resencia no ayudaba. No podía negar que sentía una atracción avasalladora desde el día en que lo conoció, el guardaespaldas lucía bien en todas las medidas, de pies a cabeza, con un cabe
eso. Algo muy profundo, más primitivo dentro de él llamaba por el otro hombre, aceleraba sus latidos cuando su figura estaba cerca,
embargo, lo había pillado mirándolo como si fuera la persona más
casa, después de los días que había pasado junto a él con la justificación de protegerlo, ahora había un vacío en su pecho. Se golpeó molesto sus sienes. No era c
erior. Desde que Darren se había enterado de su pequeño problema de insomnio y su medicación, se había inclinado por darle cosas más naturales como
plear su tiempo. Tenía todo el trabajo al día, no podía salir a menos que Darren estuviera a un metro de él. La programación televisiva retransmitía las mismas series q
hacer algo –gritó en
e, pero le pagaba a una persona que venía tres veces por semana y se encargaba de tenerle el apartamento listo y limpio. Ni siquiera de
rabajo acostumbrarse, llevaba mucho tiempo viviendo solo y lo otro es, que lo hacía sentir prácticamente desnudo bajo su mirada, no importaba lo que se pusiera, por lo que optó por la ropa más recatada que tuvo. Al final de la se
léfono interrumpió
aza de café sobre la mesa y se
del edificio, le traje algunas cosas, cree que pueda
nada pendiente que
nsajero dejó dicho que había que entregarlos con urgencia,
en su día de descanso pod
bajo, Darren no está aq
ar era amplio y estaba iluminado por los grandes cristales de las paredes que daban al exterior. Había un sin números de
cuando no vio a nadie. Un se
menzó a retroceder nervioso, sus instintos le advertían que volviera a su apartamento. No debía h
iéndose. Otro disparo rozó cerca de su cabeza al impactar contra la cubierta del auto. Jules se cubrió la cabeza temblando
revisando por los retrovisores de los autos buscando a su atacante, pero otro disparo cr
e estuviera ahí. Maldito el momento en que recibió una llamada de no sabía qué superior y había tenido que dejarla solo. También él tenía parte de la culpa por haber salido
es del asesino. Necesitaba saber su ubicación para tener idea de a dónde ir. Los
o y marcó el número de Darren con dificultad. Estaba en parte molest
otro lado. Y rezaba e
cede? –había ur
las palabras debido al temblor incontrolable que lo recor
las palabras. Jules sintió el ruido del auto
sonoramente– Tiene un arma, está dispara
no te muevas de ahí a menos que sea necesa
se mantuviera en el lugar, pero el agresor ya sabía su ubicación, y estaba cerca. Se arrastró hacia el otro auto y se incorporó m
posibilidades de sobrevivir serían nulas y cada célula de su cuerpo indicaba que corriera hacia allí. Otro disparo rompió el parabrisas del auto que se e
y lo llevó al suelo cayendo duramente. Su aliento se contuvo cuando el líqui
dolor que le nubló la vista y disminuyó todos sus senti
brazos levantándolo del frío suelo,