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Roy Rogers, un joven millonario de Seattle experto en finanzas que vive en abundancia lleno de lujos y placeres, hijo de una familia disfuncional y de escaso afecto, se ve obligado a superarse él mismo para salir adelante con ayuda del que un día fue su mejor amigo, llevando a cabo ciertos negocios ilícitos, hasta lograr convertirse en el hombre exitoso que tanto soñaba ser. Su vida perfecta y planificada torna a otro rumbo cuando conoce a Brianna Mancini, una italiana de su misma edad pero casada con un jefe de la mafia a raíz de haber tenido una infancia infeliz y alcanzada, debido a los escasos recursos con los que contaba su familia. Con un pasado oscuro y lleno de maldad donde aprende las artimañas de todo tipo, para gozar de lo que nunca tuvo. Su boda, producto de una deuda, la hacen convertirse en gánster del cartel Galante, siendo éstos, dueños de bares y un famoso casino en Las Vegas, donde la belleza y seducción de esta mujer no pasan desapercibida, coincidiendo con Roy, obligándolo a hacer casi cualquier cosa por ella. Sin darse cuenta, terminan interceptados por el amor y el deseo carnal de ambas partes, donde el peligro y la muerte estarán acechando durante cada momento.
Sonó la alarma a las 5:15 de la mañana, como de costumbre, me desperté y medité 5 minutos antes de levantarme a comenzar el día. Me levanté de mi cama y lo primero que hice fue ir directo al baño a drenar todas las malas toxinas que he acumulado durante la noche en mi descanso reparador. Lavé mis manos y rostro con jabón antibacterial para espantar el sueño por completo, cepillé mis dientes con pasta dental de carbón activado y me enjuagué la boca con una solución especial para tener el aliento más fresco.
Me tomé un vaso de agua fría y sentí como fluía por mi pecho hasta mi estómago, era una sensación que me llenaba de energía al sentir como el primer vaso del vital líquido que tomaba en el día desintoxicaba mi cuerpo. El reloj marcó las 5:30am y coloqué una melodía de Hip Hop suave con una mezcla de Jazz que saqué de mi playlist para tomar una ducha rápida antes de ejercitarme. No me gustaba perder el tiempo, en ningún sentido. Abrí el armario, y después de unos minutos, elegí colocarme un short negro combinado de una sudadera y de mis zapatos deportivos favoritos que solía usar para correr.
Aun con las calles oscuras a las 5:45am, salí a trotar, dando par de vueltas por la manzana de mi club residencial. El brillo débil del amanecer aunado con el clima frio de la mañana creaba un entorno perfecto casi surrealista, dando la impresión como si estuvieras solo en el planeta, como si fueras un sobreviviente rodeado de la naturaleza salvaje. Aunque solo veía por el camino aves, ardillas, algunos gatos e insectos, me gustaba imaginar que eran especies que estaban únicamente conmigo en el mundo. Luego de trotar por unos 20 minutos, ya pasadas las 6:30 am, terminé el ejercicio físico con una serie de pesas, para posteriormente tomar mi batido de proteínas. Me duché nuevamente y preparé un desayuno exquisito, rápido pero lleno nutrientes. Generalmente solía hacer panqueques dulces o salados y también emparedados de atún. Me vestí con mi traje favorito color negro, me coloqué mi reloj, apliqué tónico en la cara para hidratar y rocié la fragancia que me representaba, "One Million" de Paco Rabanne. Recité un mantra, antes de salir al trabajo, diciéndome a mí mismo, "Soy Roy y soy el mejor" todo esto con la finalidad de sentirme un ser superior que lo puede lograr todo, pero con el objetivo también de sentirme vivo.
