quiero que papá se muera.
- Ya no llores cariño, tu papi va a estar bien no te preocupes, mejor ve al auto y espérame allí mientras yo llamo al número de emergencias. Hijita te prometo que todo va a estar bien.
Rosi estaba demasiado nerviosa y lo primero que se le ocurrió fue sacar a su hija de esa escena tan escalofriante y meterla en su auto mientras ella regresaba a la casa, quería estar segura si en realidad Antonio estaba muerto.
Le dio varios golpes con su pie y él no respondía, estaba tan aterrada que no quería acercarse a él, así que en vista de que este no daba un indicio de vida, terminó de recoger lo más indispensable para llevarse, y cuando estaba a punto de salir por la puerta escuchó un leve gemido que la hizo estremecer.
Inmediatamente se regresó a donde se encontraba Antonio, y cuando lo observó con atención, se dio cuenta de que efectivamente aún respiraba. Llamó enseguida una ambulancia y esperó a que lo llevaran al hospital más cercano.
(...)
Años después...
- Galeano no debemos continuar con esta relación, tú eres mi alumno y además tienes casi la edad de mi hija.
- Rosi, eres una mujer muy atractiva, además no aparentas la edad que tienes, y si quieres me retiro de la universidad y así ya no tienes que preocuparte más de que soy tu alumno, estoy dispuesto hacer lo que sea por estar contigo, pero por favor no termines lo nuestro.
- Cuando nos conocimos aquella noche en la fiesta de cumpleaños de mi colega, nunca me imaginé que después serías mi alumno, después de esa noche de copas y de sexo desenfrenado, casi me da un infarto cuando te vi por primera vez entrando en mi clase.
- Pero debo confesarte que yo sí sabía quien eras tú, desde hace mucho tiempo había querido tomar clases de arte para poder estar cerca de ti. ¡Me enamoré de ti a primera vista!
- No me hables tan cerca, mira que pueden vernos, recuerda que aun estamos en la universidad. Además, tengo entendido según comentarios que he escuchado por ahí de alguno de tus compañeros, que estás saliendo desde hace algunos meses con una chica. Y además es de tu edad. ¿O me equivoco?
- Y suponiendo que eso fuera verdad, ¿Te molestaría?
- Bueno... la verdad es que no te voy a decir que me sentiría cómoda, pero en realidad estoy muy clara en nuestra diferencia de edad, recuerda que yo podría ser tu madre. Y además debo reconocer que entre nosotros no existe ningún compromiso formal, esto solo se trata de divertirnos y tener el mejor sexo.
- Sí, lo sé, no tienes qué recordármelo.
- No te molestes, debemos ser realistas, además no me has dicho si los comentarios sobre tu supuesta novia son verdad.
- Bueno... sí, es una chica que conocí hace un par de meses, y nos hemos visto una que otra vez, pero mis padres quieren que me case con ella, están ansiosos porque les de un nieto. Es que soy el único hijo y mi padre quiere dejarme en herencia todos sus bienes, pero antes de hacerlo quiere que me case con una buena chica, o de lo contrario piensa sacarme de su herencia.
- ¿Y no pensabas decírmelo?
- Es que.. Yo.. La verdad es que yo no estoy seguro de ese compromiso, pero entiendo que hay muchas cosas que me separan de ti. Por un lado ella es una chica con la que puedo tener un hogar, hijos y todo eso que quieren mis padres. Pero yo te amo es a ti, pero también sé que tú no quieres nada en serio conmigo y que jamás me presentarías como tu pareja.
- Entiende Galeano, la hemos pasado riquísimo, tú me has hecho volar, pero debemos entender que la realidad es diferente a eso que deseamos. Y lo que no debió pasar de una noche, ya ha llegado a seis meses, de los cuales tienes dos saliendo con esa chica, y he sido la última en enterarme.
- Rosi, por favor, entiéndeme, es que yo no quería perder lo que tenemos, yo estoy enamorado de ti y tenía miedo de decírtelo.
- Mira, mejor dejemos esta conversación hasta aquí, creo que lo mejor será no vernos más, además no es justo para esa chica que la engañes con una mujer que puede ser tu madre, cuando ella puede darte lo que yo jamás podré.
Rosi se puso un poco incómoda, a pesar de saber que al final ella no podía tener una relación formal con Galeano, ella le duplicaba la edad a pesar de verse aun muy atractiva. Pero sabía que no podía tapar el sol con un dedo, con el tiempo tarde o temprano esa diferencia de edad iba a notarse más y la que terminaría sufriendo iba a ser ella.
Y se dio cuenta de que a pesar de estar clara desde un principio, de que solo era una relación sin ningún tipo de compromiso, el haberse enterado de la existencia de esa chica, la hicieron darse cuenta de que sentía algo por Galeano, que iba más allá del buen sexo que tenía con él.
