La abro y me encuentro con Rosa. -Señorita Sienna, los invitados están llegando. El señor Mauricio me ha pedido que venga a buscarla. -le doy una sincera sonrisa a mi nana -Ya estoy bajando. -
-Perfecto, le diré a su padre - comenta y me adelanto para ir bajando la enorme escalera de mármol.
Atravieso la enorme sala y finalmente salgo al jardín donde se lleva a cabo la fiesta. -¡Al fin estas lista hija! - dice mi padre al verme y solo le lanzo una tímida sonrisa.
-Deberías buscarte una novia, así yo dejaría de cumplir con el rol de mi difunta madre. -le digo una vez más como tantas otras veces.
Ya me he cansado de repetirle a mi padre que tiene que dejar de guardar luto por mi madre, ella hace seis años que ha fallecido, y yo no estaré eternamente a su lado.
-Tú eres parte de la naviera hija. Mis negocios ya son los tuyos, y hoy es una noche muy importante. -me deja saber.
-¿Por qué lo dices? - pregunto mientras que poco a poco vamos recibiendo a los invitados que van llegando.
Se queda en silencio por un instante -Por él. -dice y con su mirada me señala a un hombre de cabello negro, ojos azules, tez pálida, muy alto, y con un porte que llama toda mi atención.
Lleva puesto un esmoquin que me deja saber que no es un simple empleado de la naviera y mucho menos uno de los accionistas minoritarios. -¡Lucas! - dice mi padre con entusiasmo y le da la mano con firmeza cuando llega a nosotros.
«Con que se llama Lucas» pienso e intento no sonreír como una idiota. Lo observo detenidamente y creo que por primera vez después de mucho tiempo, uno de los ricachones de las fiestas de mi padre llama mi atención. Él se ve tan diferente...
-Señor Di Marco, buenas noches. - dice y noto su acento italiano con tan solo pronunciar esas palabras. - ¿Su esposa? - pregunta refiriéndose a mi cuando nuestras miradas se cruzan.
-No.-responde mi padre riéndose. -Mi hija, Sienna. -aclara. -Hija, te presento a Lucas Sandonin, posible futuro inversionista de la naviera Di Marco. - informa mi padre y ahora entiendo el porque me ha dicho que era uno noche importante.
-Sera un placer hacer negocios con usted señor Di Marco. -le comenta a mi padre y luego me mira a mi -Señorita Di Marco, un placer conocerla. -me dice con una sonrisa que es capaz de hacer delirar a cualquiera; si... a mi también.
-Un placer. -respondo amablemente.
-Si me disculpan, iré por una copa de champagne; ya regreso. -deja saber y se aleja de nosotros.
-¿Italiano? - le preguntó a mi padre.
-Sí, se ha mudado a Miami hace muy poco. Es el hijo de uno de los empresarios más importantes de la industria en Italia. Si todo sale bien en nuestras negociaciones comenzaremos a construir cruceros de lujo. -
-Interesante. -me limito a responder-
-Quiero que lo trates muy bien. -me pide mi padre y lo miro confundida.
-¿Qué? -
-Hazlo sentir en casa, sólo eso. No quiero que te involucres más de la cuenta con él, ¿de acuerdo? -me advierte serio.
-No te preocupes, no es mi tipo. -le miento.
-Mejor. Ya sabes mis reglas. Los negocios y la vida sentimental nunca se mezclan, sobre todo cuando hay millones de dólares de por medio. -vuelve a decirme como tantas otras veces.
-Ya aprendí mi lección, ¿de acuerdo? Nunca más me involucraré con uno de tus posibles socios. - le repito una vez más.
Mi padre no pierde oportunidad de recordarme lo de Ramiro cada vez que puede. Sí, hemos perdido mucho dinero, pero tampoco me iba a casar con alguien que a una semana de la boda me engañó con la que era mi mejor amiga, ¿o sí?
-Ahora ve. -me pide y él se va a saludar a sus otros invitados.
Bueno Sienna, que comience la acción. Me digo a mi misma mientras camino hacia Lucas con mi mejor sonrisa.