Se podría decir que la mayoría de mis mañanas eran así, adopté esta rutina con la promesa de enfocarme y lograr mis metas. A veces me parecía que era egocéntrico y narciso, sin embargo, todo esto forjó mi disciplina y me ayudó a establecer hábitos hasta conseguir mis objetivos. Mi enfoque y mi empeño eran inquebrantables y más cuando se trataba de mi bienestar. Conseguir lo que he logrado no fue fácil para mí, conllevó una serie de años de estudios, trabajo, dejar malos hábitos y vicios, aunque debo admitir que mi único vicio por los momentos eran las mujeres. Si me gustaba alguna chica buscaba la manera de conocerla, seducirla y llevarla a mi cama y hacer todo lo que me plazca con ella hasta saciar mi mente mórbida producto de mi imaginación antes de haberla obtenido. Era como un premio que me ganaba cada vez que estaba con alguien solo por placer, pero a final de cuentas, la desechaba y no intentaba nada más. No quería sentirme comprometido con nadie y aunque en algunas ocasiones pensé sentir algo más por alguna chica, siempre sacaba de mi mente ese pensamiento, mi motivo era que le daba más prioridad al enfoque que ya tenía, a mis negocios y mi trabajo, pero, sobre todo, lo que me movía era el dinero. Siempre había pensado que, mientras más esfuerzo hicieras, más recompensa obtendrías. El trabajo duro haría que obtuvieras lo que deseabas, pero a veces no era así. Puedes ser el mejor en tu trabajo y quedarte estancado con un sueldo medio-alto luego de haber tenido años de experiencias con un ingreso anual de 80.000 $ y estar en una zona de seguridad y confort, formar una familia, pagar cuentas, escuela, universidad de hijos e ir de vacaciones una o dos veces al año, compartir en compañía de ellos los fines de semana y vivir felices por siempre. ¡Ja!, eso no me lo creería, eso solo sucedía en cuentos de hadas o en personas comunes, yo quería más, quería mucho más que eso. Era ostentoso, me gustaba el lujo, las mejores casas, los mejores autos, el restaurant más exclusivo, relojes de marca, Omega y Rolex son mis favoritos, perfumes originales y todo lo sobrevalorado, porque, a fin de cuentas, vivía con el chip de que "mientras más caro, mejor" y si era así te hacía ver que estabas en otro nivel, uno casi inalcanzable. Quizás fuese verdad, pero el hecho de que el producto fuera mejor no quería decir que tú también ibas a serlo. Como decía el dicho "es más fácil pasar un elefante por una aguja que volver a un rico humilde y noble". La nobleza era otra peculiaridad que tenían las personas, pero unas las desarrollaban más que las otras. Venía combinado con la moral y la ética, pero hasta el más noble podía ser corrompido, en este caso, por el dinero que era lo que me tentaba. No estaba orgulloso de cómo obtuve toda mi riqueza, pero dejé de lado ambas con el fin de obtenerlo y sentirme con mucho más poder. He allí quizás el por qué no me importaba un amor o una amistad, mi anhelo por el dinero iba más allá.
Luego que cumplí con mi rutina matutina, me dirigí al garaje, y elegí mi Lamborghini Huracán año 2022 color gris metálico, Salí con 25 minutos de sobra, mientras conducía, encendí el reproductor de sonido y coloqué "Starboy" una de mis melodías favoritas. No sabía por qué escuchar esa canción me hacía sentir eufórico. La escuchaba hacía algún tiempo, 6 años atrás, para ser exacto, desde su estreno y que, por algún motivo, me inspiró aún más a ser la persona que soy. Aparqué mi vehículo en el estacionamiento y caminé hasta la entrada del edificio empresarial "Pineda Enterprise", mientras esperaba el elevador, observé a la chica que iba a mi lado, tenía un culo enorme y cabello rizado, típico en las mujeres de color. Subí al último piso en las oficinas de "Maxine Company" donde me esperaban los directivos para hablar de las finanzas de la compañía y asesorarlos.
Era director, asesor de finanzas y coach motivacional, aunque tenía acciones en la empresa no era el accionista mayoritario. Éramos 3 personas con las mayores acciones de la industria, Henry Pineda, un señor de más de 60 años, estatura alta y contextura no tan pronunciada, pero sí un poco pasada de peso, cabello blanco producto de la vejez y largo. A pesar de su edad, tenía el cabello intacto, ojos azules y piel blanca, carismático con los más allegados. Se podría decir que me la llevaba bien con él, al fin y al cabo, era el primero que tenía más poder en la empresa, todo un imperio que había creado con el pasar de los años y heredando fortunas de sus antepasados. John Danny Contreras, mi amigo y enemigo, un tipo alto y delgado con cabello castaño y rizado, casi llegando al punto de chamuscado, piel pálida, ojos color café y actitud muy disparatada, a pesar de su forma de ser lo compensaba su inteligencia, su astucia y su convicción de hacer dinero, lo admiraba por eso. Pero, así como lo admiraba, era mi rival, no podía dejar que él me ganara, era una competencia entre él y yo que teníamos desde pequeños, siempre tratábamos de sobresalir en todo y aún más en los exámenes de la preparatoria, nos separamos cuando fuimos a la universidad, pero luego nos volvimos a reencontrar y allí empezamos a retomar la amistad. Él fue quien llegó primero al negocio y luego me incluyó, entró en una contratista de construcción de bienes raíces y nos involucramos en negocios ilícitos refacturando productos y servicios. Aunque al principio temía, pero cada fin de semana que veía una suma jugosa en mi cuenta no le daba importancia al peligro. Al cabo de un año habíamos amasado una pequeña fortuna donde decidimos comprar acciones en empresas y esta fue la ganadora, por desgracia desconfiamos el uno del otro por cuestiones de dinero, ya no estábamos generando solo un par de miles de dólares, ya la cifra había aumentado a más de 6 dígitos. Estábamos en otro nivel y la ambición de los dos de querer superar a tu rival era más alta que la amistad que tuvimos algún día.
