El pasado es como una cruz invisible que va marcando el camino de nuestro destino. Para Boris Vólkov su pasado no es más que una maldición que lo persigue diariamente, la sangre de sus víctimas lo atormentan y los fantasmas le reclama la vil forma en que sus almas fueron cegadas. Angeline Evans, es la sobreviviente de ese pasado que hoy busca cobrar venganza. La crudeza con la que la vida de sus padres fue arrebatada es el recordatorio de su propósito en la vida y del por qué seguir adelante: encontrar al culpable y hacer justicia. Una justicia que se ve empañada con un lujurioso, pasional y el libidinoso encuentro entre estás dos almas perdidas que solo buscan, cada una de forma independiente, sanar su tormento y liberarse del peso y del dolor que les dejó el destino. Ambos se envuelven en un torbellino de pasión que, aunque los sana, también los condena. ¿Podrá el amor salvar sus almas de las tormentas del pasado o el dolor y el rencor se apoderará de sus corazones?
30 años atrás...
-Dimitri, llegó el momento, necesito agua, toallas y unas tijeras -dijo Petra mirando a su esposo parado en el umbral de la puerta observando la escena con angustia.
-Enseguida -respondió y salió en busca del pedido.
Eran casi las dos de la madrugada cuando Annia inició los dolores de parto. A la joven madre solo le faltaba una semana para salir de cuentas, pero el parto se había adelantado.
Dimitri entró en la habitación trayendo consigo lo solicitado por su esposa. Petra acomodaba a la joven en la cama mientras otra chica del servicio ayudaba a la mujer mayor con todo lo del parto.
-Annia, sé que esto es difícil para ti siendo tan joven -decía Petra-. Pero necesito que hagas lo que te digo para que todo salga bien.
La chica asintió con la cabeza conteniendo los dolores que la agobiaban ya que las contracciones eran cada vez más fuertes y frecuentes.
-¡Ah! Petra, ya no puedo más -dijo la chica inhalando y exhalando fuertemente.
-Cuando te diga que pujes lo harás -le indicó Petra colocándose frente a las piernas abiertas de la muchacha y preparándose para recibir al bebé.
-Muy bien Annia llegó el momento ¡Puja, vamos tú puedes, puja! -pedía mientras tomaba entre sus manos una toalla y la colocaba junto a la vagina de la mujer.
Ella pujaba con todas sus fuerzas y respiraba cómo Petra le había explicado meses atrás. La labor duró un poco más de 40 minutos hasta que se escuchó el llanto del recién nacido.
La mujer tomó al recién nacido entre sus manos y lo cubrió con una toalla limpiando con cuidado su pequeño rostro. El llanto era alto y fuerte que en toda la casa se escuchaba.
La muchacha que colaboraba en el parto limpiaba a Annia mientras Petra cortaba con la navaja de su esposo el cordón umbilical de la criatura.
La joven ayudante salió de la habitación con las toallas sucias y la taza de agua en las manos. Petra escudriño al bebé de pies a cabeza buscando cualquier anomalía, pero no la encontró. Era perfecto, solo una pequeña marca en la cadera del pequeño indicaba la herencia de nacimiento.
-Es un varón mi niña, un hermoso varón -dijo la mujer mayor a la madre que lloraba más de dolor y rabia que de felicidad.
-¡Llévatelo, no lo quiero ver! -respondió girando su rostro a un lado para no ver el rostro del pequeño que Petra le ofrecía.
-No seas tan quisquillosa, esta criatura no tiene la culpa de nada -reclamó Petra tratando de calmar con arrullos el llanto del bebé.
-Aun así, no quiero verlo -dijo indiferente a la palabras de la mujer.
-Pues no me importa lo que quieras o no -gruñó la anciana entregándole al pequeño-. Es tu deber como madre, dale un poco de calor y amamántalo, él no tiene la culpa -replicó.
De mala manera la joven lo tomó entre sus brazos y los atrajo a su pecho, el pequeño calmó su llanto de forma casi que de inmediata.
Petra por su parte, salía de la habitación sacando el resto de las toallas sucias y anunciando a su esposo que el niño ya había nacido.
La joven miró a su hijo a la cara y este entreabrió sus pequeños e inocentes ojos mirando directamente a su madre.
Annia lanzó un sollozo al ver los bellos ojos de su pequeño -Son azules como los míos, pero te pareces mucho a tu padre -dijo ella derramando sus lágrimas sin control.
-Pareces un ángel, inocente y puro para la maldad de este mundo -le habló contemplando al bebé que le daba pequeñas sonrisas de inocencia.
-¡Dios! -dijo entre el llanto-. Cuida a mi pequeño ángel de toda maldad, no permitas que su corazón se manche con el odio y el resentimiento de su padre. No permitas que mi hijo sea igual a él. Yo no podré cuidarte pequeño, yo no puedo seguir siendo su esclava.
La mujer acercó al pequeño a sus labios y besó su frente, tocó su respingona nariz y deslizó su dedo índice desde la frente hasta bajar por sus labios y llegar a su barbilla en una suave caricia.
