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Hela y Owen nunca han sido amigos. Desde que eran niños se han odiado. Ahora ya son adolescente y al parecer las cosas no han cambiado mucho, ya que siguen odiándose y viven en una guerra constante, lo que traerá como consecuencia que se metan en muchos líos, pero también que se diviertan con cada acto que hacen uno en contra del otro. ¿A dónde irán a parar estos dos?, ¿dejarán de declararse la guerra a cada segundo?.
Comienzo el día con alegría, siento que hoy todo va fluir positivamente. Salgo del baño envuelta en mi toalla color naranja, con el cabello mojado y cuándo paso por delante del espejo me tiro un beso. Sí, lo sé, es muy egocéntrico de mi parte. Peino mi cabello corto y decido ponerme un top blanco, chaqueta negra, jeans negros y unos convers del mismo color. Siempre me ha gustado el color negro, aparte de que me queda genial, hace resaltar mis ojos verdes.
Salgo de ma habitación, camino hasta la sala, tiro la mochila en el sofá y voy directo hacia el comedor para sentarme a desayunar con mis padres.
-Buenos días mamá y papá.- digo dándoles un beso en la frente a cada uno.
-Buenos días princesa- contestan al mismo tiempo.
-¿Cómo durmieron las personitas que más amo aparte de mí?
-Bien cielito- responde mamá.- ¿Algún día dejarás de ser tan egocéntrica?
Me llevo un pedazo de pan a la boca y río antes de soltar un comentario que sé que va a hacer enrojecer a mamá.
-Sí, ya lo creo. Los escuché anoche dale que te pego.- río a carcajadas mientras ella me lanza una tostada y papá me pega con el períodico.
-Vale, vale sin violencia y mami, nunca dejaré de ser egocéntrica, viene en la sangre.- le guiño un ojo y miro el reloj de la pared para darme cuenta de que me queda poco tiempo- No quiero un hermanito, ¿si?, usen preservativos, los quiero.
Me despido entre risas de ellos y salgo en busca de mi moto para dirigirme a la escuela.
~•~•~•~•~•~•
No tengo amigos en la escuela, solo conocidos por lo que siempre estoy sola y no es nada incómodo, al contrario la soledad es una compañía buenísima, creo que todos deberíamos de amar la soledad y aprender a convivir con ella, al final del día, cuando cae la noche, cuando ves tu propia oscuridad, solo te tienes a ti mismo.
Camino por los pasillos jugando con las llaves de mi moto y no me doy cuenta de que tropiezo con alguien y caigo encima d él.
Cuando levanto la cabeza veo al imbécil de mi vecino. Oh no!, ¿justo hoy tengo que topármelo?. Juro que lo odio tanto como él me odia a mí, nunca nos hemos llevado bien, creo que desde que ambos estábamos en la barriga de nuestros padres nos odiamos.
-Piensas quedarte encima de mí, quieres una foto o tengo que empujarte para que te quites?- dice con esa voz arrogante y ronca que tanto detesto.
¿Quién mierda se cree qué es?
Un imbécil con complejos de superioridad.
Me levanto con rapidez y antes de que pueda decir algo doy la espalda y me pierdo entre los pasillos.
En vez de ir para el aula decidí ir a sentarme en las gradas y de paso comerme unos chocolates que traigo en la mochila desde ayer.
¿Desde ayer Hela?
Sí, no le veo problema.
En cuanto me siento reproduzco "One kiss" de Dua Lipa, y me recuesto un poco mientras saboreo el chocolate y me dejo llevar por la suave brisa. Cierro los ojos para relajarme un poco y disfrutar de la voz de una de mis cantantes favoritas.
Sí, definitivamente el día va a ser maravillo...
De repente siento agua fría en mi rostro y abro los ojos abruptamente y me encuentro con el espécimen de ojos verdes con el que me tropecé esta mañana con un pomo en su mano y riendo a carcajadas.
Me levanto enfadada y él no me toma en cuenta.
-¿Crees que es gracioso espécimen?- grito frustrada.
-Sí, la verdad es que sí- ríe con más fuerza y empiezan a salirle lágrimas de tanto reírse.- Tenías que ver tu cara Hela.
Ah qué es gracioso verdad?, te vas a cagar. Veremos si esto te da risa.
Le solté una cacheta que resonó en todo el campo y él paró de reír de inmediato.
-Eres un imbécil Owen, ¿ cómo mierda me tiras agua así por así?. Seguro que me extrañabas demasiado. ¿Quieres que te vuelva a hacer tragar bichitos de la luz?
-Vamos Hela María, no me digas que no te gustó mi pequeña muestra de cariño.
-Te odio Owen, no sabes cuánto.
-Tranquila Helita, el odio es mutuo.
-¿Recuerdas cuando te hice lamerme el zapato?- no responde por lo que le doy una sonrisa macabra y sigo hablando- Ahora estamos más grandes, por lo que no te voy a hacer esa simple cosita, ni te voy a hacerte tragar bichitos de la luz, pero créeme que te vas a arrepentir de lo que acabas de hacer espécimen maldito.
-Te recuerdo que no eres la única que sabe jugar rudo Hela María.- dice mirándome a los ojos con una cara de arrogancia increíble.
Me está empezando a poner de los nervios el niñito de los cojones y le voy a soltar un puñetazo, lo juro
-Te recuerdo que siempre salgo victoriosa.- dije con aires de superioridad.
Esoo, tú lúcete pa' no ignorarte.
-¿Me permites reírme?
-Sí, seguro que lo quieres hacer para no llorar. Tranquilo bebé, no le diré a nadie que estuviste a punto de llorar por una simple advertencia. Espera, ¿por qué coño estoy hablando contigo?, no sé que hago hablando contigo. Lárgate o me pego un puñetazo y le digo a tus padres que me pegaste.
-No serías capaz Hela.- me miró fijamente.
-Sabes que soy capaz de muchas cosas, desde que éramos niños te lo he demostrado Owensito.
-No me llames así María, no me gusta.
-¿Cómo?,¿ Owensito?- reí fuertemente y antes de dar la espalda lo miré a los ojos y le dije:
-Acabas de desatar una guerra imbécil.
Di media vuelta y me marché. Este no sabe en que lío se ha metido. Hacía mucho que no me metía en su camino, no lo miraba, no le hacía maldades, pero ahora me voy dando cuenta de que lo bueno dura poco y al parecer mi paz terminó, aunque si la mía terminó imagínense la de él.
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