Por fortuna, él no se encontraba en el recinto, estaba en viajes de negocios en Brasil, según él, ya que no me comentaba mucho al respecto porque a veces simplemente desaparecía, pero admito que de vez en cuando veía sus fotos por sus redes sociales para saber dónde se encontraba. El único que sabía dónde se encontraba con exactitud era el señor Pineda, ya que John tenía que informarle y notificarle sobre las firmas y transferencias de fondos. Esos momentos de ausencia era cuando yo aprovechaba para malversar el dinero de John a mi cuenta, mientras él ni Henry lo supieran, yo me aprovechaba sin ningún arrepentimiento o sentido de culpa. John hacía lo mismo conmigo, cuando me descuidaba él se quedaba con la mayor parte del pastel y me atrevía a decir que con casi toda, porque descubrí facturas de trasferencias de fondos elevadas de subcontratistas hacia su dirección de cuenta bancaria ¡Maldito John Danny! creía que no lo descubriría, aun así, no tenía intenciones de delatarlo, era el único código real de amigos que conservábamos, no importaba si tú ganabas más que yo o viceversa, lo que importaba era quién lo hacía mejor.
Ya arriba en la oficina, entré pasando por la recepción y saludé a la encargada del área.
-Buen día señora Teresa, ¿Cómo amanece?
-Hola señor Roy, buen día, muy bien. ¿Usted?
-Excelente, con ganas de irme a dormir. - dije en tono de broma, mientras reía.
- Tranquilo, ya pronto se acerca el fin de semana. - exclamó.
-Es verdad, lo espero con ansias.
Mis fines de semana eran distintos a los otros, se podría decir que todo lo contrario. Mientras que de lunes a viernes seguía mi disciplina, los sábados y domingos no, muchas veces me iba solo de fiesta a clubs a tomar unos tragos y ver si conseguía alguna presa, aunque la mayoría de las veces me cohibía, pues no confiaba en cualquier chica. En algunas ocasiones las envolvía hasta obtener lo que quería, también aprovechaba algunos que otros para visitar a mi madre en el condado de "King" en Washington D.C, pero, sobre todo, estaba frecuentando casinos, me estaba viciando la serotonina que producía el ganar los juegos de azar. Póker, Ruleta, Black Jack, Bacará, eran los principales que jugaba. La apuesta de dinero lo hacía más interesante y emocionante, era como una droga.
Pasé a la sala de reuniones donde estaba el señor Pineda, algunos de sus socios y algunos coordinadores de la empresa.
- ¡Rogers! Al fin llegas.
-Buen día señor Pineda, buenos días señores - exclamé para saludar a los demás miembros.
-Siéntate, quiero presentarte a los nuevos socios de la compañía.
-Él es Víctor Ward y el Michael Bennett.
- ¿Qué tal? un placer señor Roy - dijeron, presentándose.
-El placer es todo mío, caballeros.
- ¡Roy! Convéncelos de que inviertan en nuestra compañía y vacía todo el dinero de sus bolsillos - dijo Henry en son de broma.
Todos reímos. «Aquí voy» pensé.
Como coach motivacional también buscaba la manera de convencer a las personas, claro, sabía bien mi materia y en temas de negocios aún mejor. Les hice una pequeña presentación de las finanzas de la compañía, mencioné a qué nos dedicábamos y cuáles eran los proyectos a futuro. Principalmente manejábamos transacciones con muchas compañías e inversionistas, pues era una casa de bolsa, y como los juegos de azar en los casinos, "la casa siempre ganaba", aunque sabía bien esta frase y la comprendía, no me importaba apostar, en algún momento sentía que hackearía ese sistema y encontraría la forma de siempre ganar.
Al final de la reunión convencí a los dos caballeros, me gané su confianza y cerramos el trato por unos jugosos 2 millones de dólares, no podía creer que esos tipos tuvieran tanto dinero. Entre conversaciones y chistes me interrumpió Henry.
- ¡Felicitaciones Roy! es un honor que seas mi socio y compañero de trabajo, gracias a ti y a John de haberte traído, esta empresa ha crecido tanto en ganancias, como en accionistas.
-Gracias a usted, señor Henry, por haberme dado la oportunidad de estar aquí.
-Lástima que John no esté para que celebre con nosotros, ¡pero no importa! Prepárate que este viernes celebraremos al final de la tarde.
-Si, por supuesto, ¡seguro señor Henry!
- ¡Sin excusas Rogers! Mira que quiero presentarte a varios amigos importantes en los negocios.
-Entendido, no se preocupe, no haré ningún tipo de plan para ese día.
Mientras Henry me hablaba pensaba dentro de mí «gracias a Dios John no está, es mi oportunidad para adquirir un poco más de ganancias mediante este contrato. Estúpido John Danny, cree que se aprovechará de mi talento». Me dirigí hacia mi despacho, encendí mi laptop e hice par de transacciones. Verifiqué los máximos y bajos de las compañías accionistas e incluí la mía fantasma para realizar operaciones con el dinero que acababan de invertir, luego pasé algunos fondos a mi cuenta personal y ¡listo! el día para mí estaba completado. Aunque faltaba par de horas para salir a almorzar, siempre me ocupaba de mi trabajo, buscaba la forma de conseguir nuevos accionistas o hacer algo por el crecimiento de la compañía, al fin y al cabo, era yo el que se estaba lucrando bastante bien de ello.
