antener su amor a salvo. Los fines de semana se convertían en oportunidades para escapar a las afueras de la ciudad,
susurraba secretos en sus oídos. Se sentaban junto a arroyos tranquilos, sumergiendo los pies en e
sus infancias y fantaseando sobre un futuro donde podrían vivir libremente sin las cadenas de la m
creado su propio rincón exótico, un lugar donde podían viajar sin moverse de casa. Colgaduras
el aire mientras compartían platos de sabores intensos y se sumergían en la música y la danza de culturas lej
instalado en el balcón. Elena sintió que estaba tocando las mismas estrellas que habían visto juntos en noches pasadas, un