tulo
id De Mar
suyos y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo, al principio Alondra se queda inmóvil, sorprendida por mi ataque, mientras la besaba len
latiera desbocado dentro de mi pecho, pronto responde a mi beso y coloca sus brazos en mi cuello, esa acción c
e volvía totalmente loca, entonces la tomé de la cintura y la pegué más a mí, sin separarnos ni un milímetro, quiero seguir saboreando sus labios, seguir a esa lengua q
s hermosos ojos, me dispuse a ver que le pasaba y aut
ame
acercarme y ayudarle a sacar una basura que se le había metido al ojo, le coloque u
mpo no quería hacerlo. Decidí esperar un poco para que ella iniciara a decirme algo o aunqu
mamá para que nos mande un taxi, porque no veo que pase ninguno – Inicié a
aría chance de que pudiera descifrar lo que nos estaba pasando, porque no era solo yo el
y con creces con ese beso que me has dado – Respondió ella sin bajar la guardia –
re los dos, después de haber correspondido al beso, ya no po
ba es un aviso del destino que así será. Cuando besas a alguien y se desata un vendaval es porque eso se convertirá en amor de verdad – Asegu
ba con tal de volverla a ver. No quería perder
tigo, pero te advierto que será la última vez que te pienso ver ¿Ha quedado claro? – Manifestó muy ne
plata y claro que la aceptaba, no fallaría por
ntual por ti – Le sonreí y la
entrara a su casa y después me retiré caminando por las oscuras calles, hasta que pasó un taxi destinado para mí, ya que iba totalmente deso
ntado tanto como para besarla en una primera cita y nadie me había tocado que fuera tan inexperta y tan inocente para mí, podía recordar como si lo estuvi
isculpándome apenado de no prestarle atención al taxista. Entré a mi casa, esperando subir de inmediato a mi recámara, pero no
sonrojado, desfajado y sin chamarra, ni reloj – Me analizó mi madre en