Entre mis pensamientos me interrumpió el sonido de la puerta.
- ¿Puedo pasar?
Era Sandra, la hija del señor Pineda, una chica alta y delgada, de unos treinta y tantos, rubia, ojos azules, de contextura muy bien definida y más hacia su parte baja.
- ¡Sandra! ¿Qué tal, cómo estás?
- Muy bien Roy, ¿y tú?
- Estaba bien, pero ahora estoy mucho mejor ya que estas tú - con sutil sonrisa le mencioné.
Reí a carcajadas, me gustaba bromear con ella. Aunque fuera la hija del señor Henry, admitía que sentía atracción hacia ella, nunca tuve la oportunidad de salir a conocerla más a fondo más allá del ámbito laboral, pues se trataba de la sucesión de Henry, no me atrevería a salir con esa mujer por tal motivo. Temía que él me viera como si estuviera aprovechando la oportunidad para apoderarme de su imperio y que me desechara de su círculo laboral, aunque sí fantaseaba con que, en algún momento, la llevaría a mi cama sin importar que me descubrieran, quizás el día de la celebración lo hiciera, o quizás no, ya lo vería más adelante.
- Vine para felicitarte por concretar el negocio con éxito, mi padre es muy afortunado de tener a alguien como tú que lo apoye y le de grandes beneficios a la compañía. Gracias a ti podemos decir que estamos mejorando la calidad de los empleados y también su seguro de vida. Además, que fuiste tú quien le sugirió arreglar ciertos espacios y remodelar para que las personas se sintieran más a gusto.
En parte sus palabras me halagaban, pero a la vez me hacía sentir con cierto remordimiento de conciencia. Ella ni su padre sabían nada acerca de mis negocios internos o los de John, si supieran lo descarado que era él, yo me quedaba en pañales ¿qué más daba? no me arrepentía en lo absoluto.
-Gracias Sandra, de verdad significa mucho para mí, al igual que él o tú, le debo todo a esta empresa.
-Es un placer Roy.
Despidiéndose de mí con un gesto de manos, seguí en mi oficina y me di cuenta que ya se acercaba la hora del almuerzo. Le escribí un texto a mi colega Erick Morris para salir a almorzar, Erick era muy buen compañero de trabajo, un par de años mayor que yo, alto, corpulento, pero no tonificado, cabello rubio rizado y ojos claros, fiel y tranquilo como nunca. Lo conocí en este trabajo, me atrevo a decir que era mucho mejor amigo de lo que lo fue algún día John, pues él nunca me traicionaría. Almorzaba la mayoría de las veces junto con él y compartíamos anécdotas de la vida diaria, a veces sentía cierta envidia, pues a pesar de no tener el mejor puesto de trabajo o ganar millones, tenía una familia, un hijo pequeño varón y una esposa que lo apoyaba, y sí, era contradictorio a lo que pensaba, pero por dentro sentía que era necesario sentar cabeza, llenar ese vacío interno que no comprendía.
Enseguida que le escribí a Erick, me respondió con un "Ok". Salí de mi oficina y luego bajé hacia el estacionamiento para esperarlo.
-¿Qué más Erick? ¿Qué me cuentas de nuevo?
-Roy Rogers ¡el Shark de los negocios! - Exclamó.
-No seas mamón, Erick. - reí.
-Me enteré de lo de hoy. ¡Felicidades hombre!
-Soy un duro ¿qué te puedo decir?
-Tú siempre tan seguro de ti mismo. - rio.
Seguridad, algo que no era del todo cierto, siempre tenía el miedo de perder todo lo que había logrado y conseguido. No me imaginaba de nuevo como mi antiguo yo, por eso me hacía creer a mí mismo que era el mejor, para darme más confianza.
-Vamos a comer, hombre. Te llevaré a un sitio genial y exclusivo por acá mismo en la ciudad para brindar por eso.
-¿Qué? Roy, recuerda lo que paso la última vez, faltamos al trabajo por relajarnos tanto que me hiciste meter en un problema.
-Tranquilo Erick, mira, si te metes en problemas yo hablaré por ti, además que soy muy de confianza del señor Henry, y por último, yo invitaré, no te preocupes por el dinero.
- Aquí vamos de nuevo.
Entre sonrisas y chistes fui conduciendo por la ciudad hasta encontrar el restaurant que había visto por las redes sociales, se veía bastante lujoso y exclusivo en las fotos y no lo podía negar, su entrada era como la una especie de fortaleza. Fachada negra totalmente con líneas doradas, puerta principal enorme como de 3 metros de altura, con vidrios refractivos para que nadie pudiera ver hacia dentro del lugar, la incertidumbre te mataba, "Abu Dhabi Bar & Restaurant" era el nombre del sitio. Una vez aparcado el vehículo, la entrada estaba custodiada por dos tipos con traje de gala y lentes oscuros, muy fortachones que imponían miedo, ni yo me atrevería a meterme con ellos, más bien creía que los contrataría algún día para mí como mis guardaespaldas. Subimos unos cuantos escalones, pisando una alfombra roja casi estilo "Hollywood", nos recibieron con un saludo de bienvenida, quitando la cinta roja de los postes dorados separadores dando la impresión que eran de oro, supuse que en la noche hacían filas para entrar al lugar.
