ADVERTENCIA: Puede contener escenas sexuales, escenas de acoso, palabras inadecuadas, violencia y aspectos psicológicos. - Qué lástima. Me aseguraré de que te compadezcan más en la Universidad de Hunsberg, ¿no crees? - Pronto serás tan lamentable que todas y cada una de las personas de allí se sentirán apenadas y disgustadas por tu patética vida. Desearás no haber nacido nunca. Jennie Wilson era una chica pobre e inocente. Ingresó a una de las universidades más prestigiosas del mundo, la Universidad de Arcadia, y siempre trabajó duro por sus sueños. Una universidad donde hijos de diplomáticos y los ricos se encuentran. Famosa por su reputación y el camino más rápido hacia el éxito en la vida. ¿Podrá Jennie Wilson sobrevivir en esa prestigiosa universidad? Vincent Ainsworth Hijo único de uno de los mejores empresarios del mundo. Su carácter era como el fuego. Sin embargo, estaba herido y deprimido. Amaba tanto a su ex novia Eva Smith. Su mundo colapsó cuando esta cortó con el. Ella nunca volvió a mirarlo. Como Vincent estaba pasando por una depresión, sus amigos le pidieron a Jennie que lo ayudara, porque ella era la única que podía sacarlo de su pozo. ¿Podrá ella curarlo? ¿Él permitirá que se acerque?
Punto de vista de Jennie Wilson:
"Jennie, Jennie".
"¡Hay que tomarle el pedido a la mesa cuatro! Los cafés de la mesa siete ya están listos", gritó Lisa.
"Ya voy", le respondí.
Lisa era mi mejor amiga y su mamá, quien era la dueña de la pequeña cafetería donde yo trabajaba, siempre había sido como mi segunda madre. Hacía casi un año que estaba trabajando allí a tiempo parcial.
Ella me ayudaba de vez en cuando. Yo estaba ahorrando dinero para pagar la matrícula de la universidad en la que quería estudiar, la Universidad de Hunsberg.
Siempre soñé con ir allí, pues se decía que era una de los mejores centros de su tipo en el mundo. Sin embargo, mi familia no podía sufragar los gastos.
Nuestra situación financiera era muy precaria. Por supuesto, yo no me quejaba... pero mamá y yo dependíamos mucho de mi padre, quien nos mantenía económicamente.
Mi papá trabajaba en una fábrica de acero y se esforzaba mucho a diario para que yo pudiera tener un buen futuro, pero yo detestaba ser una carga para él.
Su salario no era suficiente para llevar una vida fastuosa, pero éramos una familia feliz sin importar nuestra condición. Siempre le dimos gracias a Dios y nunca nos quejamos de nuestra suerte.
Yo amaba mucho a mi padre. Él era un buen hombre, sin vicios, temeroso de Dios, una persona alegre, un esposo muy amoroso y un padre cariñoso. Sin dudas, mi familia era mi mayor tesoro.
Cuando mi madre se enfermó del corazón y los médicos dijeron que debía someterse a una operación, todos luchamos por su vida. Gastamos todos nuestros ahorros y hasta perdimos nuestra casa para poder cubrir los gastos de medicamentos y la cirugía, por supuesto.
Por la gracia de Dios, ella sobrevivió. Un dolor leve la aquejaba, aún después de la intervención quirúrgica. Entonces, su médico le aconsejó que evitara realizar actividades extenuantes. Por ello, nunca la dejamos trabajar afuera, así que tuve que buscar un trabajo de medio tiempo para ayudar a mi familia.
La madre de Lisa me pagaba bien, no era mucho dinero, pero me alcanzaba para cubrir mis gastos diarios y ahorrar algo para pagar las cuotas de inscripción de la universidad.
Lisa y yo asistimos a la misma escuela y terminamos la secundaria juntas. Cumplimos dieciocho este año, lo que significaba que ya estábamos listas para ir a la universidad. ¡Hurra!
Mi amiga y yo hicimos el examen de ingreso juntas con la esperanza de ganar una beca.
