/0/9572/coverbig.jpg?v=dfaf3e38d582700d2983d14857f6c7fb)
Daniel era un chico inteligente, fue uno de los mejores de su clase en la universidad y se graduó como tal, pero al salir a buscar trabajo, se dio cuenta que la experiencia es lo que vale para las empresas y no las buenas notas, su constante intento de conseguir un buen trabajo lo llevaría a conocer a una chica, gerente de una empresa muy reconocida en su ciudad, que le propondría un trato para poder darle la oportunidad de su vida. Tendría pocos días para decidir si, dejar de lado su orgullo y aceptar el trato o seguir buscando por su cuenta alguna otra oportunidad.
Había terminado la universidad hace un par de meses y desde ese momento, me dispuse a buscar un trabajo en alguna empresa de la ciudad, vivía en Nueva York, así que empresas era lo que abundaba, pero lastimosamente, para un recién graduado como yo no era tan sencillo y, a pesar de haber tenido una de las mejores notas de mi promoción, mi baja experiencia laboral me cerraba muchas puertas.
Muchos de mis antiguos compañeros tuvieron suerte y eran contratados en compañías pequeñas o tuvieron la facilidad de que sus padres tenían amistados con influencia en distintas empresas y lograron conseguir empleo casi de inmediato, pero, por mi parte, no contaba con esa suerte ya que mis padres siempre me han dicho que me esfuerce por conseguir las cosas por mi cuenta y no porque alguien me haga el favor.
Era difícil, Nueva York era una ciudad muy grande y con muchas personas desempleadas buscando una oportunidad, a cada entrevista que iba desde que me gradué me ganaba alguien más experimentado, cosa que me frustraba porque, a pesar lo mucho que me preparaba para causar una buena impresión, siempre había alguien mejor calificado que yo.
Ya eran las ocho de la mañana y acaba de llegar a mi trabajo en la tienda del señor Johnson, llevaba trabajando allí desde hace un año y, aunque ganaba bien, quería proseguir y trabajar de lo había estudiado y no quedarme estancado solo como trabajador de una pequeña tienda y no porque me diera vergüenza hacerlo, sino porque para algo invertí tiempo y dinero preparándome para ser un profesional.
Mientras me colocaba el uniforme, recordé lo que ese mismo día, más temprano, el gerente de una compañía de seguros me dijo, "aunque tuviste buenas notas en la universidad y seguro serias un excelente trabajador, los socios de la empresa buscan a alguien con experiencia, lo lamento y espero tengas suerte en otro lado", eso me deprimió porque es básicamente lo que todos me decían y hasta una vez le contesté a una gerente de recursos humanos de otra compañía, que como iba a tener experiencia si nadie me daba la oportunidad.
- Parece que tampoco tuviste suerte hoy Daniel - me dijo el señor Johnson al verme, ya que me notaba frustrado como siempre que llegaba en las mañanas desde que comencé a buscar otro trabajo.
- No, todos me dicen los mismo - le dije encogiéndome de hombros un poco desanimado.
- Tranquilo muchacho, pronto tendrás tu oportunidad, no te desanimes y es muy importante que no te des por vencido - me dijo sonriéndome para subirme el ánimo.
- Espero que sí, por lo pronto, al menos no tiene que preocuparse por buscar a otra persona - le dije en modo de broma, aunque era muy cierto, mientras no consiguiera trabajo, iba a seguir en la tienda.
- Daniel, yo soy perfectamente capaz de mantener mi tienda solo y te di trabajo hace más de un año porque me pareciste un chico bastante humilde e inteligente, además que muy aplicado en lo que hace y no me equivoque - me dijo sabiamente -, además que me recordaste mucho a mi hijo, era bastante aplicado igual que tú.
- ¿Qué le sucedió a su hijo? - le pregunté interesado ya que nunca se lo había preguntado en todo este tiempo que llevaba conociéndolo.