Una vez dentro del lugar, se apreciaban varias mesas cubiertas con manteles blancos y sillas gris oscuro con líneas doradas, en el centro un candelabro enorme con piedras translucidas como si fueran diamantes, seguido de varias candelabros similares pero más pequeños esparcidos por todo el lugar, fuentes de agua alumbradas con luces LED, bosquejos tipo marroquí por toda la sala, estatua y esculturas de hielo impresionantes, una fachada completa que era un acuario con peces exóticos y tiburones, más al fondo estaba la barra con un sinfín de bebidas alcohólicas y bartender listos para saciar tu paladar hasta perder la conciencia, un área VIP y un espacio donde se encontraba un pianista. Cornetas, equipos de DJ, micrófonos y todo lo que tuviera que ver con la música y un juego de luz tenue, calidad, brillante y de colores dependiendo de la sección del lugar.
-Creo que debí haber venido con una chica en lugar de venir contigo, Erick -exclamé en son de broma.
-Bueno amigo mío, tú me invitaste y fuiste el de la idea, así que ¡a darle!
Nos sentamos en una mesa pequeña, aunque fuera una mesa para dos personas, era bastante cómoda. Solicitamos el menú y enseguida nos atendieron, en lo que vi las opciones de comida que iba a deleitar, me decidí por unos medallones de solomo con salsa negra y puré de papas y un vino tinto marca "Penfolds" un acompañante perfecto de marca australiana y galardonada de primer lugar, algo que sabía muy bien ya que tenía una vinera en mi hogar y me gustaba deleitar todas las marcas.
- ¡Disculpe! ¿Podría venir por favor? - dije al camarero con un gesto de llamado.
-Sí, ¿qué desea ordenar? mi señor.
-Medallones de solomo y un tinto Penfolds por favor ¡ah! también tráigame pan con ajo.
- ¿Y usted señor?
-Quiero una langosta al ajillo acompañado con papas al vapor y ensalada de palmito, un chupe de camarones y un vino "Adorado Menade".
¡Rayos! Erick sí que tenía hambre o era que quería aprovechar la oportunidad. De igual forma no me importaba invitarle a degustar o beber lo que quisiera de vez en cuando, simplemente disfrutaba de su compañía y ya.
-Cuéntame Erick, ¿qué tal tu plan de negocios?
-Bueno, no muy bien Roy, verás, tengo otros planes. Tengo dinero suficiente para invertir, pero he pensado esperar un poco, como sabrás, hay un bebé a bordo.
- ¿Qué? ¿Es en serio?
-Sí, de verdad.
- ¡Wow! Es increíble, qué buena noticia Erick ¡felicidades!
-Gracias, la familia está creciendo, pronto Nate tendrá una hermanita.
-Me alegro mucho por ti, amigo mío.
-Gracias hombre, ¿sabes qué pienso?
- ¿Qué?
-Creo que deberías buscarte una esposa, dejar tu vida de Don Juan y encontrar a alguien que valga la pena, forma una familia, tienes todas las condiciones para hacerlo, sé que te hace falta eso Roy, tu lujuria y egocentrismo no te llevarán a nada bueno.
«¡Cielos! tal vez Erick tenga razón, quizás debería formar una familia, amar de verdad a una mujer, tener hijos y no andar de lobo solitario hasta el día que me muera sin dejar heredero alguno. Creo que sí está en lo correcto, si quiero crear un imperio tengo que dejar herederos para que mi huella no se extinga.» pensé.
-Lo tomaré en cuenta, Erick, pero ya sabes por la última relación que pasé y por lo cual no me quise envolver más con ninguna mujer.
-Eso fue hace años, ya deberías haberlo superado, el destino te traerá a alguien que valga la pena, pero si sigues así, cogiendo con mujeres que casi ni conoces que encontraste en bares y casinos, no te traerá nada bueno, esos no son sitios para conocer mujeres Roy.
De nuevo Erick acertando en lo que decía. Aunque sabía que era verdad, me costaría dejarlo. Las mujeres eran mi debilidad, pero no quería enamorarme de nuevo, quizás sea miedo o inseguridad, pues en mi última relación sentí que me enamoré. Había planificado una vida junto con Lauren, pero por cuestiones del destino nos separamos. Fue algo efímero, si se podría explicar, ella se iba del país por trabajo y no lo podía impedir, en ese momento no podía mantener una relación con mi situación económica, entre mi dolor y despecho allí entendí que el dinero es muy importante en una relación, por eso decidí no involucrarme ni hacerme bolas y lograr mis objetivos.
