/0/4990/coverbig.jpg?v=84bce7f97b49f4ac35806d3761854a70)
Recién llegados tres misteriosos chicos se vuelven la intriga de todo un pueblo oscuro lleno de perversión, que todos prefieren ignorar. Silenciosos, controladores, apuesto e interesantes, es como cada persona que estuvo cerca de ellos los describen. Rápidamente los chicos se vuelven el deseo por conocer de todo «High School Kodaline» Todo esto mientras la policía intenta dar con los asesinos de dos jugadores del equipo de fútbol, y la única que puede ayudar con la investigación es Maddie White la cuál se mantiene alejada de los problemas. ¿Cuán lejos puedes quedar de los problemas cuando la sangre de dos chicos recorrían por tu cuerpo?
¿Alguna vez has tenido ansiedad?
Cómo sientes que tu respiración se descontrola, cómo sientes que tu corazón en cualquier momento dejará de funcionar, nadie puede ayudarte o quizás nadie quiere entenderte. No recuerdo cuándo fue mi primer ataque de ansiedad, quizás en el momento que movía mis piernas sin cesar, a minutos antes de tener que presentarme frente a toda la clase, o tal vez cuando sentía la sensación de que algo malo estaba por pasar cuando un chico se detenía a hablar conmigo. Las cosas se volvieron más intensas cuando conocí a Alan Isavok, no estaba consciente de cómo me iba a destruir cuando nos vimos por primera vez, cuando sus ojos verdes me miraron con impresión, y es que no esperas que algo que inicia tan bien pueda destruirte como una granada que nunca fue soltada de una mano, como nuevos traumas son añadidos a la lista.
Y de traumas o problemas... tengo muchos.
Ansiedad, depresión, trastornos alimenticios, más y más...
Mi problema con la comida surgió en la adolescencia, los estándares inculcados en mí madre por mis abuelos sobre cómo debía de verse una mujer, y como su vida sería perfecta si era delgada, ¡No es así! Peso 51 Kg y estoy hundida en la mierda pero no podrías verlo si no lo contara, porque por alguna razón finjo que mi vida es perfecta, o quizás lo hago porque es lo que todos esperan.
-Maddie, tu única obligación es estudiar ¿cómo vas a tener depresión? -Recuerdo cómo mi madre dijo eso algo histérica para luego decir. -Lo que necesitas es un trabajo, y después de las clases irás por uno, eso te ayudará a que no pienses tantas estupideces.
Fue así como obtuve mi primer trabajo a los quince años de edad, en una heladería donde veía como constantemente mi jefe miraba con perversión a las chicas que llegaban a esa tienda, como solía verme de una manera inapropiada cuando me descuidaba. Igual ese pasatiempo trabajando ocho horas al día no me ayudó nada, solo aumentó mis inseguridades, sentía raro cuando un chico me miraba por dos minutos así que empecé a vestirme con ropas holgadas: mi mamá lo odia pero, tengo diecisiete años y a este punto no me importa lo que piense.
Me siento tan sola en este jodido mundo, y no se como cambiarlo.
Camino hacia mi casa en la oscuridad de la noche con música alternativa sonando a través de mis auriculares, no pensaba en nada, solo caminaba como fantasma esperando que al menos un coche me pasara por encima, un accidente perfecto para morir y que mis amistades o familiares no pensaran en lo débil que fui.
Un coche deportivo negro brillante minimiza su velocidad al lado mío, habían dos chicos rubios en la parte delantera del coche, Jome Odell era un imbécil hijo de padres ricos, jugador en la posición delantera del equipo de fútbol de la secundaria y Zac Poll que era otro imbécil sin importancia, reconocido únicamente por ser mejor amigo de Jome.
Me miran detenidamente con una sonrisa un poco burlona, intento verme fuerte o al menos segura de mi misma pero era imposible, sentía como perdía la modalidad completa en mi cuerpo.
- ¿Qué haces a estas horas de la noche por aquí? -Grita Zac desde el asiento del piloto. Lo miró con una sonrisa la cual fue borrada cuando dijo. -: puedo llevarte a tu casa, pequeña puta, o a un motel.
Sacó mi dedo del medio, y fue un error, de muchos de los que pude haber cometido esta noche.
Enfadados los chicos bajan del coche para lanzarme al suelo. Caigo de espaldas golpeando mi cabeza con el pavimento. Al mismo tiempo bajan sus pantalones para luego tomarme de mi sudadera y arrancarla con sus propias manos.
