, lo in
en la asistente personal de la gran empresaria Abril Rowling, sintió qu
despidió a su antigua asistente, así que te encargarás de suplir a Janeth. Es
é que la Sra Rowling esté c
unidad. Por ahora, recoge las cosas y ponla
e emocionada, salió de la ofici
indfullnes, la libreta de anotaciones, su laptop y el portaretrato donde aparecía junto
alquilar nuestra nueva casa. -exhaló un
an, cada vez se hacía más incómodo. Todos los instrumentos de Fernando, el órgano y la guitarra eléctrica, las
r era espectacular, comparado con su cubículo como recepcionista del departamento de reclamos y atención al cliente en la empresa. Ahora sería la
de la silla de cuero negro, ergonómica y giratoria. Tantas veces se imaginó en aquel lugar,
. Tomó su bolso, sacó las llaves y salió apresuradamente para tomar un taxi hasta el supermercado que quedaba a pocos metros de su
ce de sus manos. Se sorprendió de que no estuviese asegurada, escuchó voces y reconoció la voz de Minie, la corista de la banda donde Fernando
ese día, no cuando todo parecía ir de maravillas. La bols
brió los ojos y la
rás, por poco le desprende la cervical y por po
te del sofá cama. Intentó calmarla pero ella es
ndíbulas sumamente contraídas y la mi
mismo, con tu mujercita! -excla
o, impediendo que este culminara la famosa frase. Fernando la miró sorprendido, nunca l
y sin decir nada, sal
de lo que soy capaz. -dijo en
vamos a casar en do
al igual que tú. Vete ahora mismo, antes de que te queme todo lo que tienes aquí dentro, recoge tus cosas y lárga
inar de arreglarse el pantalón y tomar con una mano
volver po
es, si necesitas a
camisas, los dos pantalones y su ropa interior. Aunque Fernando intentaba calmarla, ella estaba realmente alterada. Por suerte
ntó al verlo con todas la
e. ¿Me ayudas a meter
ó del auto, abrió el portamaleta
ma, seguía aturdida por aquella imagen que centel
o con ambas manos, mientras su corazón y
ía, al abrir los ojos todo habría pasado y nada de
o podría superar aquel dolor y peor aún, cómo pagaría la reserv
ando finalmente la felicidad parecía tocar a
lpe, y se dispuso a recoger el desastre que había causado cuando dejó caer la bolsa con la botella de vino.
ngre comenzó a salir, se llevó el dedo a
r de recoger, aquel caos, abrió el frezeer y tomó una lata de cerveza, necesitaba ahogar su dolor, t
iera quemar aquel sofá, de seguro lo habría hecho. Por primera vez, el
ando desde cuando Fernando la habría estado engañando, imaginando las veces que l
se maquilló con un estilo nut que ayudara a disimular sus ojeras. Estaba lista para salir y continuar con su vida. Caminó hasta la estación del subterráneo, minutos después se detuvo el metro y subió al vagón, estaba repleto, tuvo que qued
mpezar de nuevo y olvidar lo que para