-Tienes razón Erick, tomaré muy en cuenta tu sermón - dije entre risa pícara.
-Roy, al menos una vez en tu vida, hazme caso.
-Ok, ok ya, mira, ya viene la comida, degustemos esto porque de verdad que ya muero de hambre.
Comimos lo que pedimos y en lo absoluto estaba delicioso, bebimos las primeras copas hasta que mi amigo pidió irnos.
-Erick, ¿qué tal si nos quedamos un rato más?
-No inventes, vamos hombre, tengo trabajo y lo sabes.
-Vamos amigo, no te preocupes. ¿Sabes qué? ¿Por qué no llamas a tu esposa para que venga y brinde con nosotros? aprovecha el momento ya que vendrá un bebé en camino, realmente no quiero regresar al trabajo, además el lugar se está llenando y veo unas señoritas por aquella área. - dije señalando unas mesas cerca de la barra.
Curiosamente había una chica sentada junto con su amiga la cual se parecía un poco a mi exnovia, delgada y alta, pero no tanto, diría que su contextura era acorde a su estatura, cabello castaño liso, piel clara, ojos cafés y nariz perfilada, creo que lo que la diferenciaba era su cabello y estatura. Lauren era rubia y no muy alta, llevaba un jean negro con tacones azules y una blusa de igual color que le combinaba con su calzado, prendas muy elegantes como reloj, pulsera y collares, sentía la necesidad de conocerla, su amiga era rubia de cabello corto, ojos azules y mucho más alta, su contextura era gruesa, pero le quedaba acorde a su altura, casi tan alta como yo. No me fijé en la rubia, quería conocer a la otra mujer.
- ¡Jah! - suspiró Erick, mirándome con una cara de picardía porque sabía exactamente que me saldría con la mía.
- ¿No cambiarás nunca?
-Quizás hoy no, vamos, pediré otras botellas de vino, me acercaré a aquella mesa y le pediré gentilmente a las señoritas si quisieran hablar conmigo de negocios, solo eso, un sitio así exclusivo con un par de chicas solas no es muy convencional.
Aunque a Erick no le agradaba mucho la idea, al final lo terminé convenciendo, llamó a su esposa Natasha para que estuviera un rato con nosotros y que luego lo llevara en su vehículo hasta su hogar, así evitaría que se fuera solo en transporte público.
Después de par de horas de plática con Natasha y de darle felicitaciones por su embarazo, cayó la noche en un instante, cambiando el ritmo de la música subiendo la energía y con par de tragos encima, por fin decidí ir a conversar con las señoritas. Me acerqué a la barra a pedir un trago de Martini seco con una aceituna con la excusa de acercarme a ellas, se habían pasado a la parte de la barra a pedir tragos también y fue cuando aproveché la ocasión.
- ¡Hola! «¡Vaya te he visto durante largo rato y te pareces a mi ex novia! Me gustaría conocerte» ¡Error! Por un momento pensé eso ¿qué carajos te pasa Roy?
- ¿Alguna ocasión especial por la que estén aquí? - pregunté gentilmente.
-No, ninguna. Solo estamos conociendo el sitio y probando algunos tragos.
- ¡Genial! ¿Te recomiendo uno?
-Sí claro.
-Cantinero, por favor tráigame dos "Sidecar Coctel."
Una combinación de champaña y coñac elaborado por barman especializados con un precio de más de mil dólares no podría ser rechazado.
-No, gracias ¿señor?
- ¡Roy!, ese es mi nombre.
-Señor Roy, yo ya me iba, pero si quieres conversar un rato con mi amiga no hay problema.
- ¡Nancy! ¬-le mencionó la amiga con cara de avergonzada.
-Te dejo Karol, mi esposo ya viene en camino.
- ¿En serio? qué lástima. - Le respondí yo.
-Adiós amiga, nos vemos luego.
-OK amiga, te quiero, te aviso al llegar a mi casa.
Gentilmente me rechazó el trago, y a la vez, Nancy me había hecho un favor. Me iba a quedar solo con aquella chica la cual tenía rato mirándola, sabía que ellas también me miraban, tenía en cuenta que habían hablado de mí cuando volteaban de reojo, casi como si lo hicieran desprevenidas. Ambas se despidieron y comenzamos a platicar un poco.
- ¿A qué te dedicas? - pregunté.
-Soy analista contable en la asociación bancaria de Panamá, las oficinas están por acá mismo en la ciudad.
Su proveniencia era latina, pude imaginar, al igual que mis raíces, tal vez allí el por qué su belleza llamó mi atención.
-Vaya ¡qué interesante! tal vez podamos pautar reuniones para que su banco decida invertir en nuestra compañía - sugerí con tono de seriedad, pero acompañado de una sonrisa petulante.
-Sí, puede ser. - contestó con expresión de no estar muy convencida.
-Tranquila no vine para hablarte de trabajo, solo quise romper el hielo con alguna conversación con el fin de acercarme. - reí.