- Murió hace cinco años en un accidente - me contestó.
- Oh, lo lamento - le dije apenado por haberle preguntado.
- No te preocupes, solo no te des por vencido y pronto tendrás tu recompensa - me dijo animado y luego se fue.
Tiene razón, aunque si había ido a varias compañías, pequeñas, medianas y grandes, aún quedaban muchas que no probaba suerte, no podía desanimarme y si el señor Johnson confiaba en mí no iba a desaprovecharla, además, estaba muy en deuda con él; desde que comencé a trabajar siempre me motivó y ayudó para que no abandonara la universidad, recordé que una vez me prestó dinero para pagar unas materias que me hacían falta en el último año, sin eso no me hubiera graduado aún.
No pensé más en los rechazos anteriores y me enfoqué en comenzar a trabajar, las mañanas eran muy movidas allí en la tienda y no podía desconcentrarme, además que el señor Jonhson me dijo desde que inicié a trabajar, que allí siempre venían distintos trabajadores de compañías a comprar y podía entablar conversaciones con ellos para ganarme su confianza y así, cuando estuviera graduado, ver si mediante ellos me daban una oportunidad pero, a pesar que si hice buenas amistades con algunos, ninguno hasta ahora me dijo que probara postularme en donde ellos trabajan.
La mañana pasó muy rápido que cuando me di cuenta, ya eran mediodía, aunque allí no cerrábamos, tenía desde las doce hasta la una libre pero no la tomé, de hecho, nunca lo hacía, prefería tomarme la hora libre a las dos que era donde menos personas venían.
- Si quieres puedes irte hoy más temprano - me dijo el señor Jonhson, quien, en ese momento, estaba a mi lado -. Así pruebas en alguna otra empresa a ver que te dicen.
- ¿Seguro?, igual puedo ir mañana temprano antes de venir, no tengo problema - le dije mientras atendía a una chica, bastante bonita, con cabello negro y vestida con un elegante vestido y un chaleco, me causo impresión porque nunca la había visto por allí.
- No te preocupes Daniel, si es por la tienda, yo me puedo encargar - me dijo y luego se fue.
- Lo lamento - le dije a la chica ya que había durado más de lo necesario para darle lo que quería.
- No tranquilo, no estoy apurada - me dijo ella sonriendo -. Escuché al señor que estas buscando trabajo en una empresa.
- Si, pero aún no tengo suerte - le dije tranquilo mientras le entregaba lo que me había pedido.
- Que raro - exclamo ella -. Pareces un chico muy bueno y además buen trabajador ¿Por qué no has tenido suerte?
- Pues, me acabo de graduar recientemente y mi poca experiencia no me ayuda - le dije pacientemente, ya me habían hecho esa pregunta muchas veces que mi respuesta casi todas las veces era esa, así evitaba que seguían preguntando.
- Entiendo, la experiencia es muy importante a la hora de las empresas contratar personal - me dijo ella y yo asentí sin decir nada, también lo sabía, era otra cosa que me repetían seguido -. Mira, cuando salgas de acá pasa por mi oficina, queda en la veinticinco de Broadway, allí hay un edificio, cuando llegues preguntas por Sophie o la señorita Morrison.
- Entiendo y ¿ella quién es? - le pregunté intrigado.
- Soy yo, un placer - dijo ella sonriendo y extendiendo su mano.
- Un placer, soy Daniel - le dije estrechando su mano de vuelta sorprendido.
- Te espero por allá, te daré una propuesta que seguro te gustara - me dijo sonriendo luego de tomar sus cosas y salió de la tienda.
Me quedé mirando a la chica salir de la tienda algo confundido, conseguí una entrevista sin tener que caminar horas y horas, ni tener que revisar anuncios, bastante extraño pero lo cierto es que solo es una entrevista, aunque lo que me dijo luego me llevó a pensar en que clase de propuesta me haría.
