ítu
da, nuestro viaje largo al lejano pueblo de Telluride en Colorado. Mis padres crearon la costumbre de visitar a mis abue
ien, ya que mamá siempre había sido muy apegada a su padre, ambos tenían una conexión que solo ellos podían
mis ojos se cerraron sin darme cuenta de que ya estábamos en casa de la abuela, Monre. Salí del vehículo y pude notar
subir los escalones que conectaban al porche, la abuela apareció con un rostro lleno de congoja y sufrimiento, no obst
, extrañamente la abuela, era muy alta, coda que me llamó siempre la atención, por el hecho de que ella no
cabeza. Por mi parte, no pude evitarlo y también derramé lágrimas de tristeza por la partida del a
la noche anterior todo estaba bien, incluso bromeó sobre ir de vacaciones a California para tomar un poco de sol, sin embargo, esas vacaciones nunca llegarían por
uela con la voz un poco quebrada. Mamá miró el ataúd con añoranza como si para ella todo fuera parte de un s
en ese lugar poseían un aspecto parecido. Todos eran hombres, con una estatura prominente y cuerpos fornidos, su color de piel era un po
seguí fisgoneando para tener má
éndolo parecer intimidante, de pronto sus ojos grises se posaron en los míos en una pesada e intensa mirada, la cual fue tan penetrante que no tuve fuerzas para sostenerla, bajé la c
nerviosa y ella me la devolvió, sin embargo, me percaté de que ella cambió la dirección de su atención y fijó sus ojos justo a
se encontraban ahí. Era como si nunca hubieran estado en ese lugar, cosa que me hizo p
a bajo tierra, dejando un profundo dolor en cada uno de sus familiares cercanos. Mamá tuvo que tomar un cal
había surgido, mientras preparaba un chocolate caliente, lo p
entó en una voz maternal, yo sentí como las mejillas me ardían,
o al interior de la taza para sorber un poco de la bebida achocolatada. Cerró los ojos a media
a nadie-secreteo con un guiño de ojo. Yo
ella sonrió, para luego
ahora...-su voz se quebró y entonces me moví un poco hacia ella para p
era un excelente hombre, por eso siem
aquí, recuerdo hace algunos años lo pequeña que eras
nir aquí... Por cierto, ¿Aún está e
pequeña montaña en el patio de la casa hacia el bosque, mi madre se turbaba mucho porque tenía que me pe
alegría y formar recuerdos que al crece
quellos sujetos raros de la tarde, esos que la abuela miró mal y luego desaparecieron, lo que me llevó a preguntar. Abue, sab
, yo empecé a juguetear con la taza y
no los había visto antes, ¿Sabes quienes eran?-hable pausadamente y ella se qued
había algo en su respuesta que no conconcordaba, me parecía que faltaba una parte de la