/0/17486/coverbig.jpg?v=4d671813df16b2b85c6677dd8a051566)
El mismo mes que el médico me entregó una sentencia de muerte, mi primer y único amor, Patrick Castillo, regresaba para casarse con otra. Con solo dos meses de vida, decidí que no me quedaría de brazos cruzados: lochantajearía para que pasara ese tiempo conmigo. La humillación, los desplantes públicos y el odio de su prometida me golpeaban, mientras cada respiración se volvía una tortura y mis propios fantasmas me perseguían. ¿Cómo era posible que el hombre que juró amarme ahora me tratara como un secreto sucio, una amenaza a su perfecta vida futura? Al final, mi último acto de amor fue una llamada silenciosa, un teléfono pegado al oído escuchando las campanas de su boda, en el momento exacto en que mi propia vida se desvanecía.