tulo
David
una orilla de la calle dónde no estorbara el paso. Ella se subió al suyo a hacer lo mismo, per
o. Me preocupó, no sabía cómo acercarme para consolarla y de seguro era capaz de golpearme, yo no me acerqué, no era mi intensión comprobarlo,
el auto no tiene ni un mes y vienes t
a quién le llamaba, pero me di cuenta que no fue a su pa
egar y un imbécil me golpeo por la parte de atrás, el auto q
ó a caminar de un lado para otro, me impacientaba no poder ayudarla a que se calmara, cómo pude
io que vengas, voy
gando tarde a su cita o quizás ya no iba a poder llegar y por eso lo estaba tranquilizando, hizo una siguiente llamada y esta vez sí era a su padre, no e
ra te digo que es daño total, tienes que venir, ya voy a llamar a los del s
me parecía una tía demasiado agresiva. Me fui para otro lado en lo que ella terminaba de hablar
voy a poder llegar a tiempo
hijo? te not
ner un peque
no la quería inquietar, por lo que veía e
as bien? ¿Y la
endido de ella, no importaba las circunstancias que se p
re, solo le pegué
so saldría muy caro, si no fue daño total por lo menos se llevaría
ión y en unos m
que les tenías que decir, para que hiciera las
ias,
uiero
yo
ramos, lo bueno es que no está lejos del restaurante
conducir, comprobando lo que pensaba que era menor que yo. Luego de que se hizo el análisis de lo ocurrido, los seguros de nuestros autos llegaron a la conclusión de q
ello suelto y lacio únicamente detenido por una tiara, vestía un conjunto deportivo de toalla y llevaba unas zapatillas de piso color gris, a pesar de v
do que pude – Soy David De María Ramírez y aunque sea en estas circunstancias, es un gusto conocerla señorita – Le di mi
r todo, no creas que esto se quedará así– Aseguró el
a y desprotegida, mi corazón se sentía atraído hacía ella, como si algo más fuerte que yo me empujara, estaba a punto de