-Sabía que detrás de esa ropa holgada había un tesoro escondido. -Dijo Zac cerca de mí oído. Forceo pero solo ganó que Jome me suelte un golpe que ocasiona que mi labio inferior empiece a sangrar. -Eso te gustara
Sigo forzando, pero lo único que logro es que Jome sin pensar en las consecuencias me lance otros tres golpes, uno de ellos en mi abdomen, dejándome sin aire. En este punto solo pude pensar en pedirle a Dios para que de una manera me sacara de este lugar, aun cuando por momentos llegaba a pensar ¿Pará qué? Él no me iba a oír, no lo hizo todo este tiempo. Sin embargo mantuve esperanzas y no sé si Dios, o alguna fuerza cósmica escuchó mi plegaria, pero dieron resultado.
«Click» sólo ese sonido hizo que los chicos llevarán su mirada hacia atrás para encontrarse con tres chicos enmascarados los cuales venían armados. Escuché dos sonidos similares nuevamente que hicieron que diera un pequeño brinco y mi respiración se cortara. Ellos caen encima de mí con sangre saliendo por su boca, hacían el intento por levantarse, seguramente para salir corriendo pero al final dejaron de hacer fuerza, sus ojos miraban a un punto exacto: habían muerto.
Mis ojos se van hacia uno de los chicos, el único de los tres que me miraba detenidamente con sus brillantes ojos azules, los cuales se perdían en la oscuridad de la noche. Él se inclina con rapidez para darme un fuerte golpe con el arma, dejándome inconsciente.
Estas son las ultimas palabras que yo le escribo, y este será el último dolor que me cause. —Pablo Neruda.
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Jennifer Bennett, la legítima heredera de los Bennett, luchó denodadamente por el reconocimiento de su familia, solo para verse eclipsada por una impostora. Enfrentada a falsas acusaciones, acoso y humillación pública, Jennifer acabó renunciando a ganarse su aprobación. Con la promesa de superar la injusticia, ella se convirtió en la pesadilla de quienes la agraviaban. Los esfuerzos de la familia Bennett por doblegarla no hicieron sino alimentar su éxito, llevándola a la altura con la que sus rivales solo podían soñar. Alguien le preguntó: "¿Te sientes defraudada por tus padres?". Con una sonrisa tranquila, Jennifer respondió: "No importa. Al final, el poder prevalece".
Paola Fischer vive un matrimonio aparentemente feliz hasta el día en que, al regresar a casa, encuentra a su esposo, Lucas Hotman, en la cama con su secretaria, Rose Evans. La traición la deja destrozada, y, sin saber cómo enfrentar el dolor, se marcha de su hogar. Esa noche, en un bar, conoce a un enigmático desconocido que le ofrece una compañía inesperada. Buscando escapar de su desilusión, Paola se entrega a una noche de pasión con él, dejando que el dolor de su traición se diluya en la intimidad. Al día siguiente, trata de seguir adelante, pero pronto se enfrenta a una sorpresa que cambia el curso de su vida: está embarazada, y el padre no es Lucas, sino aquel hombre al que apenas conoció.
Natalie creía que podía derretir el gélido corazón de Connor, pero estaba muy equivocada. Cuando por fin decidió marcharse, descubrió que estaba embarazada. Aun así, decidió abandonar la ciudad en silencio, lo que llevó a Connor a movilizar todos sus recursos y ampliar su negocio a escala mundial, todo en un intento por encontrarla. Pero no había rastro de su mujer. Connor se sumió poco a poco en la locura, poniendo la ciudad patas arriba y dejando el caos a su paso. Natalie apareció años más tarde, adinerada y poderosa, solo para encontrarse de nuevo enredada con ese hombre.
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".
Traicionada por su pareja y su hermanastra en la víspera de su boda, Makenna fue entregada a los despiadados príncipes licántropos como amante, pero su propio padre ignoró su difícil situación. Decidida, ella intentó escapar y buscar venganza, pero, sin darse cuenta, captó el interés de los tres príncipes licántropos, que la deseaban en exclusiva entre muchas admiradoras. Esto complicó sus planes, atrapándola y convirtiéndola en rival de la futura reina licántropa. Enredada en deseo y celos, ¿podría Makenna lograr su venganza en el intrincado baile con los tres príncipes?