ses des
nte de mi vida. Estaba de espaldas al altar, vestido con el traje más elegante y hermoso qu
a! – Anunciaban las v
nía entrando, alegres por la unión q
o blanco como las nubes y un ramo de flores blancas entre sus manos. Algunos lloraban con una sonr
minata hacia el altar
e la novia, su Alteza Real
levantándolo y dejándolo caer detrás de la novia. Cerré mis ojos esp
plazado por el de otra chica. Y yo, tendría
ollo en el que me he meti