Reímos y decidimos probar más bebidas alcohólicas, mientras me hablaba más sobre ella, honestamente no prestaba mucha atención a lo que decía, solo mostraba interés para no perder el foco, clubes nocturnos, farándula, salones de belleza y relaciones pasada eran sus temas de conversación, era una típica chica adinerada mantenida por ella misma que le gustaba divertirse, el alcohol estaba haciendo efecto y mi libido se estaba empezando a elevar, pensaba en quitarle esos jeans ajustados que tenía y morderle los labios pequeños pero carnosos mientras me hablaba. Ya estaba la noche encima, Natasha y Erick se acercan a mí para despedirse y agradecerme por todo.
-Gracias Roy, gracias por sacarme de mi rutina, sé que no estaba de acuerdo contigo al principio de quedarnos, ¿pero sabes qué? la vida es solo una, lo único que espero es que no me despidan mañana. ¡Hip! - Mencionó Erick, ya se estaba notando la ebriedad.
¡Carajos! Erick sí que estaba ebrio, pero me alegró mucho que lo haya disfrutado.
-Tranquilo Erick, yo no permitiré eso. Cuídalo Natasha. No vayan a llegar haciendo otro bebe.
-Ni en juegos, con este que ya viene en camino es más que suficiente.
Todos reímos y despidiéndose finalmente de mí y de mi acompañante, estaba listo para actuar con Karol.
- ¿Qué tal si bailamos? - propuse.
-No soy muy buena bailarina. Aunque podríamos hacer una excepción.
- ¿Cuál?
-Que me enseñes a bailar en tu cama.
«¿Qué? Esta chica no quería perder el tiempo, fue algo desprevenido, creí que tenía que esforzarme más, pero ella al igual que yo, solo estábamos buscando divertirnos y pasarla bien» - Pensé
Pagué la cuenta como rayo veloz, doy efectivo dejando buena propina y demás para salir apresurados del restaurant. Busqué mi auto, pensé en llevarla a un hotel, pero preferí irnos hasta mi casa, enseguida noté sus ojos de asombro, quizás me había subestimado, pues no le había comentado mucho sobre mí, seguro no se lo esperó. Subimos al vehículo y conduje a toda velocidad por la autopista, el rugir del motor y las fuerzas G de la aceleración le producía placer a Karol mientras manejaba, lo notaba por sus expresiones del rostro y su modo de morder sus labios, ella cambió su forma de ser totalmente, se quitó la máscara de chica tranquila y sumisa para volverse traviesa y atrevida, quizás se le subió más el alcohol al notar mi modelo de auto, pues ya por allí podría sacar conclusiones de con quién se iba a acostar. Podría decir que era interesada, pero no podía juzgarla porque no sé qué era lo que pasaba por su cabeza exactamente, eso no me importaba, yo sabía lo que quería de ella. Intuí que llevaba rato sin que nadie la tocara, se acariciaba sutilmente los senos y las piernas producto del morbo.
-Me encanta el sonido de tu auto. - Exclamó entre risas.
Sonreí también y continué conduciendo mientras escuchábamos una canción de fondo de M83 "Midnight City", por fin llegamos a mi hogar, estacioné el auto en el garaje. Abriéndole la puerta del carro, la tomé de una mano y fuimos directo a la entrada de la casa, utilicé el panel táctil para quitar la clave de las alarmas de seguridad y encendí todas las luces. Subimos rápidamente por las escaleras, llevando a Karol a mi habitación, apenas entramos la agarré de la cintura y la besé, no aguantaba la tentación, sus labios pequeños pero carnosos tenían un sabor dulce producto de las bebidas, metí mi lengua en su boca y ella en la mía, jugamos con nuestras lenguas húmedas mientras le apretaba las nalgas. La senté en la cama y mientras me quitaba la camisa ella se quitaba los tacones y la blusa seguido de su sostén quedando sus senos expuestos, me agaché y me deleité chupando cada uno de sus senos, mientras gemía de excitación empezaba a sentir mi miembro endurecerse. Me levanté para quitarme el pantalón y enseguida se me notó el pene erecto, ella se quitó el pantalón quedándose sentada frente a mí y en pantis solamente. Me bajó la ropa interior para ver por fin de qué estaba hecho y enseguida puso su boca en mi pene. Lo empezó a chupar y masturbar con ganas, pasó mi lengua por todo el miembro y lo introdujo en su boca una y otra vez. Jadeé de excitación, me gustaba cómo lo estaba haciendo pero ya era hora de penetrarla, saqué mi pene de su boca para tumbarla en la cama.
-Ahora es mi turno - Exclamé jadeando.
-Ven y cógeme ya - Expresó con voz seductora.
Le quité lo único que cubría su entrepierna y abro para besar su vagina húmeda y depilada, la besé y enseguida empecé a lamer todo, desde arriba hacia abajo, metí mi lengua y luego la escupí para meter mis dedos masturbándola un poco. Gemía de placer, agarró mis manos y metió mis dedos en su boca, me monté encima de ella y la penetré suavemente hasta aumentar la velocidad, cada vez le daba más duro, sentía lo mojado que estaba, gemía cada vez más fuerte.
