tulo
ndra Ferr
res mayor que yo – Respondí muy irritada – Además supongo que eres de esos júnior
saber tu nombre para saber al menos, quién me está analizando – Sutilmente pid
todavía te atreves a hablar del funeral de mi auto. Te odio y no tienes idea
sacó un pañuelo de su carísima chamarra, me limpió las lágrimas y al darse cuenta qu
a propiedad, lo que me causó escalofríos – ¿Qué me dices, si me dices tú nombre y comenzamos d
Dije sin levantar la mirada – Y ¿Q
seguridad y después tomó mi mano para besarla, lo cual me causó una humedad hasta entonces descon
mi mirada en un reloj del lugar – Lamento no entender
ozco de mi tierra para que conozcas tú, sería un placer que me acompañaras. Así podría decirle a mis amigos que en México están las mujer
ndí rápidamente, mientras él se quitó su reloj, para colocarl
icas Alondra? – Preguntó poniéndome nerviosa, mientras miraba su relo
último año. Tu reloj es un TAG Heuer,
, no quería dañarlo o que se me llegara a perde
parados. Porque vas a querer volver a verme. Está noche te garantizo que te
salir con vida de todo aquello y n
ayos era ese tipo para ponerme así, después de todo lo que había pasado?, terminamos nuestras bebidas y después él se levantó para ir a
casa, yo no quería pero no tuve otra era eso o quedarnos hasta no sé qué horas esperando que pasara un taxi. Camin
tranquilamente – Mira el cielo, hoy está precioso y ya sabes l
s 15 minutos de mi casa. De lo que has dicho el
o de mi alma el sol, hoy la he visto y me ha mirado, hoy creo en D
Adolfo Bécquer señor seductor, o ¿Qué pensaba acaso que
s mujeres que leen, que escriben y que me dicen pataner
etuvimos un poco de caminar en una zona no muy alejada ya de mi
verlo yo venir él se acercó a mí y me recargó en un poste de concreto. Me miró a los ojos y me robó un beso, me quedé de pied