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Mediante cartas de una enamoradiza estudiante de secundaria, sus queridos lectores reciben una cordial bienvenida en las poéticas y extrañas palabras de cómo describía a cada "amor" de su corta adolescencia y como se fue olvidando de ellos en los términos románticos, si no fuera por que su mano la impulsaba sin frenos a seguir escribiendo la narrativa que llevaba y más aún en su último año de secundaria entonces cada una de las cartas no se habrían vuelto en las páginas de una novela ligera para adolescentes que aún sufrían de los síntomas de la tormentosa pubertad.
Recuerdo esos días como todos los veranos, mi cerebro quizás no procesaba en identificar que eran más de dos estaciones pero para mí no era nada especial ya que si eran días soleados, era verano y si eran nublados, era el invierno, entonces no era nada fuera de lo común, no se cuando es que me flechaste pero una niña de cinco años a esa edad no debería fijarse en un niñito, aunque jugaba con muñecas siempre creaba historias que terminaran en bodas o en dramáticas escenas de romance, pero también me gustaban otras cosas, como los caballos que incluso cansé a mi madre de hacerle comprar el mismo
disco de la misma película del corcel indomable, de hecho mi fascinación por los equinos fue tanta que hasta coleccionaba figuras de diferentes razas de caballos, incluso así mi imaginación nunca iba más allá que soñar que era una princesa y tú mi querido príncipe azul, te veía a lo lejos y me sentía atontada de tus movimientos pero al tenerte cerca enrojecía como la salsa de tomate que mi madre siempre ponía en la olla quemada para sazonarla con el pollo. Siendo sincera, ante mis ojos eras el único para mí y deseaba en alguna parte de mi ser convertirme en Cenicienta, que llegara mi hada madrina y me convirtiera en una bella princesa al menos por una noche y así fue, pero mi querida hada era mi propia madre, era nuestro último año de jardín, supongo que transcurrió un año desde entonces y eso explicaba por que la profesora nos hacía practicar cada mañana de esos días soleados y más aún el que tú eras mi pareja de baile. Cuando llegó el día fue para brillar y a veces maldigo mi mente de no recordarlo a pesar de que hago el grato esfuerzo solo puedo seguir por que esos tiernos momentos quedaron retratados en fotos y vaya que estaba re linda esa tarde, quizás no te acuerdes pero te puedo dar pistas de quién fue tu parejita de baile esa tardecita, llevaba puesto un bonito vestido morado, mi peinado se asemejaba a la princesa de la Bella y la Bestia y mi maquillaje era sencillo pero coqueto y mis dientes de leche estaban completitos solo para esa tarde, según lo que me cuenta mi madre, yo era la estrella del show ese día, estaba tan bonita que muchas de las madres de familia me buscaban para tomarme fotos de recuerdo con sus hijos, supongo que era toda una muñequita pero quizás no fue así, aunque en una foto si salimos juntos pero yo estaba re seria y ni miraba a la cámara, eso era por que me gustabas y me sentía algo ansiosa al sujetarme de tu brazo, el resto ya es pura niebla, si continúo solo sería mentira así que prefiero resumir mis palabras en el siguiente poema.
Para ti
Mi querido amor de jardín
Siempre me pregunto
Y me susurro
Que tenía en mis ojos
¿Estaban lagañosos?
¿O es que siempre fui miope?
O me caí del coche
Cualquier opción puede ser un hecho
Por que enserio
Mi verdadero primer amor
Fue alguien mejor
Era del mismo salón
Y de él sí quedé flechada
Pero luego como hoja volaba
Por que apareciste tú
Y te convertiste en mi nueva luz
Para al final no llegar ni a la esquina
Por que aún era niña
Y con mala vista
Y ahora que pasaron los años
Que también se fueron volando
Me digo por un instante
Ojalá y vea a mi primer amor de antes
Aquel niño lindo de mirada vacilante
Por que el de ojeritas
Para otra ocasión sería
Gracias querido primer amor por llegar hasta la última oración, jajaja yo que tú hubiera dejado de leer lo que seguía del poema, bye.
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