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Son muy raras las ocasiones en las que valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Jackson es uno de los magnates más importantes de Inglaterra, ha dedicado toda su vida a la construcción y elaboración de los mejores barcos para la nación, sin embargo, nunca habrÃa podido lograrlo sin su querida esposa, Johana, quien siempre enfoco sus múltiples ideas en un solo camino, desgraciadamente su ascenso monetario lo fue alej
¿En qué momento abandonamos nuestros sueños para ser esclavos del dinero? Esa era la pregunta que en ocasiones se hacÃa Jackson, especialmente desde que su vida al lado de su amada esposa Johana se volvió tan extremadamente conflictiva. Lo que inicio como algo dulce e inocente, una conversación tranquila entre dos compañeros de oficina, quienes después de salir a tomarse un café, aceptaron una cena, luego una ida al cine y cuando se quisieron dar cuenta ya estaban cerrando la puerta del cuarto de un hotel.
De allà en adelante no solamente fue la pasión lo que alimento esa relación, sino también el deseo de surgir juntos, ambas familias tenÃan cierto capital con el cual empezar un negocio y el arduo trabajo de ambos fue en un aumento masivo, aprendiendo todo lo que podÃan de la compañÃa a la que pertenecÃan, fueron invirtiendo poco a poco en acciones de dicha empresa y cuando esta se vio en problemas financieros por una reducción de sus capitales durante la crisis del Coronavirus y la mayorÃa de inversionista quisieron saltar del barco, Jackson se quedó hasta el final, asumiendo labores en grandes cantidades, mismas que le hicieron ejercer como CEO de la compañÃa.
Sin embargo, conforme su éxito laboral aumentaba, sus horas en familia disminuÃan y aquellas apasionantes jornadas entre los dos amantes se fueron reduciendo tan drásticamente que se perdió la emoción, siempre estaba cansado, ya que ejercÃa las posiciones de su puesto como gerente de operaciones y al mismo tiempo persistÃan todos los encuentros con los pocos accionistas que quedaban, mientras la pandemia los tenÃa en casa no hubo problemas, de hecho iban mejor que nunca, los sueldos en alto y siempre en contacto, pero cuando tuvo que volver a la oficina todo se desmorono.
Johana lo buscaba en demasÃa, pero el mismo habÃa perdido el interés en la chica, era una extraña combinación entre la ambición del dinero y la satisfacción del crecimiento laboral, ahora su esposa era simplemente un trofeo, a quien llevaba para las fiestas empresariales y lucia con orgullo, pero por la cual ya no percibÃa las mismas cosas que antes, era sencillo, al llegar a la casa esta le exigÃa lo que de hecho merecÃa, tiempo junto, cariño, masajes y atenciones.
Pero Jackson estaba demasiado fatigado, la ignoraba por completo, le decÃa que pagara para que la atendieran en algún Spa y que el solo deseaba dormir, cuando decidÃa tener intimidad, solÃa ser brusco y nada romántico, como un cavernÃcola que llega animoso de una productiva noche de cacerÃa, ella lo toleraba por el dinero que le entregaban, pero cada vez sentÃa una inconformidad mayor, algo que le carcomÃa su pobre corazón. Las negativas de esta de ser tomada con tanta dureza le fueron poco a poco sacando de sus casillas, hasta que un buen dÃa sus colegas lo invitaron para un antro, allà estuvo a punto de serle infiel, con una hermosa que era todo lo trigueña a su musa, animosa, con ojos profundos y labios gruesos, deseosos de darle cualquier cosa que este le pidiera, entendió que las cosas no estaban bien, por lo que decidió irse a su casa e intentar solventar las cosas.
Cuando llego a la misma su esposa lo esperaba con una copa y una botella a media, sus ojos estaban llorosos y su maquillaje un tanto corrido, era una hermosa mujer blanca, con el caballo largo, castaño, figura de gimnasio y de buenos sentimientos, que se mantenÃa hermosa hasta dentro del hogar, solo para que este siempre se sintiera contento de tenerla ¿Cómo era posible que fuera tan frio con ella? ¿Tan seco y cruel con semejante dulzura?