Puede que me ofrezca comenzar como ayudante o conozca a alguien de una compañía pequeña donde me pudieran dar trabajo, cualquiera serviría para tener experiencia que me serviría para probar suerte en otros lugares más adelante.
- ¿Qué te dijo la señorita? - me preguntó el señor Jonhson apareciendo de la nada que me asustó.
Él tenía esa particularidad, que aparecía sin hacer ruido y siempre que lo hacía me hacía pegar un brinco, estoy llegando a creer que lo hace ya más por diversión que por otra cosa.
- Bueno, me dijo que pasara más tarde por su oficina que me tenía una propuesta - le respondí y él sonrió emocionado.
- Sabia que funcionaria algún día - me dijo alegre.
- ¿El qué? - le pregunté confundido.
- No te has dado cuenta que cada vez que estas atendiendo a alguna persona que parece un empresario, te digo lo que te dije hoy.
Me puse a recordar todas las ocasiones en que el señor Johnson me había dicho que me fuera temprano para buscar trabajo, en casi todas era cuando estaba frente a hombres y mujeres bien vestidos o con algún porte de persona importante de alguna compañía, nunca me había percatado de ello o no le tomaba importancia, ahora entiendo que era una forma de ayudarme, al pensar voltee a verlo y asentí.
- Era una forma y sabía que en algún momento funcionaria - me dijo casi brincando de la felicidad.
- Me hace pensar señor Johnson que usted, desde que me gradué, quiere deshacerse de mi - le dije bromeando.
- No, claro que no, pero si quiero que cumplas con tus metas Daniel.
- Lo sé - le dije riendo -, le agradezco mucho todo lo que hace por mí, igual, aun no consigo nada, voy a una entrevista, no es que tenga el trabajo.
- Ya verás que la señorita te ayudara a conseguir uno - me dijo seguro y yo asentí esperanzado de que así fuera.
Jake, era un chico normal de 20 años, salvo por la condición de sus ojos negros heredado por su padre, que eran realmente llamativos y otras veces aterrador para algunas personas, condición que no encontraban explicación lógica ni médica. Su vida da un giro total, luego de que tres desconocidos, en el cual se encontraba una hermosa pelirroja, aparecen en su casa revelándole importantes sucesos sobre la vida de su padre, la explicación del color de sus ojos y la explicación de diferentes situaciones extrañas que ha vivido; de igual forma, seria reclutado a una organización llamada Dark Rainbow donde descubrirá que su poder tiene que ver con uno de los elementos. Con la práctica diaria iría mejorando sus habilidades, además que comenzaría un idilio con Ariana, pero no todo era color de rosa para él, ya que comenzaría una enemistad con uno de sus compañeros de equipo que podría afectar el rendimiento de todo el grupo. Luchando juntos, tanto dentro como fuera en una batalla final contra Lucas y sus seguidores, Ariana y Jake dan todo de sí mismos para así terminar con el mal y poder vivir felizmente juntos.
La historia sigue a Maya Stone, una chica de 19 años, cuya vida tranquila en el hotel de sus padres da un giro inesperado cuando su amiga la involucra en un plan para confesarle sus sentimientos a Ares Bailey, un CEO importante, el cual se hospeda en ese hotel. Aunque Maya inicialmente se muestra escéptica, ya que Ares es un hombre mucho mayor a ellas, siendo una chica que jamás a experimentado los deseos carnales y mucho menos el amor, de pronto todo eso surge cuando ambos se conocen. Ares cae ante la belleza de Maya y aunque sabe que su diferencia de edades podría ser un gran problema, está dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario para estar con ella y sumergirla al mundo de la Dominación. A medida que su relación se intensifica, ambos se dan cuenta de que están destinados a pesar de los obstáculos que enfrentan.
