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El abogado me acaba de confirmar que todo está listo: mi isla privada en el Caribe mexicano y el personal que he contratado. Creí que la vida que había construido junto a Roy, mi prometido, era el amor de mi vida, hasta que escuché sus últimas palabras al teléfono: "Tengo que casarme con Lina. Es un sacrificio para que Sasha sea feliz" . Todo lo que creí amor -siete años, regalos, promesas- era una farsa orquestada para mantenerme lejos de Máximo y que mi hermana, Sasha, pudiera tenerlo. ¿Por qué siempre fui la segunda opción, el peón en los juegos de los demás, la que recibía la migajas de una familia que solo valoraba a mi hermana? Ya no tenía familia, ni prometido, ni nada que perder; solo una isla esperándome para quemar mi pasado y renacer.