-Llegas tarde y apestas a licor -Habló Johana al varón, cuyo cuerpo atlético, rostro en extremo masculino, caballo siempre peinado con elegancia hacia atrás, fragancia exquisita y porta fantástico la dejaba embobada.
-Veo que tu iniciaste la fiesta sin mÃ, fui a un bar con los compañeros de la empresa -Afirmó en un tono sereno, intentando que esta se calmara un poco.
-Si claro, tu que eres un asocial no harÃas eso ¿Por qué lo hiciste? -Preguntó la dama con melancolÃa.
-Yo... Estaba cansado, querÃa esparcirme -Expresó este con cansancio.
-Qué lindo, debe ser bonito hacerlo, parece que yo soy la del problema entonces -Carcajeó con vergüenza, cubriéndose un poco la cara.
-Claro que no, podemos ir y salir, solo debemos coordinarlo -Sugirió Jackson en un tono empático.
-No seas mentiroso, llevo semanas pidiéndote eso, no se incluso meses creo y lo único que haces es trabajar, cuando me tocas solo te importa tu propia satisfacción ¿Sabes desde hace cuánto tiempo no veo estrellas? -Consultó con un profundo resentimiento.
-Si no lo haces es porque no quieres, yo siempre me comporto como un buen amante -Se defendió asà mismo el varón, con su ego sumamente ofendido.
-Claro, me encanta como los hombres siempre buscan echarles la culpa a otros por sus errores, sois de verdad fabulosos ¡Pues no Jack! ¡No es mi culpa! ¡Tú eres el desgraciado que se pierde dieciocho horas y que en sus dÃas libres solo quiere jugar a videojuegos, ver pelÃculas o hacer alguna estúpida salida de negocios! -Gritó esta con efusividad.
-¡Tengo derecho a decidir cómo quiero las cosas! ¡Yo soy quien se gana ese dinero mientras tú lo despilfarras en ropa y zapatos! ¡No es mi culpa que eso no sea suficiente para ti! -Exclamó con efusividad, notando que su novia se achicaba, como si fuera solo una simple niña ante los reclamos de la sociedad.
-Dios... Jackson ¿Acaso ya olvidaste como llegaste a dónde estás? -Preguntó en tono depresivo la mujer.
-Pues tu parece que lo único que quieres es aferrarte a ese pasado de porquerÃa, pero yo no, quiero asegurarme de tener un futuro exitoso, hare mi trabajo a la perfección y ya cuando este todo listo me retirare muy joven, estoy por llegar a los cuarenta y pienso aprovechar la fuerza que me queda para hacerlo, me gustarÃa que siguieras a mi lado para entonces -Alegó notando como la chica tomaba su cartera y se dirigÃa a la puerta -¿A dónde rayos vas? -Dudó al notar como está la abrÃa y se detenÃa por un segundo.
-A casa de mi madre, solo ruego que, si te queda algo de sentido común en esa cabeza destruida por las pretensiones sociales, puedas darte cuenta que nuestra relación es más importante que todo eso... Por qué sinceramente... Ya no te Reconozco -Avisó antes de dirigirse a su vehÃculo, entrar en el mismo y dejar completamente solo al varón, cuyo estoicismo se cayó en ese momento, dándole una carcasa vacÃa que solo podÃa llorar sin reparos.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás habÃa conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavÃa hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarÃas de mà si te dijera que estoy embarazada?". "¡SÃ!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacÃa en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometà un gran error. Por favor, no te divorcies de mÃ. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Clarissa Chapman, un dÃa, al entregar preservativos a una habitación de hotel, descubrió que su cliente era su... ¿prometido? ¡Atrapó a su prometido y media hermana en la cama! ¡Solo entonces Clarissa se dio cuenta de que su novio de seis años la habÃa engañado! ¿Qué es más ridÃculo? Su padre dijo que era porque ella no era atractiva y su hermana lo merecÃa más. Dejó a su prometido idiota, ¡se encontró con su Sr. Correcto en una aventura de una noche! Espera... ¿por qué este hombre se veÃa exactamente parecido al CEO multimillonario - Anderson Jordan en la televisión? Anderson era de muchas cosas, guapo, considerado y leal. Nunca imaginó que un apuesto como Anderson se enamorarÃa de ella, hasta ese dÃa... Su familia de pesadilla la encontró, tratando de arrastrarla al pasado miserable... otra vez...