Regresó a casa muy desconcertada.
- Hola mami, por fin llegas. Es que tengo una cita y la enfermera que cuida a papá tuvo que ir a comprar sus medicinas.
- Está bien, no te preocupes, yo me encargo de tu padre. ¿Y se puede saber a qué cita te refieres?
- Voy a casa de un amigo, es que los padres de él me invitaron a cenar.
- ¿Cómo está eso que te invitaron a cenar? ¿Acaso te has comprometido con ese joven y yo no me he enterado?
- Mamá, solo nos estamos conociendo, así que no empieces, además recuerda que ya no soy una niña y también soy mayor de edad. El día que decida casarme con alguien tú vas a ser la primera en saberlo. Adiós.
- Alicia espera, no me dejes con la palabra en la boca. ¡Alicia te estoy hablando!
Alicia salió a toda prisa sin decirle nada más a su madre. Ella era una chica muy conservadora y no le gustaba hablar mucho de sus cosas personales con Rosi. Como era única hija, su madre la sobreprotegía demasiado, en el fondo no quería que sufriera lo mismo que ella vivió al lado de su padre.
- Hola Antonio, me dijo Rosi que la enfermera fue a comprarte las medicinas. ¿Se te ofrece algo?
Antonio le hizo una seña con sus ojos mirando fijamente la jarra con agua que se encontraba al lado de su cama.
Después de aquella aparatosa caída que había tenido accidentalmente cuando forcejeaba con Rosi en plena discusión, Antonio había quedado parapléjico, no se valía por sí mismo, estaba condenado a vivir a una silla de ruedas y tampoco podía hablar.
Solo hacía algunos sonidos con su boca tratando de balbucear algunas palabras.
Para Rosi había sido una especie de castigo el tener que lidiar con su enfermedad durante casi diez años.
No quiso internarlo en ninguna clínica ya que se sentía culpable de que estuviera en ese estado tan deplorable, además vivía con el dolor de saber que su hija había presenciado aquel horrible accidente que ella lamentablemente en medio de su desesperación terminó provocando, y su hija Alicia siempre recordaba aquella escena donde prácticamente vio a su madre empujar desde el segundo piso a su papá.
Y en el fondo tenía mucho resentimiento hacia su madre ya que la creía culpable de la desgracia de su padre. Era esa la razón que la hacía estar siempre a la defensiva y a pesar de estar viviendo bajo el mismo techo, Alicia estaba muy alejada de Rosi.
En el fondo creía que aquel accidente de su padre no había sido accidental, si no más bien fue la oportunidad que encontró su madre para ponerle fin a la vida de su padre y así no continuar sufriendo con sus maltratos.
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Luisana, es una mujer madura, casada con un empresario millonario dueño de una empresa importante en todo el país. Ella cansada de sus maltratos y su indiferencia, decide comenzar una relación con Armando, quien es un joven mucho menor que ella, el cual se desempeña como vendedor justamente en la misma empresa de su marido, en donde ella al mismo tiempo es su jefa. Pero cuando se entera que su hija está enamorada del mismo hombre que es su amante, cae en una fuerte depresión y busca consuelo en su amiga de la infancia Carolina, la cual la ayuda y le brinda todo su apoyo, pero Luisana descubre que todo ese iterés en ayudarla a superar su despecho, es porque Carolina está enamorada de ella desde que eran niñas. Para Luisana es una noticia sopresiva, sin embargo, se siente tan bien en su compañia, que sin darse cuenta comienza a tener una relación prohibida con ella, experimentando por primera vez sensaciones que jamás antes había vivido.
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Prólogo Emperatriz era una joven proveniente de una familia muy distinguida de la alta sociedad, era única hija, apenas contaba con 19 años, su padre Miguel Cimarro, era dueño de una fábrica de zapatos, la cual era una de las más importantes del país, pero lamentablemente la fábrica se encontraba en quiebra ya que Miguel era un ludópata empedernido que fue perdiendo poco a poco todo su dinero a causa de las apuestas de juego que hacía prácticamente a diario. Estaba muy endeudado a tal punto que tuvo que hipotecar la fábrica y además también su hermosa mansión, pero ya estaba a punto de vencerse el pago de ambas hipotecas y él no tenía liquidez para solventar la deuda. Además le debía muchísimo dinero a un empresario millonario muy importante en la industria hotelera llamado Rogelio Salinas, el cual lo estaba presionando para que le cancelara hasta el último centavo, pero en vista de que no tenía la manera de poder pagarle, Rogelio le pidió algo a cambio para solventar la deuda y así ambos saldrían ganando. Le pidió que le diera a su única hija Emperatriz para que fuera su esposa, él estaba extasiado con la joven puesto que era una mujer demasiado hermosa y además virgen, eran los atributos perfectos que tenían obsesionado totalmente a Rogelio.
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