En honor a la verdad... yo era un poco empollona. Bueno, no podía evitarlo, tuve que estudiar mucho para lograr mi sueño. Debía trabajar muy duro ya que muchos aspiraban a ingresar en la famosa Universidad de Hunsberg.
Una vez que obtuviera mi diploma, la situación de mi familia mejoraría y podría cuidar mejor de mis padres si conseguía un trabajo decente. Esa era la razón principal por la que quería estudiar en ese prestigioso centro.
Estaba recogiendo algunos platos y las propinas que dejó un cliente cuando, de repente, Lisa se paró delante de mí. Se veía hermosa con su atavío.
"Espera, ¿por qué llevas puesto ese vestido?", pregunté con las cejas levantadas.
"Oh... Lo siento, no te lo dije, bueno, es tu culpa. Estabas tan ocupada aquí que me ignoraste por completo", contestó haciendo un puchero.
"Bien, dímelo ahora".
"Mamá y yo vamos a un baile, el hermano de mi mamá nos ha invitado así que...".
"Ya veo... ¿Entonces...?".
"Así que saldremos más temprano... lo siento, lo siento, tienes tanto trabajo que hacer...", dijo con un suspiro y cerró los ojos.
"Oh, vamos, yo me encargo de todo, niña. Ve a disfrutar de la fiesta", la tranquilicé y esbocé una sonrisa.
"¿Estás segu...?".
"Sí, Lisa, vete. Mañana tenemos el día libre", la interrumpí.
"Está bien, solo ten cuidado cuando vayas de regreso a casa", me advirtió y luego me abrazó con fuerza.
"Adiós, Jennie, ten cuidado", la escuché gritar desde afuera.
Acto seguido, mi amiga entró en su coche y se marchó. Yo agarré los platos, los llevé al fregadero y me dispuse a lavar la vajilla. Eran ya las once de la noche. De repente, escuché el tintineo de la campanilla que estaba en la entrada, anunciando la llegada de más clientes.
El café se quedó en silencio.
¿Qué detuvo de súbito el ajetreo y el bullicio que había en el lugar?
¡Espera! ¿Los clientes llegan o se van?
Me volví de repente y di un grito ahogado al ver que había un hombre frente a mí. No era tan mayor sino que parecía un estudiante universitario.
Me estaba mirando fijamente como si me estuviera desnudando con los ojos. Cuando yo retrocedí, él dio un paso adelante.
En ese momento, sentí que mi corazón martilleaba en mi pecho.
"¿Puedo... ayudarlo... en algo, señor?", musité con la voz entrecortada pues estaba muy nerviosa.
Entré en pánico cuando sentí sus grandes manos en mis brazos y me acercó a su cuerpo.
"¿Cómo pudiste hacerme esto, Eva?", preguntó en un tono peligroso.
Me estremecí al escuchar su voz áspera y ronca. Mi cerebro dejó de funcionar en ese mismo instante.
"Yo... no soy... Eva", susurré. Su mirada me dio escalofríos. El hombre tenía los ojos hinchados y rojos, como si hubiera llorado mucho.
¿Sería un sicópata?
"¿Por qué siempre me mientes...? ¿Acaso me odias tanto? ¿Ya olvidaste todo lo que teníamos?", gritó mientras me inmovilizaba aún contra su pecho.
"¡Lo siento señor, no sé quién es usted! Por favor, suélteme", traté de liberarme pero fue en vano.
"Maldita sea, me engañaste. ¿Acaso él es mejor que yo? Contéstame, Eva", ahora estaba más que enojado.
"Nunca engañé a nadie, de hecho, he estado soltera toda mi vida... ¡Ni siquiera he tenido novio!", exclamé aterrorizada.
"Estás mintiendo de nuevo", me empujó lejos de él y con una fuerza inhumana me golpeó en la mejilla, tan fuerte que tropecé y caí al suelo. Ahora me sentía mareada.
Nadie me había abofeteado así antes. Lo miré totalmente horrorizada por sus actos. Yo tenía deseos de llorar.... pero no quería mostrarle mi debilidad. Él no debía saber que yo estaba indefensa.