Tras quedar ciego en un accidente, Cary fue rechazado por todas mujeres de alta sociedad… excepto por Evelina, quien se casó con él sin dudarlo. Tres años después, él recuperó la vista y pidió el divorcio: “Ya perdimos demasiado tiempo. No dejaré que desperdicie ni un año más conmigo”. Evelina firmó los papeles en silencio. Todos se burlaron de su "fracaso"... hasta que descubrieron que la doctora milagrosa, la magnate de joyas, la genio de las acciones, la hacker legendaria y la verdadera hija del presidente… ¡era ella! Cuando Cary volvió a pedir perdón, un hombre despiadado lo corrió: “Ahora es mi esposa. Lárgate”.
Jennifer Bennett, la legítima heredera de los Bennett, luchó denodadamente por el reconocimiento de su familia, solo para verse eclipsada por una impostora. Enfrentada a falsas acusaciones, acoso y humillación pública, Jennifer acabó renunciando a ganarse su aprobación. Con la promesa de superar la injusticia, ella se convirtió en la pesadilla de quienes la agraviaban. Los esfuerzos de la familia Bennett por doblegarla no hicieron sino alimentar su éxito, llevándola a la altura con la que sus rivales solo podían soñar. Alguien le preguntó: "¿Te sientes defraudada por tus padres?". Con una sonrisa tranquila, Jennifer respondió: "No importa. Al final, el poder prevalece".
Elena, antes una heredera mimada, lo perdió todo de repente cuando la verdadera hija le tendió una trampa; su prometido la ridiculizó y sus padres adoptivos la echaron. Todos querían verla caer, pero ella desveló su verdadera identidad: heredera de una inmensa fortuna, famosa hacker, top diseñadora de joyas, autora secreta y doctora talentosa. Horrorizados por su glorioso regreso, sus padres adoptivos le exigieron la mitad de su nueva fortuna. Elena denunció su crueldad y se negó. Su ex le suplicó una segunda oportunidad, pero ella se burló: "¿Crees que te lo mereces?". Entonces, un poderoso magnate le propuso amablemente: "¿Puedes casarte conmigo?".
Janice, la heredera legítima olvidada hace tiempo, se abrió camino de vuelta a su familia, volcándose en ganarse sus corazones. Sin embargo, tuvo que renunciar a su propia identidad, sus credenciales académicas y sus obras creativas en favor de su hermana adoptiva. A cambio de sus sacrificios, no encontró calor, sino un mayor abandono. Decidida, Janice juró cortar todo vínculo emocional con ellos. Tras quitarse la máscara, ahora era conocida como maestra en artes marciales, experta médica y célebre diseñadora que sabe ocho idiomas. Con una nueva determinación, declaró: "A partir de hoy, nadie de esta familia se cruzará conmigo".
La vida era un lecho de rosas para Debra, la hija del Alfa, hasta que tuvo una aventura de una noche con Caleb. Estaba segura de que él era su pareja designada por la Diosa de la Luna. Pero este hombre odioso se negó a aceptarla. Pasaron semanas antes de que Debra descubriera que estaba embarazada. Su embarazo fue una vergüenza para ella y para todos los que amaba. No sólo ella fue expulsada, sino que su padre también fue perseguido por los usurpadores. Afortunadamente, sobrevivió con la ayuda de la misteriosa Manada Espina. Pasaron cinco años y Debra no supo nada de Caleb. Un día sus caminos se volvieron a cruzar. Ambos estaban en la misma misión: llevar a cabo investigaciones secretas en el peligroso pueblo de Roz por la seguridad y la posteridad de sus respectivas manadas. Caleb todavía se mostraba frío con ella. Pero con el paso del tiempo, se enamoró perdidamente de ella. Intentó compensar el abandono de Debra, pero la chica ya no lo quería. Estaba empeñada en ocultarle que tenían una hija y también en hacer una ruptura limpia. ¿Qué les deparaba el futuro a los dos mientras viajaban por el pueblo de Roz? ¿Qué tipo de secretos encontrarían? ¿Caleb se ganaría el corazón de Debra y conocería a su adorable hija? ¡Descúbralo!