- ¡Si, así! Que rico, Cógeme como la puta que soy.
- ¡Estás divina! - Expresé.
Sin sacarlo de su vagina me volteé boca arriba junto con ella y una vez encima de mí empecé a embestirla, la incliné hacia atrás, apoyé sus manos en la cama, subí las piernas y se abrió más y vi como mi pene se introdujo completamente hasta el fondo. Sus sentones cada vez eran más salvajes, ella quería más y más, pude sentir lo caliente que estaba. Llegó el punto que no aguantaba más y empieza a tener orgasmos, gimió fuertemente, seguido de mí, jadeé de placer hasta que acabé dentro de ella, la velocidad empezó a bajar y la penetración se tornó más suave y delicada, ella empezó a moverse más lento y observó cómo empezaba a salir el semen de sus partes mojando todo mi miembro. Lo saqué y noté lo llena que la había dejado con mi esperma, finalmente nos tumbamos en la cama exhaustos.
Celia Kane proviene de una familia adinerada, pero perdió a su madre a una edad temprana. Desde entonces, ha vivido una vida difícil. Peor aún, su padre y su madrastra le tendieron una trampa para que ella se casara con Tyson Shaw en lugar de su media hermana. No dispuesta a aceptar su destino, Celia se escapó el día de la boda y, accidentalmente tuvo una aventura con un desconocido. Al día siguiente, ella se fue en secreto y, más tarde, su padre la encontró. Habiendo fracasado en escapar de su destino, se vio obligada a convertirse en la novia sustituta. Inesperadamente, su esposo la trató muy bien después de la boda. Celia también conoció poco a poco que él tenía muchos secretos. ¿Descubriría Celia que el hombre con el que se acostó era en realidad su marido? ¿Tyson sabría que Celia era solo una sustituta de su media hermana? ¿Cuándo iba a descubrir Celia que su anodino marido era en realidad un magnate misterioso? Descúbralos en este libro.
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Lenny era el hombre más rico de la capital. Estaba casado, pero su matrimonio no tenía amor. Accidentalmente tuvo una aventura de una noche con una extraña, por lo que decidió divorciarse de su esposa y buscar a la chica con la que se acostó. Juró casarse con ella. Meses después del divorcio, descubrió que su esposa estaba embarazada de siete meses. ¿La mujer lo engañó? Scarlet estaba buscando a su esposo, pero, por error, los dos pasaron una noche apasionada. Sin saber qué hacer, se escapó presa del pánico, pero luego descubrió que estaba embarazada. Justo cuando estaba lista para explicar lo que le había sucedido a su esposo, este le pidió el divorcio. ¿Descubriría Lenny que la extraña chica con la que se había acostado era en realidad su esposa? Más importante aún, ¿su matrimonio sin amor mejoraría o empeoraría?
Cheryl, una huérfana ordinaria, logró casarse con el hombre más poderoso de la ciudad. Era perfecto en todos los sentidos, excepto en una cosa: no le gustaba ella. Tres años después de su matrimonio, finalmente quedó embarazada, en el mismo día en que su esposo le entregó los papeles de divorcio. Parecía que se había enamorado de otra mujer, y por alguna razón que ella desconocía, él creía que ella también se había encaprichado de otro hombre. Justo cuando ella pensaba que su relación estaba llegando a su fin, él no quería que se fuera. La mujer ya estaba dispuesta a renunciar, pero él le confesó su amor. ¿Qué iba a hacer Cheryl en esta maraña del amor y del odio, mientras estaba embarazada?
Kaelyn dedicó tres años a cuidar de su esposo tras un terrible accidente. Pero una vez recuperado del todo, él la dejó de lado y trajo a su primer amor del extranjero. Devastada, Kaelyn decidió divorciarse mientras la gente se burlaba de ella por haber sido desechada. Después se reinventó, convirtiéndose en una cotizada doctora, una campeona de carreras de auto y una diseñadora arquitectónica de fama internacional. Incluso entonces, los traidores se burlaban con desdén, creyendo que ningún hombre iba a aceptar a Kaelyn. Pero entonces el tío de su exesposo, un poderoso caudillo militar, regresó con su ejército para pedir la mano de Kaelyn en matrimonio.
Lucía Balstone pensó que había elegido al hombre adecuado para pasar el resto de su vida, pero fue él quien acabó con su vida. Su matrimonio de diez años parecía una broma cuando su esposo la apuñaló con una daga. Afortunadamente, Dios nunca está ciego ante las lágrimas de las personas. Lucía tuvo una segunda oportunidad. Ella renació a la edad de 22 años, antes de que sucedieran todas las cosas terribles. ¡Esta vez, estaba decidida a vengarse y dejar que aquellos que la lastimaron pagaran! Hizo una lista elaborada de sus objetivos, y lo primero en su lista era casarse con el peor enemigo de su exmarido, ¡Alonso Callen!