-Nuestro amor nos llevará a terminar como Romeo y Julieta. - ¿Juntos? - ¡No! Muertos. -Tú siempre tan romántica. -Y tú, tan estúpido. -Ya hablo doña perfecta. -Aunque te cueste reconocerlo, asà que no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo. Me retiro antes de que se me pegue lo malo, con permiso joven Sanz. -Hasta nunca B-R-U-J-A fea. Espero que choques en tu escoba voladora y te destroces el rostro para no volverte a ver la cara de mustia amargada que tienes. -Qué tus buenos deseos se te multipliquen insecto -grito la chica al salir corriendo de la casa para tratar de llegar lo más pronto a la parada y alcanzar el último autobús que la llevarÃa de regreso a la Universidad de Barcelona, donde estudiaba. Esto era tan solo una pequeña pelea a la que se tenÃa que enfrentar cada vez que se encontraban en la residencia de la familia Sanz o donde coincidieran, en donde habÃa sido contratada como niñera del menor de los hijos de la familia. - ¿Podrás algún dÃa dejar tranquila a "Mi Vale"? Sigue por ese camino y me voy a asegurar que papá te quite todas las tarjetas, congelé todas tus cuentas y de pasada te ponga a trabajar para que dejes de estar molestando a mi chica. - ¡Mocoso! Nadie pregunto tu opinión, ¡Cuidado y abres la boca o me desquitaré contigo! DeberÃas de estar de mi lado y no de un espantapájaros como ese que no es parte de tu familia y a duras penas conoces. -Mira, quien habla, el chico más estúpido que puede existir en toda la ciudad, si no fuera por tu cara bonita, nadie se fijarÃa en ti. Te aseguro que en esa cabeza no hay ni gota de masa encefálica de la cual puedas presumir como ella. - ¡Basta! Lárgate a tú cuarto o voy a acabar contigo en menos de un segundo. - ¡Huy! Ya se enojó el niño bonito. Te estaré vigilando, no vuelvas a molestar a Vale. Si ella se marcha por tu culpa, me aseguraré de cumplir todo lo que te he dicho y sabes que no bromeo HER-MA-NI-TO. ¿Quién se atrevÃa a desafiarlo de esa manera? ¡Claro!, otro Sanz, uno que por lo menos conocÃa el amor y respeto a las personas sin importar su clase social o personalidad. Para este chico todas las personas eran iguales, hasta que demostraran lo contrario.
La felicidad era como un espejismo para RocÃo Ouyang, cuando más se acercaba a la felicidad, más se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Mu, pero en su noche de boda todo se derrumbó. Dejando a RocÃo embarazada, Edward la abandonó en su noche de boda. Pasados unos años, RocÃo renació por completo, cambiando totalmente su personalidad, convertiéndose en la única coronel del ejército. En este momento RocÃo comenzó a reflexionar varias preguntas que eran misterios para ella: ¿Por qué los padres de Edward estaban actuando de manera tan extraña? ¿Por qué su padre la odiaba? ¿Y quién estaba tratando de dañar su reputación en el ejército que ella habÃa trabajado tan duro para construir? ¿Y por qué sigues leyendo la sinopsis? ¿Por qué no abres el libro y descúbrelo tú mismo?
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentÃa vacÃo, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugerÃa que Cristian, normalmente racional, habÃa perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. PodÃa tolerar los cotilleos sobre sà misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salÃan a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habÃan sido engañados.