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Me miré al espejo y vi a una extraña, una mujer demacrada consumida por la enfermedad terminal que pronto acabaría conmigo. Mi esposo, Julián, no estaba para consolarme; su voz fría al teléfono me rechazó, justificando su ausencia por "estar ocupado" . Pero las voces que escuché al entrar en nuestra sala me helaron la sangre: besos, risas, y la visión de Julián en el sofá con otra mujer. No era una cualquiera, era Valeria, mi propia prima, riendo mientras me ofrecía mi "nuevo lugar": el cuarto de servicio. Me humilló públicamente, tirando billetes a mis pies como si fuera una sirvienta, y me obligó a arrodillarme frente a todos para disculparme por una mentira de ella. ¿Cómo pude amar a este monstruo que destruyó mi vida y mis sueños, que me culpó por su pasado, todo mientras yo agonizaba en silencio por él? Valeria descubrió mi secreto, mi cáncer terminal, y me dio una opción cruel: morir en silencio para liberar a Julián de la culpa, o ella revelaría la verdad, condenándolo a un remordimiento eterno. Elegí salvarlo de la culpa, pero al final, ambos fuimos víctimas de nuestras decisiones y terminamos dándonos cuenta después de la muerte, de que estábamos atados. Pero de alguna forma inexplicable, he regresado... he vuelto a la preparatoria, al día en que lo conocí por primera vez, con la oportunidad de cambiar nuestro trágico destino.