: El Cambi
rgía y alegría habían disminuido considerablemente. Parecía que llevaba una pesada carga en sus pequeños hombr
en su lugar habitual. En su lugar, eligió una mesa al fondo, alejado de los demás. Esto
sus vivencias conmigo. Incluso dejó de participar en clase y comenzó a faltar con más frecuencia
erqué a Samuel con determinación y le pedí que se quedara unos minutos. Su mirada ev
mucho desde que te mudaste con tus tíos. Antes eras un niño feliz y activo, y ahora t
decirme algo, pero algo lo retenía. Insistí con paci
. Entre sollozos, logró articular algunas palabras: "Mi tía Rosa... ella hace cosas que no me gust
mento, me di cuenta de la gravedad de la situación y de la responsabilidad
lo posible para ayudarlo. Le prometí que hablaría con sus padres