Después de tres años de matrimonio sin amor, la traición de Neil hirió profundamente a Katelyn. Ella no perdió tiempo y rápidamente se deshizo de ese canalla. Tras el divorcio, se dedicó a su carrera profesional. Alcanzó la fama como diseñadora, doctora y hacker brillante, y se convirtió en un icono venerado. Neil, consciente de su grave error, intentó en vano reconquistarla, solo para presenciar su magnífica boda con otro. Mientras sus votos se retransmitían en la mayor valla publicitaria del mundo, Vincent deslizó un anillo en el dedo de Katelyn y declaró: "Katelyn es ahora mi esposa, un tesoro de valor incalculable. Que todos los que la codicien tengan cuidado".
Katelyn Bailey abrió la puerta y entró rápido a la villa.
Hoy era su aniversario con Neil Wheeler y ya había planeado celebrarlo.
"¿Neil? ¿Estás ahí?", preguntó.
Miró a su alrededor, pero no encontró a nadie en la grande casa.
Desconcertada, subió al segundo piso y escuchó unos inconfundibles sonidos de intimidad provenientes del dormitorio principal.
Una mujer lanzó un fuerte gemido, intentando sofocar su placer. "Basta, Neil. Esto no es justo para Katelyn...".
Ese suave gemido fue suficiente para drenar toda la sangre del rostro de Katelyn, y definitivamente no ayudó cuando reconoció la voz.
Era Lise Cooper.
La exnovia de Neil. Katelyn nunca esperó que volviera.
Pero ahí estaban, teniendo una aventura en el dormitorio principal de su casa.
"¿Por qué sería injusto? Nuestras familias solo acordaron este matrimonio para obtener beneficios mutuos. Si bien Katelyn es mi legítima esposa, no me importa en absoluto. Ni siquiera me interesa su cuerpo, no la he tocado desde que nos casamos".
"¡Me da tanta lástima! Tres años de matrimonio y no ha logrado conquistar el corazón de su esposo", comentó Lise.
Katelyn se puso a temblar, ya que esas palabras perforaron su corazón como dagas invisibles.
Su matrimonio con Neil había sido por conveniencia, no por amor.
Durante esos tres años, ella se había dedicado por completo a su familia. Lavaba la ropa, cocinaba y hacía de todo para ser una buena ama de casa. No obstante, a pesar de sus esfuerzos, Neil nunca compartió la cama con ella.
Katelyn había creído que no lograba ganarse su aprobación porque no cumplió con sus expectativas. Pero ahora se daba cuenta de que nunca le había importado.
Los constantes sonidos de sexo en la habitación hicieron que a Katelyn le doliera el corazón.
De repente, la puerta se abrió de golpe.
Había dos personas entrelazadas en la cama.
Neil agarró rápidamente una manta para cubrirse a sí mismo y a Lise. Se quedó congelado al ver a Katelyn, pero luego su expresión se volvió fría.
"¡Sal de aquí, carajo!", espetó desdeñosamente.
A pesar de que lo habían pillado cometiendo adulterio, todavía se comportaba con arrogancia.
Katelyn sintió un dolor agudo en el corazón. Miró fijamente a su esposo, que no mostraba nada de remordimiento, y preguntó con incredulidad: "Neil Wheeler, ¿por qué hiciste esto a mis espaldas?".
Lise se inclinó hacia delante y bajó un poco la manta para exponer las marcas de besos en sus clavículas.
Con un suave suspiro, respondió: "Katelyn, debes entender que un hombre maduro tiene necesidades físicas. Neil no te ama, es por eso que no quiere acostarse contigo. Y yo soy la única a quien ama, por lo que solo puede tener sexo conmigo. Estoy segura de que entiendes nuestra situación, ¿verdad?".
Incluso le dio una sonrisa. Había elegido seducir a Neil en su aniversario, ya que quería disfrutar la angustia de Katelyn.
Esta última apretó los puños y la miró con ojos inyectados en sangre. "Te enorgullece ser una perra destructora de hogares, ¿no?".
Lise la fulminó con la mirada. "¿Cómo pudiste decir eso? ¿Yo habría terminado con Neil si tus padres no hubieran amenazado la seguridad de mi familia? Katelyn, forzar el amor solo conduce al sufrimiento. Y recuerda que en cualquier relación el verdadero intruso es quien no es amado".
Katelyn la miró conmocionada. Entonces, esa era la historia que Lise le había contado a Neil.
Ahora entendía por qué él no podría olvidar a Lise.
En realidad, ni Katelyn ni su familia los habían obligado a separarse.
"¡Eso es mentira!". Katelyn quiso defenderse, pero Neil la interrumpió antes de que pudiera hablar.
"Katelyn, si no fuera por ti, Lise no habría sufrido tanto estos años. ¿Cómo se atreven tú y tus padres a tratarla así? Nunca perdonaré a la familia Bailey".
Neil ya se había levantado y vestido. Le estaba dando a Katelyn una mirada tan fría como el hielo.
A ella todavía le dolía el corazón. En ese momento, abandonó cualquier intento de explicación y esbozó una amarga sonrisa.
Había sido ciega al amar a un hombre que la había engañado y no sentía remordimiento.
Lise se mostró satisfecha, pero suspiró con culpabilidad. "Neil, no seas tan duro con Katelyn. Nos escuchó en la puerta. No has dormido con ella en tres años, así que es comprensible que se sienta alterada".
Katelyn empezó a temblar de rabia y se dirigió a la cama. "¡Zorra descarada! ¿Cómo te atreves a decir semejantes estupideces? ¿Nadie en tu familia te enseñó a tener modales? Si es así, yo estaré encantada de darte una lección".
Levantó la mano y le dio una bofetada.
Lise gritó de dolor.
Su cabeza giró hacia un lado debido a la fuerza de la bofetada.
"¡Katelyn, eres una perra!".
Neil entrecerró los ojos.
Sin pensarlo dos veces, se apresuró a defender a Lise y le devolvió la bofetada a Katelyn.
Esta se sorprendió tanto por el golpe que se tambaleó hacia atrás.
Un dolor ardiente se extendió por su mejilla derecha y sus oídos zumbaron mientras luchaba por recuperar el equilibrio.
"¿Quién te crees que eres?", gruñó Neil con ojos iracundos. "¿Cómo te atreves a golpear a Lise? Casarme contigo ha sido el mayor error de mi vida".
Luego, se dio la vuelta bruscamente, abrió de golpe el cajón del velador y sacó un acuerdo de divorcio. "¡Fírmalo!", gritó arrojándoselo. "¡No quiero volver a verte nunca más!".
Ya había preparado y firmado ese documento.
Katelyn reprimió una sonrisa amarga. Su mejilla le dolía mucho, pero no podía compararse con el profundo dolor en su corazón.
Sin embargo, ya era hora de salir de ese matrimonio. Neil no la amaba, incluso la había traicionado. Ya no tenía nada a lo que aferrarse.
Sin dudarlo, agarró el acuerdo, lo firmó y se lo arrojó a la cara a Neil.
"Neil Wheeler, hemos terminado. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro".
En cuanto terminó de hablar, sonó su celular. Katelyn se congeló al ver el identificador de llamadas. Ignorando la reacción de Neil, deslizó el dedo para responder.
"Iris, ¿cuándo vuelves a trabajar?", preguntó con urgencia la voz al otro lado. "Los pedidos se están acumulando en el estudio. Incluso alguien ha ofrecido cien millones de dólares para trabajar contigo".
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