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Durante diez años, Rico Mendoza fue la roca detrás del imperio de cosméticos de Sofía del Valle. Una noche, con los pétalos de rosa sobre la mesa y un anillo de diamantes quemándole en el bolsillo, le propuso matrimonio en el restaurante más caro de la ciudad. Ella le dijo que era "anticuado", lo humilló públicamente, y luego se rio, revelando que ya tenía un amante y que su relación con Rico era solo una apuesta con sus amigas. El corazón de Rico se hizo pedazos al escucharla confesar con desdén que él era solo su "perrito faldero" y que lo creía tan predecible que "siempre volvería rogando". Rechazado y con el alma destrozada, Rico decidió que era hora de que Sofía descubriera de lo que es capaz un hombre cuando lo subestiman y lo empujan al límite.