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No somos dueños de nuestros destinos, solo de las decisiones que tomamos y sus consecuencias. Pero el destino será quien decida como acabará tu vida o como comenzará, esta es la historia de Clara, la cual nunca pensó como de caprichoso iba a ser él con ella.
Me llamo Clara, actualmente tengo dieciséis años y estoy finalizando mi segundo año de bachillerato de arte. Yo siempre he dibujado, pero tomé la decisión de hacerme una profesional con mucha certeza, sin embargo, el arte es subjetivo y existen muchas clases de arte. Había quienes en mi clase les gustaba la fotografía, otras personas el diseño, algunas pocas la arquitectura, la indumentaria no podía faltar en estos tiempos que corren. La moda siempre está presente, sobre todo en nuestros armarios.
Luego estaba él, Milo, compañero de clase, una pequeña amistad forjada entre pequeñas bromas que nos hacíamos mutuamente para hacer rabiar al otro. Era nuestra particular manera de entendernos, supongo que así fue como entendí que su arte interior no estaba solo en dibujar, también le gustaba escribir. Tenía un blog, en él se encontraban sus pequeñas redacciones cargadas de erotismo, mimo y seducción.
-Me gustó mucho el último relato.- alenté a Milo sobre su última publicación en el blog, cogía a chicas de nuestra clase y las hacía sus musas por un efímero momento de redacción. -¿Te gustó? Me alegro mucho.- Milo siempre sentía inseguridad cuando alguien leía sobre sus creaciones, creo que, sentía mucha más duda de que lo leyese siendo consciente de que relata sobre compañeras de clase de forma erótica. -¡Claro que me gustó! La idea de que escribieses en su cuerpo es bastante creativa.- esbocé una sonrisilla para animarlo, aunque sé que en su interior lo estaba, siempre se mostraba un chico bastante introvertido, tranquilo, conviviendo en su mundo. Compartía en cierta medida esas cualidades de él, pero nuestras vidas eran muy distintas, él tenía una relación con una chica que todos desconocíamos de ella.
Nadie había visto una foto de ella o de él con ella, pero sí era real esa relación por la cual él, en pocas ocasiones hablaba. A diferencia de él, mi mente, cuerpo y alma estaba entregado a la totalidad de mis estudios, de mi meta, de mi futuro. Aunque muchos chicos se me insinuaban, jamás quise una relación por ese entonces. Se podría decir que Milo sentía amor por su relación y yo sentía pasión por el arte. -¿Qué harás después de que acabe todo?- murmuré en voz baja, en medio de la clase de Historia. -Iré a hacer la carrera a Madrid, me iré con mi novia.- respondió sin fijar su mirada en mí, seguía tomando apuntes como todos hacemos allí a diario, -¡Que guay! Ojalá pudiese permitirme estudiar Bellas Artes.- dije resignada, sentía una mezcla de emociones.
Por una parte, me alegraba mucho por él que decidiese hacer tales estudios, por otra, me sentía algo nostálgica hacerme a la idea de que ya no volveríamos a vernos y finalmente sentía algo de envidia, mi situación económica familiar no es que fuese la mejor. Él gozaba de tener una familia más privilegiada que la mía, pero eso no me paraba los pies y tendría que empezar por alguna parte.-¿Y tú? ¿Qué vas a hacer?- Milo preguntó tras su contestación, esperando una respuesta igual de eficiente -Haré Ilustración, ya sabes, formación profesional. Ya lo he hablado mucho con el profesor de dibujo artístico.- mientras contestaba, lentamente se dibujaba en mí una suave sonrisa mirando a mis apuntes, pensando en mi próximo año, dibujando como una condenada pero con sumo placer.
-¡Oh!- exclamó Milo, -Entonces continuarás estudiando en este mismo centro, ¿no es así?- me miró a los ojos sin ninguna expresión salvo la de esperar nuevamente mi respuesta, -Pues... sí, seguiré aquí. Tú te irás, pero será lo mejor que hagas.- sabía perfectamente que nuestro destino se estaba viendo finalizar, poco a poco, mientras llegaban los días finales del curso que transcurría. -Entonces solo queda desearte buena suerte.- replicó Milo con una pequeña sonrisa, -¡Sí! ¡Buena suerte!- dije sonriente, continuamos escribiendo apuntes. No fue nuestra última conversación, pero sí fue la primera en la que nos hacía asimilar que en nada nos distanciaríamos, así fue.
Al acabar el curso, no supe más de él, sinceramente tampoco tenía muchas redes sociales y disfruté del verano con mi familia todo lo posible. Fugaz y vagamente venían recuerdos a mí de mi último curso, añorando buenos momentos con los compañeros, anhelando los días en que Milo se metía conmigo. ¿Quizás acabé sintiendo algo por él? No lo sé, nunca lo puse a prueba, nuestros caminos eran distintos, nuestros pensamientos también, pero creo que fue de esas primeras veces que a veces es mejor disculparse por el error que, vivir eternamente con el: "¿Y si...?".
Lascivia. Lujuria y Deseo Las vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tiene ojos sino dagas de acero que la ponen entre la espada y la pared al sentirse tentada por su superior. Ella sabe que no es sano, bueno, ni correcto sencillamente porque quien incita deseos impuros es el mejor amigo de su novio; Bratt Lewis. Christopher Morgan no es solo el coronel, verdugo y dictador del ejército más importante del mundo, tambien es el terror de la mafia italiana y a futuro el arma que dañara al que predica ser su hermano. Él tenía claro a lo que iba, pero Rachel despertó tentaciones sexuales regidas por aquel pecado desconocido llamado lascivia, demostrando que en cuestiones de pasión no hay amigos, alianzas ni compromisos. Él esta casado y ella sueña con lo mismo, pero la tentación desencadenará entre ellos un torbellino de pasiones, lujurias y deseos que solo viven aquellos que se hacen llamar amantes. "Sus actitudes son las de un desalmado sin sentimientos, pero su físico... Joder, su físico me humedece las bragas." Mafias, ejércitos secretos, infieles, adicciones y engaños. ¿Complicado? No, complicado es convivir con la tentación hecha hombre.
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
La felicidad era como un espejismo para Rocío Ouyang, cuando más se acercaba a la felicidad, más se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Mu, pero en su noche de boda todo se derrumbó. Dejando a Rocío embarazada, Edward la abandonó en su noche de boda. Pasados unos años, Rocío renació por completo, cambiando totalmente su personalidad, convertiéndose en la única coronel del ejército. En este momento Rocío comenzó a reflexionar varias preguntas que eran misterios para ella: ¿Por qué los padres de Edward estaban actuando de manera tan extraña? ¿Por qué su padre la odiaba? ¿Y quién estaba tratando de dañar su reputación en el ejército que ella había trabajado tan duro para construir? ¿Y por qué sigues leyendo la sinopsis? ¿Por qué no abres el libro y descúbrelo tú mismo?
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".