LÃa, en cuánto levantó la vista se encontró con Julián. El chico que le gustaba desde hace un mes. Las únicas palabras, que salieron de su boca fué: " gracias". Julián se alejó, para dejarle un papel entre sus manos. Su corazón late con prisa pensando que era algo para ella. La tristeza la invadió, al percatarse de números de teléfonos. Se sorprendió de tener tantos pretendientes, pero no estaba su número. ¿Podrá conquista el corazón de Julián? ¿o sé fijara en alguien más?
Cuando Lia empezó la universidad nunca penso tener pretendientes. En el primer dÃa que ingreso se llenó de personas.
Personas desconocidas.
Un chico le hizo palpitar el corazón, se acercó con timidez a ella. Sus ojos se encontraron, no pudo evitar sonreÃr.
Quien es el pregunto. Se llama Julián lendjieron.
SentÃa miradas detrás de ella. Decidió sentarse con una amiga de la preparatoria.
Cuando sonó el recreo LÃa sendeduxio a poder mirar a aquel chico de ojos azules curiosos. Su corazón pálpito con más fuerza. El joven se quedó viéndola.
Era muy guapo.
TenÃa una mirada inocente.
Mientras estaban en clases de fÃsica. Julián se acercó sin decir ninguna palabra. Lia lo observó con curiosidad. El mismo le dejo un papel y le dijo:
-P-para ti.
-Me gustas tú.. -susurró pero el ya se habÃa alejado
Eran números de chicos. En cuanto miró, para atrás pudo ver que muchos le sonreÃan.
-Nunca tuve pretendientes -dijo divertida.
-Pues, es tu dÃa de suerte.
-No está el número de Julián -dijo triste.
En el recreo se sintió entusiasmada. Le gustaba sentarse en los escalones y ver a Julián. El siempre estaba rodeado de los chicos, que les pasaron su número.
-¿Por qué el no? -se lamentaba
Sus ojos se llenaron de lágrimas
Por qué sufrÃa por alguien que conocÃa hace poco más de un mes.
Cada vez en los recreos, intentaba observarlo con curiosidad. Su vista siempre estaba puesta en el.
Era bastante atrayente: con sus ojos azules penetrantes, su cabello corto y un poco más largo en las puntas. Su mirada, detonaba qué era joven.
LÃa habÃa empezado la universidad un poco más adulta de lo que ella hubiera deseado.
"Tal vez es más joven que yo -pensó - dudo que él, se fije en mÃ".
Comenzó a caminar, intentando acercarse de algún modo a él, aunque no sabÃa como.
-No sé como acercarme a él -comentó hacia su amiga Karen.
La ve con curiosidad y pena.
"Pobre de mà amiga"
-Solamente... Tienes que hablarle.
-¿Que le puedo decir? ¡tengo una idea!
Su amiga abrió los ojos sin entender.
LÃa, fue corriendo, alejándose de un salto de su amiga. En cuanto se puso enfrente del mismo, sus ojos se encontraron con los de ella.
Toda la valentÃa que habÃa tenido, se esfumó.
No pudo evitar tragar saliva, y sentirse un poco más ansiosa.
- Hola... -dijo él, dejando atrás a sus amigos y acercándose hacia ella.
"¡Es aún más lindo de cerca!"
Pronto sintió sus mejillas al rojo vivo, sin saber muy bien que decir.
"¡Controlate LÃa!" Se ordenó.
En ese momento su mente se habÃa nublado.
-Yo...
-¿Tú.?
-Yo, querÃa preguntarte algo acerca de los papeles que me enviaste -mencionó pudiendo recomponer la voz.
-SÃ, fueron mis amigos -dijo.
-¿Me sugieres algún nombre de la lista? digo alguien para ir conociendo... -dijo de manera torpe.
Se sentó en un escalón y él hizo lo mismo.
-Creo que Franco, es buena persona. Aunque también lo es Carlos, no es mujeriego y todos están solteros. Bueno en realidad como hay uno que estaba de novio.
-¿De verdad? ¿cómo pudo llegar a mandarme un número de teléfono? -Dijo divertida.
-No lo sé, pero todos son buenas personas. No te preocupes por eso.
-Está bien.
-¿Acaso no te agrada los pretendientes..? -dijo divertido Julián.
-Es... es solo que, el chico que me gusta no está en esa lista -dijo Con sinceridad.
Julián le prestó atención, su nuez de Adán, se movió graciosamente, y el bajo la vista.
-¿Quién es? -preguntó de repente, interrumpiendo el silencio que se habÃa creado entre los dos.
-¿Quién..?
-Quien es él que te gusta -murmuró.
-Es, es un chico... un chico bueno.
-Un chico bueno -repitió y a continuación frunció las cejas.- ¿A qué te refieres?
-Un chico que al parecer... no está interesado en mà -dijo, se encogió de hombros.
Cuando sonó el timbre de la campana, ambos sonrieron separándose.
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