-Siempre te amaré, aunque haya dicho que no. Siempre estaré cuidando de ti, nunca te dejaré solo. Dios te guiará y te hará mejor hombre de lo que es tu padre mi pequeño -dijo la joven madre tomando la navaja que había olvidado Petra.
-Perdóname pequeño, perdona lo que voy a hacer, y ojalá puedas recordarme -la mujer cerró sus ojos dejando escapar su dolor en tibias lágrimas-. Dios perdóname, pero si dejo que siga, él acabará conmigo y con mi hijo y no lo voy a permitir.
Annia empuñó con temor la navaja en sus manos y la llevó hasta debajo de la mandíbula enterrándola con precisión y tirando de ella hacia abajo. La herida se abrió inmediatamente dejando una escena bañada en sangre.
Petra entraba en ese momento a la habitación dirigiendo su vista hacia la macabra escena y percatándose inmediatamente de lo sucedido corrió hasta la cama tomando a prisa el niño que rodaba por los brazos de su madre bañado en sangre y dando fuertes llantos que anunciaban su dolor.
-¡No! Niña, que has hecho ¿Por qué lo has hecho? -gritaba Petra viendo el cuerpo de la mujer agonizando sobre la cama.
Petra miró el rosto de Annia y sus ojos viajaron hacia los labios de la chica que agonizante susurró las palabras en su último aliento-: Cuídalo como tu hijo.
Cerró sus ojos bañados en lágrimas mientras su brazo sin vida caía a un lado de la cama soltando la navaja que minutos antes fuera el instrumento de tan espeluznante situación.
Al escuchar el grito, Dimitri entró y se encontró con una escena que nunca pensó presenciar. Su Annia, su niña dorada, cómo él le llamaba por su rubio cabello, yacía en la cama sin vida y sin aliento.
-Llévate al niño mujer -ordenó-. Yo me haré cargo.
Petra sacó al niño que aun lloraba inconsolable en sus brazos, dejando a su marido hacerse cargo del cuerpo de su niña, de esa hija que no tuvo, pero que quiso como suya desde que Alek la llevó a la mansión y la tomó como mujer.
*Versión editada* Ella jamás pensó que después de 15 años de matrimonio y un terrible divorcio encontraría el amor, pero en la persona que menos esperaba. ¿Aceptará su destino? o seguirá con su vacía vida. Él no es más que un millonario futuro heredero del negocio familiar, egocéntrico, mujeriego, arrogante, pero que al igual que ella, encuentra el amor en quien menos esperaba. Aceptarán su destino o dejarán que sus vidas sigan el mismo rumbo de siempre. Acompáñame a descubrir lo que sucederá con Rebecca y Arturo.
—¿Por qué me besaste? —Lo siento señor Brown, es que yo... pensé que... bueno... sé que no debí pero... es que yo me enamoré de usted. — ¿Qué hiciste qué? Estas comprometida, por Dios, ¿Qué te hizo pensar que tú me interesas? Además yo tengo novia. —Nada señor Brown, disculpe mi atrevimiento, no volverá a suceder. Que tenga buena noche. Y así fue como todo inició, bajo la lluvia.
Ella jamás pensó que después de 15 años de matrimonio y un terrible divorcio encontraría el amor, pero en la persona que menos esperaba. ¿Aceptará su destino? o seguirá con su vacía vida. Él no es más que un millonario futuro heredero del negocio familiar, egocéntrico, mujeriego, arrogante, pero que al igual que ella, encuentra el amor en quien menos esperaba. Aceptarán su destino o dejarán que sus vidas sigan el mismo rumbo de siempre. Acompáñame a descubrir lo que sucederá con Rebecca y Arturo.
Quien diría que los amores prohibidos son los mejores, que desear a la persona que no debías se volvería una obsesión. Hay un secreto que he descubierto y prometo que aprovechare este secreto al máximo a mi favor, solo espero que las cosas no se me salgan de las manos y termine enamorándome.
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
Jacob Morgan se ve obligado a contraer matrimonio por obligación su única intención es salvar su compañía de la bancarrota asumiendo el liderazgo de las empresas Morgan, puesto que es batallado por su primo Derek, a regañadientes acepta un encuentro orquestado por su madre con Natalia Redmond de inmediato queda prendado por la belleza de la dulce e inocente chica, pero rápidamente se da cuenta que sus exigencias no serán bien recibidas por la joven cuyo carácter obstinado se convierte en la horma de su zapato, lo que ignora Jacob es que Natalia oculta sus verdaderas intenciones al aceptar el matrimonio. Muchos secretos, muchas intrigas y muchos obstáculos. ¿Qué pasará cuando Jacob descubra la verdadera razón por la que Natalia acepta ser su esposa?
Para pagar la deuda, desesperada y sin opciones, ella sustituyó a la novia y se casó con el hombre quien era conocido como un diablo al que todos temían y respetaban. Él le dio un mordisco a su dulzura y gradualmente se sometió a la lujuria adictiva. Antes de que se diera cuenta, ya era incapaz de liberarse de ella. El deseo desencadenó su historia, pero ¿cómo continuaría este amor condicional?