Pude ver la ira en sus ojos... la frialdad que había en su rostro... el odio que sentía... ¿hacia mí? Pero, ¿de qué me culpaba? ¡Yo ni siquiera lo conocía!
Mis lágrimas amenazaban con caer al suelo, pero respiré hondo y controlé mi llanto. Con enormes pasos, el joven se acercó a mí. Parecía un maníaco.
Entonces, empecé a retroceder, ya que todavía estaba en el suelo y con ayuda de mis manos, me alejé de él.
"Por favor... ¡No se acerque... a mí! ¿Quién es usted?", balbuceé.
De repente, me agarró y me inmovilizó contra la pared con violencia.
Su comportamiento me causó horror...
"Déjeme... tranquila, por favor, no lo conozco, señor". Estaba tan asustada que grité de dolor.
"¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¿Acaso no me extrañas...?". El cruel hombre estaba muy cerca de mí. Su respiración abanicaba mi cuello, y traté de empujarlo pero no se movió ni siquiera un poco.
"No es de su incumbencia. Y es la última vez que se lo advierto, si no me deja en paz, me veré obligada a hacer una denuncia en su contra".
"¿Qué?", dijo en un tono de sorpresa.
¡Sí! Supongo que les tiene miedo a los agentes.
"Sí, por favor, déjeme tranquila, no me haga llamar a la policía", dije mordiéndome los labios.
¿Por qué este hombre estaba enojado? ¿Por qué apretaba los dientes? Y si lo hacía, ¿por qué yo sentía dolor... en mis brazos?
Cuando miré por debajo de mi hombro, vi que este maníaco me estaba apretando y sostenía mi mano con todas sus fuerzas.
"No puedes escapar de mí, niña, no importa cuántas veces... o de qué manera lo intentes", susurró en mis oídos mordiéndome el lóbulo de la oreja, lo que me provocó escalofríos por toda la columna vertebral. Mis ojos se abrieron como platos por el miedo.
"Ahhhh... por favor... Me duele", grité cuando él apretó mi mandíbula con su mano.
"No te preocupes... No te lastimaré, cariño", sonaba como un psicópata.
'¡Este es el final de mi vida! ¡Por favor, auxilio! ¡Que alguien me ayude!...'.
Yo quería gritar, pero mi voz no llegaba a mi boca. Todo mi cuerpo se congeló y mi cerebro estaba dando vueltas como un tiovivo.
Entonces, el perturbado chico inclinó la cabeza para besarme...
No... no... mi primer beso... ¡Estaba a punto de suceder!
Debido a la presión, yo estaba empezando a sentirme débil, mas, de repente, alguien agarró al agresor por detrás y tiró de él. Entonces, sentí que me liberaba de las toscas manos que me apretaban. Ahora yo respiraba con dificultad.
"Qué carajo, déjame en paz", gritó el maníaco mientras dos chicos casi tan jóvenes como él lo sujetaban.
"Amigo, ella no es Eva... por el amor de Dios, estás haciendo un drama", dijo uno de los chicos con una mirada de preocupación en su rostro.
Mi cabeza empezó a dar vueltas. Estaba sufriendo un ataque de pánico. Luego, vi a una chica acercándose a mí...
"No... no me toques".
"Por favor, vete... no me toques... ¡Vete de aquí!", grité sosteniendo mi cabeza. Mientras tanto, los jóvenes sujetaban a ese maníaco con ambas manos.
Él gritaba y trataba de soltarse.
"¡Eres mía! Y te tendré muy pronto", vociferó.
Una chica me estaba mirando preocupada, pero le indiqué que me dejara en paz. Los chicos sacaron a aquel loco del café, lo hicieron subir a la camioneta y se marcharon.
En ese instante, sentí que mis piernas ya no podían sostenerme. Me caí al suelo y me eché a llorar desconsoladamente. Estaba destrozada, lastimada.
Decidí que no debía quedarme allí por más tiempo. ¡Pero y si él volvía!
