s en la casa su mamá, en una pequeña vivienda ubicada en Kensing
e a la hora de dormir; mas no me puedo quejar, por lo menos aquí tengo una cama donde dormir, aunque sea la misma que en la que duerme mi amiga, no importa; no importa que tod
enenosas a su hija: «¿Y esta cuando pretende irse?», es lo que he logrado leer en sus ojos odiosos. Señora amargada, ya su hija me ha contado que no tienen una buena relación, porque a cada rato se la pasa regañándola y criticando cada cosa que h
clases, Danna ya se encuentra en el baño y, mientras se está dando una ducha, yo me voy a la cocina y busco algo que pueda preparar para desayunar... No hay muchas opciones, la nevera solo hay un litro de lec
erta, Danna ya debe de haber salido del ba
da. De inmediato doy media vuelta buscándo
e flequillo sobre la frente, es exagerado, como
ella, llevo mis manos sobre su peinado y empiezo a acica
jador y no espelucarlo tanto par
bello poniendo un rostro un poco desilu
peinado de «Olivia
o cambiar a uno más moderno, ya sabes, lo qu
ue yo igual debería
do de mi oreja y lo enrolla en su dedo índice-. Tu cabello es largo y rizado, l
de la casa, subimos al auto
para que les permita comparar los resultados de las tareas de hoy; en esta clase soy la más lista, aquí no hay nadie que me iguale en conocimientos de matemáti
e las secretarias de la dirección de la facultad. Las veo caminar frente al pizarrón como si fueran los ji
rda.
icos -saluda
sía al saludo de la profesora,
etaria-, necesito que vengas conm
arto. Sacarme del aula de clases con todo y mochila es
a a termi
todos mis compañeros. Mis ojos buscan los de Danna y la encuentro observ
hacia donde está la secretaria mis manos empiezan a sudar y a sentirse más fr
ontrarnos caminando por el pas
De qué
ea, la recto
a de la rectora, ella toca dos veces sobre la madera de la puerta y desde el interior se escu
í le traje a
s sobre mí-... Por favor, pasa y toma asiento -ordena se
que luce diferente a la última vez que la vi, está m
vo como aquella panza batalla por su
elicidades -alago con intenciones d
... Gracias a Dios
... ¡Qué
trar su amabilidad, pero la vena qu
as de la lámpara me han
a reír n
gorda, gorda está... Mejor vayamos al tema que nos compete, la razón p
use que tra
a al sentirme
y me gustaría poder hacer algo por usted, pero por ahora no hayo forma. Le hemos esperado durante un largo plazo para que pagara, por lo menos, la letra más atrasada
ara
í.
nta libras esterl
a pedirle ayuda
s no pueden, los pobres han sobrevivido gracias a una pequ
o podré permitirle qued
ra alguna. Aprieto los labios y bajo la mirada para que no note mis sollozos. Respiro hond
s hacerlo sin deudas y pagar todo, l
no bajo y tembloroso mient
mpiezo a pensar en qué carajos hacer, si ninguna empresa quiere contratarme, si no hay forma de conseguir un préstamo... Estos últimos días he podido asistir a clases gracias a la mujer que me en
guir soportando las malas miradas de la mamá de mi amiga, tengo que tomar una decisión... Solo exi
dea que podría pasarse por mi cabeza. Pero si me cuido de que algui
a la biblioteca de la facultar, ¿para qué?, para buscar un directorio telefónico que me ayude a en
stá acomodada la bibliotecaria, me paro frente a ella e inmediatamente d
da sonriente-... ¿En q
ito un directorio t
el interior de una de las gavetas del mueble que están frente a ella, deja
ienes,
da usar el teléfono? -pregunto señalando el teléfon
laro,
O
nocturnos que hay en Londres, me leo cada nombre para dar con aquella palabrita que tengo en mente y luego paso la página para continuar buscando; jamás pensé que existi
llado, así que empiezo a desenredar el cable para poder llamar con mayor comodidad. Luego met
atro veces, luego al
n qué puedo ayudarle? -pregunta la v
la dirección del l
irección, señorita? Este es u
oy buscando
sa que siempre dan las esp
equivoca!
das de aquella mujer, desde el otro lado de la
igue riendo-, no se preoc
e papel y para me preste un bolígrafo, ella me pasa ambas cosas
ngo que ir a