Tomé mis pertenencias del casillero y me dirigí hacia la puerta, con todo mi cuerpo temblando como una hoja. De alguna manera me las arreglé para cerrar la cafetería y corrí calle abajo.
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Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
El día de su boda, Khloe fue inculpada de un delito que no había cometido por su hermana y su novio. Fue condenada a tres años de prisión, donde soportó mucho sufrimiento. Cuando finalmente liberaron a Khloe, su malvada hermana utilizó a su madre para obligarla a mantener una relación indecente con un anciano. El destino quiso que Khloe se cruzara en su camino con Henrik, un elegante y despiadado mafioso, así cambió el curso de su vida. A pesar de su frialdad, Henrik quería a Khloe como nadie. La ayudó a vengarse de sus enemigos y evitó que volviera a sufrir acoso.
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Todos se sorprendieron cuando estalló la noticia del compromiso de Rupert Benton. Fue sorprendente porque se decía que la novia afortunada era una chica normal, que creció en el campo y no tenía nada a su nombre. Una noche, ella apareció en un banquete, lo cual causó una sensación a todos los presentes. "¡Cielos, ella es tan hermosa!". Todos los hombres babeaban y las mujeres se pusieron celosas. Lo que no sabían era que esta supuesta pueblerina era en realidad una heredera de una fortuna de mil millones de dólares. No pasó mucho tiempo antes de que sus secretos salieran a la luz uno tras otro. Las élites no podían dejar de hablar de ella. "¡Dios mío! Entonces, ¿su padre es el hombre más rico del mundo?". "¡También es esa excelente pero misteriosa diseñadora que mucha gente adora! ¿Quién lo hubiera adivinado?". Sin embargo, un montón de gente no creía que Rupert pudiera enamorarse de ella. Pero les cayó otra bomba. Rupert silenció a todos los detractores emitiendo un comunicado. "Estoy muy enamorado de mi hermosa prometida. Nos casaremos pronto". Dos preguntas estaban en la mente de todos: "¿Por qué la chica ha ocultado su identidad? Y ¿por qué Rupert estaba enamorado de ella de repente?".
EXTRACTO DEL LIBRO. "Quítate la ropa, Shilah. Si tengo que decirlo de nuevo, será con un látigo en la espalda", sus frías palabras llegaron a sus oídos, provocando que le recorriera un escalofrío por la espalda. La chica sostuvo su vestido con fuerza contra su pecho, sin querer soltarlo. "Soy virgen, mi rey " su voz era demasiado débil para decir con claridad las palabras, que apenas se escucharon. "Y tú eres mi esposa. No lo olvides. Te pertenezco desde ahora y para siempre. Y también puedo optar por poner fin a tu vida si así lo quieres. Ahora, por última vez, quítate la ropa". * * Shilah era una joven que provenía de los hombres lobo, también conocidos como los pumas. Creció en una de las manadas más fuertes, pero desafortunadamente, no tenía habilidades de lobo. Ella era la única de su manada que era un lobo impotente y, como resultado, su familia y otros siempre la intimidaban. Pero, ¿qué sucede cuando Shilah cae en manos del frío Alfa Dakota, el Alfa de todos los demás Alfas? También era el superior y líder de los chupadores de sangre, también conocidos como vampiros. La pobre Shilah había ofendido al rey Alfa al desobedecer sus órdenes y, como resultado, este decidió asegurarse de que ella nunca disfrutara de la compañía de los suyos al tomarla como su cuarta esposa. Sí, cuarta. El rey Dakota se había casado con tres esposas en busca de un heredero, pero había sido difícil ya que solo dieron a luz niñas: ¿Era una maldición de la diosa de la una? Era un rey lleno de heridas, demasiado frío y despiadado. Shilah sabía que su vida estaría condenada si tenía que estar en sus brazos. Tanbíen tenía que lidiar con sus otras esposas aparte de él. Ella fue tratada como la peor de todas, ¿qué pasaría cuando Shilah resulta ser algo más? ¿Algo que nunca vieron?